lunes, 27 de diciembre de 2010

Revilla empuja a una edil a dejar el partido porque su novio es del PP


FÉLIX VILLALBA / Santander/El Mundo

«Han sido muchos meses de constantes agravios y ataques»», afirma Quintanilla

Zapatero embustero

Olga Quintanilla era una militante regionalista con una carrera política en ascenso desde que fue elegida concejala en el Ayuntamiento de Torrelavega, la segunda ciudad de Cantabria. Desde 2007, fue incrementando su protagonismo en la política municipal, hasta que, incomprensiblemente, empezó a desaparecer de escena. Hoy se sabe la causa: el líder de su partido, el presidente cántabro Miguel Ángel Revilla, la marginó al enterarse de que su novio es del Partido Popular. Desde el pasado lunes, Quintanilla ha dejado de ser concejala y de pertenecer al PRC.

Zapatero embustero

La regionalista inició una relación sentimental en el mes de enero de 2010 que le cambió la vida, también la política. «Desde entonces y hasta la fecha actual -explicaba al anunciar su dimisión como concejala y su baja en el Partido Regionalista de Cantabria-, he padecido constantes y permanentes vacíos y desprecios por parte principalmente del máximo dirigente del partido en Cantabria y de su entorno más próximo. Sin olvidar las críticas en actos públicos y las irrespetuosas declaraciones en contra de mi relación», añade.

¿Y quién es el novio de Olga Quintanilla? La respuesta la dio el propio Miguel Ángel Revilla a mediados del mes de noviembre sin que nadie formulara la pregunta, dando la primera muestra pública del acoso al que estaba sometida la edil de Torrelavega.

Quintanilla había intervenido en un programa de radio de la Cope en Cantabria. Destacó a Revilla como el mejor líder posible y sólo le puso una pega, la excesiva identificación que hace del regionalismo y el socialismo, algo que disgusta también a otros militantes de PRC.

Preguntado el presidente de Cantabria por la cuestión, empezó diciendo que todo el mundo tiene derecho a opinar, incluidos los militantes de su partido, pero remató explicando a los periodistas que Quintanilla, en sus opiniones, podía estar influida por las compañías. Acto seguido informó a todos los cántabros, a través de los medios de comunicación, que Quintanilla es la novia del primer teniente de alcalde de Santander y coordinador de Relaciones Institucionales del Partido Popular en Cantabria, Samuel Ruiz.

Gracias a estas declaraciones, los objetivos de los medios de comunicación se centraron en la concejala y empezó a aflorar el calvario padecido por ella desde que en el mes de enero informó al secretario general del PRC en Torrelavega y consejero de Cultura del Ejecutivo regional, Francisco Javier López Marcano, de su relación con el cargo público del PP.

«Han sido muchos meses de constantes y permanentes agravios y ataques contra mi persona», afirma Quintanilla, para quien «realmente lo que ha hecho esta situación insostenible ha sido el afán de la dirección del partido por aislarme y por no dejarme continuar con la labor que estaba llevando a cabo como concejala. Una labor reconocida por mis propios compañeros de partido e incluso por el mismo Miguel Ángel Revilla con anterioridad al inicio de mi relación».

Lo cierto es que nadie ha puesto en tela de juicio el trabajo de Quintanilla ni su fidelidad al partido. De hecho, no quiso interferir en el congreso del PRC, celebrado el pasado fin de semana, y retrasó el anuncio de su decisión.

Ha sido una de las decisiones «más dolorosas» de su vida, porque ha tenido que renunciar a su deseo de seguir trabajando por su partido y por su ciudad, Torrelavega, pero «la situación se ha hecho insostenible».

En el caso, hay un trasfondo de machismo, porque ni se ha contemplado la posibilidad de que Quintanilla influya en su novio. «Ni yo, por ser mujer, ni nadie merece de ningún modo pasar por la situación en la que me he encontrado yo a lo largo de los últimos meses por culpa de quienes no respetan la vida personal e íntima de los demás».

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