Covite recurre a las redes sociales porque «el Estado de Derecho no ha funcionado»
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A oídos sordos, altavoz mediático. Es la tesis que el Colectivo de
Víctimas del Terrorismo del País Vasco (Covite) se ha propuesto
enarbolar ante el silencio que, en su opinión, vienen evidenciando los
gobiernos de Madrid y Vitoria. Con ese propósito, colgó ayer dos vídeos
en Youtube y rogó su «máxima difusión». Bajo el título de 326 relatos
por completar, los documentos visuales reclaman justicia para los
asesinatos de ETA que aún no han sido resueltos y advierten de que el
País Vasco va camino de implantar una «lectura equivocada de la
Historia». Covite ha querido recurrir al portavoz parlamentario del PNV, Joseba Egibar, para poner sobre la mesa un miedo que no se ha disipado en el imaginario de la asociación tras el anuncio de «cese definitivo» de la banda terrorista ETA. La fotografía del dirigente nacionalista hace las veces de apertura de los dos vídeos. Al lado de la imagen, las víctimas apuntan que fue él quien, este mismo año, sugirió promover «un relato compartido sobre la violencia en Euskadi».
La réplica corre a cargo del escritor donostiarra y militante de UPyD Fernando Savater, que participa en la iniciativa. «En ninguna situación histórica y conflictiva que se ha prolongado durante muchos años puede haber un solo relato, una sola memoria. Entre otras razones, porque ni las memorias ni los relatos se imponen por decreto. [...] Los historiadores establecerán algún tipo de relato», zanja.
En declaraciones a este diario, la portavoz de Covite, Consuelo Ordóñez, hermana del concejal del PP asesinado por ETA Gregorio Ordóñez, matiza que el País Vasco está hoy más «pendiente de los victimarios» que de los damnificados por la organización terrorista. Señala que tanto el Ejecutivo de Patxi López como el de Mariano Rajoy siguen haciendo oídos sordos en torno al último estudio del Observatorio Contra la Impunidad, que elevó a 326 el número de víctimas mortales de ETA sin sentencia de autor material.
«Nadie dice lo que va a hacer para paliar ese desaguisado. No le he oído ni al ministro de Justicia ni al de Interior qué medidas van a tomar», censura. A su juicio, se debería dar la orden a las fuerzas de seguridad para «empezar a desempolvar todos esos expedientes que se archivaron con sólo dos meses de investigación». «Las instituciones no nos hacen caso y los sumarios siguen olvidados. [...] Pedimos cosas lógicas, no tenemos un leguaje agresivo. Son cosas argumentables», añade Ordóñez.
Pero a Covite se le ha acabado la paciencia. La portavoz insiste en que «el Estado de Derecho no ha funcionado» y recalca que las reuniones entre damnificados e instituciones han caído en saco roto. Por todo ello, la asociación vasca lanzó ayer los dos vídeos en internet con el objetivo de que las propias víctimas de la banda, ésas que aún desconocen quién mató a sus familiares o que no han podido ponerle cara al asesino por falta de una sentencia en firme, sean las que pongan en valor uno de sus mayores miedos: que una «lectura equivocada» de lo sucedido se abra paso.
«En el año 79 fue cuando lo asesinaron, un 14 de febrero [...]. En el portal de casa un chico bastante joven le pegó un tiro en la nuca». El testimonio forma parte de uno de los vídeos. Lo cuenta, entre lágrimas, Carmen Borrajo, hija del militar Sergio Borrajo, asesinado en Vitoria. El caso ha prescrito y está sin resolver.
Otro de los crímenes que se encuentra en la misma situación es el de Manuel Albizu. Cayó muerto el 13 de marzo de 1976 en Zumaya, después de que ETA le confundiese con un informador de la Guardia Civil. Así lo cuenta, en otro de los vídeos, su nieto Christian Matías: «Una noche mi abuelo estaba en la parada de taxis cuando una persona requirió su servicio de taxi. Apareció el cadáver de mi abuelo porque habían vaciado el cargador entero de la pistola sobre su cabeza».
Matías deja claro que hoy es imprescindible «luchar» para que se retome la historia de esos 326 crímenes sin autor material. ¿Por qué? «Se quiere hacer ver que los asesinos no son precisamente asesinos. Se utiliza un lenguaje equivocado. [...] Los asesinatos están ahí. Las víctimas tienen nombres y apellidos. Todo esto no se puede olvidar».
Así lo cree Covite. Por eso planea sacar otros tres vídeos para que sean difundidos a través de las redes sociales y los medios de comunicación digitales