sábado, 29 de marzo de 2014

Los secretos de la negociación Gobierno-ETA llegan al tribunal internacional de La Haya

29/03/2014

ECD El confidencial Digital

Promesas de los emisarios de Zapatero a los terroristas: 1.) Sacar de la cárcel a Bolinaga y De Juana; 2.) “Indultos al final del proceso”; 3.) “El Constitucional puede derogar la doctrina Parot”; 4.) No habrá detenciones
La Corte Penal Internacional de La Haya está analizando ya el escrito del Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco en el que piden que los miembros de ETA sean juzgados “por delitos de lesa humanidad”. En la documentación, van adjuntas las actas de Thierry con los secretos de la negociación entre el Gobierno Zapatero y la banda armada.
Acta de Thierry con las ofertas de excarcelación de Iñaki de Juana y la derogación de la Parot.Acta de Thierry con las ofertas de excarcelación de Iñaki de Juana y la derogación de la Parot.
El pasado mes de febrero, COVITE presentó una denuncia contra ETA en La Haya con el objetivo de esclarecer los más de 400 atentados de la banda que quedan por resolver y para que los terroristas sean juzgados por crímenes de lesa humanidad. Además, el colectivo quiere demostrar que la Justicia en España ha sido permisiva con los asesinos, en connivencia con el Gobierno.
Pues bien. Según ha confirmado El Confidencial Digitalpara reforzar esta tesis, los denunciantes han presentado ante la Corte Penal Internacional las llamadas “actas de Thierry”.
La documentación incautada en Burdeos en 2008 por la Guardia Civil tras la detención del terrorista, describe con detalle todas las reuniones entre ETA y el Gobierno Zapatero y ahora está siendo analizada por los jueces de La Haya.
Primeras promesas a ETA: legalizar Batasuna, y ‘tapar’ las cartas de extorsión
En su exilio en Francia, Francisco Javier López Peña, alias ‘Thierry’, recogió por escrito en una especie de actas todos y cada uno de los mensajes que se intercambiaron los emisarios de Zapatero y los terroristas desde noviembre de 2005 a junio de 2007.
Según estos escritos. durante todo el proceso, el Gobierno realizó una serie de promesas a la banda terrorista para que cesara su actividad armada. Aunque el contenido de lo incautado por la Guardia Civil ya fue publicado en España, jamás se había dado a conocer en Europa.
A continuación, reproducimos algunos retazos de esas conversaciones que ya están en poder de los miembros de la Corte Penal Internacional:
-- “El Gobierno garantiza, a partir del comunicado de ETA, reducir presencia policial en controles,aceptar a Batasuna en su vida política”, y “no detenciones”. Estas afirmaciones se realizaron en las reuniones producidas entre el 3 y el 12 de noviembre de 2005 en Oslo.
-- Reunión del 22 de junio de 2006. Thierry señala a Javier Moscoso como emisario del Gobierno. Los mensajes del Ejecutivo en esa ocasión habrían sido los siguientes:
“Estamos trabajando para que Batasuna sea legal en septiembre-octubre”.
El ministro tiene un montón de cartas (de extorsión) que no ha hecho públicas. Sabiendo que se pide dinero, decimos que no consta que se pide. El Gobierno entiende que el envío de cartas es un incumplimiento de lo acordado”.
“No nos interesa acabar con el problema terminando con la izquierda abertzale”.
Libertad para De Juana y Bolinaga, derogación de la Parot y “teléfono de seguridad”
En septiembre de 2006 se produjo la siguiente reunión entre el Gobierno y ETA. La banda había amenazado con romper la negociación. El emisario de Zapatero, el abogado Gómez Benítez, realiza las siguientes promesas a la banda terrorista:
-- “Tema Iñaki de Juana. Se comprometen a darle libertad condicional. Primero rehabilitación en hospital de Madrid manteniendo la situación de libertad en secreto. Luego a Euskal Herria en libertad”.
-- “Doctrina Parot: Es cosa del Constitucional y pueden derogarla”.
Un mes después, el 27 de octubre, vuelve a haber otro encuentro. El Gobierno lanza tres mensajes más:
-- “Existe un teléfono de seguridad pero Francia está incontrolada”.
-- “El Gobierno ofrece salidas a enfermos graves, incluso a uno de Ortega Lara, Uribetxebarría”. (Bolinaga).
-- “Reunir a todas las madres etarras con hijos en Cárcel de Madrid”.
La Haya comproba- rá que las negocia- ciones siguieron tras el atentado de Barajas
Zapatero quiso seguir negociando tras el atentado de Barajas
Tal y como se recoge en la documentación incautada por la Guardia Civil, a mediados del mes de diciembre, apenas 15 días antes del atentado de la T-4 de Barajas, hubo otra reunión Gobierno-ETA en la que las conversaciones se tensaron: “Encuentro sin éxito alguno. No hay acta. No estaba Josu Ternera. Fue en Oslo.
Después de la explosión en el aeropuerto madrileño, el Gobierno y ETA abandonaron las conversaciones. Pero éstas se retomaron apenas tres meses después del atentado que causó la muerte a Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio. Así las explica Thierry:
-- “Reunión marzo-abril 2007, tras el atentado de Barajas: Después de una del PSE con Batasuna. Del Gobierno apareció una sola persona, por seguridad y discreción”.
El encuentro se produce, según se recoge en las actas, por la insistencia de José Luis Rodríguez Zapatero en continuar con las negociaciones: “El mediador estaba enfadado y enloquecido pero parece ser que GORBURU (ZP) le dijo que se tranquilizara y que había que continuar con los contactos”.
-- “Reunión 18-12 de mayo: Con 2 de Batasuna, 2 de ETA, 2 del PSOE, dos del Gobierno, 2 Sinn Féin, 2 del Gobierno de Irlanda y 1 de Noruega. Voluntad del Gobierno de reiniciar el proceso. Debe mantenerse la tregua. Las reuniones deben ser secretas”.
-- En el segundo encuentro, el Gobierno habla de flexibilizar medidas penitenciarias: “Con delitos de sangre solo acceden a libertad tras desarme de ETA”. “Indultos al final del proceso”.
Como es sabido, el 5 de junio de 2007 ETA anuncia que se rompe la tregua. Para la banda terrorista, el Gobierno no cumplió ninguna de las promesas expuestas, y que ahora van a ser analizadas por los jueces de La Haya.
En las actas de Thierry se asegura entonces: “La única posibilidad existente para canalizar el proceso es la firma de ese acuerdo político por parte del PSOE. Y están dando una negativa rotunda a esa posibilidad. Por lo tanto, el quehacer de la izquierda abertzale es activar todos los mecanismos de presión e incidir en nuestra línea política desde el punto de vista de la ofensiva”.
Los argumentos para juzgar a ETA por delitos de lesa humanidad
La documentación de la Guardia Civil incautada a Thierry demostraría la existencia de negociaciones entre el Gobierno de Zapatero y ETA. Es uno de los anexos presentados por COVITE en la denuncia que han llevado al tribunal internacional de La Haya para que los etarras sean juzgados por delitos de lesa humanidad.
En el texto presentado el mes pasado, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco recuerda el artículo 7 del Estatuto de Roma, que expone los crímenes por los que una persona puede ser enjuiciada por delitos de lesa humanidad. Todos ellos han sido cometidos por la banda terrorista:
--Asesinato. “292 asesinatos selectivos, dirigidos la mayor parte contra familias y personalidades representativas”. COVITE incluye otro anexo con todos los atentados cometidos por ETA desde su formación.
--Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales. “Se cometieron innumerables actos coactivos de persecución que pretendían la expulsión, el traslado forzoso, o la eliminación de la vida pública de aquellas personas que no eran afines a su ideología totalitaria socialista-nacionalista. Una constante labor de limpieza social: ejecutada por medio de los crímenes y asesinatos de la organización ETA, y de las acciones de la denominada “Kale Borroka” (lucha callejera), alentadas y promovidas por la organización ETA y la Izquierda Abertzale (HB, EH, Batasuna, ANV)”.
--Traslado forzoso. “Alrededor de un diez por ciento de la población fue obligada por el clima de terror a abandonar sus hogares y a huir de la Comunidad Autónoma Vasca. La Asociación para la Defensa de la Dignidad Humana (ADDH) y el Gobierno de Euskadi, en el Informe sobre la violencia de Persecución de diciembre de 2005, constatan que hasta esa fecha cerca de 200.000 personas tuvieron que abandonar Euskadi por actos violentos de Persecución, lo que equivale a aproximadamente un 10 % de la población. Esta publicación incluye reseña del Informe del Comisario Europeo para los Derechos Humanos en el que concluye que en tal delito contra los derechos humanos, los perseguidos los son en razón de la identidad del grupo por no defender tesis nacionalistas independentistas”.
--Actos inhumanos de carácter similar que causaron intencionalmente grandes sufrimientos o atentaron gravemente contra la integridad física o la salud mental o física: agresiones, amenazas, mutilaciones con explosivos…

lunes, 17 de marzo de 2014

Los agujeros que alientan la versión B del 11-M




DÉCIMO ANIVERSARIO
Una década después sigue sin conocerse la totalidad de la investigación del mayor 
atentado terrorista de la historia de España.

Diez años después del mayor atentado de la historia de España, todavía son muchos los detalles que no se conocen de la tragedia que se vivió el 11 de marzo de 2004. Fruto de este desconocimiento son muchos los que han interpretado que la versión oficial de los sucesos, la que fue juzgada y sentenciada en la Audiencia Nacional, no es sino una cortina de humo lanzada sobre los verdaderos hechos.
Como señaló el juez Javier Gómez Bermudez, ponente de la sentencia: “...hay cosas tan complejas, tan graves, que es mejor que no se sepan todavía, que se sepan más adelante”. Quizá esa falta de transparencia, una vez juzgados y condenados los detenidos por el 11-M sea la que ha dejado abierta la puerta a las interpretaciones que encontraron hueco en varios medios de comunicación e, incluso, dentro de un sector del Partido Popular que no daba por buena que se concluyera la investigación sin que salpicase a la banda terrorista ETA.
GACETA.ES ha recibido un estudio cronológico en el que se señalan los cabos sueltos que habrían quedado en la investigación del 11-M. El documento se centra en declaraciones de los protagonistas de la investigación comparadas con textos realizados por periodistas que contradicen la versión oficial, la crítica a la falta de relación entre la investigación del atentado en Madrid con el asesinato de los siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en Bagdad, y los ya recurrentes interrogantes que subyacen sobre la furgoneta Renault Kangoo, la mochila de Vallecas y la muerte de los islamistas en el piso de Leganés, donde resultó muerto también el agente Francisco Javier Torronteras.
El documento hace especial hincapié en señalar los cambios en la línea de investigación que favorecerían al PSOE. Del mismo modo señala la línea de investigación realizada por los servicios secretos norteamericanos y como estos han eliminado, ya durante la administración de Obama, los atentados de Madrid de la lista de atentados islamistas en el mundo.
Finalmente, en las últimas páginas del estudio, descalifica las investigaciones realizadas sobre la 'Operación Nova', achacada al grupo terrorista islámico Mártires de Marruecos, que tendría por objetivo, según interceptaron los servicios secretos, atentar contra la Audiencia Nacional, la sede del Partido Popular en Madrid y varias estaciones ferroviarias. Según el informe, todos los testigos y peritos que cita coincidirían en señalar que fue un montaje para justificar la investigación realizada para esclarecer el 11-M.
http://www.gaceta.es/sites/default/files/11m.pdf

viernes, 14 de marzo de 2014

Del Olmo y Bermúdez. Así se fabricó la verdad judicial






LA PERIPECIA EN LOS JUZGADOS

Libertad Digital

Luis del Pino/2014-03-13

Sólo tres condenados. Un solo autor material. Ni rastro de autores intelectuales. Esa es la verdad judicial del 11-M.






Hay una pregunta que resulta fundamental para ver en qué han quedado las investigaciones judiciales y policiales que con tanta frecuencia se invocan para decir que "el 11-M es ya cosa juzgada". La pregunta es: ¿a cuánta gente se ha condenado por el 11-M?
Repasemos la historia:
A lo largo de la instrucción del sumario, se detuvo a un total de 116 personas por su presunta relación con los hechos. Todas, o prácticamente todas, las detenciones se produjeron mientras la Comisión 11-M estuvo abierta en el Congreso: cada pocos días se detenía a algún grupo de magrebíes y el entonces ministro de Interior, Alonso, salía a dar explicaciones a los medios sobre esa "trama islamista" cuyos tentáculos parecían crecer y ramificarse de semana en semana. Esa catarata de detenciones y esas comparecencias del ministro Alonso se terminaron, como por arte de magia, en julio de 2005, cuando la Comisión 11-M echó el cierre sin haber aclarado a los españoles nada de nada.
De esos 116 detenidos, sólo 29 personas (9 de ellas españolas) llegaron a juicio. Los demás, un total de 87 personas, fueron exonerados de cualquier tipo de cargo. Es decir, durante la instrucción del sumario se detuvo a 87 personas no relacionadas con la trama del 11-M. Por regla general, a esos detenidos se los ponía en la calle a los pocos días o semanas de su detención. Eso sí, sin rueda de prensa del ministro Alonso en la que se ofreciera ningún tipo de explicación.
De los 29 imputados que llegaron a juicio, sólo 28 lo terminaron, ya que tanto la Fiscalía como todas las acusaciones retiraron durante el juicio en la Audiencia Nacional todos los cargos contra uno de los hermanos Moussaten, que quedó inmediatamente en libertad.
De los 28 imputados que llegaron al final del juicio, 7 fueron absueltos por la Audiencia Nacional, con lo que sólo hubo 21 condenados en primera instancia. Cinco de esos 21 condenados fueron inmediatamente puestos en libertad al acabar el juicio en la AN, al haber cumplido ya la pena de prisión impuesta por el tribunal.
Tras la revisión de la sentencia por parte del Tribunal Supremo, las 21 condenas quedaron reducidas a 18. Así pues, solo quedaron 18 condenados en segunda instancia, cuatro de ellos españoles.
¿Y cuántos de ellos fueron condenados por el 11-M? Pues hay exactamente 3 condenados por el 11-M: Emilio Suárez Trashorras, Jamal Zougham y Otman El Gnaoui. Todos los demás condenados, un total de 15, lo han sido por diversos delitos (p.ej. falsificación, tráfico de explosivos, ...), pero no por los hechos del 11-M. Y buena prueba de ello es que sólo esos tres mencionados fueron condenados a indemnizar a las víctimas de la masacre. Los restantes 15 condenados no tuvieron que pagar un euro a las víctimas, porque no se los condenó por el atentado.
Y de esos tres condenados por el 11-M, solo hay 1 condenado por colocar una bomba: Jamal Zougham. A los otros dos se los condenó por participar en el suministro de explosivos, pero no por la colocación de las bombas.
Así pues, el demoledor resumen es que, después de 10 años de investigaciones en torno al mayor atentado terrorista de nuestra historia, en el que se colocaron 12 bombas que asesinaron a 193 personas... la versión oficial solo identifica a un único colocador de las bombas de los trenes, y solo se ha condenado a tres personas: un español confidente policial, y dos marroquíes, ninguno de los cuales es islamista.

Los testigos falsos

Jamal Zougam es el único condenado como supuesto autor material de la masacre de Madrid, el único condenado por colocar una bomba en los trenes. No hay ninguna prueba física que vincule a Zougam con la masacre: ni huellas dactilares en ningún escenario del crimen, ni rastros de ADN, ni llamadas cruzadas con ninguno de los demás procesados. De hecho, El Mundo y Libertad Digital demostraron que la noche anterior al atentado, cuando nos dicen que los terroristas estaban montando las bombas, Jamal Zougam estuvo tranquilamente haciendo gimnasia, como era su costumbre, hasta las 12 de la noche, en un gimnasio de la Plaza Elíptica de Madrid. Este dato lo conocía la Policía (puesto que se incautó de los datos informáticos sobre entradas y salidas del gimnasio), pero no se incorporó al sumario del 11-M, ni se le comunicó al juez Del Olmo.
Asimismo, después del atentado, Jamal Zougam continuó trabajando tranquilamente en su tienda, sin intentar huir ni esconderse, lo que tampoco cuadra con su supuesta participación en la masacre. En lo único en que se ha basado la condena a más de 40.000 años de cárcel de Zougam en el testimonio de dos amigas rumanas que dicen que le vieron en uno de los trenes atacados.
Pero hay indicios abrumadores de que esos testimonios no son veraces:
  1. A Zougam lo reconocieron más de media docena de testigos en los trenes, portando supuestamente una mochila bomba. Ninguno de los testigos declaró haberlo visto "colocar" ninguna bomba. Simplemente "reconocieron" ante la Policía a Zougam como alguien que portaba una mochila en los trenes.
  2. Esos testimonios eran contradictorios entre sí e incoherentes, porque si todos los testigos que "reconocieron" a Zougam estuvieran en lo cierto, el marroquí tendría que haber estado en al menos tres trenes simultáneamente, lo cual es imposible. Por ello, el juez instructor y el tribunal terminaron descartando todos los testimonios, salvo dos: los de dos amigas rumanas.
  3. En realidad, esos testimonios de las dos amigas rumanas también eran contradictorios e incoherentes entre sí. Y, de hecho, las dos amigas fueron cambiando de versión a lo largo del proceso. Pero se dio por bueno el testimonio.
  4. Una de esas dos amigas (testigo C-65) "reconoció" a Zougam tres semanas después de la masacre, cuando ya la foto de Zougam se había publicado en todas partes, y no habló para nada en sus primeras declaraciones (ante la Policía y el juez) de que fuera acompañada por otra amiga.
  5. Esa otra amiga (testigo J-70) es una mujer a la que por dos veces le denegaron los técnicos del Ministerio de Interior la condición de víctima, llegando a poner en cuestión, incluso, que viajara en los trenes. Sin embargo, quince días después de la segunda denegación, y cuando ya había pasado más de un año de los atentados, dice que se acuerda de haber visto a Zougam, tras lo cual se le reconoce la condición de víctima, se le otorga la nacionalidad y se le da una indemnización de casi 50.000 euros.
  6. El marido de la primera testigo (C-65) también dijo que viajaba en los trenes, pero en un tren diferente que su mujer, y se le reconoció la condición de víctima.
  7. El hermano de C-65 también dijo que viajaba en los trenes, junto al marido de C-65, pero a él no se le reconoció la condición de víctima, debido a lo inverosímil de su relato.
  8. Otra hermana y un primo de C-65 también intentaron hacerse pasar por víctimas del 11-M, pero en ese caso no solo no se les reconoció que iban en los trenes, sino que el propio juez Juan Del Olmo pidió que se dedujera testimonio contra ellos por simulación de delito.
En la actualidad, las dos amigas rumanas se encuentran imputadas por falso testimonio, tras la querella que el propio Jamal Zougam planteó contra ellas.

martes, 11 de marzo de 2014

La derrota de la conspiración




 

/Libertad Digital/11-M 

Cuando se cumplen diez años del 11-M, si algo está claro es que las teorías conspiratorias han sido derrotadas. Para tranquilidad de todos, los medios que han tratado de sembrar dudas sobre las investigaciones de la masacre no han conseguido su propósito de inocular dudas en la sociedad española acerca de la verdad judicial.
Y es que todo está claro en la instrucción sumarial de aquel caso, por mucho que algunos hayan intentado hacer caja a costa de buscarle tres pies a un gato que no los tiene.
1) Si los trenes del 11-M –es decir, los escenarios del crimen– fueron comenzados a achatarrar menos de 72 horas después de la masacre (en vez de conservarlos, como se hizo con el metro accidentado en Valencia o el tren accidentado en Santiago), no fue con el objetivo de destruir pruebas, sino porque no se consideró necesario conservarlos. ¿Para qué, si todas las investigaciones están claras?
2) Si no se adjuntaron al sumario actas de las muestras recogidas en los trenes fue porque se traspapelaron o porque no se consideró necesario adjuntarlas, no porque existiera una deliberada voluntad de ocultación.
3) Si los centenares de muestras de los trenes recogidas y llevadas a la sede de la Unidad Central de Tedax tampoco aparecen es porque, una vez determinados por otros medios los datos relevantes sobre el caso, no hizo falta inventariar esas muestras.
4) Si, habiendo 12 focos de explosión, no fuimos capaces de encontrar ni un solo fragmento de explosivo, ni un solo resto de los detonadores usados, ni un solo trocito de los iniciadores empleados, ni un solo jirón de las bolsas donde las bombas estuvieran contenidas... es porque tuvimos mala suerte y no quedó nada de nada de las 12 bombas que estallaron.
5) Y si no se enviaron a la Policía Científica las muestras para su análisis, como marca el protocolo, no es porque no se quisiera analizar esas muestras, sino porque los Tedax tenían un minilaboratorio que no contaba con equipamientos especializados, pero que con las prisas se consideró que era más que suficiente.
6) Si al juez no se le envió un análisis pormenorizado de loscomponentes químicos encontrados en los focos de explosión fue porque, al fin y al cabo, el magistrado tampoco tiene por qué entender de química, de modo que no tiene sentido aburrirle con detalles técnicos.
Además, ¿qué más da todo eso? ¿Acaso no encontramos en una comisaría de policía, 18 horas después de la masacre, una bomba sin detonar? ¿Para qué necesitamos entonces las muestras de los trenes, las actas de recogida o los análisis de laboratorio? ¡Las bombas de los trenes eran como esa que apareció en la comisaría, como no puede ser de otro modo!
7) Es verdad que no hay en todo el sumario ningún testimonio de nadie que viera esa bomba en las estaciones de tren, ni en el trayecto entre las estaciones y la comisaría donde apareció la bomba. Pero ¿qué hay de raro en eso? ¡Se trasladaron centenares de bultos de las estaciones a la comisaría ese día! Está claro que esa bomba aparecida en comisaría venía de las estaciones, porque ¿de dónde iba a venir, si no?
8) Los medios defensores de la conspiración han señalado que esa bomba tenía dos cables sueltos, por lo que no era una bomba real, sinoun simulacro. Pero eso es una tontería: es verdad que tenía dos cables sueltos, pero porque los terroristas se olvidaron de conectarlos.
9) Tampoco hay nada de raro en el hecho de que esa bomba aparecida en comisaría tuviera metralla, mientras que en los 193 muertos del 11-M no se detectó metralla de origen terrorista. ¿Qué problema hay? Puede que los terroristas se equivocaran con ese artefacto y, de la misma manera que se dejaron dos cables sueltos, metieran metralla en esa bomba y en las otras 12 no. O puede que los miles de clavos y tornillos que contuvieran las doce bombas que sí estallaron en las estaciones se volatilizaran todos. ¡Las cosas de los explosivos son muy complicadas!
10) Y en cuanto a que en esa bomba hubiera una tarjeta telefónica que no hacía falta para que la bomba funcionara, pero que nos permitió empezar a identificar culpables a toda prisa, pues ¿qué quiere que le diga? Los terroristas eran unos chapuceros y se dejaron ahí esa pista delatora, sí. Tuvimos suerte. Gracias a esa providencial tarjeta hemos podido encarcelar a algún canalla.
Independientemente de las chapuzas y las casualidades, el caso es que encontramos milagrosamente esa bomba. Así que, aunque no se conservara ninguna muestra de los trenes, está claro que las bombas de los trenes tienen que ser como la que apareció en comisaría.
Por tanto, en los trenes se usó Goma2-ECO, porque eso es lo que tenía la bomba de la comisaría. Y en los trenes se usaron teléfonos móviles como iniciadores, porque en la bomba encontrada en la comisaría había un teléfono móvil. Y vale ya de conspiranoias.
11) Es verdad que, después de 10 años, sólo hay en la cárcel un único condenado por poner bombas en los trenes, pero al fin y al cabo otros 7 islamistas se suicidaron en Leganés, y si se suicidaron sería por algo. Y seguro que los que faltan hasta completar la lista de 13 colocadores de bombas murieron en Irak o Afganistán, o en alguno de esos sitios a los que los islamistas suelen ir a combatir a Occidente.
12) Y sí, también es verdad que el Tribunal Supremo dijo que no se podía determinar qué participación tuvieron los 7 muertos en Leganés en los hechos del 11-M, y que gracias a eso las víctimas del 11-M no han podido demandar por la vía civil a los herederos de esos muertos de Leganés, pero eso no son más que formalismos jurídicos que en nada afectan a la verdad judicial. ¿No se suicidaron en Leganés? Pues entonces no pueden ser sino culpables, aunque no se sepa muy bien de qué. Y está claro que ellos tuvieron que poner alguna bomba, porque si no, ¿quién las iba a haber puesto?
13) Y en cuanto a lo de que no se les hiciera autopsia a los muertos de Leganés para ver si efectivamente se habían suicidado, ese argumento no son más que ganas de enredar. ¿De qué otra manera podrían haber muerto, salvo suicidándose? Entonces, si está claro que sólo podrían haber muerto suicidándose, ¿para qué perder el tiempo haciéndoles una autopsia, por mucho que lo marque la Ley?
14) Tampoco hay nada raro en el hecho de que el octavo habitante de ese piso de Leganés, Abdelmahid Bouchar, que escapó a la carrera del piso atravesando el cordón policial, no fuera considerado colocador de las bombas por el tribunal. Está claro que, si se escapó del piso, es porque no sería tan malo como los otros que había dentro, así que el hecho de que él no colocara ninguna bomba no quiere decir que los otros siete no la colocaran.
Los medios de la conspiración, en su paranoia, han intentado incluso echar basura sobre los testigos protegidos que nos permitieron condenar al único colocador de bombas que hay en prisión, Jamal Zougham. Pero está claro, para aquel que no tenga muy mala intención, que Jamal Zougham es culpable.
15) Es verdad que se le detuvo por vender las tarjetas telefónicas de las bombas y que resulta un poco raro que un miembro del comando terrorista venda las tarjetas a sus compañeros de comando, en lugar de dárselas directamente, pero es que el que uno sea islamista no quiere decir que no pueda ser roñoso.
16) Y es cierto también que el vender tarjetas no es delito, y que no había un motivo sólido para su detención inicial, pero es que luego aparecieron, en los meses sucesivos, hasta ocho testigos que dijeron haberle visto en los trenes, así que es normal que le mantuviéramos en la cárcel. El que esos reconocimientos fueran contradictorios (porque, si todos los testigos dijeran la verdad, Jamal Zougham tendría que haber estado en al menos tres trenes simultáneamente), no tiene importancia. El Tribunal Supremo se quedó con dos de esos ocho testimonios, y resolvió así la contradicción.
17) Y sí, es cierto que Jamal Zougham estaba en un gimnasio la noche anterior a los atentados, mientras se supone que sus compañeros de comando fabricaban en una casa de Morata de Tajuña las bombas, pero de ahí no se deduce nada. A lo mejor su papel en el asunto era de mero colocador de bombas, no de fabricante.
18) Pretender echar basura sobre las declaraciones de las dos testigos protegidos indica la baja catadura moral de los medios conspiranoicos. ¿Qué más da que las testigos cambiaran sucesivamente de versión en sus declaraciones? ¿Qué más da que una de las testigos no reconociera a Zougham hasta trece meses después de la masacre? ¿Qué más da que algunos familiares de la otra testigo fueran denunciados por el juez Del Olmo por intentar colarse como falsas víctimas del 11-M? Todo eso no son más que intentos de desprestigio, porque está claro que esas testigos vieron lo que vieron: a Jamal Zougham paseando por el tren con una mochila, aunque la familia de Zougham jure que a esa hora estaba en su casa durmiendo.
Así pues, todo está claro: Jamal Zougham y los de Leganés (excepción hecha del que salió corriendo del piso), más algunos otros que tampoco importa demasiado quién son exactamente, colocaron en los trenes trece bombas que eran como esa que apareció en una comisaría de Vallecas 18 horas después de la masacre. Y no hay más misterio.
Y por lo que respecta a quién ideó y ordenó aquella masacre (lo que los medios conspiranoicos llaman el "autor intelectual"), el que no tengamos ningún nombre concreto no quiere decir nada. ¿No está claro que los de Leganés eran islamistas? Pues entonces alguien, en alguna de esas redes de islamismo internacional, decidió en algún momento atentar contra España, y no tiene demasiada importancia que fuera un Mohamed, un Abdelmahid o un Yousef quien diera la orden. El Tribunal Supremo ha dicho que esa célula del 11-M no guardaba relación jerárquica con Al Qaeda, pero eso es lo de menos, porque el caso es que eran islamistas, como se demuestra por su suicidio en Leganés.
19) Y para aquellos que insisten en sembrar dudas sobre cosas que están claras, el que a los dueños de la casa de Morata de Tajuña donde se montaron las bombas (cuya pertenencia a Al Qaeda sí está demostrada) no se les llegara siquiera a imputar en el proceso, tan solo significa que tenemos un sistema garantista y democrático. Y para nada puede deducirse de ahí que el atentado no guarda relación con el islamismo.
Nos ha costado diez años, pero por fin las teorías de la conspiración han sido desbaratadas. Porque, a menos que uno sea uno de esos periodistas que buscan enriquecerse jugando con el dolor de los españoles y con la memoria de aquel atentado, nadie que lea esta sencilla descripción de los hechos puede albergar ni la más mínima duda sobre lo que sucedió aquel 11 de marzo y sobre las investigaciones posteriores.

La zafiedad del juzgador

Libertad Digital

 - 10:41:35 - 


Ayer, el periódico El Mundo publicaba una entrevista con el juez Gómez Bermúdez, sobre
quien recayó la responsabilidad principal de juzgar el caso del 11-M. La entrevista está llena de momentos gloriosos, como cuando dice que no recuerda si pensó en procesar al comisario Sánchez Manzano por falso testimonio. ¡Claro, hombre! ¿Quién va a acordarse de un detalle tan nimio como si pensaste en procesar a un alto mando policial por mentir en el mayor atentado terrorista de nuestra Historia?
O como cuando dice Gómez Bermúdez que no ha indagado quién tuvo la idea de atentar el 11-M. ¿Para qué vas a indagar esas tonterías, hombre? ¿A quién le importa quién tuvo la idea? El muerto al hoyo y el vivo al bollo, que dice el refrán.Ayer, el periódico El Mundo publicaba una entrevista con el juez Gómez Bermúdez, sobre quien recayó la responsabilidad principal de juzgar el caso del 11-M. La entrevista está llena de momentos gloriosos, como cuando dice que no recuerda si pensó en procesar al comisario Sánchez Manzano por falso testimonio. ¡Claro, hombre! ¿Quién va a acordarse de un detalle tan nimio como si pensaste en procesar a un alto mando policial por mentir en el mayor atentado terrorista de nuestra Historia?
O como cuando dice el juez que el libro de su entonces mujer, Elisa Beni, fue inoportuno. ¡Qué elegancia la suya, echándole el muerto a su señora! ¡Eso es un hombre! Porque nadie puede creerse, claro está, que él estuviera al tanto del libro que su señora preparaba. Seguro que lo escribía en secreto y al pobre Gómez Bermúdez le pilló por sorpresa la publicación.
O como cuando niega que él prometiera enviar a los mandos policiales perjuros "caminito de Jérez", a pesar de los testimonios de abogados y de víctimas que estaban presentes cuando dijo aquello.
Aunque quizá lo más escandaloso sea esa frase en la que dice que daría igual que el explosivo utilizado el 11-M hubiera sido Titadyn en vez de Goma2-ECO. ¡Por supuesto, hombre! ¡Daría lo mismo! ¡Qué importa que se usara un explosivo u otro!
¿Cómo que daría igual el explosivo, señor juez? No daría en absoluto igual, oiga. Para empezar, si se hubiera usado un explosivo distinto de la Goma2-ECO, querría decir que una tercera parte del sumario, todo lo referido a la trama asturiana, pasaría a no tener nada que ver con el 11-M, porque en aquella mina de Asturias lo que se usaba era Goma2-ECO.
Pero además, si en los trenes no se hubiera usado Goma2-ECO, entonces la prueba fundamental del caso, la mochila de Vallecas, quedaría (¡más aún!) acreditada como prueba falsa, y todo lo que de ella se deriva (es decir, todo el sumario) se vendría abajo. Y no solo habría que poner en libertad a todos los condenados, sino que además habría que abrir diligencias para ver quién colocó aquella prueba falsa, aquella falsa bomba que apareció en una comisaría de policía.
Como también habría que determinar quién colocó Goma2-ECO en la famosa furgoneta Kangoo que apareció en Alcalá de Henares en la mañana del 11-M. Y también habría que dilucidar quién suministró la Goma2-ECO con que se hizo volar el piso de Leganés.
¿Cómo que daría igual el explosivo utilizado, señor Gómez Bermúdez? ¿Y usted dice que es juez?
Pero en realidad, lo más triste es que Gómez Bermúdez no está mintiendo. Esa frase suya no es torpeza judicial, sino un lapsus probablemente debido a los nervios de la entrevista, y que indica la verdadera naturaleza del proceso del 11-M: la verdad judicial estaba prefijada de antemano, y las pruebas eran irrelevantes.
Por eso han dado igual todas las evidencias de falsificación de pruebas que hemos ido poniendo sobre la mesa a lo largo de estos años. Aunque hubiéramos publicado una fotografía de un mando policial o de un agente del CNI fabricando la mochila de Vallecas, hubiera dado lo mismo. Eso es, ni más ni menos, lo que Gómez Bermúdez está dando a entender con su respuesta.
Y en esas manos ha estado el juicio del 11-M, queridos oyentes: en manos de un juez cuya señora escribe un libro sobre el juicio y él tiene ahora la cobardía de lavarse las manos y descargar sobre su señora la responsabilidad.
En manos de un juez que miente al negar las promesas de justicia que hizo delante de víctimas del atentado, por muchos testigos que haya.
En manos de un juez que cree que podemos creerle, cuando afirma no recordar si pensó en procesar a mandos policiales por falso testimonio.
En manos de un juez que dice que no se ha molestado en indagar quién tuvo la idea de cometer el mayor atentado terrorista de nuestra Historia.
En manos de un juez, en fin, que reconoce que el arma del crimen le parece irrelevante a la hora de determinar la culpabilidad o inocencia de los presuntos culpables.
En esas manos estamos, señores.

Y lo peor es darse cuenta de que, en realidad, Gómez Bermúdez no es otra cosa que un "mandao", un fiel sirviente de aquellos que, desde el poder político, tanto han hecho para que los españoles sigamos sin saber quién mató a 193 compatriotas el 11 de marzo de 2004.

sábado, 8 de marzo de 2014

Gabriel Moris: "Bermúdez nos dijo que nos olvidáramos de los moritos"






"HABLÓ DE UNA MENTE DIABÓLICA"

Libertad Digital

Víctima del 11-M, Gabriel Moris presenta este sábado la conclusión de la campaña en Change.org para investigar la masacre. Supera las 55.200 firmas.


ESRADIO 
El programa Sin Complejos de esRadio ha contado este sábado con la intervención de Gabriel Moris, víctima del 11-M e impulsor de la campaña en "Change.org" para reabrir la investigación del 11-M. Una campaña que ha cosechado más de 55.200 firmas hasta ahora. Este sábado Moris ha presentado a las 11 de la mañana el balance de su campaña de recogida de apoyos a través de internet.
Tras la entrevista publicada en el diario El Mundo este viernes con el juez Javier Gómez Bermúdez, en la que niega que dijera aquello de que algunos testigos irían "caminito de Jerez" a más personas que no fuera un grupo de estudiantes de COU, Moris recuerda cómo el mismo Bermúdez, en su despacho, le dijo a él mismo y a un grupo de víctimas que "nos olvidáramos de los moritos", porque no habían sido ellos los que habían cometido el atentado.
Ahora, Bermúdez expresa su pleno convencimiento de que Jamal Zougam es culpable porque tiene la certeza personal de que es un yihadista. Además, considera que la autoría intelectual corresponde al "alqaedismo". En cambio, en aquellas conversaciones con Moris y otras víctimas, dijo que "el atentado se había debido a una mente diabólica". Para Moris, la actitud de Bermúdez no es más que "una cruel burla".
Pese a todo, Gabriel Moris es optimista y cree que la situación creada este año en torno al décimo aniversario de la masacre "no es totalmente negativa". Percibe Moris que se está poniendo en evidencia que la "verdad del 11-M es muy distinta a la que hasta ahora nos habían dicho". Finalmente, ha manifestado su deseo de que las firmas recogidos para que se vuelva a investigar el 11-M se convierta en un libro que complemente "la memoria histórica" en las bibliotecas españolas.

Gómez Bermúdez y la campaña para enterrar el 11-M



EDITORIAL 

Libertad Digital


Las respuestas del juez Javier Gómez Benítez en la entrevista publicada ayer por el diario El Mundo contienen una serie de medias verdades y flagrantes mentiras que ponen aún más de manifiesto la tremenda estafa intelectual y judicial del 11-M. El magistrado encargado de juzgar los atentados de marzo de 2004, cometidos a escasos tres días de unas elecciones generales que se aventuraban reñidas, dio ayer nuevas muestras de que el caso se cerró en falso porque a ni a la clase política ni a las instituciones le interesa conocer la auténtica verdad sobre un hecho que cambió profundamente la Historia de España.
Gómez Bermúdez acreditó ayer de nuevo que dictó sentencia sin conocer a los verdaderos impulsores de los atentados ni el arma del crimen, con sus respuestas evasivas sobre la primera cuestión aludiendo a un fantasmagórico y novedoso alqaedismo y su desdén inaudito hacia la necesidad de saber qué explotó en los trenes porque, para él, ese dato crucial carece de relevancia. El magistrado insistió, sin que el entrevistador le preguntara por ello, en descartar la hipótesis de la participación de la ETA en los atentados como si esa fuera la principal prueba de convicción que desmontaría su sentencia, cuando el hecho es que desde los medios de comunicación que insistimos en que se conozca la verdad del 11-M se han aportado suficientes indicios para cuestionar la versión oficial sin necesidad de recurrir a conjeturas como la que tanto preocupa a Gómez Bermúdez.
Pero es en el tratamiento otorgado a los mandos policiales que mintieron a sabiendas en sus testimonios donde el magistrado sigue mostrando una desfachatez impropia de un miembro destacado de la judicatura. En lugar de perseguirlos de acuerdo con las leyes, tal y como anunció ufano durante el juicio con su referencia a que irían caminito de Jerez, Gómez Bermúdez dice ahora que pudieron faltar a la verdad en cuestiones de poco relieve y que esa actitud no tiene relevancia penal. Es su convicción personal sobre la honradez del comisario Sánchez Manzano, esgrimida en la entrevista, lo que carece de interés, no el hecho de que testificara en falso, una acción, premeditada o no, que debería haber sido castigada a instancias del propio tribunal de acuerdo con lo establecido en la legislación penal para los casos de perjurio.
El presidente del tribunal que juzgó los atentados del 11 de marzo de 2004 puso ayer de manifiesto que las únicas pruebas que los españoles han de aceptar para dar por buena la sentencia son él, sus convicciones personales y su integridad profesional, y ello a pesar de que él mismo confesó al diario El Mundo haber recibido presiones de "terceras personas" a las que se negó a identificar.
Gómez Bermúdez ha dado inicio a una campaña para enterrar definitivamente el 11-M al cumplirse una década de los atentados, a la que ya se ha sumado el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza. Sus declaraciones de ayer son, con seguridad, sólo un aperitivo de lo que queda por venir.