jueves, 17 de octubre de 2019

COMPAÑERO JOSÉ ANTONIO FERREIRO GONZÁLEZ






Hoy recordamos

A las tres de la tarde del sábado 23 de septiembre de 1978, la banda terrorista ETA asesinaba al agente de la Policía Armada JOSÉ ANTONIO FERREIRO GONZÁLEZ mediante una bomba trampa colocada en las proximidades del puerto de Vitoria.

La explosión hirió de gravedad a otros cuatro agentes: Javier Arranz Freire, Amancio Gutiérrez Álvarez, Valeriano Arroyo Bernal y el capitán que mandaba el destacamento, Luis Más Pérez. El agente Arranz Freire, de 31 años, y el agente Gutiérrez Álvarez, de 22, perdieron la visión de un ojo cada uno de ellos a causa de la explosión. El inspector Arroyo Bernal, de 26 años, sufrió heridas de carácter grave en la cara y el pecho.

Ese día se había recibido en torno a la una de la tarde en la comisaría de Vitoria una llamada anónima que informaba de que un hombre estaba maniatado en las proximidades del puerto de Vitoria, a ocho kilómetros de la capital en dirección a Logroño. El anónimo comunicante facilitó la situación exacta donde 
 encontraba el hombre, en un camino que arranca del kilómetro 7,800 de la carretera comarcal 132 Vitoria-Logroño y junto a un poste telefónico a cien metros de la carretera.

Ese tipo de llamadas eran habituales desde hacía meses, pues numerosas personas habían sido dejadas abandonas en lugares apartados después de que miembros de la banda terrorista les hubiesen robado sus vehículos a punta de pistola. Por lo tanto, el capitán Luis Más organizó un destacamento para dirigirse a la zona, e inmediatamente se desplazaron al lugar miembros de la Policía Armada y del Cuerpo General de Policía.

Al parecer, según algunas versiones, el comunicante anónimo habría añadido que al presunto secuestrado se le había adherido una bomba en el pecho. Este sería el motivo por el que en el destacamento enviado hubiese un equipo de desactivación de explosivos

Al llegar al lugar indicado, el artificiero de la Policía Armada José Antonio Ferreiro vio una cadena con un candado y otros objetos al pie de un árbol. Tras una primera inspección ocular, Luis Más dio la orden de retirada, dando por sentado que la persona que buscaban había logrado escapar. En ese momento, Ferreiro se agachó y fue entonces cuando se produjo la explosión. "Salimos por los aires y cuando recobré el conocimiento, vi a dos hombres a mi lado, uno de ellos muerto", contó el capitán Más Pérez (La Vanguardia, 24/09/1978). En el lugar de la explosión se abrió un cráter de dos metros de diámetro y uno de profundidad y los restos del buzo del policía fallecido quedaron esparcidos por los arbustos próximos.

Inmediatamente se personaron en el lugar altos mandos de la Policía Armada y la Guardia Civil, mientras las ambulancias evacuaban a los heridos al Hospital Civil de Santiago, en Vitoria, donde también fue llevado el cadáver del agente asesinado.

DEP