miércoles, 15 de diciembre de 2010

La gran mentira



11:54 (15-12-2010) | La Gaceta

Lo que no contó a los ciudadanos, como publica hoy LA GACETA con pruebas documentales, es que el Gobierno tomó la decisión de cerrar el espacio aéreo dos horas antes de que los controladores comunicaran a la dirección de AENA que recurrían al amparo del artículo 34.4 de la Ley de Seguridad Aérea.

Ayer, durante más de hora y media, el ministro de Fomento, José Blanco, compareció ante la comisión correspondiente del Congreso de los Diputados supuestamente para dar explicaciones sobre la crisis aérea que aquel fatídico 3 de diciembre dejó en tierra a más de 600.000 pasajeros. Sin embargo, Blanco no pronunció ni una sola palabra sobre la prórroga del estado de alarma decretado, ya por la tarde, por el Ejecutivo que preside José Luis Rodríguez Zapatero. El quiebro a sus señorías por parte del titular de Fomento tiene todos los visos de ser una tomadura de pelo añadida a la gran farsa en que viene convirtiéndose el esperpéntico conflicto de los controladores. El ministro, eso sí, dedicó prácticamente toda la mañana a narrar los episodios previos al colapso aéreo y no tuvo reparos a la hora de hacer una detallada descripción de la sucesión de hechos, lamentables todos ellos, que tuvieron lugar en los aeropuertos de España en el inicio del puente de la Inmaculada.

Lo que no contó a los ciudadanos, como publica hoy LA GACETA con pruebas documentales, es que el Gobierno tomó la decisión de cerrar el espacio aéreo dos horas antes de que los controladores comunicaran a la dirección de AENA que recurrían al amparo del artículo 34.4 de la Ley de Seguridad Aérea, que les obliga a informar de “la disminución de sus capacidades psicofísicas” para desarrollar su labor. Las 61 cartas firmadas por otros tantos profesionales del colectivo llegaron a los jefes de sala a las 18.00, cuando ya a las 16.00 los responsables de la entidad estatal habían optado por establecer el “rate 0”, que es como se conoce en el argot aeronáutico a la antesala del cierre del espacio aéreo.

Pero hay mucho más. Un controlador de la torre de Torrejón de Ardoz ha relatado a este diario cómo a las 15.10 de la tarde de aquel viernes de infausto recuerdo se produjo un incidente de máxima gravedad (de “Clase A”, según la definición precisa del gremio). Un Airbus 320 de Iberia estuvo a punto de colisionar a 7.000 pies de altura con un helicóptero de las Fuerzas Aeronáuticas del Ejército de Tierra por la incompetencia reconocida de los controladores que, según el testimonio de la fuente citada, soportaban una presión inadmisible tras la constatación, por parte del sindicato USCA, de que el Consejo de Ministros acababa de aprobar el decreto de la discordia. Aquel incidente, siempre según la versión de los controladores, fue el detonante de las “bajas masivas” que viene esgrimiendo el Gobierno, con Rubalcaba al frente, para suspender los derechos constitucionales que conlleva un estado de alarma, totalmente inaudito y vergonzante en un país democrático.

“No es el momento de los reproches”, llegó a decir José Blanco en su comparecencia parlamentaria, dirigiéndose al portavoz del PP en la comisión de Fomento, Andrés Ayala, a quien pidió que enterrase las críticas. “Como tampoco es el momento de que se vean grietas frente a quienes hacen el chantaje”, proclamó el ministro. Por fortuna, transcurrida una semana desde la crisis, no caben más reproches que los que deben dirigirse a la actitud del colectivo de controladores, de todo punto injustificable, y, por supuesto, a la negligencia del Gobierno de Rodríguez Zapatero con su ministro de Fomento como protagonista indiscutible del caos. Ahora, que el PP no debería pasar la oportunidad de oponerse tajantemente a la prórroga del estado de alarma que mañana se someterá a votación en el Parlamento. Obviamente, la abstención no procede. Desde luego, sí es momento de exigir transparencia máxima al Ejecutivo habida cuenta de que lo que está en juego no es más ni menos que la seguridad de los millones de ciudadanos que a diario hacen uso del avión, a juzgar por la información que hoy ofrecemos en rigurosa exclusiva a los lectores de LA GACETA. Probablemente, estamos ante una de las mayores mentiras de la etapa Zapatero.


1 comentario:

  1. Esto es habitual en este gobierno, lo contrario sería un milagro.
    La cuestión, es mantener la alerta, para manejar el tema de la manipulación y sacar rédito.

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