miércoles, 22 de diciembre de 2010

Flórez, el espía 'traidor', ya puede disfrutar de permisos


ANTONIO RUBIO / Madrid/ El Mundo

Roberto Flórez, ex espía del CNI que fue condenado a 12 años de cárcel por un «delito de traición» y revelación de secretos a los servicios de inteligencia rusos, ha visto rebajada su pena en tres años después de que la Sala Penal del Tribunal Supremo estudiara su recurso.

Los motivos en los que el Supremo ha basado su rebaja se centran en que «no se ha probado que los secretos llegaran a difundirse». Esos secretos se refieren a una serie de documentos y listados internos que Roberto Flórez tenía sobre los agentes del antiguo Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid), antecedente del CNI, y que, según unas cartas que se encontraron en su residencia de Tenerife, ofreció a la inteligencia rusa por 200.000 dólares.

Rebajada la sentencia a nueve años, Flórez ya ha cumplido la tercera parte de su pena, ya que lleva en prisión tres años y seis meses, y podría comenzar a disfrutar de permisos penitenciarios y hasta incluso optar al tercer grado, según la reforma del Código Penal que mañana entra en vigor.

El Tribunal Supremo también ha recogido en la sentencia que la defensa de Flórez, que corrió a cargo del abogado Manuel Ollé, sufrió trabas durante la instrucción sumarial porque, tras levantarse el secreto de sumario, no pudo acceder a todas las pruebas aportadas al proceso por el CNI, hechos que el Alto Tribunal califica de «inadmisibles».

Plenamente consciente

La Sala Penal del Supremo deja bastante claro que Flórez era consciente del valor del material sustraído: «El acusado conocía el carácter reservado o secreto de la documentación de la que hizo acopio […] como miembro del CNI y, por tanto, conocedor de las normas de custodia de esos documentos» y del «contenido mismo de las cartas aprehendidas». Y la sentencia es contundente cuando dice, en referencia al material sustraído, que «el procesado valoraba su incuestionable valor estratégico, llegando a poner un elevado precio a su hipotética entrega».

Flórez envió, en 2001 y 2004, dos cartas al «señor Melnikov» -que figuraba en la embajada rusa en Madrid como consejero, pero que en realidad era el jefe de los servicios secretos rusos en nuestro país- en las que se ofrecía como informante y colaborador y describía el material que tenía.

El ex espía entró en el Cesid en 1991 y abandonó los servicios secretos, ya bajo la denominación de CNI, el 12 de marzo de 2004, 24 horas después de los atentados del 11-M.

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