lunes, 13 de diciembre de 2010

Batasuna explicó su proyecto al PSE


ÁNGELES ESCRIVÁ / Madrid/El Mundo

Sus líderes confiesan en privado un contacto con los dirigentes socialistas Pastor y Gil

A finales del mes de octubre, dos dirigentes del PSE, Antonio Pastor y Alfonso Gil, negaron haberse reunido con Jone Goirizelaia y Rufino Etxeberria en el Hotel Meliá de Bilbao. Un comunicado casi inmediato de la izquierda abertzale confirmó esta negativa. Pero eso no es lo que los radicales contaron a su entorno más inmediato. Según confesaron en privado, es cierto que los socialistas se habían citado a mediados de septiembre sólo con los miembros del Sinn Féin Bairbre Debrum y Alex Maskey, quien ya participó en el anterior proceso de negociación entre ETA y el Gobierno, pero también que allí coincidieron con Etxeberria y Goirizelaia, que se habían citado también con los irlandeses, y Pastor y Gil no tuvieron inconveniente en solicitar que les explicasen sus planteamientos de forma directa, sin la intermediación de Jesús Eguiguren, presidente del PSE.

Aunque esto no significa que hayan abierto una vía de comunicación permanente, fuentes del foro soberanista formado por la izquierda abertzale, EA y Aralar afirman que, efectivamente, «en el PSE también hay gente que está trabajando en el escenario post ETA», como lo llaman.

El encuentro de estos dos parlamentarios con los ex dirigentes de Batasuna secunda de algún modo los más frecuentes mantenidos por Eguiguren, a quien en los últimos meses se le ha visto desplazarse al menos en dos ocasiones hasta Burdeos. Una, del 15 al 17 de septiembre; la otra, la semana pasada. Según diversas fuentes policiales y políticas, suele salir en taxi desde San Sebastián y aprovecha los fines de semana para que no se note su ausencia en los actos oficiales. Según las citadas fuentes, Eguiguren se traslada a la ciudad aquitana para reunirse con quienes tienen información de primera mano sobre la situación de ETA y con el fin de dejar los mensajes apropiados para que el proceso, tal como está concebido por él y, en determinados aspectos, por los representantes de la izquierda abertzale, prospere.

La necesidad de la izquierda abertzale de salir del ostracismo en el que estaba metida hace meses ha hecho que se mueva y que intente provocar determinados movimientos en ETA, en una especie de segunda parte de un proceso más amplio iniciado en 2004 y que tuvo como primer episodio destacado la negociación del Gobierno con Batasuna y con la banda a partir de 2006.

Fuentes consultadas por este periódico describen las conversaciones del presidente del PSE con los dirigentes abertzales como «un trabajo en equipo», en el que «se habla, no se pacta».

Así pues, se trata del desarrollo de un proceso «largo» en el que se espera como próximos pasos la emisión de un comunicado de ETA antes de Navidad, la puesta en marcha de la comisión de verificación del grupo de Brian Currin -en caso de que este grupo considere suficiente el contenido del comunicado- y el intento de la izquierda abertzale por legalizarse.

Los dirigentes de la ex Batasuna ya han mostrado su interés en presentarse a las próximas elecciones municipales y forales con un partido propio. Pero, si no lo consiguen, tratarán de estar en las autonómicas.

A lo largo de ese trayecto, según la hoja de ruta, ETA deberá ir confirmando que se compromete a asumir lo que vaya haciendo la izquierda abertzale mediante la publicación de otros comunicados. Cuando los radicales consigan legalizarse, la aspiración es la de establecer un diálogo multipartito («un pacto entre vascos», señalan los involucrados) con el fin de realizar una reforma estatutaria. Y mientras tanto, ETA y el Gobierno resolverán cuestiones técnicas, como la situación de los presos.

No está prevista una condena del terrorismo durante todo este tiempo por parte de los abertzales, que pretenden que sea suficiente la escenificación de determinados pasos que, según prometen los radicales en privado, serán contundentes y sin marcha atrás dado que, según dicen, sus bases no podrían entender otra cosa. Porque no quieren pasar por derrotados aunque su negativa a la condena les pueda costar, si el Gobierno así lo defiende, su presencia en los próximos comicios; sus dirigentes, incluso, aspiran a aparecer como protagonistas de la pacificación, aunque hayan reconocido que no pueden garantizar que ETA no vuelva a atentar en un futuro y no han demostrado tener un liderazgo indiscutible en las decisiones de la banda y su entorno.

Puede que, en este último aspecto, la presencia de Josu Ternera en el aparato político haga que las cosas cambien. Los involucrados en el proceso sostienen que si ha regresado es que «la cosa va bien». Bien, dentro de los parámetros de este tipo de procesos, que no buscan una derrota sino una reconciliación futura entre vascos.

Hace semanas, un sector de la banda provocó con sus reticencias la ralentización del proceso. La situación estaba tan poco clara que fuentes nacionalistas hicieron notar la ausencia de Brian Currin y los suyos en el País Vasco.

El mediador habría tenido un desacuerdo con la izquierda abertzale porque, después de tantos meses de hacer de propagandista del proceso, la evolución de ETA y Batasuna no estaba siendo tan rápida como él pensaba y sus últimas declaraciones públicas habían ido más allá en sus requerimientos de lo que los radicales están dispuestos a asumir todavía. Además, de la veintena de personalidades relevantes que firmaron la declaración de Bruselas, las más importantes, han ido apartándose.

Esto no significa que haya salido de escena de manera definitiva. De hecho, está previsto que reaparezca con su grupo de verificación si Ternera auspicia un comunicado que le parezca asumible y se coordina con la izquierda abertzale, con cuyos dirigentes demostró tener buena relación en el anterior proceso.

Respecto a la actitud del Gobierno, hace meses que el buzón del vicepresidente Rubalcaba está siendo bombardeado por los mensajes de políticos o pseudointelectuales a quienes la izquierda abertzale ha convencido en sus incursiones europeas. El ministro sostiene públicamente que no está de acuerdo con los planteamientos de Eguiguren, pero el Ejecutivo está al tanto de sus gestiones y le deja hacer. Del mismo modo que, mientras detiene a los etarras operativos, deja hacer a la izquierda abertzale, con la pretensión táctica de que ésta vaya minando la radicalidad de la dirección de ETA.

Esta opción tiene sus riesgos y son riesgos de los que las Fuerzas de Seguridad han avisado al Gobierno para que extreme la prudencia porque no han detectado en las actitudes privadas de los dirigentes de Batasuna esa apuesta incuestionable.

La Historia que aplaude 'Antxon'. Varios partidos y sindicatos nacionalistas vascos presentaron ayer en San Sebastián el Acuerdo de Guernica. En el acto estuvo el ex jefe de ETA Antxon Etxebeste -a quien se ve en primer plano en la foto con el acalde de Elorrio, Nico Moreno- y se proyectó un vídeo que asegura las «detenciones» y los «asesinatos» comenzaron en el País Vasco con su invasión por Castilla en el siglo XVI.

1 comentario:

  1. Estos de batasuna están piraos, sacando historias donde no las hay, pero cara a la galería está bien.
    Y Basagoiti, que se descuide, que se la meten doblada, porque estos del pse ya saben todo el tema de batasuna y la negociación, y a ellos o no le dicen todo, o están callados como pu....

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