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rey negro
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diciembre 25, 2012 by 15mas1 
Plaza Mayor de 
Madrid, Nochebuena de 2012. Dos de la madrugada. Me encuentro de vuelta a casa 
un dispositivo de Policía Nacional consistente en un coche patrulla y una 
furgoneta con las luces azules. Los policías andan dispersos por los soportales 
de la plaza donde duermen decenas de personas sin hogar cada 
noche.
Pienso que algo 
chungo pasa, para un dispositivo así, mediano, típico de redadas, incluidas las 
racistas a las que estamos habituados (si eso es posible) en la ciudad, o de 
reyertas. Pienso en realidad lo peor aún, un dispositivo de hostigamiento de 
personas sin hogar. He presenciado alguna escena terrible de este tipo. El 
hostigamiento policial a personas sin hogar, sistemático desde hace años en la 
capital lo suele llevar a cabo sin embargo, la policía municipal y en fechas 
previas a las elecciones. Lo saben bien las personas sin hogar y las 
organizaciones que trabajan con ellas.
Espero lo peor, 
activo la cámara del móvil y me acerco por detrás de una columna de los 
soportales para poder ver sin ser visto. Un agente joven con la 
tecnoindumentaria de los grupos que actúan en la noche madrileña, su pinganillo 
en la oreja, su chaleco y sus demás cachivaches, muy de acción, se aproxima a 
los cartones en los que duerme la gente. Los golpea. Lo que 
suponía…
“Buenas noches. 
¿Quieren cena? Hola, buenas noches, ¿quieren algo de cenar? Tenemos de todo, 
empanada, pasteles…”
Se despierta un 
hombre, sonríe ante la noticia. Le pide empanada.
Increíble. Primera 
vez que lo veo. Ni siquiera las personas sin hogar que conozco, que no son 
pocas, jamás me habían hablado de esto. Miro a los demás policías. Hacen 
exactamente lo mismo.
Le pregunto al agente 
más cercano, muy joven, como todos, que qué hacen. Traerles comida, cena de 
Navidad. ¿Por qué? ¿Es normal, es algo que haga la policía nacional? No, lo 
hacemos los compañeros que juntamos comida y se la traemos a esta gente. 
Gracias. Sale pitando el dispositivo, a toda hostia, como si pasase algo. Les 
pregunto a algunos beneficiados del avituallamiento. ¿Qué quería la poli? Traía 
comida para cenar. ¿Quieres? Gracias. ¿Y por qué han salido corriendo? ¿Les 
habrán llamado? Sí, o irán por ahí a seguir repartiendo la comida, tenían 
mucha.
Sigo andando y vuelvo 
a encontrarme “el dispositivo” en la siguiente plaza. Bajan en varios viajes 
bandejas de comida y de postres con muy buena pinta al numeroso grupo de 
personas de la plaza de Jacinto Benavente. Pregunto a los policías si son los 
mismos que los de la Plaza Mayor. Afirmativo. 
¿Cómo hacéis esto, es 
una iniciativa vuestra? Comemos muy rápido en la comisaría y sobra muchísima 
comida en un día como hoy y decidimos repartirla entre esta gente. ¿Lo hace 
siempre la policía, es una tradición, lo hacen todos? Que yo sepa no, lo hacemos 
nosotros, los compañeros, aunque en los pocos años que llevo en el cuerpo 
siempre lo hemos hecho. Lo hacemos algunos días especiales como este. 
¿Quiénes sois? Un 
grupo, los que estamos en el FOCUS. ¿Por qué lo hacéis? ¿Cómo que por qué? Se 
queda unos segundos sin palabras… ¿Por qué lo haría usted? No sé, replico, se 
puede hacer por muchas cosas… Me interrumpe: por 
humanidad.
Sigo hablando con él 
y con el resto de los agentes de la furgoneta. Les confieso: las preguntas son 
para poder contar. Yo suelo estar en el otro lado, al otro lado de las vallas, 
en los desalojos, etc… Lo sé, me interrumpe uno, con ese punto retador propio de 
hombres jovencísimos de su edad, quizás propio de su propio oficio, quizás 
propio de su relación habitual con la gente en la difícil noche de las calles de 
Madrid. 
Te conozco. Me 
asombro. ¿Entonces estoy fichado? Pues sí, nos estuviste preguntando, mucho, 
demasiado, hasta… (la irritación, interpreto por su cara). ¿Seguro que era 
yo?
Sí, en la plaza de 
Lavapies.
El agente me recuerda 
por mis preguntas, efectivamente insistentes, junto a mis amigos en una redada a 
todas luces ilegal y racista a un grupo de personas negras puestas contra la 
pared. Nos dijeron entonces que ellos no eran racistas, que habían llamado los 
vecinos porque estaban haciendo ruido con un balón.
Más tarde me alegraré 
de que ese policía se acuerde de mí, de entonces. Desde el fondo de la furgoneta 
me dicen, como si hubiera tocado un gatillo: nosotros estamos para ayudar a los 
ciudadanos. Sí, bueno, pero no es eso lo que suelo ver yo, desgraciadamente: 
15M, rodea el Congreso, Asamblea de Madrid, hostias, detenciones… Ya pero es que 
hay unas leyes, dice otro. Les digo que uno puede desobedecer como hace tanta 
gente en sus trabajos, pero más allá, lo que veo yo son policías que actúan 
bastante libremente, como por ejemplo un grupo que va a hostigar a la gente de 
la calle o de un bar frente a la Asamblea de Madrid tras las protestas a favor 
de la sanidad pública.
Nosotros estamos para 
ayudar a la gente, repite otro tan joven como todos. El problema son los 
políticos y las órdenes de arriba. Coinciden todos. Las respuestas son 
automáticas. Explico que yo sólo quiero contar los detalles de lo de hoy, de lo 
que he visto, de las fotos que hecho y que les enseño. A ver si así contáis algo 
bueno sobre nosotros, dicen. En esto coinciden varios.
¿Dónde lo vas a 
poner? Lo escribiré y lo tuitearé, exactamente igual que contamos y tuiteamos lo 
que vemos de vosotros las otras veces.
A ver si es 
verdad.
Buenas 
noches.
Feliz Navidad, me 
dicen desde la furgoneta.
PD: Pienso en la 
imagen de enemigo  y en la policía y el 99%



Me a llegado esto, y quiero compartirlo con todos vosotr@s. Es otra imagen de la Policía, que piensan que solamente estamos para dar palos, y nada más lejos de la realidad, una realidad que este año que se nos va, a dejado en el camino varios compañeros, héroes dando su vida por los demás. FELIZ NAVIDAD COMPAÑER@S, y feliz navidad para todo el mundo.
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