jueves, 28 de junio de 2012

Las escoltas en España, alejadas de la realidad europea

  • FERNANDO LÁZARO MADRID
  • 28/06/2012 ESPAÑA/El Mundo


  • En nuestro país se protegía a más de 1.000; en el Reino Unido o Francia, a decenas
    ¡Yo soy español, español, español! ¡Yo soy español, español, español! ¡Yo soy español, español, español!. Desde el Ministerio del Interior se mantiene no que era necesario, sino imprescindible afrontar una «gran reforma» de lo que hasta ahora ha sido el sistema de protección de personalidades. Y dos eran los motivos: el primero, la nueva situación en la lucha antiterrorista; y en segundo, la necesidad de ajustes económicos. El contraste de España con el resto de Europa en cuanto al volumen de escoltados era enorme.

    Los especialistas, cuando se han puesto con papel y bolígrafo a estudiar la situación se han encontrado con cifras que difícilmente eran asumibles, y más si se hacía una comparación con las de otros países de la Unión Europea; alguno, incluso, que también ha sufrido en sus carnes las consecuencias del terrorismo.

    Los números fríos del Ministerio del Interior son clarificadores. El número total de personas que recibían algún tipo de protección antes de que se llevaran a cabo los recortes aplicados durante las últimas fechas era de 1.251. Según estos datos, hasta hace escasas fechas había más de 2.890 miembros de la seguridad (entre miembros de la Seguridad del Estado y escoltas privados) dedicados a la protección. En concreto, 2.101 agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado se dedicaban a protecciones estáticas y protecciones dinámicas sobre objetivos potenciales. Ahora, tras el recorte, la cifra queda reducida a 1.010 para un total de 607 escoltados a día de hoy. Pero la comparación europea es demoledora.

    Según explicaron fuentes de Interior, en países como, por ejemplo, Reino Unido, que hasta hace bien poco sufría los azotes del terrorismo, la protección y escolta está muy limitada. Así, según estos datos, solo cuentan con protección directamente asignada por el Ejecutivo británico la Familia Real, el primer ministro, tres ministros y el secretario de Estado para Irlanda del Norte.
    Pero Reino Unido no es una excepción. En Alemania, de los 700 altos cargos existentes solo 13 personalidades tienen protección con carácter permanente y otras 22, con esporádicas. En Francia, nuestros vecinos tienen también unas limitadas protecciones para sus altos cargos. Así, de forma permanente, sólo cuentan con escolta el presidente de la República, el primer ministro, el ministro de Defensa, el ministro del Interior y los presidentes de las cámaras. Holanda únicamente tiene asegurada la escolta la Familia Real y el primer ministro; los restantes miembros de la Casa Real y del Gobierno, en función de las circunstancias. Estas situaciones contrastan y mucho con la situación española. La Secretaría de Estado de Seguridad, actualmente regentada por Ignacio Ulloa, se encontró sobre la mesa algunos planes tendentes a reducir las protecciones.

    Se entendió desde el principio que había situaciones anacrónicas. No obstante, desde el Departamento dirigido por Jorge Fernández se optó, antes de tomar decisiones, por realizar una evaluación individual de riesgos de cada uno de los escoltados. Previamente, la seguridad de concejales del País Vasco y de Navarra, en una actuación conjunta entre los gobiernos central y autonómicos, quedó claramente recortada sin que hubiera una gran contestación. Esta semana ha decidido retirar las protecciones y los coches de vigilancia a la práctica totalidad de la judicatura, lo que ha provocado un fuerte rechazo desde el mundo de jueces y fiscales, que le han recordado por escrito a Rajoy que ETA aún no ha desaparecido y que sigue armada

    1 comentario:

    1. Eso, para que se den cuenta la gente de los señoritos que por aquí tenemos. Algunos escoltas, los utilizan como al chico/a de los recados. Porca miseria.
      Esto se debería de haber regulado mucho antes, no, que algunos tiene escoltas a perpetuidad, gastando dinero público a tutiplen.

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