08:43 (05-03-2011) | La Gaceta
El acta señala que Elosúa se encontraba en la perfumería de su hermana a las 11.15 y “varios minutos” después. Según Germán, el soplo se produjo a las 11.23 horas.
Roberto R. Ballesteros. Madrid
La labor del jefe de la investigación del chivatazo a ETA vuelve a ponerse en entredicho. Carlos Germán omitió incluir en el informe principal un acta de seguimiento elaborada por su propio equipo que contradice sus conclusiones, según indica la defensa del imputado Enrique Pamiés. El acta –que figura en el Tomo VII del sumario (folio 3.668)– sitúa al dueño del bar Faisán, Joseba Elosúa, fuera del local pocos minutos antes del momento en que Germán dijo que se produjo el chivatazo –a las 11.23 horas del 4 de mayo de 2006–.
En concreto, señala que a las 11.15 horas, y “durante varios minutos” después, Elosúa permaneció en la “perfumería de su hija”. Los policías de Germán que siguieron a Elosúa esa mañana no le ubican dentro del bar hasta las 12 horas.
Este dato siembra una razonable duda sobre la teoría montada por el investigador. Según los informes finales de Germán, la llamada que realiza el inspector José María Ballesteros entre las 11.23 y las 11.32 horas del 4 de mayo de 2006 correspondería con la del chivatazo. Añade –según algunos medios– que las cámaras grabaron a Ballesteros salir del local a las 11.33 horas. La incorporación del acta de seguimiento podría haber modificado las conclusiones finales, ya que no sitúa a Elosúa en el local hasta el mediodía.
Explica que “sobre las 12 horas se puede ver a Joseba en actitud de espera y charlando con las camareras y el vigilante del parking”. “Durante los minutos siguientes permanece entrando y saliendo del bar”, prosigue el acta, que añade que a las 12.35 horas “se dirige a las cabinas de teléfono” situadas “frente a la puerta de la cocina de su establecimiento”. Realiza dos llamadas “mientras su yerno permanece aguardando” junto a las cabinas. “Unos instantes más tarde, sin que se apreciara si Joseba había contactado con alguien en la cabina, se dirige al Focus”. Ambos –Elosúa y su yerno– suben al coche y “toman dirección a Behovia”.
Es en ese momento cuando se produce la conversación entre conductor y copiloto. Elosúa le confiesa entonces a su yerno que acaba de recibir un soplo de un policía, como graba la baliza situada en el vehículo por la Brigada de Información de la Policía Nacional. La confesión, por lo tanto, se produce casi hora y media después de que, según Germán, se llevara a cabo el soplo. El dispositivo de vigilancia policial que elaboró el acta de seguimiento estuvo formado por tres funcionarios. Entre ellos, uno de los policías que declarará el próximo miércoles ante el juez Pablo Ruz –el agente con carné 88.138– por la manipulación de la cinta que grabó la entrada del Faisán y que registraba dos cortes. El acta fue adjuntada ayer por la defensa del imputado Enrique Pamiés al recurso que este interpuso ante Ruz y la sala de lo Penal contra la decisión del instructor de no apartar a Germán de la investigación vistas las dudas que se cernían sobre su labor.
Elosúa se disponía a entregar a la banda dinero del impuesto revolucionario, algo que evidentemente no hizo tras recibir el chivatazo. También se abortó, por lo tanto, la operación contra el aparato de extorsión de la banda que se disponía a ejecutar la Audiencia Nacional.
La Guardia Civil y su superior jerárquico también censuraron su trabajo policial
La contradicción entre el acta de seguimiento al dueño del Faisán, Joseba Elosúa, y las conclusiones de la investigación arrojadas por Carlos Germán no son las únicas pegas a la labor realizada por este último. La Guardia Civil ya puso en entredicho su actuación al entender que los cortes que hay en el vídeo que grabó la entrada del local (dos fundidos a negro, uno de tres minutos y otro de 16 segundos) fueron “no accidentales”, sino que se produjeron tras una manipulación realizada durante el momento de la grabación. También el superior jerárquico de Germán, el ex jefe de la Unidad Central de Inteligencia, José Cabanillas, aseguró que Germán trató de borrar una de las pruebas clave del caso: la baliza que grabó a Elosúa confesando a su yerno haber recibido un soplo. Tras su investigación, Germán –histórico colaborador de Baltasar Garzón– ha sido condecorado y ascendido a comisario.
La Sala de lo Penal tiene en su mano citar a Camacho
La sala de lo Penal de la Audiencia Nacional decidirá finalmente si el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, declara o no ante el juez Pablo Ruz por el caso del chivatazo a ETA. Ayer la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), que ejerce la acusación popular, recurrió en apelación la decisión del instructor de no llamar a declarar a Camacho por el cruce de llamadas que mantiene con el imputado ex director general de la Policía Víctor García Hidalgo el 3 y el 4 de mayo de 2006.
“Habiendo mantenido el Secretario de Estado de Seguridad conversaciones telefónicas con uno de los imputados en el lapso temporal en el cual se forjó la delación objeto de investigación, parece conveniente que sea oído en calidad de testigo”, señala el recurso de la AVT. “Las comunicaciones mantenidas con el director general de la Policía –continúa el escrito de la acusación popular– son efectuadas en las tres fases o periodos en los que se produce la delación policial”. Según la AVT, “dichos contactos (...) pudieran mantener una relación causal con los hechos investigados”.
El pasado 4 de febrero Ruz rechazó citar a declarar a Camacho por considerar que su testimonio resulta “irrelevante”. Previamente, el juez había ordenado identificar a los usuarios de tres teléfonos del Ministerio del Interior desde los que los imputados recibieron llamadas.
Pues claro que tiene que declarar camacho, porque si no, se va a ir de rositas, y está involucrado como todos los demás, aunque se haga el tonto que no lo es.
ResponderEliminarEspero que sus conciencias les pase factura.
No nos merecemos un gobierno que nos mienta (pakabras dichas por rubalcaba)