domingo, 6 de febrero de 2011

‘Caso Faisán’: carta al secretario de Estado



07:42 (06-02-2011) | La Gaceta

El portavoz ha retado a quienes le han “calumniado y difamado” a pedir perdón y, así, “reparar su honor”. ¿Los periodistas se equivocaron también con Filesa o el GAL…? El 99% de los agentes de la Policía y la Guardia Civil asistieron abochornados al oprobio del chivatazo. Para el ministro todo son exageraciones de los periodistas de la caverna judeomasónica.

Respetado secretario de Estado, don Antonio Camacho, siguiendo la recomendación que nos ha transmitido a los periodistas su jefe político, Alfredo Pérez Rubalcaba, le escribo estas líneas para pedirle disculpas por haber investigado y buscado la luz en el caso Faisán. También por dudar de la versión oficial del Ministerio del Interior sobre el chivatazo a ETA. Hasta la fecha, desde la cúpula del ministerio, que tan dignamente usted representa en un segundo escalón, no se ha hecho pública, que yo sepa, ninguna aclaración sobre cómo ocurrieron los hechos ni la identidad de los presuntos autores de la delación pero, aun así, le pido disculpas por adelantado. Usted que es un hombre de leyes y conoce las profundidades del Estado de derecho se merece un mejor trato. Belloch también era un hombre de leyes y notario mayor del reino… Decía Shakespeare: “Nada envalentona tanto al pecador como el perdón” y, por eso, le hago llegar mi comprensión para que usted pueda restañar las heridas del primer envite del juez Ruz sobre sus llamadas al director de la Policía, Víctor García Hidalgo.

Es cierto que esas llamadas se produjeron la tarde/noche del 3 de mayo de 2006, poco después de que se pusiera en marcha la operación del chivatazo, por la que su estrecho colaborador y número tres del ministerio está imputado, pero entiendo su queja. Su interés únicamente estaba centrado en la otra operación: la de la desarticulación de la red de extorsión. Para eso lo llamó, para verificar cuándo Elosúa, Cau, Gorka Aguirre y Madariaga iban a ser detenidos. Después, algún indeseable avisó a ETA de la redada. Todo el peso de la ley sobre ellos. Entiendo su enojo porque, fuera de la detención del comando, a la que usted estaba entregado en cuerpo y alma, todo lo demás son exageraciones e invenciones de los periodistas de la caverna judeomasónica.

Obsesiones

También me consta que la única obsesión de su jefe, el ministro Rubalcaba, que llevaba al frente del ministerio tan sólo 23 días, era meter entre rejas a los extorsionadores de la banda. Aunque Rubalcaba había sido colocado por Zapatero al frente de Interior para engrasar las negociaciones con ETA, su única aspiración era desarticular las redes de financiación de la organización terrorista, incluso bajo el riesgo de que su valiente decisión colocara en una situación de riesgo los contactos con los etarras en Oslo y Ginebra.

Señor Camacho, su jefe Rubalcaba ha retado a quienes, según él, le han “injuriado, calumniado y difamado” para que le pidan perdón y, así, poder “reparar su honor”. ¡Cuánta razón lleva el ministro! Es toda una osadía que la Prensa y la opinión pública pretendan rebuscar en el lodazal de la lucha antiterrorista para inmiscuirse en la razón de Estado. Bueno, en la razón de ustedes y de la cúpula del ministerio, porque el 99% de los funcionarios de la Policía y de la Guardia Civil asistieron abochornados al oprobio del chivatazo. Estoy de acuerdo con su jefe Rubalcaba en que hay que dejar trabajar a los jueces para que se llegue a conocer la verdad. Es intolerable que los periodistas duden de las actuaciones de algunos de nuestros políticos y representantes públicos. Siempre nos equivocamos y así sucedió en casos que afectaron al PSOE y a Gobiernos de González, de los que fue ministro su jefe, como Filesa, Fondos Reservados, Escuchas del Cesid, Roldán, GAL….

Señor Camacho, pido perdón porque su ministro se está esforzando enconadamente en hallar la verdad y ha puesto toda la maquinaria del ministerio para esclarecer los hechos y detectar a los culpables. El ministro sigue a pie juntillas las enseñanzas de Pío Baroja: “En la verdad no puede haber matices. En la semiverdad o en la mentira, todos”. Hay que hacer caso a don Alfredo porque tiene experiencia en estos menesteres de la colaboración con los jueces y en el esclarecimiento de la verdad. Sus antecedentes así lo corroboran. Ya en 1993, cuando era ministro de la Presidencia y portavoz del Gobierno de Felipe González, nos aleccionó a los periodistas que investigábamos a los GAL para que pidiéramos disculpas a Barrionuevo y Vera, a quienes estábamos linchando con aquella conspiración que nos habíamos inventado de la guerra sucia y que afectaba a su gente. Rubalcaba ya entonces dio muestra de su credo por la verdad y su plena colaboración con los tribunales. La sentencia del Supremo condenando a Barrionuevo y Vera era fruto de una conspiración republicana, detectada sabiamente por el sabueso Luis María Anson, de las insidias del sindicato del crimen y de la pinza política que ejercieron en el Congreso Julio Anguita y José María Aznar. Los dos dirigentes políticos eran como el agua y el aceite pero, como Rubalcaba es químico, logró que los dos elementos se fusionaran.

Señor Camacho, no tengo ninguna duda sobre su diligencia profesional porque desde el mismo día en que se produjo el chivatazo a ETA su Secretaría de Estado, la Dirección General de la Policía (¿y Guardia Civil?), la Comisaría General de Información y la Unidad de Apoyo Operativo (UCAO), todos codo con codo, se lanzaron frenéticamente a esclarecer aquella ignominia. Incluso, hablaron con el juez Garzón para que se olvidara de sus conferencias y clases en el extranjero a fin de que se entregara por entero a la obtención de la verdad. Sé que esa misión se está retrasando porque es una tarea ardua. El calendario en mayo marcará el quinto año, pero me tranquiliza que ustedes lograron descubrir las tramas de los GAL décadas después y acabar con la guerra sucia en el año 1986.

¡Cuánta razón tenía González cuando lo juró en sede parlamentaria! Incluso, la perseverancia de todos ustedes ha propiciado que el sumario 1/88 siga abierto en la Sala Tercera de la Audiencia Nacional, juicio en el que se sentará en el banquillo el comisario Planchuelo, quien fuera jefe de Amedo en Bilbao. Y, como mantenía la otra noche el magistrado en excedencia Javier Gómez de Liaño en el debate del programa de Telemadrid Objetivo, dirigido y moderado por quien suscribe estas líneas, en ese proceso todavía queda margen legal para presentar más pruebas y deducir testimonios contra otros cómplices o encubridores. Otro que está por la labor de contar la verdad es el policía José Amedo, que está citado en el juicio como testigo, ya por esa misma causa fue condenado a 108 años de cárcel. Por lo pronto, el comisario Planchuelo ya ha avisado que, si lo sientan en el banquillo, piensa tirar de la manta. ¡Que tiemblen sus inmediatos superiores! Porque en esto de la responsabilidad en cascada, hasta que se llega a la X, caen unos cuantos servidores del Estado.

Disposición total

Con respecto a los GAL, es histórica aquella máxima que acuñó González: “Ni hay pruebas ni existirán”. Y, al final, ya sabe cómo acabó aquella fiesta. El caso Faisán no presenta ningún problema porque el Ministerio del Interior ya ha anunciado que está dispuesto a ofrecer toda su colaboración para llegar a la verdad, como ya lo hizo en su día con Garzón en los casos Batxoki/Consolation y Marey, y Gómez de Liaño en el caso Lasa y Zabala.

Señor Camacho, ese perdón está más que justificado por su probada entrega procesal. Disculpe los excesos de los periodistas porque nos dejamos llevar por la inmediatez cuando casos tan procelosos como el Faisán necesitan tiempo y medios. Entienda que los periodistas seamos recelosos y desconfiados pero no hay nada personal, lo hemos hecho con todos los altos cargos de Interior. Pregunte a Manuel Fraga, Martín Villa, Barrionuevo, Mayor Oreja, Rajoy o Alonso. Todos ellos tuvieron que soportar la presión desde el papel.

Ahora bien, me reconforta como ciudadano y periodista enterarme de que el equipo JAG va a pasar los trastos tecnológicos de la operación Gürtel a otros compañeros para que investiguen el Faisán. Fenomenal. Durante el 2008 la máquina Sitel y otros maletines echaron humo mientras se investigaba a Correa. Entonces, el expediente del chivatazo llevaba dos años olvidado en un cajón de la mesa de Garzón y tenía su justificación porque en una sociedad moderna no hay nada tan deleznable como la corrupción económica. Por encima del terrorismo. El chivatazo, por tanto, podía esperar. Aunque, por economía procesal, aquellos maletines de la Gürtel que contenían alta tecnología también podían haber sido utilizados para rastrear los teléfonos del caso Faisán. Habríamos avanzado en dos direcciones.

Lo mismo que el móvil de Correa facilitó a los investigadores los nombres de los colaboradores más inmediatos del cerebro de la Gürtel, las llamadas de García Hidalgo y del comisario Enrique Pamiés podrían haber llevado al juez hasta los teléfonos de sus superiores. Ahora, recomponer judicialmente todo ese historial de llamadas va a resultar más difícil. El juez Ruz tiene una labor muy compleja ante sí. Menos mal que cuenta con la colaboración de Rubalcaba y Camacho para desplumar al Faisán.

Quienes también están en una situación compleja son los primeros imputados del caso. Los de arriba no quieren saber nada y, no digamos, cuando se produce un cambio de ciclo y de Gobierno. Las ratas salen corriendo. Hay que buscar una semejanza con la experiencia de los GAL. Hoy por hoy el retrato queda así: Ballesteros/Amedo, Pamiés/Álvarez, García Hidalgo/Sancristóbal… Y si seguimos hacía arriba, hasta la cúspide de la pirámide: Vera/¿Camacho? Barrionuevo/…. Y hasta la X del Faisán.

1 comentario:

  1. Pues si, pedimos perdón por tener que aguantar tanta infamia de un gobierno que no nos merecemos que nos mienta.

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