Llama «fascista» a Borja Sémper (PP) ante la pasividad de la presidenta nacionalista
La entrada de los representantes de EH Bildu al Parlamento Vasco con la camiseta de Herrira fue la primera imagen de un Pleno que, aun trufado de constantes apelaciones a la convivencia entre vascos, dejó ver el endurecimiento del discurso y las formas que la izquierda abertzale está mostrando en la Cámara de Vitoria. El ejemplo más claro ocurrió a mediodía, cuando alguien desde esta bancada, identificado por el PP como Hasier Arraiz, presidente de Sortu, gritó «¡fascista!» a Borja Sémper.
El Pleno debatía sobre la propuesta de PNV y PSE de crear un Instituto de la Memoria y la Convivencia llamado a coordinar las políticas públicas en torno a las vulneraciones de derechos humanos habidas desde la Guerra Civil hasta la actualidad, incluyendo la dictadura, ETA y el «contraterrorismo ilícito». EH Bildu había anunciado su respaldo crítico al texto, y el PP y UPyD su voto en contra aunque con la voluntad de plantear enmiendas parciales.
En la última intervención del debate, el portavoz popular se dirigió al de EH Bildu: «No es cierto, señor [Julen] Arzuaga. No tuvo la misma responsabilidad el que me quiso asesinar a mí que yo. No tuvo la misma responsabilidad usted, que justificaba políticamente los asesinatos de ETA, que el resto de esta Cámara, que nunca justificamos ningún atentado». En EH Bildu algunos sonrieron –«no se sonrojaban cuando ETA asesinaba y tenían que justificarlo, cómo se van a sonrojar ahora que tienen que justificar lo que ETA hizo cuando ya no mata»– y Sémper miró otra vez al ex abogado de presos, que había contrapuesto la «violencia» del Gobierno en su operación contra Herrira con la «voluntad de desarme» manifestada por ETA.
«ETA no ha mostrado ninguna voluntad, señor Arzuaga. ETA ha sido derrotada. Y lo mismo que ha sido derrotada ETA militarmente, van a ser derrotadas por el Estado de Derecho las ideas que ha defendido ETA. No les quepa la menor duda». Ahí se oyó el grito: «¡Fascista!». Sémper se quejó a la presidenta: «¿Va a permitir usted, que me llame fascista?», a lo que Bakartxo Tejeria ni siquiera respondió.
Ante su indiferencia, Gorka Maneiro (UPyD) se levantó y se quejó por el insulto «a un parlamentario absolutamente democrático». Sémper volvió a pedir a la presidenta que exigiera la retirada del insulto, por la «dignidad» de la Cámara. Tejeria le contestó que entonces habría que borrar la palabra fascista de las actas de los plenos anteriores. «¿Está de acuerdo? ¿No? Pues se queda como está», le espetó en euskera. Curiosamente, una hora y media después, Tejeria daba otra versión: no había actuado porque no había oído el insulto ni podía identificar al responsable.
Para cuando llegó la «aclaración», el PP ya había preparado un escrito formal en el que denuncia la «dejación» de sus responsabilidades ante la «intimidación» sufrida por Sémper y pide que Tejeria inicie un expediente sancionador por infracción leve contra Arraiz o quien corresponda, que podría implicar su suspensión durante un máximo de un mes. Iñaki Oyarzabal fue más allá al cargar contra «la actitud penosa» del PNV. Preguntó: «¿Se construye la convivencia mirando para otro lado?».
Torturas «impunes» y Ertzaintza
> Toda la Cámara salvo EH Bildu aprobó un texto que valora el compromiso
de la Ertzaintza desde su origen en la defensa de la democracia y la libertad.
La coalición votó ‘no’ porque, según Pello Urizar, los agentes han torturado con
«impunidad». El PNV puso el grito en el cielo pero se unió a ellos para rechazar
que su Plan de Paz tenga que incluir este reconocimiento.
En su legislatura inaugural, el primer presidente del Parlamento vasco, Juan José
Pujana, era muy estricto para guardar el orden de la cámara. Durante un debate
sobre la Central de Lemóniz, el único parlamentario del Partido Comunista de
Euskadi, Roberto Lertxundi, se refirió a Santiago Griñó, uno de los dos
parlamentarios de Alianza Popular que compartían con Lertxundi el Grupo Mixto,
como «mi tovarich Griñó».
«Señor Lertxundi», tronó Pujana, «haga el favor de retirar ese apelativo por el decoro de la Cámara». Tuvo que explicar Griñó al airado presidente que tovarich era un término ruso que significa camarada, apelativo afectuoso que «yo le acepto y le agradezco». No era Pujana uno de los presidentes más romos que ha tenido el Parlamento vasco y tenía una cultura de hechuras clásicas, pero su especialidad era el griego, más que el ruso; no se puede estar en todo.
Han presidido el Parlamento siete hombres y mujeres entre Pujana y la de ahora. Bakartxo Tejeria debe de tener otros saberes y capacidades, pero su fuerte no es la capacidad de discernimiento. Se debatía la creación del Instituto de la Memoria y la Convivencia, asunto muy apropiado para que el presidente de Sortu, antiguo y nuevo batasuno, le gritara desde su escaño «fascista» al portavoz de los populares vascos, Borja Sémper, al término de su intervención.
El interpelado se volvió hacia la presidenta y preguntó: «¿Va usted a permitir que se me llame fascista en el Parlamento vasco?» Tejería se hizo la sorda y siguió con la sesión cuando el diputado Maneiro denunció que «un representante de EH Bildu ha llamado fascista a un parlamentario absolutamente democrático». La presidenta le hizo saber que no tenía la palabra y le ordenó sentarse. El insultado Sémper se dirigió a la presidenta para pedirle que se retirara la expresión «fascista», por la dignidad de la Cámara.
Y entonces ella brilló con la luz propia que irradian los astros y advirtió que habría que retirar todo lo que se ha dicho en otras sesiones, confundiendo el insulto desde el escaño con la crítica desde la tribuna, la censura a un parlamentario sin civilizar con quemar los diarios de sesiones. Además, añadió después del incidente, ella no había «escuchado» el insulto. Evidentemente quiso decir «oído».
Pujana no sabía lo que quería decir tovarich, pero tenía una idea de lo que era el decoro de la Cámara y conocía el artículo 120 del Reglamento que lo amparaba. Tejería no parece conocer el reglamento y siempre lo mal aplica en el mismo sentido. Al final de la jornada, Egibar y Mintegi, pareja ideal, –juntos de la mano se les ve por el jardín–, suscribían una resolución conjunta contra la operación policial que desmanteló Herrira.
Antes habían votado juntos que la Cámara anime a la Policía a mantener su compromiso con la legalidad democrática, como si hiciera falta semejante cosa. Pello Urizar, ex secretario general de EA, y ahora menestral de Bildu, denunció «la impunidad policial» que ha existido durante años, seguramente cuando él era socio del PNV en Lakua y compartían tareas de Gobierno. Y también responsabilidades, claro.
La presidenta
«Señor Lertxundi», tronó Pujana, «haga el favor de retirar ese apelativo por el decoro de la Cámara». Tuvo que explicar Griñó al airado presidente que tovarich era un término ruso que significa camarada, apelativo afectuoso que «yo le acepto y le agradezco». No era Pujana uno de los presidentes más romos que ha tenido el Parlamento vasco y tenía una cultura de hechuras clásicas, pero su especialidad era el griego, más que el ruso; no se puede estar en todo.
Han presidido el Parlamento siete hombres y mujeres entre Pujana y la de ahora. Bakartxo Tejeria debe de tener otros saberes y capacidades, pero su fuerte no es la capacidad de discernimiento. Se debatía la creación del Instituto de la Memoria y la Convivencia, asunto muy apropiado para que el presidente de Sortu, antiguo y nuevo batasuno, le gritara desde su escaño «fascista» al portavoz de los populares vascos, Borja Sémper, al término de su intervención.
El interpelado se volvió hacia la presidenta y preguntó: «¿Va usted a permitir que se me llame fascista en el Parlamento vasco?» Tejería se hizo la sorda y siguió con la sesión cuando el diputado Maneiro denunció que «un representante de EH Bildu ha llamado fascista a un parlamentario absolutamente democrático». La presidenta le hizo saber que no tenía la palabra y le ordenó sentarse. El insultado Sémper se dirigió a la presidenta para pedirle que se retirara la expresión «fascista», por la dignidad de la Cámara.
Y entonces ella brilló con la luz propia que irradian los astros y advirtió que habría que retirar todo lo que se ha dicho en otras sesiones, confundiendo el insulto desde el escaño con la crítica desde la tribuna, la censura a un parlamentario sin civilizar con quemar los diarios de sesiones. Además, añadió después del incidente, ella no había «escuchado» el insulto. Evidentemente quiso decir «oído».
Pujana no sabía lo que quería decir tovarich, pero tenía una idea de lo que era el decoro de la Cámara y conocía el artículo 120 del Reglamento que lo amparaba. Tejería no parece conocer el reglamento y siempre lo mal aplica en el mismo sentido. Al final de la jornada, Egibar y Mintegi, pareja ideal, –juntos de la mano se les ve por el jardín–, suscribían una resolución conjunta contra la operación policial que desmanteló Herrira.
Antes habían votado juntos que la Cámara anime a la Policía a mantener su compromiso con la legalidad democrática, como si hiciera falta semejante cosa. Pello Urizar, ex secretario general de EA, y ahora menestral de Bildu, denunció «la impunidad policial» que ha existido durante años, seguramente cuando él era socio del PNV en Lakua y compartían tareas de Gobierno. Y también responsabilidades, claro.
El senador de Bildu Iñaki Goyoaga defiende a dos detenidos de Herrira
El fiscal pide 14 prisiones incondicionales y el juez acuerda cuatro
eludibles bajo fianza
El senador de Bildu Iñaki Goyoaga defendió ayer en la Audiencia Nacional a dos de los 18 detenidos en la operación del pasado lunes contra Herrira, la red de apoyo a presos de ETA. Goyoaga accedió a la Cámara Alta el pasado mes de enero con gran polémica, ya que la Policía y la Fiscalía le sitúan en Halboka, el frente de abogados de ETA, con unas actividades muy próximas a las de Herrira. El senador ha sido abogado habitual de etarras y fue absuelto de terrorismo hace menos de un año.
A lo largo de la jornada, el fiscal Miguel Ángel Carballo fue pidiendo el ingreso en prisión incondicional de 14 de los detenidos. Finalmente, el juez Eloy Velasco acordó enviar a cuatro a prisión eludible bajo fianza de 20.000 euros. Los afectados, que preguntaron si podían pagar en efectivo en ese instante, quedaron libres a las pocas horas.
Todos los detenidos deben presentarse quincenalmente en comisaría y tienen prohibido salir de España y participar en actos de enaltecimiento u otros que puedan interpretarse como de control de presos etarras, según lo autos dictados ayer por Velasco. Todos están imputados por pertenencia a organización terrorista, financiación terrorista y actos de enaltecimiento del terrorismo. Según la Guardia Civil, la Fiscalía de la Audiencia y el juez, Herrira fue la organización encargada de sustituir a las ilegalizadas Gestoras pro Amnistía y Askatasuna. Los cuatro que Eloy envió a prisión (Jon Garay, José Manuel Ugartemendia, Jesús María Aldumberri y Nagore García) son quienes más se habían significado en las actividades de Herrira.
En las comparecencias, el fiscal advirtió a los detenidos que si participaban en alguno de los habituales actos de recibimiento o apoyo a etarras que organiza Herrira pediría otra vista para reclamar su ingreso en prisión.
Según explicaron fuentes jurídicas, los detenidos se negaron a responder al juez y al fiscal. Solo dijeron que no pertenecían a ninguna organización terrorista y que sus actividad en Herrira no estaban dirigida a enaltecer el terrorismo.
En algunos casos, esas afirmaciones eran significativas. Uno de ellos tiene una condena suspendida por hacer pintadas a favor de ETA. En cuanto a los defendidos por Goyoaga, Antonio Fernández Hernando fue condenado en 1984 a 28 años de prisión por asesinato y otros delitos terroristas. El otro representado por el senador fue Ibon Meñika, condenado en dos ocasiones en la Audiencia, la última por pertenencia a organización terrorista. Ellos fueron dos de los 14 para los que el fiscal Carballo pidió prisión incondicional.
A pocos metros de la Audiencia, un grupo de amigos y familiares aguardaban a los detenidos, que iban saliendo con cara de susto, tras haber escuchado al fiscal pedir su encarcelamiento. También se desplazaron hasta el tribunal para apoyarles los miembros de Amaiur Xabier Mikel Errekondo y Txelui Moreno.
Además de afirmar que «ETA no se plantea su disolución», el informe de la Guardia Civil que desencadenó al operación indica que, desde la tregua, la banda «exige una negociación técnica con el Ejecutivo, en la que se reserva los dos aspectos fundamentales que permanecen bajo su estricto control: los presos y las armas». En ese contexto sitúa a Herrira, que el año pasado «se presentó públicamente como organización referente y dinamizadora del ámbito de apoyo a presos de ETA en el exterior de las cárceles».
El senador de Bildu Iñaki Goyoaga defendió ayer en la Audiencia Nacional a dos de los 18 detenidos en la operación del pasado lunes contra Herrira, la red de apoyo a presos de ETA. Goyoaga accedió a la Cámara Alta el pasado mes de enero con gran polémica, ya que la Policía y la Fiscalía le sitúan en Halboka, el frente de abogados de ETA, con unas actividades muy próximas a las de Herrira. El senador ha sido abogado habitual de etarras y fue absuelto de terrorismo hace menos de un año.
A lo largo de la jornada, el fiscal Miguel Ángel Carballo fue pidiendo el ingreso en prisión incondicional de 14 de los detenidos. Finalmente, el juez Eloy Velasco acordó enviar a cuatro a prisión eludible bajo fianza de 20.000 euros. Los afectados, que preguntaron si podían pagar en efectivo en ese instante, quedaron libres a las pocas horas.
Todos los detenidos deben presentarse quincenalmente en comisaría y tienen prohibido salir de España y participar en actos de enaltecimiento u otros que puedan interpretarse como de control de presos etarras, según lo autos dictados ayer por Velasco. Todos están imputados por pertenencia a organización terrorista, financiación terrorista y actos de enaltecimiento del terrorismo. Según la Guardia Civil, la Fiscalía de la Audiencia y el juez, Herrira fue la organización encargada de sustituir a las ilegalizadas Gestoras pro Amnistía y Askatasuna. Los cuatro que Eloy envió a prisión (Jon Garay, José Manuel Ugartemendia, Jesús María Aldumberri y Nagore García) son quienes más se habían significado en las actividades de Herrira.
En las comparecencias, el fiscal advirtió a los detenidos que si participaban en alguno de los habituales actos de recibimiento o apoyo a etarras que organiza Herrira pediría otra vista para reclamar su ingreso en prisión.
Según explicaron fuentes jurídicas, los detenidos se negaron a responder al juez y al fiscal. Solo dijeron que no pertenecían a ninguna organización terrorista y que sus actividad en Herrira no estaban dirigida a enaltecer el terrorismo.
En algunos casos, esas afirmaciones eran significativas. Uno de ellos tiene una condena suspendida por hacer pintadas a favor de ETA. En cuanto a los defendidos por Goyoaga, Antonio Fernández Hernando fue condenado en 1984 a 28 años de prisión por asesinato y otros delitos terroristas. El otro representado por el senador fue Ibon Meñika, condenado en dos ocasiones en la Audiencia, la última por pertenencia a organización terrorista. Ellos fueron dos de los 14 para los que el fiscal Carballo pidió prisión incondicional.
A pocos metros de la Audiencia, un grupo de amigos y familiares aguardaban a los detenidos, que iban saliendo con cara de susto, tras haber escuchado al fiscal pedir su encarcelamiento. También se desplazaron hasta el tribunal para apoyarles los miembros de Amaiur Xabier Mikel Errekondo y Txelui Moreno.
Además de afirmar que «ETA no se plantea su disolución», el informe de la Guardia Civil que desencadenó al operación indica que, desde la tregua, la banda «exige una negociación técnica con el Ejecutivo, en la que se reserva los dos aspectos fundamentales que permanecen bajo su estricto control: los presos y las armas». En ese contexto sitúa a Herrira, que el año pasado «se presentó públicamente como organización referente y dinamizadora del ámbito de apoyo a presos de ETA en el exterior de las cárceles».
Los malnacidos como siempre, y ahora inmersos en la garantía de ser lobos con piel de oveja, siguen azuzando y maltratando a los demócratas. Todo esto, se lo debemos a la comparsa de titiriteros ppsoe, que unos por otros han facilitado la entra en las instituciones de los malnacidos.
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