En el año 2012, fueron sancionados 1.861 guardias civiles
Posted on 10 septiembre 2013 by admin
Ángel Valencia: Según publica
la AUGC de Ceuta, las estadísticas de las sanciones disciplinarias en la
Guardia Civil deben analizarse para hacer un balance de la verdadera
situación socio-laboral de la Institución. Analizar estos datos desde el
punto de vista numérico no es suficiente para hacer un análisis
exhaustivo y real de una situación que, en muchas ocasiones, roza la
inmoralidad, el desequilibrio psíquico de algunos, por no decir el
delito.
El régimen disciplinario de la Guardia
Civil como el Código de Circulación no deja ilícito sin poder
sancionarse, pero son los hombres los que deben valorar y adecuar las
circunstancias a las teorías. Me explico, llegar un minuto tarde al
servicio es motivo de sanción, pero los mandos con capacidad
disciplinaria deben valorar las circunstancias que han provocado el
retraso y, por supuesto, si la sanción perjudica más a la Institución
que la exoneración al autor. La imagen de la Guardia Civil, que no es
propiedad de esos que utilizan “El aquí te pillo, aquí te mato”, sufre
ante la rigurosidad de estos elementos nocivos.
La democracia tiene asignaturas pendientes
y una de ellas, sin duda, es la Guardia Civil
En el año 2012, fueron sancionados
1.861 guardias civiles. Una evolución que ha ido creciendo poco a poco y
que refleja que algo falla en la Institución. No hay lugar a dudas, con
estos datos estamos hablando de una Institución muy indisciplinada,
porque si no utilizan el “aquí te pillo, aquí te mato” serían muchas
más, o por el contrario, esa utilización temeraria del régimen
disciplinario puede ser el arma letal de los intolerantes ante los
excesos ajenos y no para los excesos propios.
Por otro lado, existe en la Guardia
Civil, y así lo percibimos la mayoría, la convicción de que el régimen
disciplinario está para aplicarlo a la escala básica y que la escala
Superior de Oficiales cumple tanto que ni aparece en las estadísticas.
Esta curiosa circunstancia desvela que la disciplina se aplica de forma
caprichosa o que son tan inmaculados y perfectos que deberían ir al
cielo directamente. Cosa que no es cierta (me refiero a la perfección e
inmaculación), porque las estadísticas de otras parcelas dela vida
cotidiana dicen que son tan imperfectos como el que escribe.
Si tomamos las estadísticas de
guardias civiles separados, con exceso de peso, número de hijos, o que
sufren enfermedades, aparecerían los mandos en el mismo porcentaje que
los guardias civiles. Pero en las faltas disciplinarias desaparecen como
por arte de magia. Esa es la razón por la que hablaba que las sanciones
rozan la inmoralidad, el desequilibrio psíquico de algunos, por no
decir el delito.
“Quizá las faltas disciplinarias de los mandos
se resuelvan hablando”
Quizás las faltas disciplinarias de
los mandos se resuelvan hablando más que sancionando y la de otras
escalas se resuelvan a golpe de régimen disciplinario; o que las
sanciones a mandos prescriben como por arte de magia. ¡Qué bonita la
magia como espectáculo y que mala para la democracia!
Hace años un director general instaba a
los mandos a utilizar más el diálogo que el régimen disciplinario.
Alertaba de ciertos factores de riesgo de los excesos disciplinarios
(bajas psicológicas incluidas). Pero los tiempos cambian y hemos vuelto a
la utilización torticera del régimen disciplinario y eso perjudica
mucho a la Institución. Parece que tomaron el consejo del ex director,
pero hablan más entre las escalas superiores y poco con los de las
escalas básicas. Esto es lo que dicen las estadísticas. Son casi
perfectos en el trabajo y tan imperfectos en la vida cotidiana como los
guardias civiles.
“La democracia tiene asignaturas pendientes
y una de ellas, sin duda, es la Guardia Civil”
Los tiempos cambian y los intolerantes
se agarran a la teta del régimen disciplinario para perpetuar su
estatus de hacer lo que les venga en gana, utilizando su capacidad
sancionadora caprichosamente o no sancionando las conductas más
reprochables. Esa es una de las muchas razones para que exista AUGC como
una organización que apuesta por democratizar la Guardia Civil y por
defender la igualdad de derechos entre todas las escalas y, por
supuesto, expulsar de la Institución esas conductas inmorales de los que
se consideran “AMOS DE CORTIJOS QUE NO COMPRARON”. Amos que en muchas
ocasiones cuentan con la complicidad de una clase política incapaz de
crear mecanismos que impidan la utilización caprichosa del régimen
disciplinario; incapaces de poner orden a los excesos de sanciones, de
bajas psicológicas, suicidios e intentos de suicidios.
Pues así está la cosa, según parece que dicen los medios, pero no solamente es aquí, todas las instituciones del estado adolecen de lo mismo.
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