domingo, 7 de abril de 2013

Víctimas de ETA piden ayuda a Obama y Ban Ki-moon



  • J. M. ALONSO BILBAO
  • 07/04/2013/El Mundo
  • 14
  • ESPAÑA

  • Covite les envía una carta para acabar con el santuario etarra en Venezuela
    A ver si el Gobierno portugués logra neutralizar el golpe de Estado del TCLa Asociación de Víctimas del Terrorismo del País Vasco, Covite, se está movilizando para llegar a las más importantes instancias mundiales con el objetivo de implicarles en su lucha para evitar que, una vez muerto Hugo Chávez, ETA conserve sus privilegios bajo el previsible mandato de Nicolás Maduro y Venezuela siga siendo un «santuario» para los terroristas.

    Su presidenta, Consuelo Ordóñez, ha remitido un escrito al presidente de Estados Unidos, Barack Obama; al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y al jefe de Estado de Colombia, Juan Manuel Santos, para solicitarles «ayuda» con el fin de que contribuyan a «presionar a la comunidad internacional para que se posicione firmemente contra el asilo de todo tipo de terroristas en Venezuela».

    La remisión de estas comunicaciones, entre el jueves y el viernes, surge como respuesta a la ofensiva diplomática que ha iniciado ETA y su entorno en el país para garantizarse los enormes privilegios de los que han gozado durante la Presidencia de Chávez, ahora que las elecciones están a la vuelta de la esquina (el 14 de este mes), y en las que el candidato oficial del régimen bolivariano, Nicolás Maduro, parte con aparente ventaja.

    Para contrarrestar estos movimientos de ETA y de su círculo, desvelados por EL MUNDO, Covite ha intensificado sus contactos con el entorno de la oposición liderada por Henrique Capriles para que acabe con la impunidad de los terroristas en el país. De hecho, el oponente de Maduro tiene previsto incidir durante la campaña electoral en la denuncia de los vínculos existentes entre el régimen y los terroristas. Incluso, el círculo de confianza del aspirante tiene ya en su poder una carta remitida esta misma semana por Ordóñez y de la que Capriles podría hacerse eco durante un mitin.

    Las comunicaciones remitidas a Barack Obama, Ban Ki-moon y Juan Manuel Santos son prácticamente similares, con un añadido específico en cada uno de los casos para adecuarlas a su destinatario. En las cartas, Ordóñez afirma escribir esas líneas «presa de la impotencia de quien ya no sabe a quién acudir para evitar que la actitud de Venezuela siga pisoteando la dignidad de los más de 800 muertos que pesan sobre la espalda de ETA».

    Pese a que el «proyecto totalitario» de la banda «languidece» tras el cese de la actividad armada, sin embargo advierte de que ETA «ha conseguido en Venezuela lo que no ha logrado en España tras tres décadas de asesinatos selectivos: establecerse en un territorio-santuario para eludir pagar por sus brutales crímenes». Así, les pone en conocimiento de que «informaciones contrastadas» evidencian que Venezuela es «hoy uno de los mayores santuarios terroristas del mundo», ya que al menos 50 miembros de ETA «viven cómodamente al amparo del régimen bolivariano que busca perpetuar Nicolás Maduro» en caso de ganar las inminentes elecciones.

    En su caso concreto, Ordóñez expone que ella al menos tuvo la oportunidad de ver cómo los tres asesinos de su hermano Gregorio fueron condenados por la Justicia, una «suerte» que no tienen las cerca de 40 familias de las víctimas «ejecutadas por el medio centenar de etarras que hoy disfrutan de su estatus de refugiado político» en el país sudamericano gracias a una «connivencia» con las autoridades del país que impide que estos casos se resuelvan.

    En un escenario en el que el país «ha desoído los insistentes requerimientos de la Justicia española», Ordóñez no puede evitar lamentar la actuación del Gobierno de Mariano Rajoy, ya que «tampoco ayuda» que «se empeñe en abrazarse a la discreción», lo que constituye «un inconveniente para promover críticas contra la postura de Venezuela por parte de la comunidad internacional».
    En el caso concreto de la carta remitida a Obama, entregada este viernes en la Embajada de Estados Unidos en Madrid, Covite justifica el envío de este escrito porque uno de los objetivos de su Administración es el de «acabar con el patrocinio del terrorismo por parte de determinados países» y están próximas unas «elecciones cruciales» en Venezuela que «decidirán el devenir de asesinos que hoy son considerados por este país como exiliados políticos».

    En relación a la comunicación dirigida a Ban Ki-moon, enviada por correo urgente el jueves a la sede de la ONU en Nueva York, la asociación le recuerda sus palabras de que «ninguna causa y ninguna reivindicación pueden justificar el terrorismo», al tiempo que le traslada que «tan importante es luchar contra el terrorismo en ciernes como contra la deslegitimación de ese horror mediante la memoria» una vez ETA ha dejado de asesinar.

    Por su parte, la Presidencia del Gobierno de Colombia ya ha trasladado a Covite el acuse de recibo de su escrito, que fue remitido por correo electrónicoel jueves. En la carta, Ordóñez recuerda a Santos los «desencuentros» con Venezuela cuando era ministro de Defensa en el Ejecutivo de Uribe por la «connivencia» de Chávez con guerrilleros colombianos en la república bolivariana, por lo que reclama su «ayuda».

    La carta que Ordóñez ha hecho llegar al entorno de Capriles es similar, pero está escrita en un tono más humano («te escribo como quien habla a un compañero», indica), dado que «tu pelea por reinstaurar la cordura en Venezuela» el 14 de abril es «también nuestra lucha, el único modo de que el régimen bolivariano de Chávez, perpetuado sobre su primer espada, Nicolás Maduro, siga protegiendo a asesinos en busca y captura que no quieren pagar por sus innumerables crímenes».
    En el escrito le recuerda que se ha puesto en contacto con los tres dirigentes mundiales citados para pedirles colaboración para que «presionen a la comunidad internacional».

    1 comentario:

    1. Como debe de ser, bien hecho. Haber si se les acorrala de una puñetera vez. Hay que hacer, lo que no tiene narices el desgobierno de hacer.
      Mi solidaridad.

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