jueves, 20 de septiembre de 2012

La Audiencia abre la vía a excarcelar a más etarras no terminales

  • MANUEL MARRACO MADRID
  • 20/09/2012 PORTADA/El Mundo

  • Hoy viene el payaso catalanista a intentar dar otro sablazo a la economía española. Esperemos que por otros intereses, Rajoy no nos traicione como en el caso Bolinaga.Los etarras enfermos para quienes la izquierda abertzale reclama la excarcelación ya saben que no tendrán que esperar a que los médicos les declaren en fase terminal. Conforme a lo resuelto ayer por la Audiencia Nacional en el caso Bolinaga, podrán acceder a la libertad condicional cuando su enfermedad suponga «un peligro claro, notorio y manifiesto para su vida», aunque ese riesgo no sea «inminente».

    El encontronazo entre la Fiscalía y el tándem Interior-juez de Vigilancia Penitenciaria se zanja con una resolución que, en buena parte, reduce el asunto a una discusión semántica. La Sección Primera de lo Penal centra el auto en interpretar qué quiere decir el Código Penal cuando se refiere a los casos de «peligro patente» para la vida del preso, único supuesto que exoneraría a Bolinaga de un requisito de arrepentimiento que, claramente, no cumple.

    Los magistrados concluyen que el peligro al que se refiere la ley «es el que se evidencia de manera clara, evidente y manifiesta». El tribunal emplea así -aunque no lo dice- tres de los cuatro adjetivos que la Real Academia ofrece en la definición de «patente». La resolución no ahonda en el concepto de «peligro», que la Academia describe como «riesgo inminente».

    Por contra, interpreta que la ley no exige una situación terminal, en contra de lo mantenido por el fiscal en su recurso. «El marco conceptual que establece la ley para este supuesto excepcional de libertad condicional por razones humanitarias es el del riesgo patente para la vida, no el de peligro inminente que nos ubica ante la situación del enfermo terminal o agónico», dice.

    La Sala afirma que la situación de Josu Uribecheberria Bolinaga, enfermo de cáncer con metástasis múltiples, encaja sin duda en el supuesto más generoso del Código Penal. Subraya que todos los informes médicos coinciden en que padece «una enfermedad muy grave e incurable, con una evolución de mal pronóstico». Las discrepancias entre el Hospital Donostia y la forense de la Audiencia Nacional, añade el tribunal, sólo llegan a la hora de establecer cuál es la mediana de supervivencia para casos como el de Bolinaga: siete meses y 29 días según el hospital y 11 meses y tres días según la forense.

    Es decir, que a juicio de los magistrados Fernando Grande-Marlaska, Alfonso Guevara, Javier Martínez Lázaro y Ramón Sáez (ponente) «existe un peligro claro, notorio y manifiesto para la vida del paciente de fallecer en un corto periodo de tiempo».

    El tribunal, encargado de resolver todos los recursos contra libertades condicionales de terroristas, resta relevancia al papel de los informes médicos. El fiscal sostenía que era imprescindible que los informes del forense y de Prisiones coincidieran en que se trata de un caso terminal. Sin embargo, la Sala afirma que ambos informes son preceptivos, pero no vinculantes. «La ponderación sobre el peligro patente para la vida es objeto de la decisión jurisdiccional», zanjan los magistrados, dejando así un amplio margen de decisión en futuras resoluciones con informes médicos dudosos o contradictorios.

    Finalmente, el tribunal parece responder a la repercusión pública que ha tenido el caso al tener como protagonista al secuestrador de Ortega Lara. «El principio de humanidad que incorpora el artículo 92 del Código Penal tiene carácter incondicionado, no pudiendo depender de la gravedad de las conductas sancionadas, ni de la entidad de los daños causados por el delito». «En caso de peligro patente para la vida del penado, la ley prescinde de la consideración sobre el delito, hace abstracción de tales datos», concluye
  • MANUEL MARRACO MADRID
  • 20/09/2012 ESPAÑA

  • EL VOTO PARTICULAR

    «El juez debe interpretar, no legislar»

    Nicolás Poveda sostiene que el Código Penal exigía al etarra el arrepentimiento


    «El juez debe interpretar, no legislar». Lo dice el magistrado Nicolás Poveda, que en un voto particular contrario a la excarcelación considera que la resolución de la Sección Primera ha pasado por encima de los supuestos que el Código Penal delimita para la libertad de presos enfermos.

    A su juicio, los magistrados de la mayoría han interpretado con tanta amplitud el supuesto referido al riesgo patente para la vida que dejan «sin contenido» el apartado relativo a enfermos graves que no estén en peligro de muerte, a los que se exige más requisitos.

    «De este examen detallado y pormenorizado», dice el magistrado tras repasar los informes médicos, «se concluye que ni una sola vez, repito, ni una sola vez, los médicos del Hospital Universitario de San Sebastián ni la médico forense mencionan en ningún momento la expresión 'riesgo de muerte' para la situación actual del paciente que ellos han estudiado». Algo que, en su opinión, debería excluir a Bolinaga del supuesto más beneficioso y situarle en el supuesto que le exigiría «expresamente renunciar a la actividad terrorista y pedir perdón a las víctimas, como mínimo», antes de acceder a la libertad condicional.

    «El legislador ha creado dos posibilidades diferentes, tratándolas separadamente no sólo en su texto, sino también en las distintas condiciones que exige para su obtención, ya que no es legalmente lo mismo padecer una enfermedad grave con padecimientos incurables que encontrarse en situación de peligro patente para la vida». «El legislador ha tenido desde 1995, fecha del anterior Código Penal, diversos momentos en que podía haber hecho desaparecer la distinción en las enfermedades, y si no lo ha hecho reiteradamente, como hemos visto, es por su decisión de mantener tal regulación diferenciada».

    Además de criticar el criterio seguido por el resto de magistrados, Poveda detecta contradicciones en lo manifestado por los médicos de San Sebastián, que mantienen simultáneamente que el enfermo debe seguir ingresado y que «donde mejor estaría es en su casa».

    «Cabe preguntarse en este punto en qué quedamos: se trata de un paciente [...] que tiene que ser hospitalizado por, entre otros, posibles 'súbitos accidentes vasculares cerebrales de consecuencias inmediatas letales', lo que le impide estar en prisión, habiéndose considerado que es precisa su estancia como ingresado en el hospital. Y los doctores, con todo el respeto, terminan su contestación diciendo que donde mejor estaría es en su casa. ¿Dónde quedan los súbitos accidentes, los riesgos evidentes que han indicado previamente, y el control médico?»
  • J. M. ALONSO SAN SEBASTIÁN
  • 20/09/2012 ESPAÑA

  • Eguiguren nombra a Otegi pacificador

    Admite que en la negociación se sentía «legitimado» para actuar como quisiera

    «Yo ya sabía cuando me metí en esto que el que se mete en esto acaba mal». En su primera intervención en el documental que resalta su papel en las negociaciones con ETA, el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, admite que ya al principio del proceso aventuraba cómo iba a terminar: «Despreciado por unos y otros, y ninguneado por todos».

    Es, según asegura Eguiguren, el precio que ha tenido que pagar como el «conspirador» que se considera. Conspirador no con la carga negativa que se le presupone en la actualidad, sino con su sentido del siglo XIX, durante las Guerras Carlistas, donde era un oficio para los políticos vascos que se encargaban de «crear las condiciones para negociar». De ahí el título del documental, Memorias de un conspirador, dirigido por Ángel Amigo.

    La película fue estrenada ayer en el Aquarium de San Sebastián. Por la mañana, en el pase de prensa, Eguiguren no pudo acudir a la cita con los medios por una indisposición y acudió su esposa, Rafaela Romero, que trasladó varios mensajes en nombre de su marido. Entre ellos, una mención especial al que fuera portavoz de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi, en la actualidad en prisión e inhabilitado, quien es «coprotagonista del inicio de este nuevo tiempo entre vascos». Según recalcó, «el conflicto comienza ahora para muchos, cuando tenemos que convivir juntos sin tantas personas».

    Romero vino a repetir casi las mismas palabras con las que Eguiguren loa la figura de Otegi cuando resalta que «sin su esfuerzo, su trabajo, su capacidad de liderazgo, su humor y optimismo, que eran muy superiores al mío, tampoco hubiéramos llegado aquí, para qué vamos a engañarnos».
    Por ello, al final del documental traslada su «recuerdo» para Otegi por «razones políticas y personales... Al final, la política la hacen los hombres no los partidos», sostiene.

    Eguiguren asegura que se llega a «entrar en la cabeza» de la izquierda abertzale, a «entenderles y comprenderles» (llega a manifestar que «te conviertes un poco en estratega de ellos»). Y todo a pesar de que ETA seguía asesinando a cargos del PSE y PP, y la antigua Batasuna rechazaba una y otra vez condenar la barbarie de la banda.

    Incluso, reconoce que le «daba igual no seguir las instrucciones» de la dirección de Madrid ante estos encuentros, ya que como presidente del PSE tenía «la autoridad suficiente para hacer en Euskadi lo que quisiera». «No había nadie por encima de mí», enfatiza para posteriormente certificar: «Me sentía legitimado» para actuar como quisiera. Y si «hacía mal, me daba igual».

    1 comentario:

    1. Como se puede ver, nada a cambiado, seguirán soltando a los asesinos gota a gota y todos felices. Por tanto, lo dicho ayer del rajao con las víctimas del terrorismo, papel de fumar. Vamos, que se lo pasan por el forro todo.
      Y el maltratador encima llama a otegui pacificador, esto no tiene arreglo, pais de dementes y trileros.

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