El Mundo


eguen hasta este punto por un error que podía haber evitado con estricto respeto a la legalidad. Así no se vería obligado a justificar y ocultar ese grave error con una falsedad. Es lo que hizo ayer el ministro del Interior, visiblemente molesto por cierto, al asegurar que al Gobierno le «duele» la decisión, pero que de no haber concedido al recluso el tercer grado habría incurrido en «prevaricación». El delito de prevaricación está perfectamente tipificado y se aplica a las autoridades que toman una decisión injusta a sabiendas. Ningún juez aceptaría una querella por prevaricación contra un Gobierno por haber realizado una interpretación distinta del artículo 104.4 del Reglamento Penitenciario, que establece que «los penados enfermos muy graves podrán ser clasificados en tercer grado». Dice «podrán» y no «deberán», lo que significa que no hay un mandato preceptivo, sino facultativo. Bolinaga no ha pedido perdón a las víctimas ni se ha arrepentido, no está en fase terminal, por lo que podría continuar en un hospital penitenciario y existen muchas dudas en torno al informe de los médicos, e incluso al tratamiento recibido. El padre de Diego Salvà, guardia civil asesinado en el último atentado de ETA, ha dirigido una carta al responsable de Instituciones Penitenciarias en la que cuestiona su argumento para justificar el traslado de la cárcel de León a San Sebastián para su tratamiento oncológico porque había sido operado allí. Antronio Salvà, urólogo de profesión, asegura que en León hay profesionales de la medicina tan preparados como en San Sebastián. «Usted podrá engañar a parte de la población, pero a mí no. El traslado es una cuestión política», concluye.
Como tal decisión política, la excarcelación de Bolinaga está originando una fuerte marejada en el seno del PP. Esperanza Aguirre aseguró ayer que ella no lo hubiera hecho -«una cosa es que se pueda y otra que se deba»- sumándose así a las críticas de Mayor Oreja. Precisamente Jorge Fernández dedicó al ex ministro de Aznar una carga de profundidad al asegurar que en su etapa en Interior hubo 16 excarcelaciones de etarras similares a la de Bolinaga.
Ya debería de haber dimitido este ministro, por higiene democrática. Es lo peor de lo peor, y no hay nadie en este gobierno que le diga nada???, entonces, son todos iguales.
ResponderEliminar¡A la mierda!