martes, 28 de febrero de 2012

Los mismos perros con los mismos collares: El Gobierno mantendrá el apoyo de España a la Alianza de Civilizaciones


Alerta digital

Rajoy, con un grupo de musulmanas en Melilla.

Rajoy, con un grupo de musulmanas en Melilla.

Hablemos claro. La Alianza de Civilizaciones impulsada por Zapatero y por el primer ministro turco pretende sobre todo llenar nuestra geografía de mezquitas. No quieren construir fábricas, montar empresas, establecer industrias, edificar centros de estudios. No desean contribuir al progreso de nuestro país, al desarrollo de nuestra comunidad, a la mejora de nuestra nación, al elevamiento de nuestro pueblo. No aportan nada al bienestar general de nuestra sociedad, en la que viven sin ofrecer nada positivo a cambio y generando sólo conflictos e inquietud e incluso, como ya se venía anunciando por los más lúcidos, muerte y desolación. No quieren arrimar el hombro, sino meternos la mano en el bolsillo, medrar a la sombra de nuestra suicida tolerancia y arruinarnos la existencia. Quieren algo adecuado a su mentalidad arcaica, algo acorde a su inferioridad cultural, algo consustancial a su vileza moral: mezquitas.

Mezquitas: templos de oscurantismo y atraso espiritual, escuelas donde se enseña a discriminar a las mujeres y a odiar a Occidente, a sus valores, a sus logros, a sus ideales.

Mezquitas: cátedras desde las cuales se fomenta el rechazo a las leyes y las costumbres del país de acogida y donde se conspira contra el orden establecido, la paz y el bienestar de una sociedad en la que los musulmanes no tienen el menor interés en integrarse y si en cambio todas las ganas del mundo de destruir.

Mezquitas: lugares donde se predica la intolerancia, el desprecio a los derechos humanos, donde se promueve la negación de toda idea de progreso y se alecciona a los creyentes en el fanatismo más embrutecedor.

Mezquitas: centros de conspiración antioccidental y de agitación antieuropea, cuarteles generales de la quintacolunma mahometana, bastiones del islamismo militante, tapaderas de organizaciones integristas, banderines de enganche de terroristas, oficinas recaudatorias del yihadismo.

El islam sólo aporta regresión, miseria, brutalidad, maldad, degradación, suciedad, decadencia, intolerancia y muerte. El islam es la negación de todos los valores e ideales que sustentan la Civilización Occidental: el progreso, la igualdad entre el hombre y la mujer, las libertades individuales y colectivas, los derechos humanos, la democracia, la tolerancia, la solidaridad, la compasión cristiana. Donde llega el islam con sus infinitas lacras morales, culturales, espirituales y sociales, llega el desorden, la discordia, el conflicto, la barbarie: discriminación de la mujer, burkas, miseria, fanatismo, incultura, ayatolás, talibanes, corrupción, oscurantismo, despotismo, terrorismo… Se acabó la tranquilidad, la paz, el bienestar, el progreso, la seguridad. Se acabó el orden, el respeto de la ley, la posibilidad de una existencia digna y decente. Se acabó la vida civilizada y la convivencia pacífica.

El islam todo lo arrasa, todo lo destruye, todo lo envilece. El islam lleva consigo una tremenda carga de energía destructiva, toda su historia no nos habla de otra cosa. Tinieblas y pestilencias medievales, odio al progreso, a la modernidad, a la igualdad, a la libertad, a la tolerancia. El islam es un mundo retrógrado, un paisaje malvado y corrompido, un tiempo estancado, un universo de oscuridad antigua donde se lapidan a las mujeres, cuando no se las flagela en público, donde se mutila sexualmente a las niñas, donde se vende a las hijas de 12, 10 y hasta 6 años por un rebaño de cabras, media docena de camellos o un puñado de billetes. El islam es la viva imagen del fracaso: 60 naciones bajo la terrible losa del islam. Marruecos, Afganistán, Arabia Saudí, Sudán, Irán, Somalia…, países estancados, sociedades infames, enfangadas en la miseria y la abyección moral más repulsiva.

En España (y en el resto de Europa) hemos vivido relativamente tranquilos y sin mayores problemas ni amenazas a nuestra paz y nuestra properidad hasta que llegaron los islamistas como una marabunta para sembrar la discordia, el conflicto y el temor. A medida que la población musulmana crezca numéricamente (y lo hace aceleradamente), de forma pareja y simultánea aumentará la frecuencia, el tono y el calibre de sus exigencias y pretensiones. Cuando estos invasores consideren que tienen el peso demográfico suficiente (la “masa crítica” que les permita desafiarnos con posibilidades de éxito) y los apoyos necesarios entre los “compañeros de viaje” y demás tontos útiles a su servicio, cómplices de la infiltración incesante de este elemento de descomposición y desorden en el organismo social, su audacia y su agresividad no conocerán entonces límites, y respaldarán sus reclamaciones con la intimidación, las amenazas y la violenca. Debemos tomar conciencia del peligro y actuar en consecuencia. Quieren modificar las costumbres y todas las leyes conforme a sus intereses y objetivos. Quieren dominarnos y ponernos a su servicio antes de acabar definitivamente con nosotros. El futuro se perfila sombrío y amenazante. Tenemos al enemigo dentro de nuestra casa, y el PP parece todavía no querer enterarse.

Rajoy seguirá cooperando con la Alianza de Civilizaciones

El Gobierno de Mariano Rajoy seguirá cooperando con la Alianza de Civilizaciones, el proyecto que puso en marcha su antecesor en el cargo, José Luis Rodríguez Zapatero, aunque planteará una reflexión sobre su finalidad y estudiará rebajar la contribución económica hecha en los últimos años.

La decisión de mantener la colaboración con la Alianza de Civilizaciones, que teóricamente promueve “el diálogo entre religiones y culturas”, responde a que se trata de una iniciativa asumida por Naciones Unidas, después de que España y Turquía propusieron su creación en 2004, según informan fuentes del Ejecutivo.

La Alianza cuenta con el respaldo de más de un centenar de países y de una veintena de organismos internacionales -integrantes del llamado ‘Grupo de Amigos’- y está representado en la ONU por el portugués Jorge Sampaio.

Críticas previas

Durante su etapa en la oposición, el Partido Popular mantuvo una postura crítica con la iniciativa al considerarla vacía de contenido e irrelevante para España.

En el programa electoral con el que concurrió al 20-N, el PP no mencionaba la Alianza, aunque sí dejaba claro que colaboraría con la ONU y otros organismos en la defensa de los derechos humanos y la protección de las minorías perseguidas por motivos religiosos.

En su comparecencia en el Congreso del pasado miércoles, el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel-García Margallo, dio su aval a la Alianza, aunque manifestó la necesidad de “reflexionar conjuntamente” sobre ella.

Principal contribuyente

España es el principal contribuyente, con alrededor de un 30% del total de su presupuesto, por delante de Turquía, Reino Unido, Catar y Emiratos Árabes Unidos.

Desde 2005, España ha destinado alrededor de cinco millones de euros al Fondo Fiduciario de la Alianza, además de organizar el I Foro en Madrid (2008).

La primera contribución fue en 2005 con un millón de euros, cifra que en 2009 se vio rebajada a 650.000 euros, similar a las partidas de 2010 y 2011, según datos facilitados por Exteriores.

El Gobierno también ha financiado con 12,4 millones de euros la creación del Instituto sobre la Alianza de Civilizaciones que está previsto que entre en funcionamiento a final de año en Barcelona.

Otros diez millones de euros se destinaron a la remodelación de la Sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones en la sede de la ONU de Ginebra, con la cúpula pintada por Miquel Barceló.

El ministro informó de que había conversado ya con el primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, sobre el futuro de la Alianza y su finalidad al haber desempeñado un escaso papel en la llamada primavera árabe.

La portavoz del PSOE, Elena Valenciano, le pidió no “despreciar” la Alianza, al advertirle de que podría dañar la imagen de España en la comunidad internacional, en especial, ante los países árabes.

Candidatura al Consejo de Seguridad

Uno de los motivos que el Ejecutivo ha tenido en cuenta para no desligarse de la Alianza es la candidatura de España a ocupar un puesto de miembro no permanente del Consejo de Seguridad para el periodo 2015-2016.

Retirar el apoyo perjudicaría las aspiraciones españolas para lograr esta meta en favor de Turquía, que también se presentará como candidato para el mismo período.

El anterior Gobierno socialista aprobó en 2010 el II Plan Nacional para la Alianza de Civilizaciones, vigente hasta 2014.

Este plan, en el que colaboran diversos ministerios, incluye un amplio programa de proyectos y actividades para inculcar los valores de tolerancia en ámbitos como la educación y la juventud.

Presidencia mantiene una oficina en el Palacio de la Moncloa encargada de coordinar estas actuaciones, aunque durante la segunda legislatura de Zapatero se suprimió el cargo de asesor presidencial que desempeñó el diplomático Máximo Cajal.

Exteriores, por su parte, se ocupa de la difusión de la iniciativa en los organismos multilaterales con una embajadora específica, Belén Alfaro, nombrada en julio del pasado año.

1 comentario:

  1. Para los que decían que el pp lo iba a arreglar todo...., pues ya tienen el resultado. Deben de estar o deberían de estarlo todos los votates del pp mordiéndose las uñas, porque yo no soy y lo hago, pero lo hago de la mala leche que me entra, de ver algo que yo ya veía, y los ciegos votantes del pp no. Bipartidismo, y más bipartidismo, como hay que decirlo????.

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