28 de Febrero de 2012 - 00:34:50 - Luis del Pino/Libertad digital
No hay aspecto del 11-M sobre el que fijemos la vista, en el que no aparezca, omnipresente, la sombra de la ocultación.
- Al sumario no se adjuntaron las actas de los restos recogidos en cada foco de explosión.
- Los restos recogidos en los trenes desaparecieron a toneladas, hasta verse reducidos a 23 míseros fragmentos, que fueron todo lo que llegó a la pericial de explosivos del juicio.
- Esos restos de los trenes no fueron entregados a la Policía Científica para su análisis, contraviniendo los protocolos vigentes para el caso de atentado terrorista.
- Los análisis realizados en la Unidad Central de Desactivación de Explosivos no fueron incorporados al sumario: ni las pruebas químicas analíticas, ni los estudios sobre posibles restos de los artefactos hallados en los focos de explosión.
- Todos los vagones, menos uno, en los que habían explosionado las bombas fueron desguazados en cuestión de pocos días, contraviniendo la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Restos que podían haber servido para determinar la estructura de los artefactos o la composición de los explosivos fueron reducidos a chatarra.
- Las prendas de ropa no reclamadas por ningún familiar de las víctimas fueron incineradas, pocas semanas después del 11-M, en el vertedero de Valdemingómez. Y ello a pesar de que la ropa hubiera podido utilizarse para la realización de análisis químicos.
- Los restos no reclamados de artefactos electrónicos encontrados en los trenes fueron reducidos a polvo en una trituradora industrial del este de Madrid, también pocas semanas después de la masacre.
- El único vagón explosionado que no se desguazó - el vagón número 4 del tren de Santa Eugenia - fue reparado y puesto en circulación, tras cortar del mismo toda la zona correspondiente al foco de explosión.
Hoy publicamos en Libertad Digital la noticia de que los restos correspondientes al foco de explosión del tren de Santa Eugenia han permanecido arrumbados durante ocho años en la empresa encargada de la reparación de aquel vagón.
La Policía sabía que esos restos existían. Renfe estaba también al corriente. El juez instructor era consciente, según la dirección de la empresa, de que allí se conservaban esos restos extraídos del vagón explosionado.
Y, sin embargo, en el sumario del 11-M no hay rastro de su existencia: ningún informe policial, ni ningún auto judicial, menciona esos restos. No existe constancia tampoco de que el tribunal presidido por Gómez Bermúdez fuera informado de que en una empresa de Madrid habían quedado vestigios de uno de los focos de explosión.
¿Con qué objeto se conservaron esos restos? No lo sabemos, aunque está claro que esos restos se quisieron mantener deliberadamente hasta después de acabado el juicio.
Pero, sobre todo, ¿por qué se mantuvo en secreto la existencia de esos restos?
Eso, y encima absuelven al principal, manda carallo.
ResponderEliminarVergüenza de justicia.