jueves, 15 de diciembre de 2011

Hay andaluces que sí merecen ser llamados vagos y maleantes


Alerta Digital

De nuevo la corrección política pretendiendo ocultar cosas que son comúnmente percibidas como reales. Al hijo de la duquesa de Alba se le quiere linchar por sostener lo que muchos andaluces venimos diciendo desde hace años: hay una Andalucía urbana laboriosa y preparada, fecunda y en continuo desarrollo, en contraste con esa otra Andalucía que hunde sus raíces en el campo. Tanto el agrícola como el de las ideas socialistas, abonadas con el fielmo de estos dos únicos conceptos: el antinomio pobre-rico y las maldades de la derecha.

La Andalucía rural es un vivero de vagos, un foco de telarañas mentales, un nido de votantes subvencionados, un erial improductivo afiliado a las ayudas públicas. Son definiciones acaso irreverentes pero basadas en hechos objetivos que los apologistas de lo políticamente correcto no podrían ocultar a quien se acercara a esos pueblos con instinto crítico.

Mientras la Andalucía urbana produce, la rural vegeta a la sombra de los subsidios; mientras la Andalucía urbana avanza y en ella se abren paso las ideas más innovadoras, la rural se aferra a la mordida socialista en sus distintas expresiones; mientras la Andalucía urbana produce el 90 por ciento del PIB andaluz, la agraria vegeta en las esquinas y se mantiene en el tercermundismo con tal de no admitir que hay vida más allá de la izquierda garbancera.

Andalucía soporta 30 años de socialismo bolivariano, a contrapelo de lo que expresan en las urnas los andaluces más excelentes, sólo porque así lo quiere la parte más chusca, inculta, zafia y cortijera de su población, la que mantiene viva la llama guerracivilista, la que vivaquea de bar en bar y la que vota al PSOE a cambio de un bocadillito y un viaje en autobús a la playa. Esa Andalucía yerma y adoctrinada, vendida siempre al peor postor; con la cabeza tan vacía que hasta Antonio Mairena, personaje machadiano, nos alertó de ello, no merece sino nuestro rechazo y desprecio.

No sentimos ningún respeto por esa Andalucía de pana y ajo, ajada y carroñera, ni nuestra dignidad como andaluces se siente constreñida por las palabras del hijo de la duquesa de Alba. Porque son ciertas. La Andalucía profunda se empeña en mantener a flote las viejas fórmulas socialistas de convivencia: el chatito en la Casa del Pueblo, el PER en la de todos, el visiteo, la verbena y la tertulia mañanera, con aceite y ajo, en el bar de la plaza, entre jipíos y timbas de dominó. La Andalucía de pana y cebolla, subvencionada y con un horizonte espacial tan menguado como pobre, no tendrá en nosotros a uno de sus juglares.

La Junta ataca a Cayetano para mantener su chiringuito

El consejero de Gobernación de la Junta de Andalucía, Francisco Menacho, ha señalado hoy que el hijo de la duquesa de Alba, Cayetano Martínez de Irujo, “merece el desprecio de todos los andaluces” por afirmar en unas declaraciones que “los agricultores andaluces tienen pocas ganas de trabajar”.

Menacho ha mostrado esta postura después de que el Partido Andalucista pidiera ayer la retirada del título de Hija Predilecta de Andalucía a la duquesa de Alba mediante una carta dirigida al presidente de la Junta, José Antonio Griñán, con la que adjuntaba firmas que apoyaban la decisión.

Ha afirmado que no hay razón para desposeer de dicho título a Cayetana de Alba puesto que hasta ahora “se ha mostrado respetuosa con Andalucía” y ha dicho que “la duquesa es la duquesa” y “su hijo es su hijo”, ya que, según él, cada uno puede tener opiniones diferentes, pero que éste último ha menospreciado a los andaluces.

Cayetano Martínez de Irujo dijo en una entrevista al programa ‘Salvados’ de la cadena La Sexta, que se emitió el pasado domingo, que los agricultores andaluces “tienen pocas ganas de trabajar” y que “lo que pasa en Andalucía a nivel laboral no sucede en ningún sitio de España” y por eso “sigue a la cola de España”.

La duquesa mantendrá su título

Asimismo Menacho, ha rechazado este miércoles retirar el título de Hija Predilecta de Andalucía a Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, tras las declaraciones de su hijo “porque ella ha sido respetuosa con Andalucía”.

Menacho ha indicado, durante la presentación de un libro en Málaga, que la duquesa de Alba “no ha hecho ninguna declaración” y ha añadido: “su hijo es su hijo y la madre es la madre. El hijo puede ser de una forma y la madre o el padre de otra; distinto sería si la mujer lo hubiera hecho, pero hasta ahora es respetuosa con Andalucía”.

Sin embargo, el dirigente andaluz ha asegurado que Cayetano de Alba, conde de Salvatierra, “merece el desprecio de todos los andaluces porque sus palabras no responden ni a nuestra forma de ser ni a nuestra historia”.

Precisamente, este lunes el diputado del PSOE en el Parlamento andaluz por Sevilla Fernando Martínez consideró que la duquesa de Alba debía “desautorizar” las opiniones expresadas por su hijo Cayetano en el programa ‘Salvados’ de La Sexta en relación con la disposición de los andaluces ante el trabajo o “renunciar” al Título de Hija Predilecta de Andalucía con el que fue reconocida por la Junta en 2006.

Este martes, la consejera de Presidencia, Mar Moreno, lamentó que andaluces “notables” no sean conscientes de la repercusión de algunas de sus opiniones y que causen un daño a la imagen de esta tierra con declaraciones “frívolas y anacrónicas”.

Contradicciones

El problema es que muchos de esos socialistas mantienen el tópico de una Andalucía de señoritos y siervos. Critican en sus mítines la Andalucía estamental y luego rinden culto a estos nobles de guardarropía, se persignan en sus bodas, se parten la cara para acudir a sus fiestas, se prestan sin dudarlo para seguir el compás de sus romerías, besan la tierra que pisan y se emocionan con sus faenas en la plaza. Aquí tenemos toda una televisión pública que a diario promulga la imagen de la duquesa de Alba como ejemplo de mujer libre, hecha a sí misma. Por no hablar de los portavoces del PSOE que criticaron a Martínez de Irujo pero acudieron raudos a lavar los trapos de su señora madre, intocable para casi todos los medios de comunicación. Así que la cuestión no es sólo la pereza. Es también el servilismo.

1 comentario:

  1. Bien dicho, efectivamente así es. No todos los andaluces son vagos, ni están todo el día a la bartola, pero solo hay que estar una temporada por alli, para ver el percal de lo que se guisa y se cueze.

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