lunes, 19 de septiembre de 2011

Rubalcaba colocó a García Hidalgo al frente de la Policía antes de ser ministro del Interior



  • Caso Faisán
    19-09-2011 | La gaceta

    El actual dirigente del PSE de Álava está procesado por colaboración con banda armada. “Alfredo lo trajo al ministerio porque era una figura clave del pacto antiterrorista”, asegura un diputado socialista.

  • Alberto Lardiés. Madrid

    Alfredo Pérez Rubalcaba jugó un papel determinante para colocar a Víctor García Hidalgo al frente de la Policía en el año 2004. En aquel momento, el actual candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno aún no había llegado al Ministerio del Interior, sino que era el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso de los Diputados. Hoy, García Hidalgo es uno de los tres procesados por colaboración con banda armada por haber perpetrado presuntamente el chivatazo a ETA en el bar Faisán de Irún en mayo de 2006.

    Durante varios años, fuentes policiales y políticas afines a Rubalcaba han asegurado en privado y en público que la principal prueba de que el hoy candidato no tiene nada que ver con el soplo a la banda es que habría destituido a García Hidalgo precisamente por su relación con los hechos. Lo que olvidan o no comentan es que fue Rubalcaba quien lo fichó. Así lo narra un conocido diputado del PSOE en el libro Los mil secretos de Rubalcaba (Ciudadela, 2011), que sale a la venta el día 21 de este mes.

    Testimonio

    A Víctor García Hidalgo lo trajo Rubalcaba porque, honradamente, cuando el Pacto Antiterrorista, era una figura clave, llevaba todo el tema de la coordinación de víctimas y todos los aspectos de seguridad del Partido Socialista de Euskadi. Era una persona clave en ese sentido y muy querido por el PP de allí porque, claro, teníamos esa complicidad entre ambos partidos. Quién presiona al consejero vasco de Interior, quién está pidiendo medios a la Policía, quién asiste a las víctimas… Víctor García Hidalgo”.

    “Por eso algunas veces lo incorporamos a las reuniones del Pacto Antiterrorista y a este sí que lo trae Alfredo al ministerio. Víctor, que luego ha pasado por ser una víctima del proceso de diálogo con ETA, curiosamente, era uno de los artífices del Pacto Antiterrorista y una de las personas clave en la seguridad contra el terrorismo en la época en la que estábamos muy jodidos. Creo que fue un buen detalle traerlo”.

    Los dos párrafos anteriores, que salen de boca de un miembro de la Ejecutiva del PSOE, dejan muy claro que, al menos en opinión de este diputado, García Hidalgo llegó como director de la Policía en 2004 por obra y gracia de Rubalcaba, al que conocía de la época del Pacto Antiterrorista (nacido el año 2000). Como se ha dicho, en 2004 el hoy candidato aún no era ministro. Pero el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, veía en él a su principal experto en materia de terrorismo.

    Los hechos

    Los datos son tozudos. Cuando Rubalcaba desembarcó en Interior, al frente de la Policía estaba su conocido Víctor García Hidalgo, que había sustituido a Agustín Díaz de Mera. Al frente de la Guardia Civil estaba el general Carlos Gómez Arruche. Nada más llegar al puesto, Rubalcaba colocó a Joan Mesquida, un militante socialista de su agrado, al frente de la Benemérita.
    Y sólo unos meses después, a principios de septiembre de aquel año, García Hidalgo cesó en su puesto. Se dijo que “por motivos personales”, aunque se sospecha que fue por el soplo. Mesquida asumió la dirección única de la Policía y la Guardia Civil. El mando único era una propuesta que el PSOE incluyó en su programa electoral para los comicios de 2004. Ya en abril de 2008, justo al cumplir dos años como ministro, Rubalcaba colocó al frente de la dirección unitaria a Francisco Javier Velázquez, que todavía hoy desempeña el cargo.

    Mientras Rubalcaba ascendía y ascendía hasta llegar a ser hoy el candidato del PSOE para las elecciones del 20-N, García Hidalgo pasó a ocupar un lugar más oscuro, asediado por su supuesta implicación en el chivatazo. El pasado mes de julio fue procesado por el juez Ruz, junto a Enrique Pamies y José María Ballesteros, como presuntos autores de un delito de colaboración con banda armada por haber perpetrado el soplo. Los caminos de ambos, por tanto, se han ido separando. Pero eso sí, hace unos días, durante la visita de Rubalcaba al País Vasco, García Hidalgo estaba entre el público que seguía las explicaciones de su nuevo líder.

    Y es que el puesto que aún no ha abandonado el ex director general de la Policía es el de Secretario de Organización, Asuntos Electorales y Finanzas del PSE en Álava. García Hidalgo sigue aferrándose a ese cargo de gran responsabilidad en la Comisión Ejecutiva del partido en la provincia vasca y no parece dispuesto a abandonarlo a corto plazo. Tampoco es probable que desde el PSOE vayan a moverle la silla, pese a estar procesado por un delito tan grave como el de colaboración con banda armada, ni que el presidente del partido en Álava, Javier Rojo, vaya a pasarle factura política apartándole de su equipo.

    En manos de la AN

    De momento esperarán a que el Pleno que la Audiencia Nacional celebrará este martes para decidir el futuro del caso Faisán sea favorable a los intereses de García Hidalgo. El ex director general de la Policía reclamó, junto a los otros dos procesados, que se le retirara la imputación del delito de colaboración con banda armada. Si la Sala de lo Penal de la Audiencia asume las tesis de los encausados, el Faisán pasaría a ser competencia de un juzgado de Irún y la presión sobre García Hidalgo, Pamies y Ballesteros se relajaría. El futuro de la cúpula de Interior de Rubalcaba está pues, en manos de esos 15 jueces que desde mañana decidirán el futuro judicial del caso Faisán.

1 comentario:

  1. Pues claro, asi fué, lo trajo y lo destituyó cuando se supo lo del chivatazo. Menudo meneo están dando para que no ocurra nada a nadie, pagarán los que no deben, y ellos los de la casta, se irán de rositas. Haber si aún existen juecen honorables, y les dan candela, porque el bermudez, alias el medallas y compañía, nada de nada, a la voz de su amo.

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