jueves, 15 de septiembre de 2011

Las listas, el último tropiezo de los muchos de Rubalcaba


El Mundo

RubalCARA, embustero y payasoHACE SÓLO dos meses -aunque parecen más- Rubalcaba fue elegido candidato del PSOE. Y puede decirse que cada día que pasa es peor que el anterior, aunque mejor que el siguiente para la interminable precampaña a la que le ha sometido Zapatero, al anunciar las elecciones a cuatro meses vista. El empeoramiento de la situación económica, la reforma constitucional pactada por Zapatero y Rajoy a sus espaldas, las encuestas que pronostican una distancia media de 13 ó 14 puntos en intención de voto a favor del PP, la fuga de algunos ministros y dirigentes que han declinado su participación en su proyecto y ocurrencias como la recuperación del Impuesto del Patrimonio lastran una precampaña en la que, además, Rubalcaba se está sometiendo a una sobreexposición mediática con pocos precedentes.

El espasmódico final de Zapatero está golpeando con dureza las aspiraciones de su candidato. El penúltimo ejemplo es el impuesto para las rentas altas. Si ya resulta escandaloso que el Gobierno apruebe un viernes lo que el candidato le pide el domingo anterior en su órgano de expresión o que un Ejecutivo saliente cambie una ley a escasos días de disolver las Cortes, no es menos grave el caos declarativo. La vicepresidenta Salgado -encargada de presentar la reforma ante el Consejo de Ministros- declara que no le consta que se vaya a aprobar, Blanco dice que afectará a 90.000 contribuyentes y horas después Rubalcaba eleva la cifra a 200.000. Un espectáculo que resulta excesivo incluso para un Gobierno que nos tiene acostumbrados a las ocurrencias y las rectificaciones.

Lo que le faltaba a Rubalcaba era una rebelión interna, teniendo en cuenta que ha repetido muchas veces en las últimas semanas que el líder del PSOE es él. Sin embargo, la chispa ha saltado a la hora de elaborar las listas electorales, ya que al contrario de lo que dice el Evangelio, la mies es poca y los obreros muchos. En Andalucía las listas han originado numerosos conflictos internos, hasta el punto de que la ex ministra Carmen Calvo renunció a presentarse por Córdoba ante la inclusión de Rosa Aguilar. Rubalcaba se ha visto obligado a situar a personas de confianza como paracaidistas -antiguamente llamados cuneros- en puestos de salida en las listas al Congreso. El caso más flagrante es el de su ex número dos y actual ministro del Interior, Antonio Camacho, a quien pretende situar de cabeza en Zamora, donde los socialistas han logrado un único diputado en todas las generales. Esta es una práctica reprobable y completamente contraria a la democracia interna de los partidos, en la que no sólo incurre el PSOE ya que el PP ha abusado de ella en la misma provincia. Ayudados por José Bono -que mantiene estrecha relación con el único diputado socialista de Zamora, Jesús Cuadrado, desde que era ministro de Defensa- y el delegado del Gobierno en Castilla y León, los socialistas zamoranos se oponen a que Camacho encabece la lista. El intento de meter al ministro con forceps en una provincia que seguramente conocerá como turista no puede disociarse de su necesidad de gozar de aforamiento. No en vano él era el jefe de los mandos policiales procesados por el chivatazo a ETA, cuya andadura judicial continúa

1 comentario:

  1. Aqui, todos implicados se blindan, son tan honestos y no tienen nada que ocultar, que deben de recurrir al blindaje, de que temen...,. En vez de psoe, pp, etc., se deberían de llamar los blindados de la época.

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