El Mundo
El equipo de Rajoy saca pecho frente al 'caso Faisán' o los ERE de Andalucía
De la noche a la mañana, un PP crecido ha pasado de tapar el caso Camps a esgrimirlo como efecto y azote político contra el PSOE.
La dimisión del presidente de la Generalitat Valenciana, a sólo mes y medio de ser investido por la mayoría absoluta de las urnas, ha permitido al partido de Rajoy recuperar su discurso y, aún más, redoblar su ofensiva política.
Primero, contra el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, al que la solución política del caso de los trajes le ha devuelto contra las cuerdas del caso Faisán. Pero también contra toda la plana mayor socialista comprometida, ya sea en ese mismo caso -su sucesor en Interior, Antonio Camacho-, o en otras posibles tramas, como las que salpican a Manuel Chaves, José Antonio Griñán o José Bono. El PP se aprestó ayer a pedir responsabilidades a todos ellos.
En el primer caso, la estrategia de los populares era bien clara. Consistía en regresar cuanto antes al momento político en que el auto del juez Ruz hizo de Rubalcaba, la semana pasada, un candidato acorralado y recuperar esa buena racha que quedó súbitamente interrumpida con otro auto, el del juez Flors, que sentaba en el banquillo a Francisco Camps, y que había mantenido cuatro largos días al PP a la defensiva.
El primero en llevarla a la práctica fue el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, que ayer abrió todas las web con un titular: «Es hora de que Rubalcaba dé una chupadita del bote de la medicina que ayer probó Camps».
Según argumentó Pons, «por tres trajes que no le regalaron, Camps se ha ido; por la traición a la Policía y a la Guardia Civil, a Rubalcaba le premian con una candidatura».Y aún insistió en que Camps, ante «un problema pequeño» había tomado una «decisión grande», mientras que Rubalcaba, ante «un problema grande», debería tomar una «decisión pequeña»: si no «asumir alguna responsabilidad política», «dar, al menos, una explicación pública».
Desde la dirección nacional, la número tres y portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, apostilló: «Espero que hayan tomado nota a estas alturas, puesto que si el señor Camps ha tomado esta decisión por tres supuestos trajes, espero que ellos actúen en consecuencia por tres procesados por colaboración con banda armada».
Carlos Floriano, Alfonso Alonso, Vicente Martínez Pujalte -quien pidió la dimisión del procesado Víctor García-Hidalgo, secretario de Organización del PSOE de Álava, Juan José Imbroda, José Antonio de Santiago-Juárez, portavoz de la Junta de Castilla y León-... Una batería de populares inundó ayer los teletipos en la ofensiva contra Camacho y Rubalcaba y con un instrumento común: «el alto listón» de responsabilidad política inaugurado por Francisco Camps.
Pero la estrategia popular apunta mucho más allá del propio candidato socialista. Si los socialistas habían esgrimido el caso Camps en cada una de las sesiones de control del Congreso -desde la etapa de María Teresa Fernández de la Vega, hasta la de Elena Salgado y el propio Rubalcaba- para replicar a las preguntas de la oposición -últimamente lo hacían hasta para contestar sobre el déficit-, ahora será la oposición que devuelva el efecto Camps a los diputados socialistas.
Lo advirtió ayer mismo Federico Trillo: «No vamos a parar de recordar que no es lo mismo cuatro trajes que el incremento patrimonial de José Bono o la causa de Chaves». Y, especialmente crecido, añadió: «Nosotros ya llevamos la lucha contra la corrupción en la batalla para la victoria del 96. Camps ha posibilitado y reforzado que ahora volvamos a serlo».
Sobre Bono también se atrevió ayer a hablar Celia Villalobos, miembro de la Mesa del Congreso. «Yo no conozco a ningún político al que se le haya juzgado así», dijo en defensa de Camps, para comparar su caso con el del presidente de la Cámara Baja: «El señor Bono reconoce públicamente que un amigo suyo empresario le ha amueblado su casa y no es motivo de cohecho pasivo impropio porque el fiscal no interviene...».
Desde Andalucía, también dio la voz de aviso el vicesecretario del PP y candidato a la Junta, Javier Arenas. En referencia a José Antonio Griñán, a Manuel Chaves y al caso de los ERE, declaró: «Hay otros responsables del fraude de 700 millones del fondo de reptiles que deberían tomar nota y seguir con el ejemplo de alguien que toma una decisión, simplemente, porque es una persona honorable».
OORBYT.es
>Vea hoy en EL MUNDO en Orbyt el análisis de Santiago González
CARMEN REMÍREZ DE GANUZA / Madrid
22/07/2011
Un PP crecido acorrala al PSOE con el 'efecto Camps'
La dimisión del presidente de la Generalitat Valenciana, a sólo mes y medio de ser investido por la mayoría absoluta de las urnas, ha permitido al partido de Rajoy recuperar su discurso y, aún más, redoblar su ofensiva política.
Primero, contra el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, al que la solución política del caso de los trajes le ha devuelto contra las cuerdas del caso Faisán. Pero también contra toda la plana mayor socialista comprometida, ya sea en ese mismo caso -su sucesor en Interior, Antonio Camacho-, o en otras posibles tramas, como las que salpican a Manuel Chaves, José Antonio Griñán o José Bono. El PP se aprestó ayer a pedir responsabilidades a todos ellos.
En el primer caso, la estrategia de los populares era bien clara. Consistía en regresar cuanto antes al momento político en que el auto del juez Ruz hizo de Rubalcaba, la semana pasada, un candidato acorralado y recuperar esa buena racha que quedó súbitamente interrumpida con otro auto, el del juez Flors, que sentaba en el banquillo a Francisco Camps, y que había mantenido cuatro largos días al PP a la defensiva.
El primero en llevarla a la práctica fue el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, que ayer abrió todas las web con un titular: «Es hora de que Rubalcaba dé una chupadita del bote de la medicina que ayer probó Camps».
Según argumentó Pons, «por tres trajes que no le regalaron, Camps se ha ido; por la traición a la Policía y a la Guardia Civil, a Rubalcaba le premian con una candidatura».Y aún insistió en que Camps, ante «un problema pequeño» había tomado una «decisión grande», mientras que Rubalcaba, ante «un problema grande», debería tomar una «decisión pequeña»: si no «asumir alguna responsabilidad política», «dar, al menos, una explicación pública».
Desde la dirección nacional, la número tres y portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, apostilló: «Espero que hayan tomado nota a estas alturas, puesto que si el señor Camps ha tomado esta decisión por tres supuestos trajes, espero que ellos actúen en consecuencia por tres procesados por colaboración con banda armada».
Carlos Floriano, Alfonso Alonso, Vicente Martínez Pujalte -quien pidió la dimisión del procesado Víctor García-Hidalgo, secretario de Organización del PSOE de Álava, Juan José Imbroda, José Antonio de Santiago-Juárez, portavoz de la Junta de Castilla y León-... Una batería de populares inundó ayer los teletipos en la ofensiva contra Camacho y Rubalcaba y con un instrumento común: «el alto listón» de responsabilidad política inaugurado por Francisco Camps.
Pero la estrategia popular apunta mucho más allá del propio candidato socialista. Si los socialistas habían esgrimido el caso Camps en cada una de las sesiones de control del Congreso -desde la etapa de María Teresa Fernández de la Vega, hasta la de Elena Salgado y el propio Rubalcaba- para replicar a las preguntas de la oposición -últimamente lo hacían hasta para contestar sobre el déficit-, ahora será la oposición que devuelva el efecto Camps a los diputados socialistas.
Lo advirtió ayer mismo Federico Trillo: «No vamos a parar de recordar que no es lo mismo cuatro trajes que el incremento patrimonial de José Bono o la causa de Chaves». Y, especialmente crecido, añadió: «Nosotros ya llevamos la lucha contra la corrupción en la batalla para la victoria del 96. Camps ha posibilitado y reforzado que ahora volvamos a serlo».
Sobre Bono también se atrevió ayer a hablar Celia Villalobos, miembro de la Mesa del Congreso. «Yo no conozco a ningún político al que se le haya juzgado así», dijo en defensa de Camps, para comparar su caso con el del presidente de la Cámara Baja: «El señor Bono reconoce públicamente que un amigo suyo empresario le ha amueblado su casa y no es motivo de cohecho pasivo impropio porque el fiscal no interviene...».
Desde Andalucía, también dio la voz de aviso el vicesecretario del PP y candidato a la Junta, Javier Arenas. En referencia a José Antonio Griñán, a Manuel Chaves y al caso de los ERE, declaró: «Hay otros responsables del fraude de 700 millones del fondo de reptiles que deberían tomar nota y seguir con el ejemplo de alguien que toma una decisión, simplemente, porque es una persona honorable».
OORBYT.es
>Vea hoy en EL MUNDO en Orbyt el análisis de Santiago González
Seguirá siendo 'Molt Honorable'
JUSTINO SINOVA
22/07/2011
La política y la inocencia
La exclusión de alguien por su imputación o su procesamiento contiene un brote de injusticia. La imputación no es una condena, ni tampoco lo es el paso siguiente en la instrucción, el procesamiento, que consiste en la suposición de un delito no probado. El imputado o procesado no pierde su calidad de inocente, el derecho se la mantiene incólume, tal como se traduce en un axioma clásico que es reiterado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 11: «Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad». Ese derecho humano debe impedir tomar medidas contra el imputado o el procesado antes de un pronunciamiento condenatorio de los jueces.
Pero en el ámbito político se practica otra costumbre. Imputado y procesado son tomados por sospechosos indubitados y la pelea política tiende a convertirlos en reos. La presunción de inocencia es, así, una víctima de la política. Camps ha sido proclamado culpable por la oposición socialista, por algunos medios de comunicación, por muchos participantes en las redes sociales del ciberespacio y no digamos por manifestantes contra él en las calles de Valencia. Pruebe usted, lector, a comentar que hoy «Camps es inocente» y comprobará cómo algunos le miran con asombro o con desdén o con la sospecha de que usted no está en sus cabales.
Resulta descorazonador que en el ámbito político no se respeten normas esenciales de la convivencia y se practique esa injusticia anticipativa del fallo judicial. Pero así son las cosas. Sin duda, una Administración de Justicia rápida aminoraría este problema. Pero determinadas urgencias en España son una quimera. Es probable que Rajoy no quisiera cometer una injusticia con Camps, porque le considera honrado, y ha esperado pacientemente su dimisión. Desde luego, a Rajoy en paciencia no le gana nadie. A Camps el ambiente se le había vuelto irrespirable, y a su partido también, y ha hecho lo que en política tenía que hacer. Su renuncia no es una proclamación de culpa sino una recuperación de oxígeno, que alivia al PP y que traslada el apremio de semejantes expiaciones al partido rival, el PSOE. La política distributiva sigue anticipándose a la justicia y así las exigencias a Manuel Chaves (ERES y supuestos favores familiares) y a Antonio Camacho y Pérez Rubalcaba (chivatazo) resuenan con nuevo énfasis en boca de los populares. Es la lógica peculiar, y previsible, de la política
MARISOL HERNÁNDEZ / Valencia
22/07/2011
¿Por qué Alberto Fabra?
Estreno con B. B. King. Alberto Fabra, que el martes pronunciará su discurso de investidura en las Cortes Valencianas tras la dimisión de Camps, comenzó el jueves su nueva andadura con música de B. B. King y Raimundo Amador en Peñíscola, concierto al que acudió tras la Junta Directiva del PP.
El ansiado relevo de Francisco Camps al frente del Gobierno valenciano se cocinó en Génova en sólo unas horas sobre un plan trazado meses atrás. Pero, a pesar de que Alberto Fabra era desde hace meses un firme aspirante, fuentes del PP aseguraron ayer que la dirección nacional hizo el jueves un último intento por convencer a Rita Barberá de que fuera ella el relevo.
Cuando, tras unas mañana de intensas especulaciones, Génova obtuvo la confirmación de que Camps dimitía, Mariano Rajoy llamó a la alcaldesa de Valencia para proponerle de nuevo que asumiera la presidencia de la Generalitat. Ella, que ya ha rechazado el ofrecimiento en otras ocasiones y que se negó a ser la candidata, volvió a decir que no. En ese momento, entre las 14.00 y las 15.00 horas, en un nuevo contacto de la dirección del PP con Camps, se le comunicó que su heredero iba a ser Alberto Fabra. Fue el ya ex presidente quien informó al alcalde de Castellón de que iba a proponer su designación, ya que esta prerrogativa corresponde a Camps. Antes de realizar esa llamada, el ex dirigente valenciano intentó situar en su puesto a su vicepresidenta, Paula Sánchez de León, colocada por él en ese cargo con este propósito, y cuya candidatura Génova rechazó.
Fabra, según señalan fuentes populares, conocía desde hace meses que tenía opciones de relevar a Camps. Poco después de que el Tribunal Supremo reabriera el caso de los trajes en mayo del año pasado, Génova tanteó varias opciones, a pesar de que Barberá fue siempre la preferida de Rajoy. Con la confirmación de que ella no estaba por la labor, el presidente del PP se decantó por Alberto Fabra, y lo impuso frente a las veleidades de Camps.
No ha sido posible confirmar desde cuándo sabía Fabra que podía sustituir al jefe del Consell, pero sí que hace aproximadamente seis meses celebró una reunión con su círculo de confianza donde abordó esta posibilidad. Fuentes cercanas a él apuntaron que no pensaba que sería tan pronto, recién iniciada la legislatura.
Génova lo eligió, según fuentes populares, porque es un dirigente que no provoca rechazo, con experiencia en la gestión y la suficiente proyección y que ha logrado el aval de Rajoy y Cospedal. Ahora, su recorrido al frente de la Generalitat es una incógnita. Hasta las elecciones generales, Alberto Fabra no tiene intención de tocar nada del equipo de Camps. Mantendrá la estructura en el partido y en la Generalitat. El próximo martes se producirá el debate de su investidura y el jueves tomará posesión
Pues que bien. Antes debería haberlo hecho, pero dicen, que nunca es tarde. si la dicha es buena.., haber si cunde el ejemplo en la casta de los que dicen que son socialistas, que no lo son, csa que lo dudo, como la canción.
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