FERNANDO LÁZARO / Madrid/ El Mundo
La violenta agresión al consejero de Cultura y Turismo de Murcia, Pedro Alberto Cruz, sigue en el primer plano. Y no sólo en el político. La inquietud es tan evidente que, el viernes por la mañana, el jefe superior de Policía de Murcia, Carlos Llorente, responsable de la actuación policial, se reunió en privado, sin que apenas hayan trascendido los detalles del encuentro, con el delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, para analizar el caso.
Como explicaron fuentes policiales de Murcia, lo habitual es que, tras estos encuentros, el jefe policial se reúna con sus mandos operativos para fijar criterios de actuación sobre los casos más relevantes que se investigan en la comunidad.
Los especialistas consultados entienden que, una vez que Cruz realizó una identificación aproximada de su agresor, los agentes, siempre respaldados por sus superiores, deberían haber seguido investigado en lugar de detenerlo inmediatamente. Es decir, una vez que el consejero señaló la foto de un sospechoso, debería haberse estudiado su historia, movimientos, contactos... Y, sobre todo, debería haberse pinchado su teléfono. Porque, como recuerdan, había otro cómplice por localizar.
«No se puede detener al sospechoso, en el siglo XXI, sin tener toda la información de su teléfono», recuerdan. Los especialistas sabían que la identificación no era pura, completa al 100%. El consejero lo apuntó como muy probable, pero no lo aseguró. En la rueda de reconocimiento posterior, Cruz no pudo garantizó que el sospechoso fuese quien le golpeó.
Además, estas fuentes hacen hincapié en que, en los registros, la Policía sólo encontró publicaciones que se pueden calificar de extremistas, pero ningún objeto sospechoso de haber sido el utilizado por el agresor.
Asimismo, sorprendió y molestó que fuera el ministro del Interior, estando la causa aún secreta, quien informara a los medios de que el consejero identificó por fotografía a su agresor. Se acabó así con el factor sorpresa. La Policía había filtrado que había sido un testigo quien señaló a José David. Buscaban una reacción del posible cómplice. Las pesquisas se han visto ralentizadas.
Desde el Gobierno regional se ligó inicialmente este incidente con los sufridos por el Ejecutivo murciano desde que adoptó las medidas de recorte social, siendo esta agresión el más grave. Los casos de acoso a cargos públicos del PP eran continuos, y todos vinculados a personas que participaban en las protestas organizadas por oposición y sindicatos.
Tras el fiasco, el PSOE ha deslizado, sin dato alguno, la posibilidad de que la agresión se produjera por «motivos privados». Lo cierto es que, tras la errática actuación policial y las reuniones del jefe superior con la Delegación del Gobierno, las pesquisas han vuelto a sus orígenes y se retoman todas las vías de investigación.
Inicialmente, se hablaba sólo de localizar a los agresores en el entorno de grupos de ultraizquierda violentos. Ahora no se descarta nada. Así, según las mismas fuentes, los agentes investigan estos ambientes radicales, pero también el entorno de Cruz. Lo que no está claro, tras las explicaciones dadas a EL MUNDO por fuentes de total solvencia, es si esta fase de la investigación se pone en marcha siguiendo el criterio de los investigadores o si estas órdenes emanan de los mandos después de las reuniones con los políticos.
Siempre igual, utiliza la policía para su interés, y como no, siempre hay alguno de la kgb que lo hace.
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