jueves, 13 de enero de 2011

La Hidra de las 17 cabezas devora nuestra economía



Vivimos, ya lo sabemos todos, tiempos muy difíciles en todos los aspectos. Es algo que se palpa en el ambiente y está en el ánimo de todos los españoles, salvo aquellos privilegiados que viven de la política y el enchufismo y que en su mayoría pertenecen a las mismas familias de antes, con y después de Franco y a los nuevos ricos y potentados que han surgido con esta democracia y han cambiado sus panas y vaqueros por Armani. Forman esa casta formada por oportunistas y listillos, que no quiero decir inteligentes, que saben medrar a expensas del chalaneo, el cuento y el amiguismo, salvo muy raras excepciones.

Una de las varias causas del asfixiante agobio económico y sin esperanzas en que nos hallamos sumidos es el absurdo laberinto autonómico en que políticos sin escrúpulos y que no supieron ni saben estar a la altura de las circunstancias convirtieron a la unificada España. En éste hundimiento de nuestra identidad nacional, nuestros ideales y nuestra economía hay pocos políticos que se salven, ya que en su mayoría se hallan implicados en esa devastación incontrolada que como carcomas voraces e insatisfechas, están socavando los cimientos de la nación para conseguir su desintegración total y romper la convivencia de sus ayer hermanados ciudadanos. Han hecho del Reino una serie de minúsculas repúblicas coronadas, a las que llaman pomposamente países y naciones, con ostensibles diferencias y privilegios entre ellas y empeñadas en mejorar sus niveles de vida a costa de cargarse el bienestar de las vecinas, con una intolerable soberbia y altanería. Y lo que es aún peor recibiendo las bendiciones y ayudas de las autoridades nacionales, llamadas erróneamente centrales, indiferentes e insensibles a la merma de sus facultades y atribuciones por una vergonzosa cobardía o el afán desmedido de un gobierno en permanente equilibrio, que busca desesperado los votos parlamentarios que saquen adelante sus desacertadas decisiones.

Esta crisis que padecemos la intentan soslayar a costa de aumentar los abusivos y onerosos impuestos a los ciudadanos, para no tener que renunciar a sus múltiples caprichos y privilegios una clase política que vive aislada de nuestros problemas, como si pertenecieran a otra galaxia. Y el colmo de los despropósitos es hacernos soportar los cuantiosos gastos de ese juego autonómico y la insultante ostentación y el lujo de sus dirigentes, sin que haya causa alguna que los justifique. Hay cargos regionales y alcaldes que cobran más que el propio presidente del gobierno. ¿ Díganme, si pueden, qué beneficio y mejora nos ha supuesto ese alarde altanero de los diecisiete gobiernos taifeños con toda su parafernalia de presidentes, consejeros, parlamentos, banderas, idiomas y demás?. Los políticos de cualquier país con mayores ingresos e incidencia en la comunidad internacional, han dado pruebas de sensatez y eficacia y hasta los que estaban divididos y enfrentados por causa de la segunda gran guerra, consiguieron su reunificación y forjaron una sola nación más fuerte y pujante, en la que sólo se reconoce una patria, una bandera, un idioma y un gobierno que está por encima de los regionales, sin necesitar las bochornosas tretas y claudicaciones a cambio de votos. Así si se gobierna y no con los pactos que acostumbra nuestros políticos y a las exclusiones de todo lo que pueda significar integridad nacional para complacer a esa amnésicos e independistas que tanto nos cuestan y de nada nos sirven.

Son excesivos los despropósitos y vengativas revanchas que nos dominan y atosigan. No es asumible, por ejemplo, que un municipio español, más aún el de Logroño, comunidad tan enraizada en nuestros orígenes y cultura, cometa el craso error y papanatismo de imprimir un calendario a costa del erario público destacando festividades, nacimientos y efemérides islámicas que en nada nos atañen, ni importan y omitiendo las fiestas y celebraciones que sí nos interesan y significan, como las de Santiago, el Patrón de España, (quizás por el recuerdo de la batalla de Clavijo, que al munícipe logroñés le debe escocer y ofender), la Asunción de la Virgen, la Semana Santa, la Virgen del Pilar, que es la Patrona de España y de la Hispanidad y hasta San Mateos, el santo y patrón de esa comunidad. Es como si viviéramos en el Magreb, bajo las huestes de Mahoma, del que se destaca su nacimiento y acontecimientos más importantes, que a los españoles, por ahora y espero que por mucho tiempo, nos traen al pairo. Pero lo más sorprendente es que no se haya oído una voz oficial y sensata llamándole la atención a ese alcalde y prohibiendo la difusión de ese insultante almanaque subvencionado con el dinero público que, por ahora y aunque le pese a ese edil, proviene en su absoluta mayoría de los cristianos españoles. ¿Por qué no se marcha este” fiel creyente” al reino marroquí a prestarle la debida sumisión y beso de manos al monarca alauita, siguiendo el ejemplo de su jefe Rubalcaba?. Con Franco se represaliaba a los enemigos del régimen, con los socialistas se intenta eliminar a los cristianos como si estuviéramos en los tiempos de Nerón.

Tampoco puede considerarse correcto que se tenga que rotular en catalán los comercios y el uso obligatorio y exclusivo de esa lengua en las instituciones oficiales, empresas , documentos y negocios de esa comunidad, omitiendo utilizar el idioma oficial de la nación ordenado constitucionalmente y que Zapatero, el presidente del gobierno, encima diga que está de acuerdo con esa imposición. Ni mucho menos que conviertan al Senado, ese órgano tan innecesario como costoso, en una especie de Torre de Babel en versión moderna, al permitir el uso de ese galimatías de lenguas que se han puesto de moda en los distintos rincones de España, menoscabando al idioma oficial y común que todos entendemos y que supondría el ahorro de un desembolso económico excesivo e inútil en los tiempos de crisis y paros que padecemos. ¿ Es acaso mejor complacer la cabezonería de unos políticos inconscientes y dilapidadores, que atender a la recuperación económica de España, que es la única que debería preocuparles?. El que quiera hablar catalán, vascuence, gallego, etc, que lo haga en sus límites territoriales y familiares, pero que no nos obliguen a entenderlo y hablarlo a los demás. De momento, lo primero que debería desaparecer es el Senado, que no ha justificado el alto precio que los españoles estamos pagando por su existencia y funcionamiento.

Estamos hartos de que una serie de inconscientes y ególatras nos estén chupando insaciables hasta el aliento y arruinando nuestras vidas sin que nadie sea capaz de dar un puñetazo sobre la mesa y mandarlos al paro que ellos más que ninguno se han ganado, pero sin esas pensiones tan escandalosas y vitalicias que se han marcado y blindado, con sospechosa unanimidad, sin dignarse hacerlas extensivas al resto de los ciudadanos a los que exigen muchos años de cotización para cobrar una miseria. Fuimos tan confiados y lelos que pusimos nuestro futuro en manos de ineptos y presuntuosos y hoy nos damos cuenta que los elegidos para ese cambio a peor merecen nuestra indiferencia y desprecio. Hubo quien se creyó que cambiar de régimen y entronizar a un Rey consistía en trocear a España como si se tratara del famoso roscón de Reyes, esperando le tocara la mayor porción y el muñequito de la suerte, aunque en este caso hablamos de provincias y regiones que antes marchaban unidas e ilusionadas defendiendo como único ideal el mejor servicio a una patria común. Algo que ya huele a naftalina.

Se eligen para ministros y puestos claves no a los más preparados y competentes, sino a los amigos y enchufados, como si el gobierno de la nación fuera patrimonio familiar o la dirección de un negocio personal. Y en lugar de designar para el ministerio de Sanidad a un médico, para Asuntos Exteriores a un diplomático, para Justicia a un juez o fiscal, para Economía a un economista de prestigio y solvencia, para Defensa a un general acreditado y respetado por sus compañeros y subordinados y para Fomento a un Ingeniero o técnico especializado, por citar a algunos de los que requieren reconocida capacidad y conocimiento de los asuntos que van a tratar, se nombran a hijas y ahijadas del amigo que tuvo o tiene relevancia en el partido gobernante, a recomendados y a compañeros de épocas pasadas, sin detenernos a pensar si son los idóneos para estar al frente de un puesto de tanta responsabilidad y en el que se manejan cantidades ingentes de dinero público. Y así nos va. Y para colmo este desmadre y tráfico de influencias no sólo a nivel nacional, sino multiplicado por diecisiete que son las cabezas que le han salido a esta peligrosa y extraña hidra, que para desgracia nuestra no ha encontrado al Hércules capaz de cortárselas de raíz.

Hay quien dice y yo no lo pongo en duda que nos han convertido en un país de conformistas y borregos. Cada vez se prohíben más cosas y los ciudadanos sólo alzan sus voces dentro de las tabernas y mirando de soslayo al vecino por si las moscas. Es como si nos gustara que el gobierno nos diga lo que hemos de hacer con nuestras vidas cada momento, aunque luego despotriquemos y alardeemos en bares y reuniones en plan “machito”, lo que no somos capaces de defender cara a cara. El colmo nos ha llegado con la prohibición tan drástica de fumar, como si nuestra salud dependiera exclusivamente de esta adición y nuestra voluntad la tuviéramos hipotecada a las impopulares y arbitrarias órdenes de una ministra que nos considera menores de edad o peor aún, tarados mentales. Y para mayor ironía, monopoliza y nos vende ese tabaco que con tanto empeño y elevadas penalidades nos prohíbe. En épocas pasadas era impensable esta subordinación tan sumisa y el pueblo soberano se atrevió a organizar un motín y hasta se cargó a todo un primer ministro, Esquilache, con motivo de su prohibición a usar capas largas y sobreros de ala ancha. Hoy nos limitamos a apagar los cigarrillos o salir a la puerta del bar o restaurante para fumar, cumpliendo sin pestañear una orden tan impopular como inoportuna que sólo complace a los no fumadores y aguafiestas de turno. Y lo dice un no fumador desde hace veinte años. Hasta han prohibido que nuestros hijos y nietos puedan llevar sus bollos y donuts a los centros educativos y colegios, amparados en no sé qué normas absurdas de algún otro ministro. Llegará el día en que viviremos idiotizados y esclavizados por un gobierno tan abyecto como caprichoso que hasta para respirar necesitaremos su permiso. ¡Joder con la democracia!

1 comentario:

  1. No tiene despedicio este comentario.
    Es la verdad de lo que está ocurriendo, pero como a estos politicuchos no les importa nada más que la caja, pues asi nos luce el pelo, y son capaces de vender a sus madres por unos votos y mantenerse en la poltrona a costa de lo que sea, si hay que renunciar a España y a los españoles, se hace y tan panchos.

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