miércoles, 24 de noviembre de 2010

'No dio tiempo a decir furgoneta bomba'


MANUEL MARRACO / Madrid

Los guardias civiles del cuartel de Legutiano relatan los instantes previos a la explosión

Los tres acusados del atentado de Legutiano no callaron hasta que comenzó a hablar la primera víctima. El «ssssí» tembloroso con el que la mujer confirmó que fue una de las heridas en la casa cuartel enmudeció a Arkaitz Goikoetxea, Aitor Cotano e Íñigo Gutiérrez, que habían pasado la mañana cuchicheando en el banquillo.

Al otro lado del cristal blindado, a sólo un metro de los etarras, una testigo protegida a punto de derrumbarse apenas pudo responder a las preguntas que cuidadosamente le formulaban el tribunal y su abogado. «¿Recuerda usted algo del atentado?», preguntó Juan Carlos Rodríguez Segura. «To-to-todo». «¿Oyó la explosión?». «Primero fue la oscuridad y luego fue el sonido de la explosión», logró responder tras unos segundos reuniendo fuerzas.

La mujer era uno de los efectivos de la casa cuartel, además de esposa del comandante del puesto. «Nos han puesto un coche bomba», le acababa de decir el agente que el 14 de mayo de 2008 vigilaba el perímetro del cuartel junto al único fallecido, Juan Manuel Piñuel. El comandante se puso en marcha y también él acabó sepultado por los escombros. «De repente vi la oscuridad y pensaba que había muerto», dijo.

Eran las 2.55 horas y apenas tres minutos antes las cámaras de seguridad habían comenzado a recoger la secuencia del atentado. Arrancó con un chirrido de frenazos que alertó a los guardias. Por las pantallas vieron al ocupante de una furgoneta -Jurdan Martitegui, detenido en Francia- abandonar el vehículo a la carrera y montarse en un coche que le aguardaba, supuestamente con Goikoetxea al volante. Piñuel se quedó en el puesto y su compañero salió a inspeccionar. Llegó a alumbrar la manta que ocultaba los 200 kilos de explosivo que cargaba la furgoneta. Corrió de vuelta al cuartel, avisó al jefe y regresó junto a Piñuel, que en ese momento hablaba con la comandancia de Vitoria. «[Piñuel] No terminó de pronunciar la palabra 'furgoneta'. La línea se cortó», dijo ayer el agente que estaba al otro lado del teléfono en Vitoria.

En el momento de la explosión, en el cuartel alavés se encontraban 15 guardias y 12 familiares, seis de ellos menores.

Los acusados del atentado fueron arrestados ese mismo verano por la propia Guardia Civil. Había tirado del hilo de Gutiérrez, el colaborador del comando a quien la fiscal Blanca Rodríguez pide ocho años de prisión. Para Goikoetxea y Cotano la petición sube a 534 años. Junto al Ministerio Público y la AVT, por primera vez se sentaba la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), representada como acusación popular por el abogado Mariano Casado.

Por su parte, los tres acusados negaron haber participado en los hechos. La coartada más llamativa es la de Cotano. Alega que resulta imposible que interviniera en el atentado, porque en el momento de la explosión estaba con su novia en el aeropuerto de Londres, camino a unas vacaciones en Sicilia. Así lo mantiene su abogada, Jone Goirizelaia, letrada de postín de la izquierda abertzale que suele reservarse para casos de gran repercusión -defendió a Otegi hace unos días- o que tienen posibilidades reales de absolución o de rebaja de condena, lo que sucedería si Cotano quedara como mero colaborador.

La versión de los investigadores es que, efectivamente, el viaje descarta su participación «directa» en el atentado, pero no impide la labor de lanzadera que le atribuyen durante parte del recorrido de la furgoneta hasta Legutiano, con tiempo suficiente para tomar el vuelo en Santander.

Todas las defensas insistieron en que las confesiones de los etarras se produjeron bajo tortura y en que, además, no están corroboradas por datos que permitan basar en ellas las condenas. A este respecto, la fiscal pidió al tribunal que admita una pericial no propuesta hasta ahora, la de los agentes que recogieron evidencias del vehículo de huida, y que serviría para reforzar la versión de las confesiones. La Sala, presidida por la magistrada Ángela Murillo, resolverá hoy, antes de iniciar la segunda sesión del juicio.

1 comentario: