martes, 5 de octubre de 2010

El protegido de Chávez organiza cursillos de ETA en Venezuela


ÁNGELES ESCRIVÁ / Madrid

El etarra Cubillas, funcionario del Gobierno de Caracas, acogió y adiestró en 2008 a dos terroristas enviados por el jefe de la banda

Los dos terroristas del comando Imanol arrestados el miércoles por la Guardia Civil han vuelto a centrar la atención en el etarra Arturo Cubillas Montán, funcionario del Gobierno de Chávez. Su testimonio pone en cuestión la actitud del Gobierno venezolano respecto a ETA.

El relato de Xabier Atristain, alias Golfo, y Juan Carlos Besance, Fenómeno, en la Audiencia Nacional revela cómo en 2008 ambos etarras se trasladaron al país caribeño por orden del entonces número uno de la banda, Mikel Garikoitz Karrera Sarobe, Ata, para recibir cursillos de tiro, manejo de armas con mira telescópica y fabricación de bombas.

Zapatero embustero

Estos cursillos fueron «impartidos», según el juez Ismael Moreno, por Cubillas y otros dos etarras: José Lorenzo Ayestarán -cuya extradición fue denegada- e Iurgi Mendinueta, con ayuda de dos terroristas venezolanos.Sigue en página 4 Editorial en página 3

Cubillas, gracias a sus prebendas gubernamentales, garantizó el desplazamiento de los recién llegados y les procuró alojamiento, manutención y orientaciones ideológicas. Todo lo pagó él. Los otros dos instructores etarras no se limitaron a ampliar los conocimientos de sus compañeros: formaban en los campamentos venezolanos a terroristas de otros países; en concreto, en esos momentos, a dos chilenos.

Todo empezó cuando Ata llamó a Atristain, en prisión desde ayer junto a Besance por orden del juez Moreno, y le ordenó que se desplazase a Venezuela para recibir formación. «Resulta mucho más seguro realizar los cursillos allí que en Francia», le dijo, dando a entender que no era ni mucho menos la primera vez, y le dio 2.000 euros para el viaje.

Golfo y Fenómeno se marcharon en agosto en dos aviones distintos y quedaron en que se verían en el hotel al llegar. Tras realizar el trayecto, se desplazaron hasta el garaje del centro comercial El Recreo, donde les estaban esperando Cubillas, Ayestarán y Mendinueta -estos dos últimos detenidos en octubre y en febrero de este año al incorporarse de nuevo a comandos de ETA-. Cubillas, funcionario del Ministerio de Agricultura venezolano, pagó el hotel y les llevó a una zona residencial a 100 kilómetros de Caracas, en la costa. Ninguno de los dos pudo precisar dónde, porque realizaron los desplazamientos con los ojos vendados. Allí se les instruyó en la construcción de bombas.

Cubillas les cambió de vivienda y dos días después recibieron explicaciones de dos venezolanos sobre el montaje de armas largas. Cuando acabaron, él y Ayestarán compraron comida y les trasladaron a un poblado a 10 horas, en la selva, donde aprendieron el manejo de armas con mira telescópica. Los dos chilenos que estaban en su mismo curso les dijeron que llevaban un tiempo allí.

Durante el camino tuvieron que parar por los controles policiales, hasta que Cubillas colocó una identificación en el salpicadero. «Daba la sensación de que mandaba sobre los policías porque solucionaba los problemas de inmediato», relató a la Guardia Civil uno de los detenidos.

Al tiempo que ocurría esto, el presidente Chávez visitaba nuestro país y negaba la mayor. En marzo pasado, un auto del juez Velasco de la Audiencia Nacional, en el que se afirmaba que el Gobierno de Venezuela colaboraba con etarras desde al menos 2007, provocó su ira y un incidente diplomático. El Gobierno bolivariano dijo del juez que pertenecía a la «mafia del PP», e hizo rectificar al Ejecutivo español, que cambió la expresión «pedir explicaciones» a Venezuela por «solicitar información». Ambos gobiernos firmaron, poco después, un acuerdo de lucha contra ETA que se sustanció en el registro de un avión en el que se sospechaba que viajaba un etarra huido de Portugal, en la expulsión del jefe del aparato internacional de ETA y en una actitud más receptiva, pero que no ha afectado a la situación de los etarras allí cobijados desde hace décadas.

Entonces, Venezuela dio por recibida la orden de detención internacional contra Cubillas pedida por el juez Velasco, pero también Chávez aseguró que era una «estupidez» perseguir a los etarras ubicados en el país porque «no participan en ninguna actividad terrorista».

Las declaraciones de los miembros del comando Imanol han dado mucho más de sí. El juez ha podido determinar que Juan Carlos Besance perteneció antes al comando Argala y, como tal, compró un billete a Alicante para sus otros dos compañeros de grupo, Celarain y Otegi. Días después, una bomba en el cuartel de Santa Pola segaba la vida de dos personas, entre ellas una niña. El ministro del Interior le relaciona también con el asesinato de José Javier Múgica, concejal de UPN en Leiza, y con el atentado contra el ex consejero de Justicia socialista José Ramón Recalde. También con el intento de secuestro de un empresario.

Respecto a Xabier Atristain, consiguió uno de los zulos en el que el comando ocultó 101 kilos de explosivos. Le proporcionó las llaves del trastero un amigo suyo, huido desde el pasado viernes: Xabier Zabaleta, uno de los hermanos de Aitor Zabaleta, el aficionado de la Real Sociedad asesinado en 1998 por un grupo de ultraderecha en Madrid durante un partido.

1 comentario:

  1. Osea que las visitas de miembros del gobierno, no han sido nada más que un brindis al sol, era de esperar, pues tenemos lo que nos merecemos...

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