domingo, 5 de septiembre de 2010

Rajoy: «Éste es un Gobierno provisional»


CARMEN REMÍREZ DE GANUZA Soutomayor (Pontevedra)

Asegura que si él fuera Zapatero, habría ido hasta Rodiezmo para «dar la cara»

Zapatero embusteroEnviada especial

Mariano Rajoy abrió ayer curso político rompiendo la pana. No ya porque recobró en Galicia -en el ya tradicional acto popular del Castillo de Soutomayor- un tono enérgico casi olvidado, sino porque se atrevió a conjurar los espíritus de la izquierda para alentarlos contra su otrora portavoz, José Luis Rodríguez Zapatero.

En vísperas de la huelga de los sindicatos contra la reforma laboral, el líder del PP hizo sangre con la «silla vacía» del secretario general socialista en el mitin minero de hoy en Rodiezmo: «Yo, si fuera él, habría ido a dar la cara», le espetó, pese a dejar sentado que la reforma laboral aprobada no es la que suscribe el PP: «La reforma del Gobierno es para el despido y la nuestra, para el empleo».

Pero, además, Rajoy sentenció la soledad política de Zapatero y la «provisionalidad» de su Gobierno, en un momento como éste, en que los ministros, empezando por el propio titular de Trabajo, se le «van». «El problema no es de cambios en el Gobierno; lo que hay que cambiar es al Gobierno», proclamó el presidente del PP, quien lanzó este guiño como «la mejor medida económica que se puede tomar hoy en día en nuestro país» .

«Éste es un Gobierno provisional. Hay ministros que anuncian que se van ya, y otros que se van un poco más tarde; hay ministros que trabajan a tiempo parcial porque trabajan en otras cosas; otros que trabajan en el PSOE y olvidan sus responsabilidades de Gobierno», decía ayer Rajoy en alusión al titular de Fomento, Pepiño Blanco, en presencia del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y de un centenar de cuadros y afiliados del partido regional, cuya gestión no dejó de reivindicar para las siglas populares.

Claro que el presidente del PP no olvidó, en vísperas también de la negociación de los Presupuestos Generales del Estado de 2011, arañar en la precariedad parlamentaria de su adversario. Se refirió a su negociación para «ganar el apoyo del PNV», y, sin mentar la crisis generada entre Zapatero y el Gobierno de Patxi López en el País Vasco, la explicó en que «si no, no sigue ahí»; que es el único «objetivo» político que atribuyó al presidente del Gobierno.

«Es un Gobierno solo, que no tiene el apoyo de empresarios, sindicatos ni ninguna fuerza política; que no tiene programa. No sabemos qué va a hacer en materia de pensiones o impuestos.... Esto no es serio», añadió Rajoy, advirtiendo a su vez que los Presupuestos deben ser «un instrumento para crear empleo, pero no para que Zapatero siga ahí, haciendo daño a la economía del país y de los españoles».

Paro, recortes sociales, recortes de infraestructuras -aquí se detuvo en glosar el «récord» del gallego Pepiño Blanco como ministro que «menos obras ha licitado desde 1997»-, una economía intervenida, más impuestos, y empobrecimiento de los españoles. Rajoy no renunció a ninguno de estos reproches para hacer balance del hombre que, en su opinión, ahora lucha frente a partidos y sindicatos por su propia supervivencia política. Un rosario al que, en vísperas de que él mismo lleve mañana al Comité Ejecutivo nacional de su partido en pleno a la misa del peregrino en Santiago, añadió la cuenta de su inasistencia al Año Xacobeo: «Un presidente del Gobierno, cuando hay Año Santo en Galicia, tiene la obligación de venir al menos un día; piense lo que piense, porque no es un tema de Galicia o de España, es un tema de Europa y del mundo».

Rajoy no dio clave ninguna para apostar por un acortamiento de la legislatura. Lo que sí hizo fue redoblar su propia candidatura. Lo hizo de dos maneras; a corto plazo, primero, con la vista puesta en mayo, con una apuesta legislativa de calado electoral: «Esta semana daré instrucciones para presentar en las Cortes una reforma de la Ley Electoral para que sea alcalde el que elija la gente; el más votado». La idea, especialmente aplaudida en Galicia, donde los pactos entre socialistas y nacionalistas han arrebatado al PP cientos de consistorios, ocupó ya un espacio importante en la anterior campaña de las municipales y autonómicas, pero esta vez, Rajoy se ha decidido a llevarla al Congreso para su discusión. «Y hay tiempo para aprobarla», añadió. «En media hora se aprueba, si se quiere. Vamos a ver cómo se retrata, una vez más, el PSOE», concluyó dejando bien claras sus intenciones.

Pero Rajoy se mostró particularmente solemne al presentarse como recambio a Zapatero a medio plazo. Además, nada más empezar su enérgico discurso, reivindicó la «unidad», la «independencia» y la «trayectoria» del PP «en momentos difíciles» y lo vendió a bombo y platillo como «un partido abierto a todos los que apuesten por el interés general».

«Hoy España necesita un cambio y nosotros somos la alternativa y el cambio», afirmó. «Quiero que todos sepan que contamos con ellos; que las cosas se pueden hacer de otra manera», añadió, para enfatizar aún: «No llegaremos para dividir, llegaremos para unir».

1 comentario:

  1. Buen discurso, ahora falta que los españoles lo plasmen en las urnas. Todo ello, con el permiso de los más mentiros de este gobierno, que tienen de socialistas, lo que tengo yo de torero, y si no, que vean a la chacón comprándose un chalet en la república dominicana de cerca un millón de euros, para que vena la clase de socialistas que son.

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