domingo, 5 de septiembre de 2010

La que se avecina


4 de Septiembre de 2010 - 17:31:47 - Luis del Pino

Editorial del programa Sin Complejos del sábado 4/09/2010

El 22 de marzo de 2006, ETA decretaba un denominado "alto el fuego permanente", que el Gobierno del PSOE utilizó para escenificar la primera parte de eso que pretendieron llamar "proceso de paz".

La oposición de las víctimas y de una parte del PP, en la que se encuadraban personas como el entonces secretario general de los populares, Ángel Acebes, o como Jaime Mayor Oreja, logró movilizar a la sociedad y centenares de miles de españoles salieron a la calle para manifestar su oposición a las pretensiones del Gobierno. De hecho, en uno de sus comunicados, ETA identificaba esa oposición del PP y de la AVT liderada por Francisco José Alcaraz como los principales escollos para encontrar una solución a lo que ellos denominan "conflicto".

Aquella oposición de la ciudadanía dio al traste con el primer intento de vender a la opinión pública ese pacto tácito de superación de la Constitución de 1978 a cambio de la entrega de armas por parte de ETA. Y, como resultado, el Gobierno se vio obligado a "sumergir" el proceso, de forma que éste continuara avanzando, pero a espaldas de la opinión pública, hasta que los escollos fueran convenientemente neutralizados.

Y así sucedió. A raíz de las últimas elecciones, comenzó la ofensiva contra todos esos escollos. El sector "duro" del PP fue depurado, el Gobierno neutralizó a la AVT tras la salida de Francisco José Alcaraz de la asociación y, por supuesto, el principal de los altavoces utilizados para la rebelión cívica, es decir, el principal de los medios de comunicación críticos con el proceso de negociación con ETA, fue acallado.

En paralelo, los acuerdos entre el Gobierno y la banda terrorista se blindaron con la presencia de mediadores internacionales, produciéndose una cadena de gestos por parte del Gobierno que han ido desde la concesión de beneficios penitenciarios a etarras, hasta las declaraciones nada ambiguas de destacados miembros del Partido Socialista de Euskadi en pro de una solución negociada. Y, por supuesto, el último y fundamental gesto ha sido la aprobación por parte del Tribunal Constitucional del Estatuto de Cataluña, aprobación que ha marcado la derogación definitiva de la Constitución del 78 y ha fijado el modelo de independencia de facto (aunque no de iure) que el País Vasco seguirá en breve.

La neutralización de los escollos, sin embargo, no fue completa. En el campo de las víctimas de ETA, muchas de las que más protagonismo tuvieron en la rebelión cívica continúan activas y listas para llamar a la sociedad a una nueva ronda de movilizaciones. Dentro del PP, la nueva cúpula se vio obligada a recurrir a Jaime Mayor Oreja para liderar la candidatura a las elecciones europeas, ante el temor a un voto de castigo a Rajoy que hubiera acabado con su carrera política y con la tendencia pactista de los populares. Y en el terreno de los medios de comunicación, la neutralización de Cope, que tanto había costado, se vio seguida del nacimiento de esRadio. En definitiva, que sólo se consiguió allanar los obstáculos a medias, lo que ha impedido oficializar hasta el momento la segunda fase de negociación.

Pero la crisis económica está erosionando con rapidez la estabilidad del Gobierno, los tiempos se echan encima y ya no se puede esperar más. No quedan más narices que volver a oficializar las conversaciones a toda velocidad, con dos citas electorales en el horizonte: las elecciones catalanas dentro de un par de meses, de cara a las cuales el PSOE necesita exhibir como sea alguna baza propagandística que evite el previsible descalabro; y las elecciones municipales, en las que los acuerdos con ETA exigen que los proetarras vuelvan a tener presencia en los ayuntamientos. Una presencia que se seguirá utilizando para controlar los presupuestos municipales, de modo que los españoles continuemos financiando, como hemos hecho en los últimos cuarenta años, a quienes nos asesinan.

Así que en las próximas semanas asistiremos, como se viene anunciando desde distintas instancias, a algún tipo de declaración de Batasuna o de ETA, que proporcione al gobierno la excusa para poder iniciar la nueva ronda de negociación. En realidad, no se va a negociar nada: todos los acuerdos están cerrados desde hace mucho tiempo. Pero se trata de convencer a la ciudadanía de que acepte esos acuerdos y la única forma de hacerlo es escenificando un nuevo proceso de paz.

Y no se crean ustedes que las cosas van a ser como en la anterior legislatura. Esta vez van a poner toda la carne en el asador. Ya fracasaron en una ocasión y no están dispuestos a tropezar dos veces en la misma piedra. Ya no cuentan con más oportunidades, así que apostarán fuerte.

Prepárense ustedes para la mayor campaña mediática que se haya visto en este país. Si les pareció en su día escandalosa la forma en que se manipuló a la opinión pública española para el referéndum de la OTAN, en tiempos de Felipe González, o para el referéndum de la Constitución Europea, en la legislatura pasada, déjenme decirles que esas campañas fueron un juego de niños comparadas con la que se nos avecina.

En esta segunda fase, van a tener ustedes la oportunidad de ver a la práctica totalidad de los medios de comunicación, tanto a derecha como a izquierda, tratando de impulsar el "proceso" como un solo hombre. Y el PP no va a ser esta vez un obstáculo, puesto que las posiciones de personas como Mayor Oreja o como Aznar son, en estos momentos, minoritarias dentro de la cúpula dirigente del partido.

Van a intentar venderles a los españoles, por todos los medios, la idea de que los acuerdos que se alcancen representan una derrota de ETA, cuando en realidad implican la consecución de todos y cada uno de los objetivos por los que ETA lleva matando desde hace 40 años, incluida una independencia de facto mucho más ventajosa económicamente para el País Vasco que la propia independencia de iure. Y esa campaña mediática, que se va a jugar al todo o nada, se verá acompañada, forzosamente, de un intento de presentar como radicales y enemigos de la paz a aquellos que nos vamos a seguir oponiendo a la derrota del estado de derecho.

La segunda fase del proceso está servida. Y las posibilidades de detener ese proceso van a ser mucho menores que en la pasada legislatura, porque las fuerzas de los constitucionalistas son mucho más exiguas. Eso no quiere decir, por supuesto, que no vayamos a dar la batalla, pero mucho me temo que, en esta ocasión, las apuestas están diez a uno a favor del Gobierno. Así que prepárense, porque el trimestre se presenta movidito en el terreno político.

1 comentario:

  1. Pues claro que van a hacer lo que dices, si no, para que han estado negociando tanto tiempo, para nada??, pues no, para mantener el asiento y seguir engañando a los españoles.
    No nos merecemos un gobierno que nos mienta (palabras dichas por rubalcaba).

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