“A vosotros: que llevasteis a cabo la acción más noble y desinteresada entregando la propia vida por salvar la de vuestros semejantes. Y a los que en las mismas circunstancias fuisteis gravemente heridos, para siempre nuestro respeto y admiración, porque sois los más importante de nuestra historia, y el mejor ejemplo a seguir en nuestro camino”. Así reza el lema de los Técnicos en Desactivación de Explosivos (Tedax) del Cuerpo Nacional de Policía, protagonista de los últimos 40 años de los más de dos siglos de historia que ya acumula el Ministerio del Interior en España. Una unidad a la que, desde el año 2004, se le ha añadido el apellido de NRBQ, tras asumir también las tareas de intervención ante un posible ataque Nuclear, Radiológico, Biológico o Químico.
LOS ORÍGENES: 1954-1975
Si los orígenes del Ministerio del Interior hay que buscarlos en el Despacho de la Gobernación de la Península e Islas Adyacentes surgido de la Constitución de 1812, la creación de los del Tedax-NRBQ como especialidad policial tuvo lugar en 1975 debido al incremento de los asesinatos terroristas, y en especial el de que era presidente del Gobierno de España en 1973, Luis Carrero Blanco.
Del inicial Laboratorio Antiexplosivos Central (LAEC) se pasó, a principios de la década de los 80, a la Jefatura de Unidades de Desactivación de Explosivos (JUDE), extendiéndose el modelo Tedax de la Policía Nacional a la Guardia Civil y a la Policía Autónoma Vasca (en esta última con la denominación UEDE: Unidad Especial de Desactivación de Explosivos de la Ertzaintza).
A finales de 1975, bastaba un curso de treinta días para convertirse en un Tedax adscrito a los Equipos y Unidades de Desactivación de Explosivos (EDES y UDES). Hoy son seleccionados entre aquellos funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía con un buen expediente y, al menos, dos años de experiencia; y los candidatos deben superar entrevistas y pruebas físicas, psíquicas y de conocimientos sobre diversas materias (tales como química, física, biología y electrónica). Además, los que tienen éxito en la selección deben realizar una formación de más de 1.400 horas -la mitad de ellas dedicadas a ejercicios reales-, para posteriormente llevar a cabo un mes de actividad práctica con los Grupos Operativos. En cualquier caso, la primera actividad formativa de la que se tiene noticia en materia de desactivación de explosivos en cualquier cuerpo de seguridad o militar, tuvo lugar en 1954 durante un curso de explosivos organizado para la Policía Armada en Hoyo de Manzanares, por la Unidad de Instrucción de la Escuela de Aplicación de Ingenieros, y que versó sobre minas, espoletas, explosivos y trampas (haciéndose famosa la frase “El muerto al Hoyo y el vivo a Miguel Ángel”, calle donde estaba la Unidad, tal y como recuerda el general de División Luis de Sequera en uno de sus trabajos).
Son 16 los Tedax fallecidos en relación a sus actividades; pero tres de ellos -según ha confirmado oficialmente la Dirección General de la Policía- no cayeron en acto de servicio. El BOE del 7 de abril de 1978 publicó la Orden del ministro de la Gobernación, Rodolfo Martín Villa, concediendo la Medalla de Oro al Mérito Policial (a título póstumo) al primer Tedax fallecido en acto de servicio, Rafael Valdenebro Sotelo (27 años y dos hijos), que murió el 8 de marzo de ese año en el Hospital General y Clínico de Tenerife, por las heridas sufridas el día 23 del mes anterior mientras intentaba desactivar una bomba puesta en una sucursal del Banco de Vizcaya en la ciudad de San Cristóbal de La Laguna (sede de la bicentenaria Universidad de La Laguna). La tesis doctoral del periodista Antonio Herrero recoge las palabras del entonces gobernador civil, Luis Mardones, que visitó a Valdenebro en el hospital: “Rafael, ¿por qué fuiste a desactivar la bomba? Me dice: señor, detectada la bomba, había tres chiquillos en el piso de arriba y no hubo manera de que la Policía con los megáfonos consiguiese que se metiesen para adentro. Estaban solos, sin sus padres”. Auténticos héroes, desde el primer caído, aunque tuvieran que pasar 35 años para que el Ayuntamiento de esa ciudad homenajeara a quien dio su vida para salvar a tres niños.
El 2 de enero de 1979 falleció el cabo de los Tedax Francisco Berlanga Robles (26 años y tres hijos) cuando intentaba desactivar una bomba en un edificio del número 24 de la plaza del Castillo de Pamplona. A las tres de la tarde del 8 de abril de 1981, murió disparado el Tedax Vicente Sánchez Pérez (30 años, dos hijas), en la calle Gabriel Aresti de Baracaldo. El cuarto Tedax caído fue Aniano Sutil Pelayo (26 años, una hija), mientras desarticulaba un artefacto el 27 de marzo de 1983 junto al comercio Portobello de San Sebastián. El 12 de junio de 1985 (día en que España firmó el Tratado de Adhesión a la Comunidad Económica Europea), muere Esteban del Amo García (35 años y dos hijas) desactivando una bomba en el interior de un coche situado en el segundo piso de un aparcamiento de la avenida de Felipe II de Madrid; Del Amo se situó entre la bomba y su compañero Tedax Gerardo Puente, salvándole la vida al actuar su cuerpo como escudo.
Poco después de las ocho de la mañana del 24 de mayo de 1989, mueren juntos Luis Hortelano García (33 años), José María Sánchez García (34 años) y Manuel Jodar Cabrera (35 años), los tres con dos hijos cada uno. Los tres Tedax (aunque Luis Hortelano se había incorporado a la Policía Autónoma vasca como jefe de la Unidad Especial de Desactivación de Explosivos), murieron tras casi tres horas intentando desactivar el artefacto explosivo de un coche en el barrio de Zorroza de Bilbao. Tres años más tarde, el 12 de junio de 1991, murieron juntos Andrés Muñoz Pérez y Valentín Martín Sánchez, mientras desactivaban un paquete bomba en una empresa de la calle de San Toribio de Madrid.
Por último, a las diez de la noche del 1 de julio de 1991, un paquete-bomba explotaba en una empresa del polígono industrial de Villaverde, en Madrid, muriendo Pedro Domínguez Pérez y Luis Claraco López, y resultando gravemente herido José Luis Jiménez Barrero, que murió dos días después.
LA ACTUALIDAD: 2016
Su investigación constante, el perfeccionamiento de su formación permanente y una gestión del conocimiento vanguardista, han sido elementos esenciales para que los funcionarios del Tedax-NRBQ del Cuerpo Nacional de Policía hayan realizado más de 400.000 actuaciones con éxito en sus 40 años de existencia. En España hay, hoy en día, cerca de una treintena de equipos Tedax-NRBQ del Cuerpo Nacional de Policía, formados por unos 300 funcionarios (que no solo actúan en territorio nacional, sino que su experiencia es reclamada por diferentes países), y su labor se desarrolla ante acciones terroristas, en la prevención de riesgos, contra la delincuencia organizada y también para desactivar artefactos abandonados (fundamentalmente, de la Guerra Civil).
Los Tedax-NRBQ elaboran informes técnicos y periciales en su papel investigador, así como diseñan nuevos materiales para la desactivación e intervención ante riesgo nuclear, radiológico, biológico o químico. Un Tedax de 2016 es un policía con total estabilidad y control emocional, disciplinado y dispuesto, que no deja nunca de prepararse, y con una capacidad de concentración y decisión determinante para el trabajo en equipo. Su gran profesionalidad, sin duda, está marcada por la frase que estos héroes tienen grabada a fuego de cara a su trabajo diario: “El primer error es el último”.