sábado, 14 de septiembre de 2013

El cordón sanitario contra España


14 de Septiembre de 2013 - 09:08:43 - Luis del Pino/Libertad digital.com

El 20 de septiembre de 2006, en plena primera legislatura de Zapatero, todos los grupos parlamentarios del Congreso, menos el PP, acordaron vetar, a propuesta del Partido Socialista, todas las iniciativas parlamentarias del Partido Popular relacionadas con la investigación de los atentados del 11-M.
Aquello fue el punto de partida del llamado cordón sanitario contra el PP, aunque ese nombre, "cordón sanitario", tardaría aún unos meses en acuñarse. Concretamente, fue el actor Federico Luppi quien parió el término en una rueda de prensa celebrada el 26 de enero de 2007, después de que el PP se negara a participar en una manifestación-farsa contra el terrorismo convocada por el mismo PSOE que había estado negociando con ETA hasta unos días antes. "Nos va la vida", dijo Federico Luppi durante aquel acto, "en crear un cordón sanitario para que esta derecha cerril y casi gótica no se adueñe del pensamiento español".
Y, en efecto, a los pocos días el PSOE y el resto de grupos parlamentarios acordaban boicotear todas las iniciativas parlamentarias sobre ETA que el PP presentara. Y el término "cordón sanitario" se instaló definitivamente en el lenguaje político del momento y ese cordón sanitario estuvo operando hasta el final de la primera legislatura de Zapatero, dejando al PP aislado en las Cortes.
Sin embargo, no es verdad que fuera un cordón sanitario contra el PP. En cuanto el PP varió de política a raíz de las elecciones de 2008 y renunció a investigar el 11-M y a oponerse a la negociación con ETA, su aislamiento parlamentario se disipó.
Era, por tanto, un cordón sanitario contra España, no contra el PP. Mientras el PP estuvo en la tesis de defender España, se vio afectado por el cordón sanitario, pero en cuanto renunció a defender a los españoles, se le autorizó inmediatamente a salir fuera del cordón.
De hecho, como los acontecimientos posteriores se encargaron de demostrar, lo que se produjo en 2008 fue un cambio de bando en toda regla: el PP se sumó, en la práctica, a los impulsores del cordón sanitario, y a partir de aquel momento ayudó con entusiasmo a aplicar ese cordón a los pocos tontainas que no habían querido someterse a ese acto de rendición. Así, Rajoy invitó a los liberal-conservadores a irse a otro partido; puso en marcha una purga inmisericorde para limpiar de españolistas el Partido Popular Vasco; contribuyó a asfixiar económica y mediáticamente a las asociaciones de víctimas que se negaban a la negociación con ETA y maniobró para acabar con los pocos medios de comunicación que seguían defendiendo a las víctimas del terrorismo y reclamando la verdad del 11-M.
El cordón sanitario contra España continuó operando durante toda la segunda legislatura de Zapatero, pero ahora con el PP formando parte de la banda de los sitiadores.
Y en esto que Rajoy llega a la Moncloa, más por deseo de los españoles de echar al desastre de Zapatero, que por méritos propios. Y la actuación del gobierno de Rajoy ha confirmado que el giro experimentado en 2008 no fue una mera táctica para llegar al poder, sino un abandono definitivo de la idea de España.
En estos casi dos años de gobierno de Rajoy, no sólo no se ha puesto coto a los abusos nacionalistas, sino que se los ha financiado generosamente mientras a los españoles de a pie se les hacía apretarse el cinturón. No se ha variado en estos casi dos años ni una coma del guión trazado por Zapatero.
Pero quizá sea esta semana la que más claras ha dejado las cosas en el terreno simbólico. El miércoles se celebraba la Diada con una cadena separatista que pretendía ir de norte a sur de Cataluña. No solo no se consiguió el objetivo, sino que los primeros datos de la organización, siempre exagerados, hablaban de medio millón de manifestantes, tal como publicó La Vanguardia la propia tarde del miércoles a través de su web. Es decir, si hacemos caso de los datos de la propia organización, el número de participantes en la cadena humana habría sido la cuarta parte de los que asistieron a la Diada de 2012, en la que los organizadores hablaban de 2 millones de personas.
Pero a pesar de esa caída de participación, que refleja que no existe ninguna marea separatista en Cataluña, el gobierno de Rajoy se apresuró a salir a la palestra para echar una mano propagandísticamente a los nacionalistas.
Así, el Ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, se apresuró a declarar que "el gobierno no comparte los objetivos y fines de la cadena humana, pero los respeta". Es decir, el gobierno de Rajoy respeta que se quiera destruir la Constitución y romper la unidad territorial, porque ése, y no otro, era el objetivo de esa cadena humana.
Por su parte, el Ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo, calificó de "éxito" la cadena separatista. Y, para más inri, lo hizo delante del Ministro de Asuntos Exteriores portugués.
Es decir, en lugar de ahondar en el fracaso de los convocantes, de minimizar el alcance de la convocatoria y de denunciar los objetivos ilegales y despóticos de quienes convocaban... el gobierno de Rajoy se apresuró esta semana a tratar de esconder el fracaso de la convocatoria, a ayudar a que tuviera más impacto propagandístico de cara a los medios nacionales e internacionales y a tildar de respetables los objetivos de los grupos radicales que movían los hilos de la cadena.
Y todo ello, por supuesto, para anunciarnos a continuación que se negociará el tema de la financiación con el gobierno de Artur Mas. Es decir, que se seguirá exprimiendo a los españoles para que los españoles sigan viendo negados sus derechos en Cataluña.
No se engañen ustedes: no es cuestión de que Rajoy sea cobarde o tonto. No tiene un pelo, ni de tonto, ni de cobarde. Rajoy tiene en sus manos, con su mayoría absoluta y con el control del grifo del dinero, todo el poder necesario para destruir de una vez la amenaza nacionalista que se cierne sobre España. Y si no aplica ese poder es, pura y simplemente, porque su objetivo no es defender a España ni a los españoles. Ese PP que creía en la idea de Nación murió en 2008, fecha en la que el Rajoy decidió sumarse al cordón sanitario contra España.
Así pues, nos corresponde a los españoles dejar de esperar a que el olmo nos dé peras y empezar a aplicar nosotros un cordón sanitario contra todos los partidos, PP incluido, que han decidido trabajar en contra de los intereses de la Nación.
Nos va en ello nuestro futuro y el de España.

2 comentarios:

  1. Como siempre D. Luis, nos ilumina a los españoles de bien, con la historia de los desgobiernos de este pais. Bueno es saberlo y tener memoria, ya que aunque estemos bastante desmemorizados los españoles, no por ello nos merecemos un gobierno que nos mienta y que vapuleee y deje vapulear a nuestra querida España. Malnacidos los hay en todas partes, pero últimamente los hay como setas en este otoño..........amén.

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  2. España camina irremisiblemente hacía su destrucción. El poder político sólo busca ya su enriquecimiento a toda costa antes de abandonar un barco que se cae a pedazos y en el que el Pueblo quedaremos atrapados sin remedio. El uso de la fuerza lógica, medida y contundente contra ese poder corrupto y antidemocrático es el único que nos puede evitar la sangría de ser, una vez más, los perdedores en la partida sin fín hacía la destrucción en la que nos movemos...

    Un saludazo.

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