Rodolfo Ares, consejero vasco de Interior: «La liberación de Bolinaga es un triunfo del Estado de Derecho y la Ley
La apariencia y la realidad. La izquierda abertzale siempre las ha manejado con maestría. Lo volvió a demostrar ayer. Con la lupa de la Justicia encima, el entorno radical no está dispuesto a cometer ningún traspié a dos meses de las elecciones. Si por la mañana paseaba las imágenes de los presos de ETA por San Sebastián exigiendo los derechos humanos de Bolinaga, por la tarde optó por guardar las formas. Reivindicó lo mismo, pero ciñéndose de manera escrupulosa a los límites fijados por el juez Bermúdez.
Ni pancartas, ni proclamas de apoyo a los presos ni mucho menos imágenes de etarras. Una exquisitez formal y legal que llevó a una obediente muchedumbre a cubrir el recorrido entre el barrio del Antiguo y el Boulevard de forma pacífica, casi en silencio.
Pero la precisión en el cumplimiento de los límites fijados por el juez, que alertó a la Ertzaintza de que velara para disolver la marcha -que la AVT había reclamado que impidiera si se producía algún tipo de acto o proclama que supusiera enaltecimiento de los terroristas o menosprecio para las víctimas-, contrastó con lo sucedido por la mañana. Aprovechando la celebración del Sagardo Eguna (Día de la Sidra) en la Plaza de la Independencia de San Sebastián, decenas de simpatizantes de la plataforma Herrira recorrieron las calles portando imágenes de presos de ETA en las que se reivindicaba su regreso a casa.
La exquisitez también se alteró minutos antes de la manifestación, cuando el que fuera voz oficial de la izquierda abertzale durante muchos años, Joseba Permach, denunció la existencia de una política penitenciaria «criminal» del Gobierno. También acusó al PNV de haber apoyado y defendido durante décadas la política de dispersión tanto con los gobiernos del PSOE como del PP. Permach fue más allá y no olvidó recordar a sus seguidores que si la movilización de apoyo a los presos se mantiene «se va a conseguir mover al Estado español» y «forzarle a modificar su política penitenciaria».
Una muestra más de que pese a que formalmente no figura en su programa, la izquierda abertzale ha encontrado en los presos enfermos de ETA un filón para movilizar a su mundo y exprimir electoralmente a la banda. En los próximos meses, el entorno radical estirará la salud de los etarras más enfermos para convertirlo en votos.
La primera batalla, la de Josu Uribetxeberria Bolinaga, la ha ganado y confía en poder seguir cosechando victorias en sus pulsos al Estado de aquí al 21 de octubre. Hasta las próximas elecciones autonómicas, en las que EH Bildu parte como una de las favoritas a disputar el liderazgo al PNV, el entorno radical tiene claro que habrá que rentabilizar al máximo la enfermedad de los otros 13 etarras gravemente enfermos para los que lleva meses exigiendo su excarcelación.
La campaña de Mintegi
La campaña electoral en favor de los presos de ETA se entremezcla ahora con la campaña más amable que promete su candidata a lehendakari, Laura Mintegi. Las dos campañas, la oficial de Bildu y la que impulsa en favor de los presos etarras, le permite mantener viva su tradicional movilización social, en clara decadencia tras el cese definitivo de las acciones terroristas de ETA, la reducción de las operaciones policiales contra el entorno radical y la práctica desaparición de la kale borroka. Al mismo tiempo, puede presentarse con una imagen renovada, legalizados, despojados de viejos lastres antidemocráticos y con un discurso y rostros nuevos.
Siempre hubo presos enfermos de la banda en las cárceles, pero nunca las peticiones de excarcelación habían alcanzado un nivel tan generalizado. El caso de Uribetxeberria Bolinaga permite, sin embargo, abrir una puerta que de otro modo Bildu debería forzar. A las peticiones de excarcelación de presos enfermos, el entorno radical ha incorporado la exigencia del final de la dispersión, así como de la libertad para quienes han cumplido tres cuartas partes de la condena. Una movilización que intensificará para forzar al Ejecutivo de Rajoy a modificar su política carcelaria antes de que ETA anuncie su disolución.
La cuestión penitenciaria se ha convertido en una piedra en el zapato del Ministerio del Interior, que se debate entre cumplir la ley y molestar a las víctimas. Entre hacer cumplir las resoluciones judiciales y no ofender a quienes durante décadas han sufrido en primera persona la violencia de los presos hoy enfermos.
El periodo de transición en el conflicto vasco es evidente. El propio colectivo de presos de ETA, el EPKK, ha reconocido que el caso de Josu Uribetxeberria es «el principio del fin» y que supondrá un antes y un después en el tratamiento penitenciario que se les da. También Mintegi, la aspirante a ocupar el sillón de Ajuria Enea, ha asegurado que la «clave» para el éxito en su campaña en favor del secuestrador de Ortega Lara ha sido la movilización social.
La izquierda abertzale hace equilibrios para demostrar que su democratización y alejamiento de las vías violentas es creíble y, al mismo tiempo, intenta cumplir su parte del trato con la banda; presionar para forzar un cambio en la política penitenciaria para facilitar una salida a los presos de ETA.
El paso de la radicalidad a la institucionalización se augura complicado. Acostumbrada a encontrar motivos para el victimismo, que tradicionalmente le ha permitido agitar a las bases del electorado vasco más abertzale, en esta ocasión los argumentos se le agotan y le abocan a hacer política. Legalizados, con presencia normalizada en las instituciones y rotos los vínculos con la violencia, a la izquierda abertzale sólo le resta actualizar su discurso. Y el contexto no ayuda. Sumergidos en una crisis económica sin precedentes, las apuestas soberanistas se han visto relegadas en las prioridades de los vascos en favor de recetas económicas que permitan salir del pozo. Y en ello, el currículum radical hace aguas.
02/09/2012 ESPAÑA
ESPAÑA
JUSTY GARCÍA KOCH
Los rostros de los presos de ETA tomaron durante la mañana de ayer la
plaza de la Constitución en la Parte Vieja de San Sebastián portados por
la plataforma Herrira, el nuevo grupo de apoyo de los etarras impulsado
por la izquierda abertzale. Las pancartas de apoyo a Josu
Uribetxeberria y exigiendo el traslado a Euskadi de los miembros de la
banda encarcelados camparon a sus anchas durante toda la mañana.
La apariencia y la realidad. La izquierda abertzale siempre las ha manejado con maestría. Lo volvió a demostrar ayer. Con la lupa de la Justicia encima, el entorno radical no está dispuesto a cometer ningún traspié a dos meses de las elecciones. Si por la mañana paseaba las imágenes de los presos de ETA por San Sebastián exigiendo los derechos humanos de Bolinaga, por la tarde optó por guardar las formas. Reivindicó lo mismo, pero ciñéndose de manera escrupulosa a los límites fijados por el juez Bermúdez.
Ni pancartas, ni proclamas de apoyo a los presos ni mucho menos imágenes de etarras. Una exquisitez formal y legal que llevó a una obediente muchedumbre a cubrir el recorrido entre el barrio del Antiguo y el Boulevard de forma pacífica, casi en silencio.
Pero la precisión en el cumplimiento de los límites fijados por el juez, que alertó a la Ertzaintza de que velara para disolver la marcha -que la AVT había reclamado que impidiera si se producía algún tipo de acto o proclama que supusiera enaltecimiento de los terroristas o menosprecio para las víctimas-, contrastó con lo sucedido por la mañana. Aprovechando la celebración del Sagardo Eguna (Día de la Sidra) en la Plaza de la Independencia de San Sebastián, decenas de simpatizantes de la plataforma Herrira recorrieron las calles portando imágenes de presos de ETA en las que se reivindicaba su regreso a casa.
La exquisitez también se alteró minutos antes de la manifestación, cuando el que fuera voz oficial de la izquierda abertzale durante muchos años, Joseba Permach, denunció la existencia de una política penitenciaria «criminal» del Gobierno. También acusó al PNV de haber apoyado y defendido durante décadas la política de dispersión tanto con los gobiernos del PSOE como del PP. Permach fue más allá y no olvidó recordar a sus seguidores que si la movilización de apoyo a los presos se mantiene «se va a conseguir mover al Estado español» y «forzarle a modificar su política penitenciaria».
Una muestra más de que pese a que formalmente no figura en su programa, la izquierda abertzale ha encontrado en los presos enfermos de ETA un filón para movilizar a su mundo y exprimir electoralmente a la banda. En los próximos meses, el entorno radical estirará la salud de los etarras más enfermos para convertirlo en votos.
La primera batalla, la de Josu Uribetxeberria Bolinaga, la ha ganado y confía en poder seguir cosechando victorias en sus pulsos al Estado de aquí al 21 de octubre. Hasta las próximas elecciones autonómicas, en las que EH Bildu parte como una de las favoritas a disputar el liderazgo al PNV, el entorno radical tiene claro que habrá que rentabilizar al máximo la enfermedad de los otros 13 etarras gravemente enfermos para los que lleva meses exigiendo su excarcelación.
La campaña de Mintegi
La campaña electoral en favor de los presos de ETA se entremezcla ahora con la campaña más amable que promete su candidata a lehendakari, Laura Mintegi. Las dos campañas, la oficial de Bildu y la que impulsa en favor de los presos etarras, le permite mantener viva su tradicional movilización social, en clara decadencia tras el cese definitivo de las acciones terroristas de ETA, la reducción de las operaciones policiales contra el entorno radical y la práctica desaparición de la kale borroka. Al mismo tiempo, puede presentarse con una imagen renovada, legalizados, despojados de viejos lastres antidemocráticos y con un discurso y rostros nuevos.
Siempre hubo presos enfermos de la banda en las cárceles, pero nunca las peticiones de excarcelación habían alcanzado un nivel tan generalizado. El caso de Uribetxeberria Bolinaga permite, sin embargo, abrir una puerta que de otro modo Bildu debería forzar. A las peticiones de excarcelación de presos enfermos, el entorno radical ha incorporado la exigencia del final de la dispersión, así como de la libertad para quienes han cumplido tres cuartas partes de la condena. Una movilización que intensificará para forzar al Ejecutivo de Rajoy a modificar su política carcelaria antes de que ETA anuncie su disolución.
La cuestión penitenciaria se ha convertido en una piedra en el zapato del Ministerio del Interior, que se debate entre cumplir la ley y molestar a las víctimas. Entre hacer cumplir las resoluciones judiciales y no ofender a quienes durante décadas han sufrido en primera persona la violencia de los presos hoy enfermos.
El periodo de transición en el conflicto vasco es evidente. El propio colectivo de presos de ETA, el EPKK, ha reconocido que el caso de Josu Uribetxeberria es «el principio del fin» y que supondrá un antes y un después en el tratamiento penitenciario que se les da. También Mintegi, la aspirante a ocupar el sillón de Ajuria Enea, ha asegurado que la «clave» para el éxito en su campaña en favor del secuestrador de Ortega Lara ha sido la movilización social.
La izquierda abertzale hace equilibrios para demostrar que su democratización y alejamiento de las vías violentas es creíble y, al mismo tiempo, intenta cumplir su parte del trato con la banda; presionar para forzar un cambio en la política penitenciaria para facilitar una salida a los presos de ETA.
El paso de la radicalidad a la institucionalización se augura complicado. Acostumbrada a encontrar motivos para el victimismo, que tradicionalmente le ha permitido agitar a las bases del electorado vasco más abertzale, en esta ocasión los argumentos se le agotan y le abocan a hacer política. Legalizados, con presencia normalizada en las instituciones y rotos los vínculos con la violencia, a la izquierda abertzale sólo le resta actualizar su discurso. Y el contexto no ayuda. Sumergidos en una crisis económica sin precedentes, las apuestas soberanistas se han visto relegadas en las prioridades de los vascos en favor de recetas económicas que permitan salir del pozo. Y en ello, el currículum radical hace aguas.
«El PNV va a crear un cristo»
«Lo único que faltaba en este momento es sumar a la crisis económica una crisis política de las dimensiones que el PNV sabemos que es capaz de meternos al conjunto del País Vasco», advirtió De Andrés en una entrevista con Efe. Para el dirigente 'popular', el PNV provoca «tensiones» en la población vasca.
El diputado general de Álava y secretario general del PP en este
territorio, Javier de Andrés, alertó ayer de que la propuesta del PNV de
un nuevo estatus político para 2015 creará un «cristo» en Euskadi y
generará una «crispación enorme» y tensiones entre las instituciones y
entre los propios vascos
Lobos por la mañana...
...corderos por la tarde
JON COROSTOLA
RODOLFO ARES Ex consejero de Interior y coordinador de campaña del PSE
«Con Bolinaga ha triunfado la Ley»
.Mañana frenética en el cuartel general del PSE. La tensión electoral ya se palpa en el ambiente y, sobre todo, en el rostro de Rodolfo Ares. De sus manos saldrá la partitura de campaña que interpretará el lehendakari para voltear los sondeos adversos y frustrar la previsible llegada del nacionalismo. Se sabe ganador tras tres años y medio limpiando de simbología etarra las calles del País Vasco y de lucha incansable contra ETA.Pregunta.- ¿Cómo interpreta el aluvión de críticas que ha recibido?
Respuesta.- Imagínese las críticas que hubiese recibido si hubiese compatibilizado Interior con la dirección de la campaña del PSE. Yo he tomado esa decisión porque, aunque no hay una incompatibilidad legal, sí hay una ética. Si el PNV ha hecho una valoración intolerable y poniendo en duda que pueda haber imparcialidad por parte del Gobierno, imagínese lo que diría si yo no me hubiese ido. Sus críticas ponen en duda la credibilidad de los funcionarios que se encargan de la gestión del proceso electoral y que son los mismos que cuando gobernaba el PNV.
P.- ¿Le parece acertada la decisión de excarcelar a Bolinaga?
R.- El Gobierno siempre contará con el respaldo del PSE para la política de reinserción que quiera desarrollar independientemente de que el PP no hiciese lo mismo cuando el PSOE lideraba España.
P.- ¿No es una victoria del aparato de propaganda de ETA?
R.- Es un triunfo del Estado de Derecho y de la aplicación de la Ley.
P.- ¿Influirá ETA en las elecciones?
R.- ETA siempre ha pretendido estar presente en las elecciones; durante muchos años lo hacía con asesinatos. No hay que descartar que siga mandando declaraciones más que comunicados, porque el comunicado que de verdad importa es el de su disolución.
P.- ¿No es Urkullu el lehendakari que necesita Euskadi?
R.- El lehendakari que necesita este país es Patxi López. Urkullu ofrece otras cosas que no son convenientes para el país. Usa palabras amables pero con el objetivos de seguir avanzando en políticas soberanistas. En todo caso, tengo buena relación con Urkullu.
P.- ¿Podría gobernar EH Bildu?
R.- Yo creo que la ciudadaníavasca es muy sabia y estoy seguro de que sabrá entender que EH Bildu que, en las últimas municipales pudo tener una imagen de novedad, una vez que ha asumido grandes cotas de poder la única revolución que ha hecho ha sido la de las basuras en Guipúzcoa dejando empantanada la solución de ese servicio y paralizando todos los proyectos importantes de la región.
P.- ¿Sería un descalabro para el PSE obtener 17 escaños?
R.- No contemplo esa hipótesis. La nuestra es trabajar estos días para que la ciudadanía no sólo conozca lo que hemos hecho en tres años sino nuestras propuestas de futuro.
P.- ¿Qué confianza puede tener la sociedad vasca en un lehendakari que arroja la toalla porque no puede labrar grandes consensos?
R.- Ellehendakari ha liderado todos los logros que ha obtenido este gobierno. Desde el primer momento, se ha puesto de manifiesto que era imposible alcanzar acuerdos con el PNV porque hizo una oposición de tierra quemada. Hemos alcanzado acuerdos con partidos, sindicatos... este Gobierno ha puesto la mesa del diálogo social que era inédita en tiempos de Ibarretxe... Pero es evidente que en los últimos meses han sido imposibles acuerdos que eran vitales como la reforma fiscal.
P.- ¿Y por qué no esperaron a la negociación de los presupuestos?
R.- Ya sabíamos que las posiciones estaban muy decantadas. Para hacer un presupuesto que no impulsara recortes en Educación, Sanidad era muy difícil el acuerdo con el PP y para impulsar un presupuesto que contara con mayores ingresos era imposible llegar a acuerdos con el PNV o el PP.
P.- ¿Pero qué pasó entre el 17 de julio, en el que López dijo que seguiría, y el 21 de agosto?
R.- Que a lo largo de esos meses de verano hemos tenido que impulsar todas las medidas para oponernos a los recortes de Rajoy y hemos encauzado todas las que había que adoptar para que mientras haya un gobierno del PSE no haya recortes. Lo prioritario en aquel momento era tomar esas decisiones. Después lo razonable era que ante la imposibilidad de alcanzar acuerdos básicos el lehendakaritomara la decisión de convocar elecciones.
P.- ¿Aun a riesgo de adelantar el triunfo del nacionalismo vasco?
R.- Es que no contemplo el triunfo del nacionalismo. Confío en la ciudadanía vasca.
P.- ¿No beneficia el adelanto a la izquierda abertzale?
R.- Todo lo contrario, porque creo que la izquierda radical está en un proceso de reorganización, de reestructuración de la coalición.
P.- ¿Perderá el PSE a Eguiguren?
R.- No ha tomado una decisión.
P.- ¿Está a favor de una negociación directa con la banda?
R.- Ya ha sido derrotada y ahora es necesario trabajar para la convivencia y hacerlo desde una política que no olvide el dolor que el terrorismo ha causado.
P.- ¿Puede afirmar que ETA no va a volver a matar?
R.- ETA, tal y como la conocíamos, ha desaparecido. Pero en todo caso tenemos que seguir trabajando para que se disuelva.
P.- ¿Se arrepiente de sus declaraciones contra Consuelo Ordóñez a la que acusó de protagonizar un circo por su encuentro con Lasarte?
R.- En aquel caso dije lo que dije porque estaba convencido. Yo siempre he escuchado a las víctimas, las víctimas son plurales y no todas piensan lo mismo. Hay que escuchar a las víctimas, pero la política la hacen los gobiernos.
P.- En Donostia han reaparecido las pintadas. ¿Se ha bajado el pistón?
R.- Hay que aclarar que nosotros podemos actuar cuando hay pancartas que vulneran la ley u ofenden la memoria de las víctimas porque hay otros soportes que, aunque a mí no me gusten, no son ilegales. En todas las fiestas se retiraban con prudencia y cuando era posible. No se puede entrar como elefante en cacharrería cuando hay aglomeraciones.
P.- ¿La tolerancia cero tiene las horas contadas con el PNV o EH Bildu?
R.- Usted trabaja con una hipótesis que no comparto, que es que el PNV va a ganar las elecciones. Confío en la ciudadanía vasca para seguir teniendo un lehendakari socialista. Después de las elecciones se tendrá que hablar para ver qué acuerdos puede haber porque no habrá mayoría.
Seguimos con el bolinga, y los exabruptos de los batasunaris y sus manifas. Los del pene en uve a lo suyo y los que dicen ser socilistas que no lo son también. Por tanto, un día muy entretenido informativamente dicho, aunque no hay nada nuevo bajo el sol.
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