Los agentes, blindados en esa unidad, señalaron al director de la Policía como el autor
A los investigados primero, y ahora a los investigadores. Desde el aterrizaje del nuevo equipo en el Ministerio del Interior, el caso el chivatazo policial a ETA, el conocido como caso Faisán, ha dado un giro importante, al menos en la parte estética policial.
Todos los funcionarios relacionados directa o indirectamente con el caso se han visto ya afectados. Primero llegó la destitución del jefe superior de Policía del País Vasco, que estuvo en el punto de mira judicial como presunto autor material de la delación a ETA, el comisario Enrique Pamiés.
Ahora toca a los investigadores. El equipo que ha estado al frente de las pesquisas desde el principio también ha sido víctima del chivatazo, después de que internamente se hayan cuestionado muchas de sus actuaciones, tanto en el caso Faisán como en otras investigaciones delicadas de los últimos años.
La sombra de la sospecha también les señaló. Desde determinados ámbitos policiales se apuntó que ellos no podían ser los encargados de investigar porque también habían tenido acceso a la información sobre la trama etarra y, por tanto, también entraban dentro del círculo de sospechosos de haber cometido la delación.
Según informaron a EL MUNDO fuentes policiales, el grupo de agentes que trabajaba desde Asuntos Internos a las órdenes del comisario Carlos Germán ha empezado a abandonar una unidad en la que se tiene acceso ilimitado a información de máxima sensibilidad. La salida está siendo escalonada y poco a poco los agentes van siendo situados en sus nuevos destinos.
Hasta ahora los investigadores estaban blindados en la Unidad de Asuntos Internos. Pese a que su jefe, el ya comisario Carlos Germán, fue destinado a la localidad valenciana de Chirivella, el juez decidió que todos siguieran juntos en las pesquisas del chivatazo. Pero la Dirección General de la Policía ha optado por repartir por diferentes destinos a los seis integrantes de este grupo de hasta ahora intocables. De momento, siguen estando al frente de las pesquisas sobre el chivatazo, una investigación que pasado meses totalmente paralizada.
Pero su refugio en Asuntos Internos ha quedado finiquitado. El nuevo responsable de la unidad no entiende que deban tener una situación tan privilegiada y ha optado por enviarlos a otras unidades. Puede hacerlo, puesto que todos los agentes destinados a Asuntos Internos son de libre disposición, es decir, son puestos de confianza.
El comisario Carlos Germán está al frente de las pesquisas sobre el Faisán desde el mismo momento en que se conoció que se había producido un chivatazo a ETA. Él y sus agentes, el grupo policial que investigaba la trama de extorsión etarra alrededor del bar Faisán, llevaban años indagando al dueño del local.
Así, estos agentes fueron los primeros sorprendidos al detectar movimientos extraños de los sospechosos cuando iban a detenerlos, en una operación conjunta con Francia prevista para el 4 de mayo de 2006.
Acababan de dar el soplo a Elosua de la operación Urogallo, y todo indicaba que habían sido las propias Fuerzas de Seguridad.
Tras descubrirse el chivatazo, las pesquisas recayeron en el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, que era quien estaba al frente de las investigaciones sobre el entramado financiero de ETA.
Grande-Marlaska confió las pesquisas al equipo económico que estaba realizando la actuación, dirigido por el entonces inspector jefe Germán y seis de sus hombres de máxima confianza.
Las sospechas recayeron inmediatamente sobre agentes de la lucha antiterrorista. Con el fin de blindar sus actuaciones y evitar tensiones en la Comisaría General de Información, el Ministerio del Interior blindó al equipo investigador en la Unidad de Asuntos Internos y puso a Germán al frente del equipo, creando una situación extraordinaria para estos agentes.
Desde allí llevaron a cabo sus pesquisas, que concluyeron en que el autor del chivatazo había sido el entonces jefe superior de Policía del País Vasco, siguiendo órdenes del entonces director general, el socialista Víctor García Hidalgo. Para ello habrían utilizado al inspector José María Ballesteros, quien supuestamente pasó a Elosua el móvil desde el que recibió el soplo.
Con el tiempo, el juez Ruz llegó a procesar a los tres sospechosos, pero luego la Sala de lo penal, fruto de una controvertida maniobra del juez Javier Gómez Bermúdez, decidió levantar el procesamiento y devolver a los tres a la condición de imputados.
De nuevo la Guardia Civil
El primer juez del caso, Fernando Grande-Marlaska, quiso tener desde el principio dos opiniones. Encargó la investigación al equipo policial que en el momento del soplo controlaba el Faisán y, al mismo tiempo, a los servicios de información de la Guardia Civil. Pero la actuación 'verde' tuvo poco recorrido. Viendo los derroteros y la velocidad de crucero que había tomado las pesquisas, nada más regresar de EEUU Baltasar Garzón apartó sin explicación alguna al Instituto Armado. La semana pasada, el juez Ruz devolvió a la Guardia Civil al 'caso Faisán' y pidió que en dos meses le presente su propio informe
Haber si a los de la kgb los espabilan, que ya está bien de tanto mamoneo.
ResponderEliminar