jueves, 2 de febrero de 2012

López pide que no se construya «sobre la amnesia colectiva»


El Mundo

Apaga la llama contra la violencia de la Academia de la Ertzaintza, seguro del fin de ETA


No hay más línea roja que la LeyAyer, coincidiendo con el trigésimo aniversario de la primera promoción de la Ertzaintza, se apagó el pebetero en honor a los ertzainas asesinados por ETA, pero el lehendakari, Patxi López, pidió que la llama de su memoria y de la todas las víctimas guíe la construcción de una paz con memoria, que «no diluya la responsabilidad de los asesinos». «Por fin hemos acabado con la actividad del terrorismo. Ha costado mucho llegar hasta aquí. Han sido muchas las lágrimas derramadas. Muchas las vidas arrebatadas por los totalitarios. Y por eso nos negamos a que el nuevo tiempo se construya sobre la amnesia colectiva», solemnizó el lehendakari, que presidió el acto celebrado en Arkaute.

Fueron precisamente los familiares de los 15 ertzainas víctimas de ETA quienes protagonizaron la primera parte del aniversario. El joven ertzaina José Goikoetxea, hijo de Joseba Goikoetxea -cuyo asesinato, en 1993, empujó a Interior a prender una llama contra la violencia-, apagó, junto al director de la Ertzaintza, Toño Varela, y el consejero de Interior en 1993, Juan María Atutxa, el pebetero que, según se explicó, «ha iluminado las noches oscuras de Arkaute» en los últimos 18 años.

El acto en homenaje a estos ertzainas y también al miñón Jesús Velasco y a 22 policías municipales se completó con la inauguración de un monolito para honrar la memoria de «los hombres y mujeres de la Policía vasca, víctimas del terrorismo por defender la democracia y la libertad». Agentes del cuerpo y las máximas autoridades del País Vasco, además de representantes de otros cuerpos policiales y miembros de la sociedad civil, se sumaron al recuerdo depositando una flor a los pies de la escultura.

«Se lo debemos a las víctimas y también al conjunto de la ciudadanía. Porque sólo desde el recuerdo de lo ocurrido podremos evitar que la historia se repita. Sólo con memoria podremos construir una sociedad sustentada en valores éticos y democráticos», explicó López. «El monolito servirá como testimonio imperecedero del sacrificio de los ertzainas y de las policías locales a los que mataron [...]. Siempre estaremos en deuda con ellos y con el conjunto de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que entregaron lo mejor de sí mismos para que el resto pudiéramos disfrutar de libertad», añadió.

Tras el recuerdo a los ausentes, el lehendakari se dirigió en primera persona a los ertzainas presentes: «Sois los garantes de que no vuelva a haber entre nosotros quien cometa o justifique el asesinato». No hubo referencias explícitas ni a la izquierda abertzale ni al acercamiento de los presos, salvo la habitual coletilla del lehendakari de que «la democracia no es una ciudad amurallada» y mantiene sus puertas «abiertas para permitir el acceso a quienes quieren integrarse en ella».

La Ertzaintza ha enfocado su trigésimo cumpleaños como un punto de inflexión en su trayectoria. Ahora toca caminar hacia la modernización del que es «el símbolo del autogobierno». «Vivimos nuevos tiempos, nuevas realidades, otros desafíos. Pero el objetivo sigue siendo el mismo: garantizar los derechos y las libertades del conjunto de la ciudadanía vasca. Por eso, estamos permanentemente modernizando la Ertzaintza para contar con una Policía más cercana, más ágil en la respuesta, más eficaz y con un mayor grado de especialización, para combatir los delitos tradicionales y otras amenazas más recientes».

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