29 de Octubre de 2011 - 10:40:28 - Luis del Pino/Libertad Digital
Editorial del programa Sin Complejos del sábado 29/10/2011
En noviembre de 2005, hace ahora seis años, publiqué en Libertad Digital la noticia de que en las autopsias realizadas a las víctimas mortales del 11-M no se había encontrado ni rastro de metralla de origen terrorista.
Aquella noticia tenía una importancia extraordinaria, por cuanto la prueba principal en la que descansaba la versión oficial del 11-M - la famosa mochila de Vallecas - sí que tenía clavos y tornillos a modo de metralla. Por tanto, el que en las autopsias de las víctimas no hubiera aparecido metralla de origen terrorista demostraba que los artefactos que estallaron en los trenes no podían ser, de ninguna manera, como la mochila de Vallecas. En consecuencia, la mochila de Vallecas era una prueba falsa.
A pesar de su importancia, nadie se hizo eco de aquella noticia. Ningún otro medio de comunicación la amplificó. Nadie preguntó en sede parlamentaria por esa discrepancia. Nadie trató de indagar en sede judicial sobre el asunto. Nadie utilizó aquel dato fundamental durante el juicio del 11M para demostrar que la prueba principal de la versión oficial de la masacre era falsa.
Dos años después, el 23 de enero de 2008, emitíamos en Libertad Digital TV una entrevista que le hice a la doctora Carmen Baladía, la que fuera Directora del Instituto Anatómico Forense durante el 11M y a la que le tocó, como es lógico, coordinar la realización de las autopsias de las víctimas de la masacre de Madrid. Y en aquella entrevista, la doctora Baladía realizó afirmaciones de una enorme gravedad y de un enorme interés.
Y confirmó, punto por punto, lo que dos años antes Libertad Digital había publicado. "Ni clavos, ni tuercas, ni tornillos; no había metralla entre nuestros 191 muertos", afirmó la doctora delante de las cámaras.
Ya no se trataba de que un medio de comunicación como el nuestro publicara una noticia que, aunque no había podido ser desmentida, tampoco había podido ser constatada documentalmente (aunque a la Audiencia Nacional le hubiera costado bien poco constatarla); ahora era la propia responsable de la realización de las autopsias del 11M la que confirmaba que, en efecto, en los cuerpos de las víctimas mortales del 11M no había metralla de origen terrorista. Pocas dudas cabían ya, por tanto, sobre la veracidad de aquella información.
Y, sin embargo, de nuevo ningún medio de comunicación se hizo eco de la noticia. Nadie preguntó en sede parlamentaria por esa discrepancia. Nadie trató de indagar en sede judicial sobre el asunto. Otra vez habíamos puesto sobre la mesa el dato fundamental que demostraba de forma incontestable la falsedad de la versión oficial y otra vez todo el mundo miraba hacia otro lado.
Ayer, seis años después de que publicáramos por primera vez la noticia en Libertad Digital y casi cuatro años después de que entrevistáramos a la doctora Carmen Baladía en Libertad Digital TV, la responsable de las autopsias del 11M declaró ante la juez Coro Cillán a solicitud de la Unión de Oficiales de la Guardia Civil, dentro de la causa que se sigue contra dos mandos policiales por presunto falso testimonio y presunta manipulación de pruebas en la investigación del 11M.
Y la doctora Baladía volvió a repetir lo que ya nos había contado cuatro años antes, pero esta vez en sede judicial: que en los cuerpos de las víctimas mortales del 11M no había clavos, ni tornillos. No había metralla de origen terrorista.
Ya no caben más subterfugios. Ya no quedan más posibilidades de mirar hacia otro lado. La falsedad de la mochila de Vallecas ha quedado constatada en sede judicial.
Porque todos sabemos, a estas alturas, que la mochila de Vallecas es una prueba falsa, pero hasta el momento no habíamos podido demostrarlo en sede judicial más allá de toda duda razonable.
Los demás indicios de falsedad de esa malhadada mochila podían ser discutibles; desde la más absoluta mala fe, pero podían ser discutibles. Sin embargo, una vez acreditada ante un juez la ausencia de metralla en los cuerpos de las víctimas, ya no hay manera de seguir sosteniendo la validez como prueba de la mochila de Vallecas. Por una razón muy sencilla, que hasta los jueces Gómez Bermúdez y Del Olmo serían capaces de entender: imaginen ustedes un recinto cerrado, como por ejemplo un vagón de cercanías, en el que hay 60 o 70 personas, e imaginen que alguien hace estallar dentro del vagón una bomba no direccional, compuesta por 10 kg de explosivo y medio kilo de clavos y tornillos.
¿Qué es lo que sucede? Pues que los clavos y tornillos salen volando en todas direcciones, incrustándose en los cuerpos de las personas que encuentren a su paso.
¡Para eso, precisamente, introducen los terroristas metralla en los artefactos! Para que salga disparada en todas direcciones y se incruste en los cuerpos de las personas cercanas, causando así más víctimas.
Por tanto, el que en ninguno de los 191 cadáveres de las víctimas mortales del 11-M apareciera metralla de origen terrorista indica que los diez artefactos que explotaron en los trenes no contenían metralla.
Por tanto, los artefactos que explotaron en los trenes y que mataron a casi 200 españoles a tres días de unas elecciones generales no son, no pueden ser, como la mochila de Vallecas. Porque la mochila de Vallecas sí que contenía metralla.
Por tanto, la prueba principal en la que se basa toda la versión oficial del 11-M es una prueba falsa, una prueba colocada, una prueba amañada para dirigir la investigación hacia unos falsos culpables y alejarla de los culpables verdaderos.
Ayer, la versión oficial del 11-M murió en un juzgado de Plaza de Castilla gracias a la valentía y profesionalidad de una juez - la juez Coro Cillán - y de una doctora - la doctora Carmen Baladía. Y gracias también a la constancia de una asociación, la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11M, dirigida por Angeles Domínguez, que es quien ha mantenido la batalla judicial para conocer la verdad sobre aquella masacre. Y gracias también al buen hacer de la Asociación de Oficiales de la Guardia Civil, que es quien ha instado las últimas baterías de diligencias.
Y la versión oficial murió ayer porque ayer se acreditó que toda ella descansa sobre una prueba demostradamente falsa.
Ahora solo queda ver cuánto tiempo tardamos en enterrar esa versión oficial ya muerta. Por lo pronto, de ahora en adelante cualquier parte interesada podría instar la inmediata reapertura de las investigaciones del 11-M a partir de lo que ayer fue ratificado en sede judicial.
Menos mal, que ya nos vamos entendiendo, porque tanto de la kgb sin dormir, igual hasta se desdicen y nos dan más datos.
ResponderEliminarLa verdad os hará libres.