ÁNGELES ESCRIVÁ / San Sebastián
19/10/2011/El Mundo
ETA tratará de escoltar a la izquierda abertzale hasta que alcance sus objetivos políticos y, desde luego, durante su intento de acceder al Gobierno vasco. No desaparecerá hasta que tenga claro que se cumplen los acuerdos que pretende alcanzar. O, al menos, eso es lo que creen los expertos policiales, que encuadran en estos límites el comunicado que la organización terrorista tiene previsto hacer público en los próximos días, una vez cumplida la condición de la Conferencia Internacional de Paz celebrada en San Sebastián.
La idea de la publicación de un comunicado, la emisión de una entrevista en la BBC o ambas cosas viene siendo explotada desde hace semanas, en las que se han establecido altas expectativas. Sin embargo, su alcance dependerá de las condiciones que imponga para su cumplimiento e incluso del tiempo que va a tardar en hacerlo.
Las fuerzas de seguridad creen que ETA, en su próximo comunicado, prolongará el alto el fuego indefinido y manifestará su intención de establecerlo de manera definitiva. Pero también pondrá sus condiciones.
En el texto, la banda mostrará su disposición al desmantelamiento de sus estructuras, un paso al que puede intentar dar realismo ofreciendo la ubicación del material terrorista del que dispone. El elemento fundamental de estos anuncios sería el tiempo. No se espera que ETA se ajuste a un plazo concreto para completar sus iniciativas, porque la administración de este elemento es la que le confiere influencia.
La organización terrorista pretendería con ello hacer valer el peso de su presencia, su imagen de marca, en los pasos que se vayan a dar en el futuro. Probablemente por este motivo, la izquierda abertzale no está dispuesta a pedir su disolución, al menos por el momento, y se adhiere sólo a la exigencia del cese definitivo de la actividad armada. Sin ir más lejos, ayer, el dirigente de Batasuna Rufino Etxeberria se negó a hacerlo aunque sólo fuera para demostrar que todos los pasos que está dando el entorno de ETA son, como suelen insistir, unilaterales y sin la pretensión de contrapartidas políticas.
De confirmarse este planteamiento, lo único que estaría siguiendo ETA es su tesis sobre la utilidad de las treguas. Cuando a principios de los 90, tras la caída de Bidart, modificó sus planteamientos para adaptarlos a su nueva realidad, concibió un frente soberanista y una negociación entre partidos similar a la que la Conferencia de Paz pactó el lunes.
Y también precisó que la fuerza tenía que servir para provocar una negociación que requería de una tregua. La tregua no implicaba para ETA el fin de sus «actividades armadas», sino de sus «actos armados», es decir, de los atentados, porque la organización advertía que aun cuando lograse llegar a un acuerdo con el Estado, su presencia se haría necesaria para garantizar que se cumplieran todas las condiciones. Eso le permitiría atentar si se descuidaba alguno de los acuerdos.
La organización terrorista es consciente, sin embargo, de su escasa capacidad para condicionar ninguna negociación con atentados. De hecho, responsables de las fuerzas de seguridad consideran que la banda podría perpetrar algún atentado, pero no está en condiciones de protagonizar una campaña. Sin embargo, quiere seguir tutelando el proceso y contribuyendo así, además, a retrasar o a diluir la escenificación de cualquier imagen de derrota.
Los expertos coinciden en que la organización ha logrado restituir su sistema de enlaces, las citas, la captación de gente, algunas infraestructuras. Ha logrado establecer su sistema de funcionamiento. A la pregunta de por qué lo hace si, según la izquierda abertzale, su intención es dejarlo, algunos expertos responden que una organización terrorista no se puede hacer valer, ni siquiera para administrar su final, si está absolutamente desarbolada. Otros están convencidos de que la banda no descarta actuar si las cosas le resultan demasiado decepcionantes.
Los expertos creen que la organización administrará sus avances y comunicados. Uno antes de estas elecciones. Y otro antes de las autonómicas vascas, si puede. Porque a la izquierda abertzale siempre le ha ido bien para sus bases representar el papel de quien toma la iniciativa.
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SANTIAGO GONZÁLEZ
19/10/2011
El paripé
Después de la Conferencia, los abertzales prosiguen imperturbables la hoja de ruta que había trazado 'Mikel Antza' en 2004 y que preveía convertir a Batasuna en la primera o segunda fuerza política para 2012, con 350.000 votos. Un año antes, ya han hecho de Bildu el segundo partido vasco, con la máxima representación institucional que jamás tuvo la izquierda abertzale. El resultado que pronosticaba ese jefe de ETA era sorprendente, si tenemos en cuenta que, 18 meses antes, el Supremo había declarado ilegal a Batasuna y sus marcas alternativas y parecían pintar bastos.En la llamada Conferencia de San Sebastián, han alcanzado otras cotas extraordinarias: el espaldarazo internacional y un gran arranque de campaña que les permitirá tener grupo en el Congreso el 20-N. Lo que se celebró el lunes en Ayete no fue, en rigor, una conferencia, ni allí se discutió nada, ni se adoptó resolución alguna. La reunión fue un paripé con resolución prefabricada que al final leyó Bertie Ahern a los medios.
La izquierda abertzale pasó a limpio los cinco puntos de los mediadores: «Cese definitivo de la actividad armada», petición de diálogo a España y Francia y establecimiento de una negociación con ETA, ya saben ustedes cómo iba esto: una mesa técnica del Gobierno y la banda y otra de los partidos políticos para discutir de los asuntos políticos, también saben ustedes cuáles: autodeterminación y territorialidad.
La cosa no ha salido bien, baste reparar en la rapidez con que Rubalcaba se desligó del papelón del PSE: «No, no di el visto bueno a la participación del PSE». Recuerden la clausura del congreso que aupó a Zapatero a la Secretaría General. Alfredo había dirigido la campaña de Bono. Su compañero Cercas le dijo: «Hemos perdido otra vez». «Habrás perdido tú», respondió un hombre que ha hecho divisa de la trilogía ética de Homer Simpson: «1. No digas que he sido yo, 2. ¡Qué buena idea, jefe! y 3. Estaba así cuando llegué».
Tampoco hay optimismo entre los socialistas vascos. El dirigente alavés Txarli Prieto sólo quería para el PSE el primer punto del comunicado, al igual que los más esforzados creyentes de la prensa amiga. Iruin les contó hace unos meses el proyecto, la legalización de Sortu, los irreprochables estatutos. Y picaron. Ya antes le habían comprado el proceso de paz de 2006 y antes todavía, la paz de Lizarra al mismo evangelista.
Hay una sensación de «nos han engañado, no nos dijeron nada de dos mesas, ni de autodeterminación ni de Navarra». ¿Tampoco a Eguiguren? Tal vez Txusito estuviera en el ajo y haya engañado a sus compañeros. Él sí sabe lo que quiere; los otros, no. Ahora hay que seguir el protocolo. Falta el comunicado de ETA, pero no estará dispuesta a ir más allá de lo que le exige la comunidad internacional, que es como llaman a esos amables jubilados. Esto recuerda al chiste del oso violador, diciendo comprensivo al cazador que acaba de fallar otra vez los tiros: «Confiesa, colega, ¿tú no has venido aquí a cazar, verdad?»
J. M. ALONSO / San Sebastián
19/10/2011
Batasuna queda en evidencia al negarse a plantear exigencias a ETA
Tras el acto de propaganda del día anterior, la idea de la izquierda abertzale era vender 24 horas después su propuesta de paz en una autoproclamada «declaración solemne», encaminada a gestionar los tiempos y acaparar el protagonismo en el proceso de pacificación. Pero el acto dejó en evidencia a la ilegalizada Batasuna, que quedó desenmascarada al no dar respuesta a los principales requerimientos que se le exigen para demostrar su verdadera voluntad.
A tres preguntas claras, directas, la respuesta fue la misma de siempre. Rufi Etxeberria rechazó solicitar a ETA su disolución unilateral y sin contrapartidas, eludió pronunciarse sobre la respuesta que dará la banda terrorista y el entorno radical en caso de que el Gobierno no dé los pasos que le demanda y se negó a dar explicaciones sobre por qué la izquierda abertzale nunca antes defendió los planteamientos que ahora hace suyos cuando contaba con representación política en el Parlamento vasco.
Con su habitual discurso ambiguo, Etxeberria evidenció que la «declaración solemne» no era sino una calculada prolongación de la Conferencia de Paz con el objetivo de dar relevancia a las conclusiones de la carta de los mediadores internacionales. La antigua Batasuna siguió el guión establecido y se ciñó a poner de relieve los cinco puntos de la declaración de la Casa de la Paz.
Y no hubo nada más. El líder de la izquierda abertzale se remitió en todo momento a los cinco puntos, y que la ilegalizada Batasuna «hace suyos». Así, hace «causa común» con los emplazamientos de la comunidad internacional a la banda terrorista, a los gobiernos español y francés y a las fuerzas políticas para avanzar en la resolución del conflicto vasco.
No hubo una petición explícita a la organización terrorista para exigir su disolución y desarme. Ante la interpelación a ETA de los seis líderes internacionales que participaron en la cumbre para que haga pública una declaración de «cese definitivo» de su actividad armada, Etxeberria aseguró que espera «una respuesta positiva» por parte de la banda, aunque rehusó poner plazos. «Será la propia ETA la que responda cuando lo considere», aseveró.
Por lo demás, el «total y decidido apoyo» a todas las resoluciones adoptadas por los mediadores estaba fuera de cualquier duda, ya que recoge las principales tesis de la banda terrorista, como la demanda de una consulta ciudadana para la independencia. Por ello, Etxeberria destacó que el documento suscrito por los participantes en la conferencia «ha abierto las puertas a un nuevo tiempo» en el País Vasco y a la resolución del «conflicto político», donde, según advirtió, todos «deberán ser ganadores».
La «dimensión histórica» que la izquierda abertzale atribuyó a la conferencia se justifica en que «ha abierto un nuevo tiempo en este país» porque «ha planteado bien a las claras la existencia de un conflicto de carácter político que merece una solución política». Sus conclusiones, según resaltó, «asientan las bases para afianzar un escenario de mínimos democráticos compartidos en Euskal Herria» que contribuya a «impulsar la resolución democrática incluyente del conflicto político en todas sus vertientes, tanto las causas como las consecuencias».
No obstante, Etxeberria rehusó concretar las consecuencias del conflicto que deben abordar los gobiernos y ETA, aunque sí precisó que las causas son políticas, previas al surgimiento de la banda terrorista, y deben ser abordadas «exclusivamente» por las fuerzas políticas.
El «formato especial» que quiso dar la ilegalizada Batasuna a su comparecencia pública en un hotel donostiarra reunió a diferentes generaciones de la izquierda abertzale para respaldar esta apuesta política. Así, entre los 40 asistentes, se encontraban Tasio Erkizia, Joseba Permach, Jone Goirizelaia, Miren Legorburu o Txelui Moreno, entre otros. También acudió el ex preso de la banda terrorista Jon Agirre Agiriano, que suscribió recientemente en nombre de los reclusos el Acuerdo de Guernica, o el histórico dirigente de ETA Antxon Etxebeste
PPJAVIER G. NEGRE / Bilbao
19/10/2011
Rajoy evita hablar de la «ceremonia de la confusión»
Rajoy no fue ayer a Vizcaya a hablar de la Conferencia de Paz. Pretendía remitirse sólo a la economía. Y así lo expresó con un discurso inicial sin una sola mención a la declaración de Ayete. Sin embargo, la polvareda levantada en torno al cónclave donostiarra y la presión mediática le forzaron a entrar a valorar de puntillas la cita sin incluir ataques al PSOE por su asistencia, para no desmarcarse de su guión electoral.«No voy a contribuir a la ceremonia de la confusión y no voy a hacer ninguna valoración hasta que se produzca un comunicado de ETA diciendo que abandona de manera definitiva e incondicional la actividad criminal», manifestó Rajoy en una fábrica vizcaína de componentes de automóviles, donde trató de enrocarse en su estrategia electoral de ceñirse a su discurso económico para no contribuir a desviar la atención de «la verdadera preocupación de los españoles» y principal fortaleza electoral del PP.
Rajoy reiteró más tarde, a la salida de un almuerzo que mantuvo con los empresarios del País Vasco, que él había ido allí «a hablar de economía».
Por otro lado, el parlamentario popular Carlos Urquijo registró una pregunta en el Parlamento vasco para aclarar si el Gobierno autonómico ha subvencionado la conferencia
GOBIERNO VASCO
M. RAMÍREZ / Vitoria
19/10/2011
Patxi López no se plantea «ningún movimiento»
Ambos insistieron en el llamamiento a ETA del cese de la actividad armada y en las expectativas de respuesta de la banda generadas tras la asunción formal de la declaración de Ayete por parte de la izquierda abertzale. El Gobierno vasco sitúa la pelota en el tejado de la banda terrorista y «no se plantea», según expuso Mendia, «ningún movimiento» hasta el fin de ETA, sin que se sienta «concernido» por los llamamientos a la negociación efectuados tanto por la izquierda abertzale como por los firmantes de la declaración, y por el resto de los puntos contenidos en el documento. Mantiene, por el contrario, que su hoja de ruta es el decálogo expuesto por el lehendakari en el Pleno de Política General, basado en el cese de ETA sin contrapartidas.
El Gobierno vasco insiste en que «ETA está derrotada» y cree que el mundo radical necesita «envolver» su derrota. Ése es el papel que atribuye a la conferencia: la necesitaban la izquierda abertzale o los firmantes del Acuerdo de Guernica para reclamarle a ETA que abandone las armas, dijo Ares
PNV
19/10/2011
Urkullu: «Toca a la izquierda 'abertzale' desarmar a ETA»
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El presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Iñigo Urkullu, matizó la postura del partido tras la conferencia de San Sebastián: «Ahora le toca a la izquierda abertzale desarmar a ETA».
Los nacionalistas están de acuerdo con el contenido de los cinco puntos propuestos por los mediadores, pero Urkullu subrayó que los aceptan «en orden»; es decir, el cumplimiento del primero -el cese definitivo de la actividad armada- es una condición sine qua non para avanzar en el cumplimiento del resto de las demandas.
«Sólo la aceptación sin matices del punto uno por parte de ETA abrirá el camino al resto de propuestas», recalcó Urkullu, que reconoció, no obstante, que «existen puntos en la redacción del comunicado», que atribuyó al panel de expertos internacionales, que «podrían ser de otra manera». Se refería a la expresión conflicto armado en lugar de terrorismo, por ejemplo, o a la falta de protagonismo de las víctimas, pero apuntó que el PNV «no quiere mirar con lupa cada una de las palabras».
La situación actual «no ha lugar para el cálculo político», recalcó Urkullu, que consideró «muy positivo» que el PSE acudiera a la conferencia y expresó su deseo de que «opiniones privadas» de dirigentes del PP «ganen terreno público poco a poco».
O. R. S. / Madrid
19/10/2011
Indiferencia en las portadas internacionales
La prensa internacional se hizo eco ayer del llamamiento a ETA realizado la víspera en San Sebastián por los facilitadores de la denominada Conferencia Internacional de Paz. Cada medio cubrió la noticia con su enfoque particular, pero casi todos coincidieron en recordar que el encuentro ha tenido lugar pocas semanas antes de las elecciones.
A pesar de la expectación suscitada, la noticia no ha recibido un tratamiento excesivamente destacado más allá de nuestras fronteras. Diarios relevantes como The Times, Le Monde o el semanario Spiegel en su versión digital ni siquiera informaron de la conferencia. Sólo Le Figaro le dedicó ayer un pequeño hueco en primera página.
«España aguarda a que ETA abandone las armas», titulaba el periódico conservador francés en la primera de sus llamadas en portada. En el interior, la información, firmada en Madrid, anunciaba que «la organización separatista vasca» se dispone a «renunciar a la lucha armada».
Libération, más combativo, aseguraba a tres columnas con foto que «un Madrid intransigente se enfrenta a una ETA acorralada». Su corresponsal en la capital -que vio a Iñigo Urkullu «eufórico»- explicaba en el subtítulo que «una reunión internacional para la pacificación del País Vasco irrita a España».
Los medios británicos hicieron una cobertura más minuciosa del encuentro. The Guardian, por ejemplo, envió a su corresponsal hasta San Sebastián, desde donde envió dos crónicas: una previa, que fue en portada el lunes, y otra que se publicó ayer con un título -«ETA, instada a poner fin a su acción armada»- casi idéntico a los dos del Daily Telegraph. Estos rotativos, como la mayor parte de la prensa internacional, siguen hablando de «lucha», «acción» o «conflicto armado» y refiriéndose a ETA como «grupo armado vasco» o «organización separatista vasca», e incluso con la poco comprometedora fórmula: «ETA, considerada por la UE y EEUU como un grupo terrorista». En esta línea, la BBC incluye, en su versión online, un apoyo a tres informaciones en el que explica qué es ETA sin usar ni una vez las palabras «terrorista» o «terrorismo».
La CNN hizo una sola crónica del acto, al igual que el New York Times, que en su edición internacional publicó una columna: «Negociadores de todas partes le dicen a ETA que pare su lucha».
Esto está bien claro, cuando los batasunos esten situados, se hallan hecho la suficiente propaganda, y casi convencernos de que los demás somos los culpables de estos casi 40 años de terror ciego. Entonces le darán el si quiero a sus colegas del desgobierno, para materializar todo lo que han negociado, a base de la sangre de las víctimas, que por cierto, no han contado en ningún momento con ellas.
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