martes, 18 de octubre de 2011

El festival de San Sebastián


ÁNGELES ESCRIVÁ / San Sebastián

18/10/2011/El Mundo

Los llamados 'mediadores internacionales' piden a ETA el «cese definitivo de la actividad armada» pero no su disolución ni su desarme
Instan a «los gobiernos español y francés a iniciar conversaciones» para tratar con los terroristas «las consecuencias del conflicto»
Plantean una negociación política y una «consulta a la ciudadanía, lo cual podría contribuir a una nueva era sin conflicto»
El 'lehendakari' Patxi López cree que «lo importante de esta conferencia ha sido que ha pedido a ETA que deje sus actividades terroristas»

Rubalcaba embusteroLos miembros de la Conferencia Internacional de Paz perdieron ayer la oportunidad de pedir a ETA que se disuelva simple y llanamente. En una declaración -que ya tenían preparada antes de que se celebrase el peculiar evento que se transformó en una especie de festival de San Sebastián de personalidades invitadas-, animaron a la banda a realizar una «declaración pública de cese definitivo de la actividad armada». Cuando lo haga -y aquí el mediador Brian Currin recomendó paciencia-, los gobiernos de España y Francia tendrán que darle la «bienvenida» y empezar a tratar «exclusivamente las consecuencias del conflicto», es decir, resolver la situación de los presos, deportados, huidos y las armas.

El paso siguiente, según leyó el ex primer ministro irlandés Bertie Ahern, habría de ser la reunión de los «actores no violentos y representantes políticos» para discutir «cuestiones políticas, así como otras relacionadas al respecto, con consulta a la ciudadanía». El texto se parece enormemente a la hoja de ruta de la izquierda abertzale.

El planteamiento, de una gran similitud con el texto presentado por la mañana por EA, uno de los miembros de la coalición Bildu, no puede sorprender si se tiene en cuenta que la declaración de estos expertos internacionales, elegidos por los valedores de la izquierda abertzale, se inicia alegando -atención a la terminología- que creen que ha llegado la hora y la posibilidad de finalizar la última «confrontación armada de Europa». Poco antes, habían preferido hablar de «actividad armada de ETA» en vez de llamarlo terrorismo.

De poco les sirvió a los 17 visitantes escuchar al presidente del PSE, Jesús Eguiguren, afirmar que aquí no ha habido ningún conflicto violento con dos bandos enfrentados, sino «el ataque deliberado y sistemático de una banda, de una minoría totalitaria y violenta, a la convivencia democrática y a la pluralidad de la sociedad vasca». «Ha habido gente que ha asesinado y gente que ha sido asesinada, y los asesinatos no han sido aleatorios, tenían como objetivo concreto silenciar las voces de los que no compartían su proyecto totalitario», sostuvieron los socialistas. Pero los expertos iban a la suya y, de ese modo, los socialistas se encontraron en la difícil posición de haber asistido a una especie de pantomima por la que trataron de pasar de puntillas.

Rubalcaba embusteroDe hecho, en el acto celebrado en la deslumbrante Casa de la Paz de Ayete, en San Sebastián, no hubo ni una sola discusión, ni un intercambio de pareceres. Fue una mera escenificación de apenas tres horas para resolver un asunto tan grave, en las que todavía sobró tiempo para los canapés y los vinos. Los asistentes tuvieron exposiciones de un máximo de tres minutos y, finalizadas las intervenciones, los expertos se encerraron en una habitación y alumbraron el texto de cinco puntos, en el que se dice que su experiencia en otros conflictos indica que se «requiere valentía, voluntad de tomar riesgos, compromisos profundos, generosidad y la visión del hombre de Estado», y en el que se despachó la referencia a las víctimas alegando que se han de adoptar pasos «para avanzar en la reconciliación, en reconocer, compensar y asistir a todas las víctimas, reconocer el dolor causado y ayudar a sanar las heridas personales Rubalcaba embusteroy sociales"

Los redactores no especificaron si las víctimas son las de ETA o si también hay que incluir en esta equiparación a los presos etarras, tal y como hicieron ayer los representantes de Aralar, recién incorporados a la plataforma electoral de Bildu y también presentes en la Conferencia.

Después, fueron saliendo por tandas. Primero, el presidente de la Diputación de Guipúzcoa, Martin Garitano, bajó las escaleras del palacio solo, rentabilizando su situación de anfitrión. Por cierto, estrenando corbata -no se la puso ni el día de su toma de posesión- para resaltar la solemnidad del evento. Poco antes, los representantes de Bildu habían tenido buen cuidado en salir a los balcones durante los recesos, visiblemente satisfechos, para garantizarse la cuota de fotografías curiosas.

Después siguió a Garitano el llamado Grupo de Amsterdam -los verificadores buscados por Currin-; los representantes del PNV encabezados por Iñigo Urkullu; los de Bildu presididos por el dirigente de la ilegalizada Batasuna Rufino Etxeberria; Currin, el abogado sudafricano que hace tiempo que exhibe sus simpatías hacia la izquierda abertzale, y, finalmente, los miembros del resto de la delegación, liderada por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan y por el dirigente del Sinn Féin Gerry Adams. Ninguno de los dos dijo una palabra, a pesar de haberse constituido en las estrellas invitadas tras la ausencia de Tony Blair.

Los socialistas Jesús Eguiguren y Carlos Totorika se habían ido colocando discretamente en un lateral y fueron los únicos en no realizar declaraciones. El PSE había decidido que no era oportuno que su presidente sacase las conclusiones de lo ocurrido y trasladaron su respuesta a 5.000 kilómetros, a Nueva York, hasta donde se había trasladado Patxi López, su secretario general y lehendakari.

El Gobierno marcó distancias negándose a valorar. López, a pesar de la exhibición de los radicales, pidió a ETA que asuma «su absoluta soledad» y se centró en la parte de la declaración que consideró «importante» y «una buena noticia para todos», la que pide a ETA que «deje definitivamente sus actividades terroristas».

Por la mañana, la delegación de EA había repartido la intervención de Pello Urizar en la que se afirmaba que ETA ha dado pasos «irreversibles» que deben ser respondidos con el acercamiento de presos y el fin de la Doctrina Parot. Después, debería constituirse una mesa técnica en la que la banda y los gobiernos hablarían exclusivamente de los presos y el desarme. Para, finalmente, crear una mesa de partidos que alcance un acuerdo para resolver «el conflicto que vive este país, que consiste en ajustar el marco jurídico a las pretensiones mayoritarias de la sociedad vasca por vías democráticas, legales y pacíficas. La voluntad vasca es el motor y la solución al conflicto». Propuesta similar a la desarrollada por ETA en su Proceso Democrático de 2008.

A pesar de la similitud de este planteamiento con las conclusiones, el PNV, que ha impulsado fuertemente la celebración de esta cumbre, también se aferró a la parte buena. «Este acto es la escenificación de la derrota, la desaparición de ETA es irreversible y de lo que se trata es de prolongarlo lo menos posible. De hecho, el cese definitivo no se vincula a ningún elemento político», destacaban fuentes próximas a Urkullu, que añadían que se ha «conseguido hablar de las consecuencias, no de las causas» del problema. El presidente del PNV, que había insistido en la puesta en marcha de su plan PEACE por el que las instituciones europeas deberían ayudar económicamente a los etarras que lo dejen, retó a la banda a cumplir lo que los mediadores internacionales que tantas veces ella ha reclamado le piden.

Será la escenificación del fin, pero las víctimas pasaron por allí para entregar lo único que los mediadores no consideraron necesario tener en cuenta porque ni siquiera hicieron el amago de invitarlas: el libro con la historia de cada uno de los asesinados por ETA.

Por cierto, como quiera que todos estaban situados ya en el futuro, en la constatación del final de la banda, la pregunta que nadie pareció querer plantearse es qué hará ETA si no se cumplen los cinco puntos y sus expectativas

VICTORIA PREGO

18/10/2011

'Armisticio'

Si no fuera por el peso tremendo de la memoria de lo sucedido, el espectáculo de ayer de San Sebastián sólo podría mover a la chacota. Pero el asunto del que los políticos invitados por Batasuna se ocuparon durante apenas tres horas es lo bastante dramático como para que sólo mueva a la indignación.

No importa nada la buena o mala voluntad que haya podido mover a estos señores a venir a España a hacer recomendaciones para, dicen ellos, «alcanzar la paz». Lo que importa es lo que han dicho. Y lo primero que han dicho, y que destrozaría por sí sólo el resto de su declaración si no fuera porque lo que le sigue es igualmente inadmisible, es que el terrorismo que padece España constituye «la última confrontación armada en Europa».

No hace falta seguir leyendo. Estos llamados mediadores parten de una base inaudita: la de que en nuestro país hay una guerra con dos bandos que se matan entre sí. Y como no se les puede achacar ignorancia porque al menos habrán leído los periódicos españoles antes de llegar, sólo se puede concluir que han servido a quien les paga.

Nada de lo que hay en esa declaración contradice a ETA ni tuerce ni uno solo de sus objetivos. Envueltas en lenguaje diplomático ahí están, resumidas y endulzadas con unos gramos de retórica, sus pretensiones. A saber: la implicación de España y Francia en unas conversaciones con la banda; la mesa para tratar las armas y los presos; la mesa para negociar sus exigencias políticas; la celebración del referéndum -naturalmente de autodeterminación- y, para rematar, la espantosa equiparación de las víctimas con sus asesinos a la hora de su reconocimiento final.

Por eso sólo han estado en Ayete de dos a cinco de la tarde. No había nada que observar, no han visitado a las víctimas de ETA, no han hablado con los líderes políticos democráticos, no se han fijado ni de lejos en la realidad. Se han limitado a cumplir con el papel diseñado hace tiempo por la banda a la que no han pedido que se disuelva porque, claro, al tratarse de una «confrontación armada», lo conveniente es pedir diálogo y negociación.

La responsabilidad del Gobierno en esta mascarada, haga lo que haga ETA ahora, es mayúscula. El no haber hecho nada es ya haber hecho mucho. Mucho y mal. Un Gobierno serio no puede mentir así a sus ciudadanos. Dice que no estaba enterado de lo que iba a suceder. Claro que lo estaba, por supuesto que sí. Lo sabía y lo aprobaba porque permitió que se desarrollara así. Y no sólo ha dejado hacer, con lo que de hecho estaba respaldando la convocatoria y sus resultados, sino que la ha saludado, por boca del lehendakari, como «una buena noticia para todos». Una buena noticia para el mundo proetarra, sí. Para los demócratas, no. El presidente del PSE, Eguiguren, tuvo una intervención correcta y apropiada. Pero, tan sólo por conocer, como desde luego conocía, el primer párrafo de esta declaración, su presencia en este foro le convierte a él, a su partido y al Gobierno de todos nosotros en partícipes de un insulto a nuestra democracia y a nuestra Historia

J. M. ALONSO / San Sebastián

18/10/2011

«ETA no merece una conferencia de paz, sino un 'Nuremberg' histórico»

Las víctimas hablan de «infamia» y acusan al Gobierno de «claudicar» ante la banda

No accedieron a la Casa de la Paz de Ayete, pero las víctimas de ETA alzaron ayer su voz crítica con fuerza frente a la Conferencia de Paz. No expusieron sus denuncias ante Kofi Annan, Gerry Adams o Brian Currin ni ante los representantes institucionales de Bildu, que aún no les han recibido, sino ante la prensa, en el puesto de control. Los representantes del Colectivo de Víctimas del Terrorismo del País Vasco (Covite) se negaron a entrar al recinto porque no habían sido invitados y para no tener que «compartir espacio con quienes llevan muchos años viviendo de la humillación a las víctimas del terrorismo».

Cuando los líderes internacionales apuraban la última hora de trabajo, una docena de miembros de Covite quiso hacer llegar a «aquéllos que no deben estar nada puestos en la historia más reciente de terror de este país, en la que unos matan y otros ponemos los muertos», un decálogo con las condiciones de los afectados por el terrorismo para lograr el fin de ETA. Junto a este documento, titulado No a la impunidad y rubricado por las asociaciones de víctimas de ETA en noviembre de 2010, dejaron en el puesto de acceso 12 ejemplares de su libro de «referencia», Vidas Rotas, que recoge la historia de las 858 víctimas de la banda terrorista.

Como enfatizó Consuelo Ordóñez, hermana del concejal del PP asesinado Gregorio Ordóñez, «no somos un número y nuestras familias no eran tampoco un número, eran personas con una historia detrás».

Ante una nube de cámaras que aguardaban su llegada, la representación de Covite, conformada por Rubén Múgica, Caty Romero o Pilar Elías, entre otras víctimas, expusieron sus intenciones y su negativa a acceder al recinto a la representante de Lokarri Aitziber Blanco, que salió a recibirles y les invitó en vano a entrar. «No tenemos ninguna intención de entrar con gente que no nos ha invitado y que simplemente quiere saber de nosotros para fingir una imagen amable sólo cuando hay medios», reprochó Ordóñez.

Con la entrega de este decálogo, escrito en castellano e inglés, Covite quiso poner en «conocimiento» de los líderes internacionales que es «imprescindible» respetar a las víctimas y «resistir a la tentación de impunidad judicial o histórica para blindarnos de cualquier táctica engañosa de Batasuna o ETA».

Asimismo, el texto señala que la política penitenciaria «no debe convertirse en una política de gracia», y que la reinserción de los presos pasa por «el reconocimiento del daño causado y de la denuncia pública de la violencia terrorista».

El más duro con la «estafa, mentira e insulto a las víctimas» que se estaba produciendo a escasos metros fue Rubén Múgica, hijo del dirigente socialista asesinado por ETA Fernando Múgica, que denunció que se estaba perpetrando «uno de los ataques más virulentos a la democracia española». Según aseveró, «no puede haber mesa de ninguna clase con los criminales», ya que «lo que merece ETA no es una conferencia de paz, sino un Nuremberg histórico».

De este enojo e irritación con la conferencia se hicieron eco posteriormente diferentes asociaciones de víctimas, que tildaron de «infamia» y «humillación» el evento, al tiempo que centraron sus iras en el Gobierno, al que acusaron de «claudicar» ante la banda terrorista.

La presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Ángeles Pedraza, denunció la celebración de un acto «repugnante» con el que la banda ha logrado legitimar internacionalmente su estrategia y, lo que «es más grave», con la participación del Gobierno, pese a que no estuvo presente en el acto, aunque sí acudió una delegación del PSE.

El presidente de Voces contra el Terrorismo, Francisco José Alcaraz, censuró que «esta traición» a las víctimas y los defensores del Estado de Derecho sólo plasma los acuerdos adoptados entre el Gobierno y ETA

FERNANDO LÁZARO / Madrid

18/10/2011

«Es evidente que quien está marcando el ritmo y los plazos es ETA»

Ayer retomó su actividad política después del grave accidente de bicicleta que sufrió el pasado verano. El portavoz del PP en el Parlamento Europeo y uno de los más entendidos en la política vasca regresó al escenario político a la vez que se celebraba la polémica Conferencia Internacional de Paz auspiciada por la izquierda abertzale y a la que asistió una representación de los socialistas vascos.

Rubalcaba embustero«Tras un accidente así uno se da cuenta de que está ante una segunda oportunidad y que debe ser mejor que en la primera», rememora Jaime Mayor Oreja durante una conversación con EL MUNDO.

Pero el dirigente popular prefiere mirar hacia adelante y, con nuevos ímpetus y la misma contundencia, denuncia lo que considera que es un paso más en el marco del proceso abierto entre el Gobierno y ETA. Asegura que, tras este encuentro, la banda «tiene que decir ahora algo que dé apariencia de final, pero sin ser el final».

El político popular constata que esa conferencia ha tenido una duración de apenas tres horas para tratar un tema tan complejo como el vasco. «Este proceso no es sólo para la paz, es para dar un salto histórico en las aspiraciones nacionalistas, un paso hacia la soberanía, hacia la autodeterminación, un salto político».

Porque Mayor Oreja no tiene dudas: «Bildu es tan ETA como los comandos. ETA plantea las generales como unas primarias en el ámbito del nacionalismo, para ver quién gana, si Bildu o el PNV. Ése es el regalo de Zapatero».

El ex ministro del Interior del Gobierno de Aznar denuncia que la sociedad y los políticos, todos, «hemos sido todo menos perseverantes. El Gobierno de Zapatero ha cambiado radicalmente la política. Es mentira que continúe con la anterior», con la del acoso total a ETA. «La Conferencia de Paz es el apogeo de la mentira. Esto va a acabar en una chapuza, como ocurrió con el Estatuto de Autonomía de Cataluña».

Mayor Oreja, que lleva meses advirtiendo de negociaciones, contactos y acuerdos entre ETA y el Ejecutivo, entiende que el proceso de la banda está centrado en lograr convertirse en la primera fuerza nacionalista en el País Vasco y en ganar los próximos comicios autonómicos. «ETA ya está ganando porque Zapatero la ha convertido en la protagonista. Hoy es evidente que la que marca el ritmo, la que marca los plazos, es ETA, porque Zapatero ni siquiera es candidato», señala Mayor Oreja.

«Cuando tú te entiendes con la organización terrorista tienes siempre las de perder. ETA siempre tiene más que ganar. Siempre pierde el partido democrático», defiende el dirigente popular.

Para Mayor Oreja, «Zapatero ha salido volatilizado de este proceso», pero advierte de que éste se puso en marcha «para perpetuar a Zapatero, para que pasara a la Historia como el gran conseguidor. ¿Quién ha ganado? ETA. Está en disposición de disputarle el poder en el País Vasco al PNV», indicó.

Mayor Oreja salió también al paso de las insinuaciones que lanzó Felipe González sobre los que tratan de poner trabas al final de ETA. El ex ministro popular denunció que cuando el PP ganó las elecciones y él aún no era ministro le llamó el entonces biministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch, para decirle, de parte de Felipe González, que tenían abiertas dos vías de diálogo con ETA: una a través del premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y otra vía penitenciaria. «Pedían luz verde, un OK, dejar hacer, para continuar con esas vías. Me dijo que no teníamos que hacer nada», recuerda Mayor Oreja.

El ex ministro se negó a dar luz verde. Y la respuesta fue una segunda llamada de Belloch, también de parte de González, en la que le trasladó la indignación del aún presidente en funciones y su decisión de cancelar esas dos vías de diálogo que mantenía con la banda «y que decían que avanzaban hacia el final definitivo de ETA».

MARISA CRUZ / Madrid

18/10/2011

El Gobierno exige a la banda que se disuelva «sin más»

El Ejecutivo responde a la apelación que se le hace para que abra un diálogo

El Gobierno optó ayer por no hacer oficialmente valoración alguna sobre la celebración de la Conferencia de Paz de San Sebastián ni tampoco sobre su contenido. Sin embargo, sí decidió, a la vista de la apelación directa que se le hacía al diálogo desde el punto segundo del comunicado final, reiterar una posición que asegura inamovible: «Lo que debe hacer la banda terrorista ETA es abandonar definitivamente la violencia, sin más».

En opinión del Ejecutivo, tal y como se explicó en una brevísima nota del portavoz del Gobierno, «esto es lo que reclama la sociedad española y lo que el Gobierno quiere trasladar a los ciudadanos». En el comunicado se reseñaba también que el Ejecutivo «no ha formado parte ni de la organización [de la Conferencia] ni ha participado en su desarrollo».

El Gobierno tenía la intención en principio de guardar silencio y no pronunciarse. Un par de horas después de que el ex primer ministro irlandés Bertie Ahern diera lectura a las conclusiones del encuentro, en La Moncloa cambiaron de opinión. Se trataba, según fuentes del Ejecutivo, de no dar pábulo a la lectura de que quien calla otorga. Las mismas fuentes explicaron que la exigencia de abandono de la violencia «sin más» debe traducirse por disolución sin contrapartidas. De esta forma, el Ejecutivo dejaba traslucir su interés únicamente por la primera parte del punto número uno del comunicado de la Conferencia: «Llamamos a ETA a hacer una declaración pública de cese definitivo de la actividad armada».

Las fuentes consultadas insistieron también en que el Gobierno siempre ha mantenido que cualquier verificación de la disolución de la banda correspondería a las Fuerzas de Seguridad del Estado y no a mediadores internacionales.

Antes de que el portavoz del Ejecutivo emitiese su comunicado, varios miembros del Gobierno habían dado su opinión acerca de la reunión. Así, por ejemplo, el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, aseguró a primera hora que, en su opinión, lo que ETA busca es «una cobertura que justifique ante sí mismos el abandono de la violencia». Según Jáuregui, al margen de la «liturgia» y la «retórica» de la reunión, la cita podría «resultar definitiva para el fin de la violencia».

Por su parte, la ministra de Defensa, Carme Chacón, consideró que la Conferencia era una «oportunidad» para que la banda anunciara el abandono de las armas. Chacón recalcó que mientras ETA no dé el paso definitivo, el Gobierno «seguirá luchando contra el terrorismo con uñas y dientes, pero con la ley en la mano». El ministro de Justicia, Francisco Caamaño, se mostró también convencido de que la Conferencia «ayudaría» al fin de la banda. Y añadió: «Si ETA finalmente desaparece, se puede corroborar y hay ese respeto a las víctimas», la sociedad española «puede ver las pautas que establece la ley y, con arreglo a ella, ver qué se puede hacer»

ANÁLISIS
MIGUEL M. ARIZTEGI / Bilbao

18/10/2011

Euskadi como Irlanda del Norte

La Conferencia de Paz promovida por el entorno de la izquierda abertzale en San Sebastián no es sino un paso más en el camino que una de las partes se ha trazado para tener una salida a 40 años de actividad terrorista. Sus propuestas no constituyen ninguna novedad, y el papel que ayer desempeñaron Kofi Annan, Bertie Ahern, Gerry Adams y el resto de observadores es un intento por emular el que en noviembre de 2005 protagonizó Bill Clinton en Irlanda del Norte.

El Acuerdo de Guernica, hoja de ruta abertzale para «superar el conflicto y lograr la paz», se basa en los llamados Principios Mitchell, senador estadounidense entre 1989 y 1995 que acercó posturas en el conflicto de Irlanda del Norte bajo la premisa de usar sólo medios pacíficos y políticos para resolver las diferencias entre las partes.

Los abertzales que aspiran a lograr el derecho a decidir se miran en el espejo irlandés porque les conviene: allí sí había un enfrentamiento entre dos comunidades a las que separaban tanto sus ideas políticas como religiosas, circunstancia que no se da en Euskadi, donde una abrumadora mayoría reprueba los métodos violentos de ETA desde hace muchos años y no quiere una república vasca socialista independiente. ¿Cuál es entonces el interés de los abertzales por parecerse a Irlanda? Aparentar un apoyo popular del que no gozan y relegar la desaparición de ETA a un momento posterior de la negociación. Intentan aprovecharse de una metodología ajena para vincular la desaparición de ETA con un debate político que incluye la independencia como objetivo.

Tras un periodo de conversaciones discretas con el Sinn Féin, el Gobierno británico proclamó la llamada Declaración de Downing Street en diciembre de 1993, por la que aceptaba el derecho de autodeterminación de Irlanda del Norte y se comprometía a facilitar la entrada del Sinn Féin al diálogo político. A este paso le siguió un alto el fuego del IRA en 1994, pero no fue hasta 2005, con el proceso ya consolidado, cuando renunció a la lucha armada. De forma paralela, la ministra británica para Irlanda del Norte, Mo Mowlam, visitó las cárceles para entrevistarse con presos del IRA y de los grupos protestantes para convencerles de que participaran en el proceso de paz.

No fue hasta el Viernes Santo de 1998 cuando se firmó el acuerdo de paz por el que se preveía la reforma de las instituciones de Irlanda del Norte, la formación de un Consejo Ministerial británico-irlandés, otro Consejo Ministerial norte-sur y una Comisión de Derechos Humanos.

La visita de Bill Clinton a Irlanda del Norte se produjo en medio de un alto el fuego tanto del IRA como de los paramilitares unionistas. Mostró entonces su apoyo incondicional a un proceso de paz que en ese momento lo necesitaba. Ese espaldarazo es el que intenta imitar la izquierda abertzale con su Conferencia de Paz. Aunque Euskadi no es Irlanda, ni se le parece

LEYRE IGLESIAS / IKER RIOJA
Nueva York / Vitoria

18/10/2011

«Una buena noticia para todos»

López celebra desde EEUU que «lo importante es que se ha pedido a ETA que lo deje»

Rubalcaba embusteroEl lehendakari, Patxi López, lanzó ayer un mensaje medianamente optimista como valoración de urgencia a las recetas que los mediadores internacionales leyeron tras la Conferencia de Paz de San Sebastián: «Lo importante es que se ha pedido a ETA que deje la violencia definitivamente». «Se trata de una buena noticia para todos. Ya no queda nadie ni fuera ni dentro de Euskadi que no se haya sumado al clamor de la sociedad vasca [contra ETA]», subrayó López desde Estados Unidos, donde se encuentra de viaje oficial.

El lehendakari socialista, eso sí, quiso hacer también una lectura crítica de una de las conclusiones de la Conferencia, concretamente de la cuarta. A juicio del presidente vasco, hablar de «consulta a la ciudadanía» como fórmula para «contribuir a una nueva era sin conflicto» -o lo que es lo mismo, poner sobre la mesa el derecho a la autodeterminación- responde más a los intereses de quienes han promovido y patrocinado ese foro, la izquierda abertzale, que a los del conjunto de la sociedad vasca.

Además, López insistió en que el inminente final del ciclo terrorista, algo que se da por sentado en medios internacionales como The Guardian, que lo lleva a su portada, no es consecuencia «de una Conferencia de una mañana», sino del esfuerzo y resistencia de la ciudadanía vasca y de la política de tolerancia cero contra ETA y su entorno. En este sentido, y como contrapunto a las conclusiones leídas por los expertos internacionales, el lehendakari ha re- frendado la validez de su decálogo por la convivencia presentado hace unas semanas en el Pleno de política general del País Vasco. Esa hoja de ruta incluía medidas penitenciarias condicionadas a movimientos por parte de ETA, amén de un reconocimiento a la memoria de las víctimas, punto en el que quiso incidir López ante la lluvia de críticas recibidas desde las asociaciones de víctimas.

Muy distinto fue el tono del discurso del partido que apoya al Gobierno socialista en el País Vasco. El PP adelantó ayer que no acepta las recetas que los facilitadores leyeron tras la Conferencia de Paz de San Sebastián: «Son las tesis de ETA y Batasuna con más o menos edulcoración».

El presidente de los populares vascos, Antonio Basagoiti, denunció que la lista de conclusiones es «inaceptable para cualquier demócrata» porque «equipara a víctimas con verdugos» y «a la banda terrorista con dos gobiernos democráticos [los de España y Francia]» al emplazarles a dialogar. Un hipotético Gobierno de Mariano Rajoy tras el 20-N, dijo, desdeñaría el planteamiento de la Conferencia.

En este sentido, Basagoiti anunció ayer a este diario que su partido pedirá al Gobierno que impugne las listas de Amaiur ante el Tribunal Supremo, informa Carmen Remírez de Ganuza. Esta petición se realizará a partir de mañana a dos bandas, desde Bilbao y desde Madrid.

Los populares dan por sentado que, si ETA lanza un comunicado como consecuencia de lo sucedido ayer en San Sebastián, dirá que le parece bien. «Es el planteamiento clásico y habitual de la banda: la estrategia con Batasuna, la negociación entre gobiernos democráticos y la banda terrorista, las víctimas de dos bandos y la resolución de un supuesto conflicto a través de abrir el derecho de autodeterminación, citado como la posibilidad de convocar una consulta», expuso Basagoiti.

La dirección nacional del PP respaldó inmediatamente el discurso de su cara visible en el País Vasco y utilizó términos como «pantomima» o «teatro» para definir la Conferencia. El vicesecretario de Política Territorial de ese partido, Javier Arenas, denunció que la banda terrorista ETA está «directamente detrás o delante» de esta «operación», y añadió que las únicas soluciones plausibles son «que dejen de matar, que entreguen las armas, que se acabe la violencia y que pidan perdón a todas las víctimas del terrorismo»

1 comentario:

  1. Esto es vomitivo, vamos, de cárcel. Esto no es una guerra, por tanto no estamos en guerra. Son asesinos, y lo que hay que hacer, es detenerlos y a la cárcel. Tanto cuento con el tema de las penas integras etc., y ahora los van a amnistiar a todos por lo bien que lo han hecho. Este pais, cada día que pasa, la gente es más cobarde, traga con todo, me avergüenzo de ellos.

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