miércoles, 12 de octubre de 2011

Blas Piñar, general de Infantería: “El probable cambio de signo del Gobierno sólo ofrecería una ralentización de la marcha decadente de España”


Alerta Digital

En una sala abarrotada de público se presentó el pasado 28 de septiembre en el Casino Militar de Madrid el libro ‘El Alcázar no se rinde’, de Blas Piñar Gutiérrez y Jorge Fernández-Coppel, editado por la Esfera de los libros.

Además de los autores intervinieron en el acto José Luis Moscardó Morales Vara de Rey (nieto del coronel Moscardó) y Emilia Alba González, hija del Capitán Luis Alba Navas fusilado en julio de 1936. El libro pretende rememorar una de las principales epopeyas de la historia española y reivindicar la necesidad de que recobren vigencia los principios y valores que representaron los defensores de la mítica fortaleza toledana. Hemos conversado con uno de sus autores, el general de Infantería, Blas Piñar Gutiérrez, hijo del legendario fundador de Fuerza Nueva.

Nos recuerda el general Piñar que entre los sublevados se hallaban los escasos cadetes de la Academia de Infantería de Toledo y el contingente de la Guardia Civil junto a un grupo de paisanos. Pero en la capital manchega el alzamiento fracasa y éstos tienen que refugiarse en el Alcázar —una simbólica fortaleza del siglo XIV y sede de la academia—. Empieza entonces el asedio más famoso del conflicto.

Esta es la primera gran historia fotográfica sobre aquellos terribles meses de asaltos, minas y contraminas, bombardeos aéreos, acciones heroicas, traiciones, sacrificios…

Un libro único que nos transporta, con toda su viveza y crudeza, a uno de los episodios más dramáticos de la Guerra Civil española gracias a más de 250 fotografías, esquemas y mapas —muchos de ellos inéditos hasta la fecha—, setenta y cinco años después de la liberación, en septiembre de 1936, del Alcázar de Toledo.

-Desde la izquierda se ha criticado la publicación de este libro sobre ‘El Alcázar’ al considerarlo un “acto ofensivo de apología del franquismo”.

Resulta llamativo que esa izquierda, que explota con frecuencia e interesadamente el concepto de libertad, actúe de forma tan intransigente y autoritaria cuando un militar habla sobre un hecho militar de la historia reciente de España y, además, reconocido universalmente como una gesta heroica sin parangón.

-Hace poco saltó la polémica a los medios con el nuevo Diccionario Biográfico de la Real Academia de Historia, que presenta una imagen dulcificada de Franco. En el se define a Franco como “autoritario pero no “totalitario” y se habla de Negrín, presidente de la República, como un “dictador”. ¿Comparte estas definiciones?

La clara politización partidista de la crítica desatada sobre el contenido de partes muy específicas del Diccionario Bibliográfico Español, me obligan a declararme ajeno a esta deplorable polémica. En cualquier caso, y sin entrar en definiciones personales, me limito a recomendar la valoración comparativa de los resultados para España del Gobierno de Negrín y el del Generalísimo Franco.

-Los militares solo pueden manifestar sus opiniones en privado a través de escritos internos a sus jefes. ¿Deberían romperse esos límites del silencio?

Los militares, en nuestra actuación como tales, tenemos que respetar la imprescindible neutralidad de la Institución en temas relacionados con intereses partidistas. En asuntos del servicio, la opinión particular no debe transcender -normalmente- del ámbito castrense. En las demás cuestiones, un soldado tiene las mismas obligaciones y derechos que el resto de los ciudadanos a la hora de expresar su opinión.

-Algunos se han desmarcado de la férrea disciplina y han roto con el silencio impuesto en Defensa. ¿Se suma a ese grupo de militares que exigen libertad de expresión en el Cuerpo?

Me parece que el problema no está correctamente planteado. No se trata de cuestionar la disciplina reclamando una mayor libertad de expresión, sino de garantizar esta -desde un punto de vista profesional- ante la posible injerencia de los políticos en el ámbito disciplinario militar para imponer sus criterios sectarios.

-En el libro Los militares. Los límites del silencio, el general Mena Aguado defiende “la necesidad de reconducir la deriva política que ha tomado España en la última legislatura”. ¿Qué le parece esta reflexión?

La deriva actual de España es en todos los ámbitos, y no sólo en el político. Estamos cosechando los frutos de la erradicación, programada por unos y admitida por otros, de los valores y principios básicos que han configurado la sociedad española. La crisis es evidente, tanto en las instituciones, incluido el Ejército, como en el pueblo. Va a ser muy difícil -aparte de costoso- que, con planteamientos similares a los que nos han llevado a esta situación y con las mismas personas que la han propiciado, podamos salir del atolladero.

-Desde su punto de vista, ¿España ganará o perderá con un gobierno del PP?

Si, como parece seguro, no se van a acometer los cambios esenciales que la situación demanda, el probable cambio de signo del gobierno -en el mejor de los casos- solo ofrecería una ralentización de la marcha decadente de España.

-Durante los últimos años una mujer, Carme Chacón, ha estado al frente del Ministerio de Defensa y hasta el último momento sonaba su nombre en las quinielas para competir en la carrera hacia la Moncloa. ¿Qué valoración hace de su gestión en Defensa y qué le parecía como posible candidata del PSOE a las generales?

Me entenderá perfectamente si le digo que me siento obligado a no contestar acerca de lo que me pregunta.

-En su día Aznar dijo que España corre el riesgo de balcanizarse con el actual Gobierno del PSOE…

Independientemente de lo que diga Aznar, que no hizo en su momento casi nada de importancia por evitarlo, la realidad es que se han propiciado, desde el poder, las diferencias profundas -y por ende posibles enfrentamientos- entre los españoles. Las perspectivas en este aspecto no son nada halagüeñas.

-La ley de memoria histórica ha sido duramente criticada por el PP. ¿Es partidario de la apertura de fosas del franquismo?

La terminología empleada, ‘memoria histórica’, ‘fosas del franquismo’, implica aceptar una serie de conceptos derivados de los planteamientos dialécticos de Lenin y las teorías de Gramsci, con lo que, en definitiva, no se está buscando la superación de una guerra, que terminó hace 72 años, sino revertir sus resultados con finalidad radicalmente frentista y destructiva.

1 comentario:

  1. Otro libro más, estamos en una época, que parece que todo se debe de decir en los libros, como si no estuviéramos en democracia....., o no.

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