viernes, 19 de agosto de 2011

José Flores, promotor del 15-M en Cataluña: “Los indignados harán lo que les ordene Rubalcaba”


Alerta Digital

Laura Carduch/AD Barcelona.- Fue uno de los principales promotores del Movimiento 15-M en Cataluña, en representación de la Asociación Catalana de Padres Separados, y sus reflexiones en AD sobre este grupo le han granjeado fobias y filias en grandes proporciones. Polemista con un punto de provocación en sus palabras, asegura que el 15-M se ha desvirtuado tanto que en la actualidad se mueve en la órbita del sector más radical del PSOE. Se llama José Flores, empresario hotelero vinculado a la facción democristiana de CiU y cuyas opiniones tienen la ventaja (o desventaja) de dejar indiferentes a muy pocos.

-Sus críticas al 15-M en AD han levantado ampollas y están siendo la comidilla en foros sociales vinculados a dicho movimiento.

Es que la progresía de este país está muy mal acostumbrada. Cualquier crítica la llevan al terreno de la confrontación ideológica. No olvidemos que es la generación que ha sido educada en el odio a la mitad del país que no piensa como ella. Lo que ocurre era fácil de prever ya que la derecha les dejó expedito el camino de la legitimidad democrática. Si cuestionas lo que hacen, te conviertes en un fascista. Así de simple. Han sido programados para refutar las críticas con estas cuatro palabras: teta, caca, culo y facha. Es la generación de los planes educativos basados en la intolerancia, la incultura y el mínimo esfuerzo. No podemos pedirles peras al olmo.

-Sin embargo, usted formó parte de este movimiento hasta finales del mes de mayo…

No sólo formé parte sino que fui uno de sus promotores en Cataluña, en representación del colectivo ACAPASE (Asociación Catalana de Padres Separados). Éramos gente de muy diversa condición que, sin embargo, coincidiamos en la necesidad de regenerar la vida española desde bases distintas a las que propone ahora el 15-M. Inicialmente se trataba de un Movimiento limpio de toda influencia partidaria, desde donde partieron propuestas que a mi juicio estaban relacionadas con la patología del enfermo.

-¿Qué paso entonces?

La importancia de ese movimiento era demasiado grande para que la izquierda se quedara con los brazos en jarra. En España hemos tenido siempre el problema de la patrimonialización de la calle por parte de la izquierda. Ellos dicen que la derecha teme el clamor de la calle. Creo que son ellos los que más temen ese clamor, sobre todo si no ha sido inspirado por sus líderes o sus terminales sindicales y no lo pueden controlar. Eso fue lo que ocurrió en vísperas de las elecciones municipales. Lo que comenzó siendo un movimiento ajeno a cualquier influencia partidaria terminó en manos de activistas que trabajaban a las órdenes de determinados grupos. Fue entonces cuando varios grupos independentistas, feministas radicales y anticlericales comenzaron a tomar las riendas del movimiento, al menos aquí en Cataluña, con el claro propósito de desvirtuar sus objetivos. Yo admito que se le haga una OPA hostil a los dos grandes partidos, pero no podemos ignorar que quien nos ha metido en este embrollo ha sido el partido socialista. El 15-M perdió su credibilidad y su apoyo social cuando pretendió diluir en todos lo que era sobre todo responsabilidad de unos cuantos.

-Se le acusa en algunos foros de ser un explotador laboral.

Llevo desde los 15 años trabajando. A esas edad empecé limpiando piscinas en algunos hoteles de Barcelona. Hoy dirijo a más de 50 de personas y me honra poder decir que formamos todos, empleados y gestores, una gran familia, donde el esfuerzo y los objetivos son compartidos. A mí nadie me regaló nunca nada. Pero esas acusaciones que usted menciona enlazan con lo que apuntaba antes. Parte de nuestra juventud ha alcanzado tal grado de corrosión moral que las apelaciones al esfuerzo y el trabajo se le llama explotación laboral o fascismo. Yo me pregunto qué ha hecho la mayoría de los ‘indignados’ por mejorar sus condiciones de vida en vez de esperar acampados las ayudas del papá Estado. Además de exigir a los partidos que hagan cosas por ellos, ¿por qué no se preguntan qué pueden hacer ellos para mejorar el país, además beber cerveza y lanzar consignas prefabricadas?

-Usted acusó recientemente a la derecha de ser responsable de la perversión del lenguaje político en España, ¿a qué se refería?

La derecha ha dejado que la izquierda monopolice y se adueñe de ciertos principios que hoy están asociados a ella en el subconsciente ciudadano. La izquierda pregunta cuánto nos costará la visita del Papa y nadie de la derecha ha respondido que mucho menos de lo que nos cuesta cada día la guerra de Libia, sufragar el voto cautivo en Andalucía o mantener a los cientos de vagos sindicales que viven del presupuesto. La perversión del lenguaje permite a la izquierda asomarse a la opinión pública dando lecciones de legitimidad democrática y de aseadas formas. Cuando el alcalde de Valladolid (PP) pronunció unas desafortunadas palabras contra la ministra Pajín, se formó la de San Quntín y hubo incluso quien pidió su expulsión de España. Casi coincidiendo en el tiempo, el exalcalde socialista de Getafe llamó ‘burros’ a los votantes del PP; es decir, a más de 10 millones de españoles, y el asunto quedó sustanciado como una anécdota irrelevante. Otro caso igual de contradictorio. Un grupo de feministas radicales de Galicia confecciona unos carteles en los que se invita a la población a “romperle la cara” al Papa y nadie se escandalizó. Yo les respondí llamándoles vomitivas y repulsivas y hubo gente que puso precio a mi cabeza. Esta es una sociedad tan enferma que lo accesorio es más importante que lo fundamental. Si unas feministas progres hacen apología de la violencia contra el líder moral de más de mil millones católicos en todo el mundo, lo que hacen es un ejercicio de pedagogía democrática según el manual de lo políticamente correcto. Si en cambio alguien como yo, católico practicante, se siente vejado, agredido y responde verbalmente a las agresoras, el intolerante y el fascista es uno. Manda huevos.

Esa perversión del lenguaje tiene también su plasmación en las movilizaciones del 15-M. Yo le aseguro a usted que si el Gobierno de España fuese del PP, las proclamas no se dirigirían tanto contra el sistema sino contra la derecha. De hecho, lo que ahora está ocurriendo en un ensayo de lo que ocurrirá cuando haya en España un Gobierno conservador.

-¿Quiere decir que el 15-M está siendo teledirigido?

Lo está desde antes del 22-M y lo malo es que hay ‘indignados’ que aún no se han enterado de que están siendo manipulados. Y no es descabellado barruntar que detrás, una vez más, se encuentra Pérez Rubalcaba. De hecho, cuando personas afines al partido socialista cogieron las riendas del 15-M no tenían otro objetivo que movilizar al electorado de izquierda ante el 22-M. Sólo había que ver el entusiasmo con el que las televisiones próximas al PSOE informaban acerca de las protestas antes de las elecciones. Lo que no esperaban fue un resultado tan distinto al programado.

-¿Y cree que se volverá a utilizar el 15-M para tratar de revertir el más que probable triunfo electoral del PP?

Lo que pase por la cabeza de Pérez Rubalcaba sólo él lo sabe. Este tipo es mucho más peligroso de lo que se cree. Estuvo metido en todos los charcos del felipismo y de todos salió impoluto. Fue protagonista ocasional el 13-M y el ministro que, según todos los indicios, mantuvo todas las terminales abiertas con ETA. Estoy seguro de que el 15-M existe aún porque a Rubalcaba la interesa un movimiento teóricamente contestatario, aunque de baja intensidad. Que nadie dude de que el 15-M hará lo que ordene Rubalcaba. La duda está en saber qué conejo sacará esta vez de su vieja chistera.

-Sin embargo el Gobierno ordenó a la policía el desalojo de los ‘indignados’ de Sol…

Le aseguro que ese fue un movimiento táctico previamente pactado. Ni a los cabecillas del 15-M ni mucho menos al Gobierno les interesaba la imagen que se estaba dando ante la opinión pública: la de jóvenes desarrapados, moralmente desestructurados, fumando porros y bebiendo litronas todo el día. La higiene brillaba por su ausencia y el hedor en Sol empezaba a hacerse insoportable hasta para ellos mismos. Algunos de esos jóvenes no tenían donde dormir y en Sol disponían al menos de una tienda de campaña. Si hubieran continuado acampados, los comerciantes de Madrid los habrían corridos a gorrazos.

-Por último, ¿por qué comparó de forma tan vejatoria a los jóvenes del 15-M con los de la JMJ?

Mi respuesta tendría que ser ociosa. Observe a los unos, responsables, universitarios, ilusionados, cargados de proyectos… Representan lo que cualquier padre responsable querría tener como yerno o como nuera. Son jóvenes que subliman y prestigian la condición humana. Reivindican un ideal trascendente que, si se aplicara de forma efectiva, supondría la mayor revolución nunca vista. Quieren y luchan por un mundo mejor, pero sin las envoltorios políticos ni las recetas sociales que han fracasado estrepitosamente en todas partes y que han sido fuente de convulsión social, económica, política y moral. Eso es lo que quiere la izquierda: una sociedad donde anide el rencor, crezca el resentimiento y la dependencia hacia sus caducadas fórmulas políticas sea cada vez mayor. Justo lo que representa hoy el 15-M.

1 comentario:

  1. Este dice muchas cosas, que son realmente verdaderas, como si supiera lo que de verdad se va a hacer en cada momento. Lo de las cargas, meramente es táctica política, para desagravio de unos y lo contrario para otros.Porque si de verdad hubieran querido hacer cumplir la ley, no se hubiera esperado tantos días pra hacerlo. Osea, todo estrategia de maquiavelo, como siempre.

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