martes, 5 de julio de 2011

Una serie respetuosa... con una versión oficial absurda


Versión de telecinco sobre el 11-m

2011-07-05
Libertad Digital
luis del pino

La serie de Telecinco se inicia con un cartel sobre fondo negro en el que se afirma, con toda solemnidad, que el guión está basado exclusivamente en las sentencias de la Audiencia Nacional y del Tribunal Supremo sobre el macrojuicio del 11-M. Y, por supuesto, no es así. El guión ha necesitado, forzosamente, recurrir a la ficción para componer un relato de los hechos coherente.

En principio, no hay nada malo en ese recurso a la ficción, siempre que ésta sea respetuosa con el espíritu de los hechos que se pretenden narrar. Y he de decir que la película es respetuosa, en efecto, con la versión oficial de los atentados. La ficción se lleva en ocasiones hasta extremos innecesarios, para rellenar huecos, y se incurre en ciertas incongruencias con los hechos narrados en las sentencias y en el sumario, pero son incongruencias de carácter menor. La única excepción es la insistencia de la película en vincular los atentados del 11-M con la guerra de Irak, cuando la sentencia de la Audiencia Nacional desvincula expresamente el atentado de esa guerra.

Pero, en conjunto, el guión está muy bien elaborado y se nota que los guionistas han contado con asesoramiento de alguien que ha estudiado a fondo el sumario instruido por el juez Del Olmo. Muy posiblemente, aquellos espectadores que no estén familiarizados con las investigaciones del 11-M hayan encontrado el relato de los hechos confuso, deshilvanado y caótico, pero es que así es la versión oficial de los atentados: confusa, deshilvanada y caótica.

La elección y caracterización de los personajes es también realmente acertada. Especialmente conseguidos están los personajes de Rafá Zouhier y Emilio Suárez Trashorras. Y también la dirección de Daniel Cebrián me parece buena, aunque supongo que alguien con mayores conocimientos de cine que yo podrá juzgar este punto con más criterio.

En resumen: que la película narra, al menos en este primer capítulo, lo que la versión oficial de los atentados sostiene. Y esa es su mayor virtud. Porque, viendo la película, queda clara la estupidez que trataron de vendernos a los españoles con esa versión oficial: que tres yonquis y cuatro pringados muertos de hambre (uno de ellos confidente de la Guardia Civil y otro, confidente de la Policía) montaron con toda tranquilidad el mayor atentado de la historia de Europa, sin contar con infraestructura, sin contar con organización, sin contar con apoyos exteriores y estando infiltrados por varios confidentes de nuestros propios servicios de información. Si eso fuera cierto, querría decir que, en cualquier momento, cualquiera podría organizar un macroatentado en cualquier punto de España y matar a 200 personas, sin que los más de cien mil policías y guardias civiles cuyos sueldos pagamos a escote pudieran evitarlo. Para echarse a temblar.

Hay dos escenas particularmente hilarantes en el relato de los hechos presentado en el primer capítulo. Una de ellas es esa reunión celebrada en una hamburguesería, en la que se supone que se pactó la entrega de los explosivos para la masacre. La película muestra (de acuerdo con el sumario) que en esa reunión estaban presentes tres partes: el marroquí comprador de la mercancía, otro marroquí que actuaba como intermediario y que era colaborador de la Guardia Civil, y el asturiano que suministraba la dinamita y que era colaborador de la Policía.

La pregunta que cualquier persona normal se haría es: ¿cómo es posible que se pudiera llevar a cabo el atentado del 11-M, si de las tres personas presentes en la reunión clave de preparación de ese atentado, dos trabajaban para nuestros propios servicios de información? Si damos por buena la versión oficial, la respuesta es muy sencilla: porque nuestros servicios de información están compuestos por perfectos inútiles o estaban compinchados con los terroristas.

Pero, obviamente, existe otra explicación mucho más lógica: que dicha reunión no existió nunca. Y que esa reunión no es sino una manera de tratar de explicar, dentro de la versión oficial, de dónde salieron los explosivos.

La otra escena memorable de este primer capítulo es la secuencia con la que se abre la serie. En esa escena, Abdelmahid Bouchar (uno de los supuestos terroristas refugiados en el piso de Leganés que saltó por los aires tres semanas después del 11-M) baja a tirar la basura. Al llegar a la calle, observa a dos policías de paisano que están de pie en la acera y a otros dos policías de paisano que están metidos en un coche.

Mosqueado, ese marroquí deja la basura en un contendedor y sale corriendo. ¿Y qué sucede entonces? Lo lógico es que los dos policías del coche persiguieran en coche al supuesto terrorista que trata de huir corriendo, ¿verdad? Pues no. Lo que la película muestra (en consonancia con el sumario instruido por el juez Del Olmo) es que los dos policías que van a pie se dedican a perseguir a pie al terrorista que huye corriendo (con lo que el terrorista acaba escapando), mientras que los dos policías del coche se bajan y se acercan a pie al contenedor de basura, para recoger la bolsa que el terrorista ha tirado, Supongo que sería por si a la bolsa de basura le daba por escaparse corriendo también.

Por supuesto, en la película se omiten muchos detalles que el sumario no recoge, pero que sí que han sido puestos de manifiesto por las investigaciones periodísticas. Detalles que contribuyen a hacer aún más infumable el relato oficial de los hechos. Así, por ejemplo:

- En la película podemos ver cómo los terroristas disparan desde el piso de Leganés a los policías que rodean el piso. Pero se omite que, en realidad, ni en la calle ni en el piso se encontró ningún casquillo de los subfusiles con los que supuestamente disparaban esos terroristas.

- En la película se observa cómo se recibe en el periódico ABC un fax manuscrito en árabe supuestamente enviado desde el piso de Leganés. Pero se olvida el guionista de contar que en el piso de Leganés no apareció ninguna máquina de fax después de la explosión.

- En la película se comenta cómo en el piso contiguo al de Leganés en el que los terroristas estaban refugiados vivía un policía. Pero se omite el pequeño detalle de que no se trataba de un policía cualquiera, sino de uno experto en lucha antiterrorista y con experiencia en escuchas y seguimientos.

- En la película se escenifica el supuesto suicidio de los terroristas de Leganés mediante una escena en que todos se ponen dinamita alrededor de la cintura. Pero se olvida el guionista de mencionar que ninguno de los cadáveres apareció cortado por la cintura, como hubiera sido lo lógico.

En resumen: se trata de una serie respetuosa con la versión oficial, sin ninguna duda. Y que refleja una realidad tan ridícula como la que la propia versión oficial describe.

1 comentario:

  1. Me quedo con este párrafo, el cuál es bastante acertado, "Si damos por buena la versión oficial, la respuesta es muy sencilla: porque nuestros servicios de información están compuestos por perfectos inútiles o estaban compinchados con los terroristas". Por lo demás, una bazofia que nos quieren meter sin calzador, como todo lo que manipula este desgobierno. Bien comentado D. Luis, como siempre.

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