lunes, 4 de julio de 2011

Rubalcaba lanza ya promesas a cuenta de los presupuestos de 2012


XURXO SALGADO
Santiago de Compostela

04/07/2011/El Mundo

Anuncia que el Gobierno dará 8.000 millones a las CCAA para invertir en Sanidad

Zapatero embusteroInmune a las críticas del PP, por su doble condición de candidato y vicepresidente, y vendiendo propuestas y paquetes económicos. Así se presentó ayer, en Santiago de Compostela, Alfredo Pérez Rubalcaba.

El también ministro del Interior aterrizó ayer en Galicia dentro de la gira que en las últimas semanas lo ha llevado por diferentes puntos de España y que culminará el próximo sábado con su elección como candidato. Rodeado de los barones gallegos y de dos ministros de esta tierra, José Blanco y Francisco Caamaño, el futuro líder socialista subrayó, como en ocasiones anteriores, en que él sabe «lo que hay que hacer para crear empleo» y tiene «las propuestas para hacerlo».

«Voy a proponer una programa creíble, ejecutable, que contenga medidas que todo el mundo pueda ver que se pueden llevar a la práctica, centradas fundamentalmente en resolver el gran problema de los españoles, que es el empleo», proclamó.

Pero en el mismo marco, el vicepresidente habló del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2012 y anunció que destinará 8.000 millones de euros adicionales para las comunidades autónomas, que quiere que sean destinados al sistema de salud.

Zapatero embusteroRubalcaba hizo estas declaraciones en una conferencia de prensa antes de reunirse con militantes del PSdeG-PSOE, y respondió así a las críticas del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, acerca del «deterioro» del sistema de salud público.

«Le voy a dar una noticia al señor Feijóo», dijo el dirigente socialista: «En el presupuesto del año que viene habrá 8.000 millones de euros adicionales para las comunidades autónomas. Mi objetivo es que se dediquen todos a sanidad».

«Vamos a ver si todas lo hacen. Y si no lo hacen, vamos a preocuparnos de que lo hagan», comentó el candidato.

Después, opinó que «8.000 millones de euros en muchísimo dinero» e invitó a Feijóo a «pensar más» en la manera de «ahorrar» y de «utilizar esos recursos nuevos», y a ocuparse menos de él.

Rubalcaba se sirvió de Núñez-Feijóo para arrojar sus dardos a los populares, ya que a renglón seguido, añadió que los dirigente del PP «empiezan a estar obsesionados» con él. En este sentido, le insistió a Feijóo en que «se dedique a gobernar» y deje de prestarle «tanta atención». «Son mucho más importantes los gallegos que Rubalcaba», apostilló.

Preguntado acerca de cuándo va a dejar sus cargos en el Gobierno para dedicarse a su carrera como candidato del PSOE a la Presidencia del Ejecutivo, respondió: «No se lo voy a decir al señor Feijóo».

El líder del PSOE volvió a su papel de candidato para asegurar que para elaborar su programa cuenta con un equipo con «mucha experiencia, que sabe muy bien lo que pasa aquí y fuera de aquí».

También lanzó uno de sus habituales guiños a los ciudadanos desencantados con la política que han cobrado presencia con el Movimiento 15-M.

«Soy de los que pienso que cuando los ciudadanos se quejan de los políticos, de lo que se quejan es de una determinada forma de hacer política». En este sentido, Rubalcaba lamentó que los dirigente de los diferentes partidos, más allá de sus discrepancias, puedan «discutir de economía y de las formas de resolver los problemas económicos, y entrar en las medidas que uno y otro propone».

«Ahora tenemos que hace cosas distintas de las que hicimos hace dos años y de las que hicimos el año pasado, y ésas son las cosas que voy a explicar en mi campaña electoral», prometió, una vez más, el candidato Rubalcaba.

El Gobierno, aseguró, tiene «margen» para llevar a cabo esas medidas porque, según él, está «mejor» que «hace dos años» y mejor que otros países de la UE, tras «adoptar medidas para que no pasara lo que le ha pasado a Grecia», añadió.

Rubalcaba trasladó la idea de que España «ha evitado esa situación» y se ha «colocado en una senda distinta» por los «esfuerzos» del Ejecutivo.

Valencia

04/07/2011

De «candidato rojo» a «amigo» de los bancos

González Pons critica el «doble discurso» de Rubalcaba dentro y fuera de Moncloa
Zapatero embusteroEl vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, criticó ayer el «doble discurso» del vicepresidente del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien ha acusado de ser al mismo tiempo «candidato rojo» y «el vicepresidente amigo de los banqueros».

Así se pronunció González Pons en una rueda de prensa ofrecida en la sede del PPCV en Valencia, en la que censuró que «el Rubalcaba que quiere castigar a los bancos como candidato no es el Rubalcaba que, como vicepresidente, les da una palmadita en la espalda a los banqueros y les regala el aguinaldo».

Por ello, se ha cuestionado «dónde estaba el Rubalcaba antibancos cuando Zapatero hizo sus recortes sociales» y que si el ministro quería cambiar el sistema «ha tenido 30 años para hacerlo». «Es cómico que con 30 años de no cambiar el sistema ahora, a la vejez viruelas, se acuerde de que el sistema hay que cambiarlo», añadió.

Zapatero embusteroGonzález Pons se refería de este modo a las declaraciones efectuadas el sábado por el ministro sobre la responsabilidad de los bancos en las hipotecas de alto riesgo que concedieron y sobre las efectuadas ayer, en las que dijo saber qué medidas tomar para salir de la crisis y crear empleo.

Así, Pons se pregunta por la ausencia en la Moncloa de «ese candidato de la extrema izquierda que busca instigar a los bancos» y ha insistido: «¿Dónde estaba el Rubalcaba antibancos cuando Zapatero hizo sus recortes sociales?, ¿dónde estaba el Rubalcaba antibancos cuando los banqueros almorzaban en la Moncloa?, ¿dónde estaba el Rubalcaba antibancos cuando se dieron las cuantiosas ayudas al sistema financiero español?».

A su juicio, Rubalcaba es «corresponsable» de la política del Gobierno, no sólo como ministro del Interior, sino también como vicepresidente y ha incurrido en «gravísimas contradicciones y en doble lenguaje que en España se entiende mal y fuera de España no se entiende en absoluto».

Por ello, le recriminó qué si tenía ideas para acabar con la crisis, no las aplique como vicepresidente del Gobierno, porque «todo lo que proponga ahora, si no lo aplicó antes, es probable que no tenga ni sustento ni garantía».

El dirigente popular insistió en que su presencia en el Gobierno central es «insostenible» y pedió su inmediata dimisión, dado que su presencia «está perjudicando a todos los españoles y puede acabar causando un daño que en estos momentos no somos capaces de valorar».

Por otra parte, González Pons cree que el Debate sobre el estado de la Nación ha demostrado que la legislatura «está acabada» y que, como en un partido de fútbol, España está «en el tiempo de descuento» en el que todos «están deseando escuchar el pitido final».

En este sentido, dijo lamentar que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se limitara a despedirse, algo que, a su juicio, «no debe hacer ningún presidente del Gobierno al que aún le quedan tres meses parlamentarios por delante».

CASIMIRO GARCÍA-ABADILLO

04/07/2011

El vértigo de Alfredo P.

Cada vez que el presidente del Gobierno concluía sus intervenciones en el Debate del estado de la Nación y volvía a su escaño, Rubalcaba le recibía de pie, aplaudiendo ostensiblemente. Quería que todo el mundo le viera, que nadie pudiera dudar de que él ha sido zapaterista hasta el último segundo.

Y es que Zapatero es el presidente que le ha dado lo que González no le concedió. Rubalcaba quedó dramáticamente descolgado tras el triunfo inesperado del de León en el XXXV Congreso. Llamó al secretario general en repetidas ocasiones, pero éste no le cogió el teléfono. Tardó un mes en recibirle en su despacho. Y fue gracias a José Blanco como logró colocarse en el equipo fetén, en el núcleo duro, del que, de nuevo contra todo pronóstico, sería elegido presidente del Gobierno en las ya lejanas elecciones de marzo de 2004.

En ese equipo estaban Blanco, Jesús Caldera, Carme Chacón, José Antonio Alonso y ... Rubalcaba, el único con antecedentes felipistas.

Hábil como pocos, Rubalcaba fue ganando peso. Tuvo que aguantar algunas pequeñas humillaciones, pero se afianzó hasta lograr ser nombrado ministro del Interior.

Era la época de la negociación con ETA. En esa cartera ha sido donde el candidato socialista ha mostrado sus grandes dotes políticas. Partidario del diálogo con los terroristas (durante su mandato se produjo el affaire del chivatazo), no tuvo inconveniente en convertirse en implacable contra los etarras cuando vio que la negociación no daba más de sí. Esa mutación es la evidencia de que sus planteamientos siempre están en función del objetivo a lograr. Porque, sobre todo, Rubalcaba es un político práctico, que busca la efectividad en cada una de sus acciones y que pone al servicio de la causa, la que sea, su inteligencia y sus dotes dialécticas, virtudes a las que se une una gran capacidad de trabajo.

Pero Rubalcaba, tanto con González como con Zapatero, nunca ha estado en el primer plano, nunca ha sido el protagonista, papel que ahora le toca jugar tras haber sido designado candidato del PSOE a las próximas elecciones generales.

Cuentan en su entorno que ese nuevo papel le está creando una fuerte tensión. Que no lo está pasando bien. Un malicioso dirigente socialista apunta: «A partir de ahora ya no le podrá echar la culpa a nadie, porque siempre ha sido experto en apuntarse los tantos del presidente y en echarle la culpa de los errores argumentando que los ha cometido por no haberle hecho caso».

Al contrario de lo que parece, Rubalcaba no es hombre al que le seduzca el contacto con las masas. Es un político de salón. Se siente a gusto en el Congreso, donde brilla por su capacidad destructiva, teniendo detrás a un Grupo Socialista muy afín, siempre dispuesto a reírle las gracias. Pero le asusta la calle. Suspendió su intervención ante militantes socialistas en Valencia cuando supo que el Movimiento 15-M había convocado una concentración en el lugar donde tenía previsto exponer sus ideas.

Un día antes de asistir al acto programado en Barcelona, en la sede del PSC, llamó para suspenderlo ante el temor de que los indignados concentrados en Plaza de Cataluña se acercaran hasta la calle Nicaragua para aguarle la fiesta. Los dirigentes del PSC le convencieron finalmente de que acudiera a Barcelona, utilizando todo tipo de argumentos y asegurándole que un dispositivo de los Mossos haría frente a una eventual avalancha de jóvenes.

Ahora no va a poder evitar que los focos estén permanentemente sobre su persona. El es el candidato, el hombre al que millones de ciudadanos van a medir cada día para valorar si tiene méritos suficientes como para ser presidente del Gobierno.

Dicen fuentes socialistas que esa es la razón por la que se resiste a abandonar sus cargos en el Ejecutivo: portavoz, Interior y vicepresidente Primero. La protección y la visibilidad que le dan esas tres carteras las perderá el día que sólo sea el candidato.

Zapatero cree que sería mejor que abandonara ya el Gobierno para que pudiera hacer su campaña mientras que él se concentra en concluir las reformas que, según su opinión, salvarán a España aunque sea a costa de haberle quemado irremediablemente como gobernante.

Pero no le va a quedar más remedio que irse del Gobierno. Y pronto. Un ministro comentaba la semana pasada que había run run de cambio de Gobierno, pero que esa posibilidad se frustró tras la andanada de Felipe González que dijo que él, en el lugar de Rubalcaba, hubiera dimitido «ya».

Todo indica que el candidato presentará la dimisión de sus cargos tras el acto de proclamación que tendrá lugar el próximo día 9 de julio, anunciado en un cartel que ha sido objeto de no pocas críticas.

Aunque la agencia de publicidad que se hará cargo de su campaña es la imaginativa Señora Rushmore (la que quiso convertir en Invictus a Tomás Gómez), la idea de la foto con la cabeza cortada y el recorte del Pérez en P. (dicen que para convertirlo en Alfredo presidente), no ha sido otro que Ignacio Varela, el gurú electoral socialista, viejo colaborador y amigo del candidato.

Los artistas de Señora Rushmore trabajan ya en el lanzamiento de su nueva estrella. Quieren destacar ante los ciudadanos dos cualidades que creen que representa Rubalcaba mejor que nadie: la seguridad y la eficacia.

Tras la pausa veraniega, tendremos a un candidato lanzado a todo tren, sin las ataduras de tener que defender las políticas impopulares del Gobierno y marcando distancias con Zapatero.

Y aquí es precisamente donde puede producirse un punto de fricción entre ambos. El presidente sigue empeñado en sacar adelante el presupuesto de 2012. Para él eso sería concluir la legislatura, cumplir su compromiso con las reformas. Tan empeñado está que es él personalmente quien está mimando las relaciones con Iñigo Urkullu (PNV). Sin embargo, Rubalcaba es partidario de adelantar las elecciones al otoño para no tener que arrostrar la carga de un presupuesto que implicará nuevos recortes (se estima una disminución cercana al 10% en el gasto público). El candidato quiere aprovechar la ola de los buenos datos económicos del verano para jugar el partido decisivo de su vida en octubre o a más tardar en noviembre. En buena lógica, Zapatero debería dejarle a él marcar la fecha electoral. Pero eso implicaría incumplir, otra vez, uno de sus compromisos.

1 comentario:

  1. Unas cuantas historiestas para no dormir, del que dice que se quiere llamar alfredo.Espero que se pegue un batacazo que se tenga que morder esa lengua que tanto saca a pasear, y no precisamente para hablar.
    No nos merecemos un gobierno que nos mienta (palabras dichas por rubalcaba), pásalo, te suena...

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