- 19-07-2011 | La Gaceta
Sabíamos que Rubalcaba era un Fouché, por su maquiavelismo, y un Münchausen por su capacidad para mentir sin pestañear. Ahora sabemos que, además, es un traidor político.
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Nos hemos enterado por la prensa, la que él controla, El País. En un momento crítico, ante una semana horribilis –con la prima de riesgo desatada–, el sprinter ha desenterrado el hacha de Prisa y ha asestado un duro golpe, papel mediante, contra Zapatero llamándole “irresponsable”, calificando la legislatura de “agónica” y pidiéndole que se vaya ya “por un deber moral” (“la fecha de finales de noviembre es tardía”). Por ironías del destino, el mismo periódico que marcó distancias con Felipe González, cuando en 1996 agonizaba por la corrupción y el crimen de Estado, hace ahora lo propio en las postrimerías del zapaterismo. Y lo hace con un durísimo editorial, titulado “Final de ciclo” y un artículo de Juan Luis Cebrián, titulado “Esta insoportable levedad” –con la redicha afectación de quien se ve obligado a recordar que consiguió una canonjía en la Docta Casa–. La andanada de El País es demoledora. Y su diagnóstico, certero: habla de la triple crisis económica, institucional y moral y centra el problema con argumentos que podrían suscribir Rajoy (“pérdida de confianza en la gestión de Zapatero”) e incluso LA GACETA (“la crisis es sobre todo política” de su editorial parece calcado de “la solución exige una medida política antes que económica” de nuestro editorial “Ni un minuto más”). Y, sobre todo, insta a Zapatero a hacer las maletas (“debe renunciar al juego de las adivinanzas –dice Cebrián– y anunciar cuanto antes un calendario creíble para el proceso electoral”).
Nada habría que objetar al varapalo, si no fuera por tres circunstancias: primera, porque quien lo propina –fuego amigo mediante– es alguien tan responsable como Zapatero de los males que denuncia (pésima gestión, malestar social, desconfianza del ciudadano) y de los que calla (el chivatazo a una banda de gánsteres, o sus acólitos empuñando la vara de alcalde). Segunda, porque el arma propinadora parece tomarse así la revancha por la entrega del fútbol de pago a Roures y otros “brujos visitadores”, en una vendetta contra el zapaterismo mediático. Y tercera, porque el medio carece de credibilidad, tras haber permanecido callado como un muerto durante los últimos siete años.
No es el bien de España lo que mueve a los valedores de Rubalcaba a acortar el calvario. Es el interés del propio candidato, que quiere evitar el terrible desgaste de una agonía de ocho meses, con una convocatoria relámpago (máxime cuando el PNV ha dado entender que no va a apoyar los Presupuestos). Como, sensu contrario, tampoco es el interés general lo que explica la reacción de Valenciano al Prisazo, al decir que un adelanto podría aumentar la inestabilidad financiera, puesto que si algo hunde la marca España es el lastre de Zapatero. Por esa razón, nos tomaremos como un chiste malo indignadas réplicas como la de Patxi López, que dice que el presidente convocará elecciones “cuando le convenga a España”. Si ese es el criterio, Zapatero llega tarde. Llega cinco millones de desempleados tarde, 370 puntos básicos de prima de riesgo tarde, Iñaki de Rentería tarde, Bildu en los ayuntamientos tarde... y así hasta la náusea. El daño ya está hecho. Pero será infinitamente mayor si no se rompe este círculo vicioso y Zapatero no convoca elecciones ya mismo. Esa es la verdad, aunque quien la exprese lo haga por motivos espurios –e incluso endosando la culpa a Felipe González–, o por revanchismo. Es la verdad, la diga Agamenón o su porquero.
martes, 19 de julio de 2011
‘Prisazo’ a traición
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Pues eso, es todo vomitivo, les da igual como esté España, lo suyo es otro tema. Y entre ellos, se sacan los ojos...
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