domingo, 15 de mayo de 2011

'Faisán': una investigación «viciada»


MANUEL MARRACO / Madrid

13/05/2011 / El Mundo

El jefe superior imputado presenta al juez su 'contrainforme' sobre lo sucedido
«No es lógico, y repugna a la asepsia procesal, que quienes pueden ser sospechosos actúen como equipo investigador de la filtración». Ésa es la primera conclusión del contrainforme presentado ayer en la Audiencia Nacional por la defensa del jefe superior de Policía imputado por el caso Faisán, Enrique Pamies.

El escrito, que pide el sobreseimiento de las imputaciones y «la apertura de nuevas líneas de investigación», es la respuesta al Informe Final de Conclusiones presentado hace un mes al magistrado Pablo Ruz. En él se apuntaba a Enrique Pamies como la persona que dio el soplo a Joseba Elosua, dueño del bar Faisán y presunto dirigente del aparato de extorsión de ETA.

Buena parte de los 46 folios están centrados en resaltar que la investigación, además de «viciada» de origen, ha quedado irremediablemente «incompleta», puesto que no se analizaron las llamadas a través de los repetidores franceses que cubrían la zona de Irún en la que se encuentra el bar. Y, en menor medida, las posibles llamadas por teléfonos satélite.

El escrito, que reprocha al juez Ruz que no haya admitido «ni una sola diligencia» reclamada por Pamies, hace una extensa lista de las carencias que, a su juicio, tiene la investigación. Por ejemplo, que no se ha investigado a todas las personas que fueron grabadas entrando y saliendo del bar; que han quedado fuera de las pesquisas muchos policías que podían tener los datos necesarios para dar el soplo.

Y propone un alternativa: la llamada del chivatazo fue una entre el jefe del equipo investigador, Carlos Germán, y un miembro de ese grupo, efectuada a las 12.26 horas del 4 de mayo de 2006, minutos antes de que Elosua saliera a una cabina para intentar alertar a otro miembro de la red de extorsión.

Las tesis de la defensa cree que los investigadores han acotado erróneamente -y para exculparse- el periodo en que se produjo la llamada del soplo (a las 11.23 horas, supuestamente). Y refuta en esta frase otros criterios empleados para determinar la llamada clave: «No es necesariamente una llamada entre policías; la hora no encaja con las actuaciones grabadas de Elosúa; no necesariamente tiene que ser una llamada saliente; de ninguna forma ha de ser una llamada bajo repetidor español, y no es la única llamada posible entre funcionarios de policía».

El contrainforme considera a Germán «responsable último» de que no se interceptaran los 54.000 euros que teóricamente Elosua iba a dar a otro etarra. «La filtración podrían no haber abortado la operación si el equipo responsable de la misma hubiera extremado las precauciones de seguimiento a Elosua para ver dónde estaba el dinero», dice.

El escrito rechaza el «afán politizador» recogido en el Informe Final, que atribuye al chivatazo el «móvil político» de no entorpecer el proceso de paz. En este punto, resalta que la carrera profesional del investigador ofrece un perfil más político que la de Pamies, más operativo (se adjunta una larga lista de comandos que ayudó a desarticular). Y ofrece alternativas, como que el móvil del soplo fuera, en realidad, ofrecer a Elosua «un cebo» que facilitara su colaboración posterior

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