jueves, 19 de mayo de 2011

El Gobierno permite la manifestación prohibida y el PSOE abraza la protesta


FERNANDO LÁZARO / QUICO ALSEDO Madrid

19/05/2011 / El Mundo

Rubalcaba desoye la resolución de la Junta Electoral y consiente que miles de personas vuelvan a concentrarse en Sol
La Policía se limitó a informar de que se trataba de un acto ilegal, en lugar de impedir el acceso a la plaza
Zapatero pide el voto «progresista crítico» tras una escalada de elogios socialistas al Movimiento 15-M
Zapatero embusteroLa Junta Electoral Provincial de Madrid dijo no, pero dio igual. Miles de personas, con la permisividad del Gobierno, se saltaron a la torera la orden y celebraron un acto que estaba prohibido, una concentración que no estaba autorizada, una protesta que la Junta calificó de ilegal. Los organizadores adujeron que no habían recibido comunicación alguna de la Junta y que pensaban mantener la protesta en la Puerta del Sol. Y así fue. Varios miles de personas ocuparon el Kilómetro 0. No fue un acto al uso, un mitin al uso, una intervención al uso. Allí no hablaba nadie pero todos coreaban consignas.
Zapatero embustero

Durante la jornada de ayer, la iniciativa ciudadana logró su propósito. A primera hora de la mañana anunció que se produciría a las 20.00 horas un nuevo acto asambleario. La protesta arrancó de forma espontánea, convocada a través de redes sociales, auspiciada por el movimiento denominado Democracia Real Ya.

A primera hora de la tarde la Junta Electoral Provincial dejó claro que ese acto era, a todas luces, ilegal. Y por varios motivos. No sólo porque intervenía directamente en la campaña, ya que se pedía que no se vote a los partidos que se presentan a las elecciones, sino además, y más importante, porque no se habían cumplido los plazos fijados por la ley: tenían que haber convocado la protesta con un margen de 10 días.

Pero la decisión de la Junta se quedó en papel mojado. Desde una hora antes, varios miles de ciudadanos se concentraban ya en la Puerta del Sol de Madrid al grito de «no pasarán». La presencia de Policía Nacional y Municipal era muy importante, pero no quebró la voluntad de los que estaban ya dispuestos a concentrarse dijera lo que dijeran la ley y las instituciones.

Poco a poco, la emblemática plaza se fue llenando de jóvenes con pancartas y ganas de hacerse oír, y de muchísimos curiosos que se acercaban para enterarse de qué iba la protesta.

Tras conocer la prohibición de la Junta Electoral se produjo una reunión a primer nivel policial. Y desde Interior se apostó, y así se trasladó a sus mandos y a la Delegación del Gobierno, que no había que intervenir, que iba a haber una gran presencia policial pero que la idea, salvo que se produjeran incidentes, era no hacer nada y dejar que se celebrara el acto prohibido. Se adujeron razones de seguridad, de que quizá fuera peor el remedio que la enfermedad, pero también pesó en la decisión del Gobierno la imagen en las últimas horas de campaña de un Ministerio del Interior ordenando a los antidisturbios que empleen la fuerza para desalojar a los indignados.

Previamente, se había informado a todo aquel que accedía al centro de Madrid en transporte público de que la protesta de la Puerta del Sol era ilegal y de que quienes la respaldaran podían cometer un delito electoral. La Policía advertía a los ciudadanos de que, de incumplir la resolución de la Junta Electoral, se atentaría contra la Ley de Régimen Electoral General, que marca penas de multa o prisión, dependiendo el grado de incumplimiento.

Aun así, la Puerta del Sol, entre simpatizantes de la causa de los indignados y curiosos, se llenó. Y llegaron las 20.00 horas y los manifestantes rompieron en un prolongado aplauso para señalar que, pese a la decisión de las instituciones, ellos estaban allí y que de allí no les iba a mover nadie. Y así fue. Pasaron las horas y ninguna autoridad gubernativa se acercó para decir a los organizadores que el acto estaba prohibido. «No nos vamos, no nos vamos», gritaron con fuerza los allí congregados. «No pasa nada, la plaza está ganada», «que no, que no, que no nos representan» o «lo llaman democracia y no lo es», fueron otras de las consignas más coreadas.

Fuentes policiales llegaron a cifrar en más de 5.000 las personas allí reunidas para protestar por lo que consideran un sistema democrático imperfecto. Los indignados, lejos de entender que el de ayer podía ser su último acto consentido, anunciaron una manifestación en Madrid para el próximo sábado, durante la jornada de reflexión, al entender que ese día, una vez que no van a votar a ningún partido, no es para ellos. Horas más tarde, portavoces del movimiento aseguraron que no había ninguna manifestación convocada para ese día; en realidad, argumentan que sus movilizaciones son «espontáneas», informa María Hernández. Pero las concentraciones previstas para la jornada de reflexión surgían en otros puntos como Vitoria o Bilbao.

Sobre todos estos actos, convocados o no, dictará hoy criterio la Junta Electoral Central, después de que ayer hubiera disparidad de resoluciones en las provinciales. Mientras en Madrid y en Granada se prohibieron las protestas, en otras ciudades se permitieron y se celebraron dentro de la legalidad. En algunos casos, como en Alicante, se optó por el silencio, lo que se traduce en un visto bueno administrativo a la protesta.

En Madrid, salvo algunos carteles, las referencias políticas quedaron reducidas a uno de los eslóganes coreados por los asistentes. Y no se refería ni al Gobierno, ni al presidente Zapatero. «Espe, espe, espe, especulación», decían. Durante la mañana, la Policía retiró pancartas y borró pintadas contra la presidenta de la Comunidad de Madrid.

En otras ciudades hubo también concentraciones, aunque de menor tamaño. En Barcelona se celebró una cacerolada que reunió a 2.000 personas; en Sevilla secundaron la convocatoria tres centenares de indignados, otros tantos lo hicieron en Bilbao, medio millar en Valencia y los acampados en plaza del Pilar de Zaragoza continuaron su protesta

CASIMIRO GARCIA-ABADILLO

19/05/2011

¿Quemamos el Congreso?

No es Tahrir, ni París en Mayo del 68, ni la manifestación para pedir la libertad de Santiago Carrillo. La de Sol (también las hubo en otras ciudades) es una concentración impulsada a través de las redes sociales para decirle a la clase política que el sistema no sirve y exigir un cambio radical.

Eso es lo que es, ni más, ni menos. Pero, hasta el momento, esto no es el inicio de ninguna revolución (la spanish revolution). Ni tampoco esos jóvenes (y no tan jóvenes) representan a los «ciudadanos».

En la puerta del Sol se ven pocos chavales de barrio, de ésos que no han podido ir a la universidad. La mayoría son jóvenes de la clase media urbana que, en eso hay que darles la razón, tienen pocas perspectivas de futuro. Lo aburrido de la campaña electoral (mensajes repetidos una y otra vez) y el hecho de que no haya ningún partido ni sindicato tras la protesta les ha hecho protagonistas para los medios de comunicación. Y los líderes de los partidos, medio asustados, medio encandilados, se han puesto a lanzarles piropos como si ellos y sólo ellos fueran el pueblo.

Grave error, sobre todo por parte del PSOE, que después de admitir que «comparte» sus reivindicaciones, les piden el voto como si una cosa no fuera contradictoria con la otra.

Ayer, en una asamblea del Movimiento 15-M, uno de los congregados propuso «quemar el Congreso». Rodríguez Ibarra en un mitin dijo: «Con esos que quieren cambiar el mundo es con los que el PSOE tiene que estar». Zapatero reclamó el voto a los «progresistas desencantados». Como si ellos no fueran responsables de este movimiento

QUICO ALSEDO / Madrid

19/05/2011

Día 1 en la Puerta del Sol: «El mundo nos observa»

La solidaridad de los vecinos y el colorismo de las protestas convierten la 'plaza Tahrir' de Madrid en armónica casa 'okupa'
«No soy antisistema, el sistema es antiyo», reza una de las pancartas en la Puerta del Sol de Madrid y resume, con toda crudeza, el sentido de las protestas: los jóvenes que las impulsan no quieren este mundo, y los mayores que les apoyan -jubilados, pero también profesionales y parados de todas las edades- lo admiten como injusto.

«Me han llamado de una radio de... ¡Venezuela! El mundo nos está observando», decía ayer Jon, uno de los portavoces de Democracia Real Ya, y la consigna se repetía entre el gentío cuando la calma tensa de la espera policial hacía que el aire se pudiera cortar con un cuchillo, hacia las 20.30 horas. «Así, así, de Túnez a Madrid», coreaba el gentío, y se forjaba el paralelismo: los jóvenes de los países árabes dijeron no hace unos meses; ahora «toca hacer limpia aquí», decía Alberto, uno de los manifestantes.

El día 1 en la plaza Tahrir de Madrid, nada menos que la Puerta del Sol, que ya vivió otro mayo turbulento en 1808, alumbró ayer, después de la toma del martes -provocada por el desalojo policial a golpes un día antes-, una especie de armónica casa okupa al aire libre. Los jóvenes prepararon un fluido servicio de comunicación con la prensa, siete casas particulares cercanas y cuatro establecimientos ofrecieron sus váteres para ordenado alivio de la concurrencia, y hasta una sidrería asturiana cercana cerró sus puertas para proveer de comida y arroz con leche a los acantonados.

En la no tan improvisada cocina se colgó el cartel de «no más embutido, por favor» hacia mediodía. Este redactor vio a una señora con pinta de (con perdón) votante del PP aportar tres mantas cuidadosamente dobladas en una bolsita al levantamiento popular. Rumanos de las inmediaciones merendaron a gusto por cortesía de los indignados, apoyados y hasta jaleados por centenares de viandantes.

El mural de consignas en la boca de Metro de Sol -sustituido en todos los carteles el nombre por la leyenda «SOLuciones»- fue la atracción. Muchos madrileños se tiraron sus buenos ratos leyendo la cartelería de la autodenominada spanish revolution, que incluyó leyendas como «deseo, luego existo» o «tu botín, mi crisis», y que terminó desembocando, como estos últimos días, en cánticos como «que no, que no, que no nos representan» y el clásico «lo llaman democracia y no lo es».

Hubo consignas antisistema -«el capitalismo no se transforma, se destruye»- y otras directamente obámicasyes we camp»-, pero sobre todo ilusión a raudales: «Esto es la hostia, para que digan que a los jóvenes no nos interesa la política. Lo que no nos interesa es su política, que es una mierda, una dictadura de dos partidos», decía un chaval mientras un sesentón asentía a su lado.

Hubo también asambleas de reflexión por la tarde, en las que cada loco anduvo con su tema: mientras unos pedían reformar la ley electoral, otros hablaban de la caza de las focas. Al final, el Movimiento 15-M dedicó el día más a asentarse en la plaza que a otra cosa: la dificultad de llegar a acuerdos sobre si al menos dialogar con los políticos o no se dibuja al fondo de la protesta como uno de sus primeros rubicones.

Como se traslució en la asamblea de la madrugada de ayer, se trata de la primera zanja entre los acantonados. Democracia Real Ya propone un manifiesto común, con puntos derivados de un proceso de discusión, pero choca ahí con muchos de los manifestantes más guerrilleros, que pretenden dar la espalda a los políticos. «Que les jodan, no les necesitamos, ellos nos han metido en esto», se oía gritar a los radicales. Democracia Real Ya, sin embargo, pretende llegar con su manifiesto al Congreso, a apenas medio kilómetro del epicentro del levantamiento.

Será, si los indignados siguen en Sol cuando el lector llegue a estas líneas, la primera gran prueba de fuego de la llamada spanish revolution.

OORBYT.es

>Quico Alsedo, testigo directo de la acampada en Sol

VICTORIA PREGO

19/05/2011

Qué miedo da la calle

La campaña electoral ya ha terminado de hecho por obra y gracia de unos pocos miles de ciudadanos que, en lugar de arremolinarse en los recintos destinados a aclamar al líder que les gusta, se han juntado al raso para decir que no les gusta ninguno de los líderes que se nos ofrecen. Y entonces ha cundido el desconcierto entre la clase política mientras los medios de comunicación nos rompemos las meninges para entender, identificar y describir adecuadamente a ese puñado de ciudadanos cabreados que han puesto cara y ojos a un estado de opinión que, sin embargo, conocíamos desde hace mucho tiempo .

Algunas de las propuestas que han hecho medio públicas los miembros de Democracia Real Ya son delirantes pero, en lo tocante a los motivos de sus protestas, no están diciendo nada que no comparta una parte importantísima de la sociedad española de hoy.

Los acampados están cabreados, dicen, porque no tienen trabajo ni esperanza de lograrlo. Lo mismo que dice el 78% de los ciudadanos, según el CIS, cuya principal preocupación hoy es el paro.

Están cabreados por el tipo de políticos que tenemos. Lo mismo que el 20% de los ciudadanos consultados por el CIS, que incluyen a la clase política en el tercer lugar de sus preocupaciones.

Les irritan los privilegios de algunos y les escandaliza que con el dinero de todos el Estado haya corrido a sostener a entidades financieras cuyos directivos han hecho mangas y capirotes de los balances, malgastado el dinero de sus clientes y cobrado sueldos y jubilaciones estratosféricas. Lo mismo que le pasa a la mayoría, que ve, además, cómo los sueldos bajan y los impuestos, la luz, el gas y la cesta de la compra suben.

Los acampados sólo se diferencian del resto de los españoles en dos cosas: una, en que éstos de ahora se han echado a la calle y están dispuestos a desafiar a la Policía y al Gobierno, al contrario que el español medio, que se queda en su casa. Y, dos, en que, sorprendentemente, éstos no dirigen sus protestas contra el Gobierno, que es quien tiene la responsabilidad directa de la deriva de España. La suya es una manifestación de rechazo al sistema imperante, sin responsables conocidos. En eso se diferencian claramente de una parte muy importante de la opinión pública que, según los sondeos de opinión, apunta directamente al Ejecutivo y a su presidente. Éstos de las concentraciones no lo hacen así. Se limitan a generalizar su acusación diluyéndola en una nebulosa inidentificable.

Por eso los partidos de la izquierda han perdido los nervios y hasta la compostura y sus dirigentes, que ya no saben ni cómo se apellidan, han intentado darle la vuelta al calcetín y colocarse en la cabecera de la manifestación. Y está resultando patético escuchar a todos estos políticos, algunos de gran renombre, decir que comprenden ¡y que se suman! a las razones de los acampados.

Pero si estas manifestaciones hubieran tenido otros protagonistas, las reacciones de los líderes del PSOE, del propio Gobierno y de IU habrían sido muy distintas. Si quienes se hubieran echado a la calle no hubieran sido jóvenes sino gentes de edad mediana, de posiciones políticas diversas pero moderadas, potenciales votantes del PP, trabajadores de clase media, madres de familia y personas de aspecto convencional y no rompedor, es seguro que se les habría acusado de intentar reventar las elecciones, que el Gobierno habría recurrido de inmediato ante la Junta Electoral para que prohibiera semejante maniobra y que su descalificación por ultraderechistas habría cruzado veloz el ambiente político.

Éstos que ahora ocupan algunas plazas del país son comparativamente pocos. Son muchos más los españoles que llevan meses, años según el CIS, diciendo lo mismo, expresando las mismas frustraciones, el mismo desánimo, el mismo desapego. Y no se les ha hecho ni caso. Pero eso es porque no han salido a la calle, que es a lo que de verdad nuestros dirigentes le tienen, más que miedo, pánico.

ZAPATERO / FERNÁNDEZ VARA> CÁCERES

MANUEL SÁNCHEZ / MARISA CRUZ
Cáceres / Madrid

19/05/2011

Pide el voto a los «progresistas críticos»

Llama al Gobierno y al PSOE a «mostrar respeto y poner atención» a las protestas

Zapatero embusteroEn el PSOE hay inquietud con el Movimiento 15-M y, aunque Zapatero no hizo referencia expresa alguna durante su mitin de ayer en Cáceres, no faltaron varios mensajes claramente destinados a los indignados.

El primero fue una petición abierta «al voto crítico, a los progresistas críticos, que saben que votando al PSOE siempre se puede exigir». A ellos les pidió que no den la victoria al PP, «sin haber hecho nada», porque «esa mayoría progresista crítica, o menos crítica, tiene que salir a votar PSOE, que es quien frena al PP».

El segundo mensaje fue más vinculado a las reivindicaciones. Así, por primera vez en campaña Zapatero dijo que el PSOE defiende en todos los foros internacionales un impuesto para las transacciones económicas que, en su opinión, será una revolución del sistema financiero. Esta medida, reivindicada por quienes protestan, según Zapatero sólo puede hacerse con un acuerdo internacional que intentará impulsar.

En esta línea, anunció que el PSOE trabaja en medidas que se conocerán muy pronto, para quienes no pueden hacer frente a la hipoteca y pierden su casa, otra reivindicación que se escucha en las filas del Movimiento 15-M. Todo ello lo condicionó al voto. Por eso, pidió que la gente participe el domingo en las urnas.

Quien sí hizo referencias directas a las protestas fue Juan Carlos Rodríguez Ibarra. El ex presidente extremeño se alineó claramente con el movimiento del 15 de mayo, y llegó a decir que dentro de unos años este mes «no será conocido por el 1 de mayo, fiesta de los trabajadores, sino por el 15 de mayo».

Ibarra pidió al PSOE que respalde el movimiento: «Con esos que quieren cambiar el mundo, los socialistas tenemos que estar, diariamente, escuchándoles. Intentando saber que el mundo se puede cambiar con ellos, y ellos con nosotros», afirmó.

Mientras esto sucedía en el mitin de campaña, un aire de desconcierto invadía los despachos del Gobierno. No se sabe cómo dar respuesta a la movilización que tiene su máxima expresión en la Puerta del Sol.

En La Moncloa han constatado, de parte de quienes protestan, un deseo de abrir un canal de comunicación con Zapatero: «Que venga a aquí y que nos oiga». Ése es el mensaje que transmitieron a un miembro del Ejecutivo, en conversación telefónica, en la medianoche del martes.

En el gabinete del presidente se ha analizado el problema pero no se ha encontrado la fórmula apropiada para entablar un diálogo. Pesa el convencimiento de que cualquier aproximación de Zapatero tendría una lectura electoralista.

Hasta ahora, el presidente ha actuado fiel a lo políticamente correcto y ha pedido a los miembros del Gobierno y al PSOE que «muestren respeto y pongan atención» a las protestas. «Hay que escuchar a los jóvenes», afirmó ante su equipo, convencido de que tras el malestar palpita en buena medida el desalentador dato del 45% de paro juvenil.

Varios ministros del Gobierno manifestaron ayer su opinión en relación con las protestas. El titular de Fomento y número dos del PSOE, José Blanco, es el que más se prestó a utilizar la manifestación en clave electoral, invitando a los ciudadanos desencantados a «castigar» con su voto a quienes «compartieron mesa y mantel con los apóstoles de la codicia y la especulación».

Más cautas se mostraron las ministras de Exteriores y de Sanidad, Política Social e Igualdad. Para Trinidad Jiménez, es «sano» y «bueno» que los ciudadanos expresen sus opiniones. Ella interpreta esta movilización como una «buena llamada de atención» a los políticos que no deben desentenderse del malestar que se transmite. En su opinión, «hay que comunicarse con ellos».

Leire Pajín asegura percibir un malestar que «va más allá de los partidos» y que se vuelca sobre un sistema financiero que los ciudadanos contemplan como voraz. También ella cree en la necesidad de entablar un canal de comunicación que no sea coyuntural. «Entiendo el malestar, pero no creo que pase por menos política, sino por más política, diferente y mejor».

OORBYT.es

>Rafael Moyano analiza el impacto del 15-M en las elecciones

La 'rebelión' del PP y la 'rebelión' del PSOE

>Esperanza Aguirre. La presidenta de la Comunidad de Madrid expresó su temor de que la izquierda «trate de manipular este movimiento».

>Esteban González Pons. Hace apenas tres meses, comentando las protestas en Egipto, el vicesecretario de Comunicación del PP dijo que en España «los ciudadanos están hartos del paro y de la crisis de valores» y «cuando el pueblo quiere, puede», como ocurrió en aquel país. «El pueblo quiere un cambio», afirmó. Ayer calificó de «patético» que el PSOE intente «apropiarse» del malestar de la calle y pidió a los «enfadados» votar el 22-M.

>Soraya Sáenz de Santamaría. La portavoz del PP en el Congreso pidió a los que creen que «se pueden hacer las cosas de otra manera» que recuerden que su partido «supo crear empleo».

Madrid

19/05/2011

Los partidos entienden la protesta

Las preguntas

La mayoría asegura que ya incluyen en sus programas las peticiones de los jóvenes
Las protestas de miles de jóvenes en toda España están haciendo que los partidos respondan a las mismas. Todos menos CiU, que ayer rechazó contestar a las cuestiones planteadas por EL MUNDO sobre el movimiento 15-M. La mayoría se apropian de las cuestiones planteadas por los jóvenes y aseguran que incluyen sus reivindicaciones en sus programas.

PSOE

1. Hay un descontento comprensible que obedece, sobre todo, a las consecuencias de la crisis. Los jóvenes y no tan jóvenes están indignados por el paro y las dificultades económicas. Por tanto, comprendemos y respetamos las movilizaciones. Hay que escuchar sus reivindicaciones ahora que estamos en campaña, pero sobre todo después de la campaña. Hay que escucharles siempre. Sí discrepamos de quienes dicen que la solución es no votar. Esa solución sólo beneficia a quienes originaron esta crisis. La derecha, los especuladores y quienes han jugado con los mercados y con la economía.

2. Los programas tienen que recoger las propuestas de la gente. Los socialistas entendemos los programas como proyectos abiertos en los que tienen cabida iniciativas que avancen por el camino de la transparencia y la justicia social. Las políticas sociales, el empleo, la educación y la sanidad son nuestra prioridad. En eso, hay numerosas coincidencias con los que salen a la calle.

PP
1. Se han unido dos movimientos. Por un lado, las plataformas contra la Ley Antipiratería y el canon y por otro las corrientes de indignados que reclaman soluciones al paro y profundizar en la democracia. En España, con cinco millones de parados y un 50% de jóvenes sin empleo, no debe extrañarnos que el descontento empiece a expresarse en la calle. Se pueden exigir más reformas democráticas, pero habiendo elecciones el domingo lo lógico es empezar pidiendo todo eso en las urnas.

2. Entendemos el enfado con un Gobierno que ha mentido, que ha hecho recortes sociales y que no sabe afrontar la crisis. Las propuestas son muchas, algunas las compartimos. Ahora hace falta tiempo y dejar que el pueblo hable el domingo.

IU

1. Porque no quieren ser una generación perdida, como dice el FMI. Han visto que la crisis económica tiene mucho de estafa y han identificado a los banqueros y al poder financiero como una de las causas de ella. Además, ven que el PSOE y el PP están sometidos a ese poder financiero más que a la soberanía del pueblo a través de las Cortes. Por eso en las manifestaciones han pedido a gritos que no se vote a esos partidos, porque se han dado cuenta de que el bipartidismo que existe en España es un cáncer para la sociedad y no va a resolver sus problemas: el paro, el empleo en condiciones precarias y mal pagado, la imposibilidad de acceder a una vivienda para emanciparse, la falta de esperanza en el futuro y otros muchos.

2. Parte de sus demandas lleva tiempo recogida en nuestro programa, pero incluiríamos también otras. Nos parecen un soplo de aire fresco sus exigencias para una mayor transparencia de las instituciones y de quienes las integran, para una participación más directa de los ciudadanos en la política, de una exigencia clara de responsabilidades a los cargos públicos sobre las consecuencias que acarrean sus decisiones; también es muy interesante la democracia completa que demandan y que esperemos ayude a que caiga el escenario de cartón piedra que trata de ocultar la democracia amputada en la que vivimos.

upyd
1. Hay una creciente indignación contra el mal funcionamiento de las instituciones, completamente incapaces de resolver los problemas derivados de la crisis. Y especialmente entre los jóvenes con estudios, víctimas de un paro juvenil monstruoso, a los que no se ofrece ninguna alternativa creíble. Son los que han organizado el 15-M.

2. El programa de UPyD incorpora desde 2007 las demandas de regeneración democrática del movimiento 15-M: nueva ley electoral, participación ciudadana, transparencia en la gestión, acabar con la partitocracia que invade las instituciones y las corrompe... Estamos muy satisfechos de que cada vez más gente se una a este programa imprescindible.

PNV

1. Del desempleo y de la falta de horizonte de parte de la juventud.

2. Son propuestas de principios que son perfectamente asumibles. Otras formas de participación política que completen las actuales son cuestiones de necesaria e inmediata aplicación y puesta en marcha. Pero además, a los responsables políticos nos toca ir un paso más allá y plantear propuestas concretas que vayan a la raíz de este descontento.

BILDU
1. La indignación es sincera y fruto de un sistema de partidos repletos de profesionales que únicamente velan por los intereses de los poderosos. Parece que parte de la sociedad comienza a despertar y a decir públicamente que los actuales partidos no les representan. Y eso es bueno porque se va a traducir en las decenas de miles de votos a Bildu.

2. El voto de rebeldía y el de las personas desencantadas se va a canalizar en Bildu. Esas propuestas, Bildu hace tiempo que las tiene en su programa, que se basa en democracia radical y en el cambio de modelo económico, tal y como ha reclamado la mayoría sindical vasca con varias huelgas generales.

ERC
1. Este movimiento ha surgido como consecuencia de la actual situación de crisis y por la ineficiencia de los gobiernos, no para resolverla, sino para plantar cara a los mercados y a las entidades financieras, que son las responsables de esta situación.

2. ERC ha incluido algunas de las propuestas. Defendemos que con la entrega del piso se dé por liquidada la hipoteca. El partido también apuesta por un mayor control de las entidades financieras que reciban dinero público, que garanticen el crédito a las pymes y familias y que limiten los sueldos de los ejecutivos.

LAS PREGUNTAS

1. ¿Por qué cree que ha surgido el movimiento del 15-M?
2. ¿Qué incorporaría de sus reivindicaciones a su programa ?

QUICO ALSEDO / Madrid

19/05/2011

«La indignación no es de derechas ni de izquierdas»

El perfil del 'indignado' es joven y universitario, pero empatiza con otros grupos
Zapatero embusteroMarciana Galán, de 65 años, pulula por la plaza como enfadada, hablando con todos los periodistas que se encuentra. «¡Es indignante! ¡Hay que protestar! ¡Esto ni es democracia ni es nada!». Procedemos a calmarla. Le preguntamos: ¿qué hace un ama de casa como ella en un lugar como este?

«Es la única manera de denunciar que los políticos han convertido esto en su cortijo, no hay derecho a que tengan estos sueldazos; mi marido tuvo una empresa de reprografía un montón de años y ¿qué le ha quedado?: una pensión ridícula de 400 euros. Yo vengo del Sector 3, de Getafe, nosotros somos gente trabajadora, humilde, vivimos como podemos... Pero cada vez está peor. Mi hijo se presenta a las oposiciones para profesor de inglés y ¿qué pasa? Que no las convocan. ¿Tenemos que creernos de verdad a Esperanza Aguirre cuando dice que las va a convocar, pero luego no lo hace? Mira el sueldo de Cospedal... El alcalde de Getafe cobra 90.000 euros y tiene un cochazo oficial... Pero ¿de verdad se creen que somos tontos?»

Saila Pérez, 21 años. Aro en la nariz, camiseta sin mangas y cámara de fotos en ristre, esta estudiante de Periodismo y de Comunicación Audiovisual recorre Sol retratando «el momento, lo que está pasando, que ya era hora». Dice, muy tranquila: «Nuestros padres han hecho muchos esfuerzos para que nosotros estemos muy bien preparados, muy cualificados, pero luego, cuando salimos a la realidad, ¿qué pasa? Que estamos sin trabajo. Tanto hemos recorrido, ¿para qué? No puede ser. Somos una generación perdida, preparadísima y perdida. Hoy, muchos preferimos seguir estudiando para al menos llegar a sueldos de becarios, antes que quedarnos en paro. Al final, la única salida que nos queda es irnos al extranjero, como pasaba en España hace años. Todo eso hemos recorrido, pero hacia atrás». ¿Se une a la protesta sólo por sus intereses particulares entonces? «No, no, no estoy de acuerdo con este sistema, el sistema de partidos es asfixiante, la corrupción... ¿Pero de verdad se pensaban que nos íbamos a quedar de brazos cruzados?». La protesta en Sol «me encanta porque es horizontal, todo el mundo aporta lo que puede, no he visto mayor ejemplo de colaboración y solidaridad», explica antes de admitir que ella no se quedó a dormir: «¡Es que estoy justo en época de exámenes!».

Luis Alfonso F., de 51 años, parece un profesor universitario junto a los okupantes juveniles de la acampada de Sol, por su peinado, su sobria y ordenada vestimenta y su pausada y didáctica manera de explicarse. En realidad, es geógrafo y dice que trabaja para una empresa «muy gorda» que prefiere no nombrar, «no vaya a ser que...», y se ríe. ¿Qué hace aquí? «Pues dar salida a un sentimiento de indignación que tengo desde hace mucho tiempo, casi 30 años, que son los que llevo sin votar, por cierto. La política española es una cosa irreal, está bipolarizada, sólo existe arriba o abajo, blanco o negro, no puedes comprar nada más. ¿Si es un movimiento sólo de queja o también construye? El objetivo ya está cumplido sólo con protestar. La indignación no es de derechas ni de izquierdas, y eso es algo que el poder nunca entenderá: llevan demasiado tiempo en estas coordenadas y no han conocido otra cosa, como quien dice. Aquí, en este movimiento, hay acción, porque se proponen cosas, y reacción. Hoy son importantes los principios, no las ideologías. Ya era hora de que pasáramos esa página de las ideologías».

Sergio Santos es un estudiante de Ciencias Químicas de la Universidad Politécnica de Madrid, y tiene 20 años. ¿Por qué está aquí? «Pues porque hace falta». ¿Y por qué hace falta? «Porque ya está bien de que a los jóvenes nos tilden de pasotas y de desideologizados en política: las cosas nos interesan, pero lo que no nos gustan son las siglas. Hace falta que el pueblo se sienta al menos un poquito identificado con sus gobernantes: eso hace mucho que no pasa en España. La clase política tiene que existir, pero queremos un cambio radical de la Ley Electoral, listas abiertas... No puede ser que los aparatos de los partidos lo controlen todo; es una basura, una farsa, una mentira». Sergio tiene, de momento, una versión crítica de por dónde van las cosas en Sol: «Mal que me pese, este movimiento hasta ahora es todo reacción, pero también hay mucho ánimo constructivo, muchas ganas de hacer cosas. Es una gran oportunidad».

Pilar, una mujer de pelo rizado y gesto duro, de 57 años, observa el revuelo generado por la protesta en la Puerta del Sol. Parece que pone cara de escéptica, pero en realidad admite que está viviendo «un sueño». «He venido aquí a apoyar este movimiento; esta gente merece que estemos a su lado», enuncia en su condición de indignada senior. «Siempre he creído que hay que luchar, y me daba un poco de pena lo que se decía de esta juventud: que no tenían ganas de luchar por nada... Y de pronto, mira esto: se han levantado y gritan. Yo admito que soy libertaria de pensamiento político, no creo en el poder ni en las estructuras, y tampoco en los medios de comunicación, por descontado», admite sin variar el gesto, «pero aún así, lo que está claro es que el bipartidismo no va a ningún lado: si el poder ya corrompe, imagínate cuando lo controlan unos pocos nada más. Al final es un monopolio: la dictadura de Franco también lo era». Por último, Pilar piensa que «los chavales no están peleando ni siquiera por su futuro; están peleando por su presente, por lo que quieren hacer ahora, por el mundo en que quieren vivir ahora... Están peleando también por el nuestro, y por eso tenemos que apoyarlos».

Madrid

19/05/2011

«La mayor parte de la clase política no nos escucha»

Las concentraciones de estos días en toda España protestando contra el sistema y los políticos han tenido un empujón propagandístico. El manifiesto de ¡Democracia Real Ya! ha sido una arenga motivadora para muchos de sus participantes. El texto marca ocho objetivos:

UNA SOCIEDAD AVANZADA.Es igualdad, progreso, solidaridad, libre acceso a la cultura, sostenibilidad ecológica, bienestar y felicidad.

DERECHOS BÁSICOS. Derecho a la vivienda, al trabajo, a la cultura, a la salud, a la educación, a la participación política, al libre desarrollo personal, y derecho al consumo.

EL SISTEMA. El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental es un obstáculo para el progreso de la humanidad.

EL GOBIERNO DEL PUEBLO. Son los ciudadanos. Sin embargo, en este país la mayor parte de la clase política ni siquiera nos escucha.

DESIGUALDAD ECONÓMICA. El ansia y la acumulación de poder en unos pocos genera injusticia. El modelo económico en el que vivimos está obsoleto.

FALTA DE BIENESTAR. La acumulación de dinero, primándola por encima de la eficacia y el bienestar de la sociedad, acaba generando desempleo y consumidores infelices.

CIUDADANOS ANÓNIMOS. Los ciudadanos son parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades.

EL FUTURO. Si como sociedad podemos fiar nuestro futuro a una abstracta rentabilidad económica que nunca redunda en beneficio de la mayoría, podremos eliminar los abusos y carencias que todos sufrimos.

REVOLUCIÓN ÉTICA. Hemos puesto el dinero por encima del ser humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. Somos personas, no productos del mercado. No soy sólo lo que compro, por qué lo compro y a quién se lo compro

PALOMA DÍAZ SOTERO / Madrid

19/05/2011

«Yo hice 'democraciarealya.es'»

El autor de la web asegura que no hay partidos, ideologías ni líderes tras la iniciativa
«Yo compré el dominio y desarrollé la web». Manuel Jesús Román Estrade no se esconde; habla con naturalidad de su trayectoria y de cómo germinó todo este movimiento popular que hoy, reconoce, ha llegado más allá de lo que esperaba.

No lo hizo él solo. Este jerezano de 36 años simplemente se ofreció a registrar el dominio democraciarealya.es en internet -«alguien tenía que hacerlo»- y a desarrollar la página web bajo ese nombre destinado a ser punto de confluencia y movilización de ciudadanos hastiados con los dirigentes políticos y afectados por los embates de la crisis que cabalgan por las redes sociales.

Se lo cuenta a EL MUNDO mientras participa en la cacerolada celebrada ayer en Jerez de la Frontera, donde, dice, se reunieron unas 300 personas contra el bipartidismo, la clase política y su nexo con los bancos. Era una más de las protestas celebradas en toda España.

La idea que se materializó en esa web y en la convocatoria del 15-M, que Román Estrade reconoce que «ayudó a convocar», surgió en un grupo de Facebook integrado por unas 400 personas de toda España. El grupo empezó a trabajar hace tres meses y él se ofreció para desarrollar la dirección web.

Asegura que no están marcados por una ideología política concreta, pero sí por una indignación común contra el poder político y el bancario que, consideran, nos han llevado a la crisis social y económica actual.

Preguntado específicamente si estas personas se reconocen de izquierdas, Manuel insiste en que hay de todo, que «algunos pertenecen a partidos, sindicatos y organizaciones muy minoritarias», pero que la mayoría «cuestiona la dicotomía izquierda-derecha», que, precisamente, ven como uno de los males que lastran a esta sociedad.

Concretamente, él piensa así. Su paso por un partido de su ciudad que se llamó Izquierda Andaluza queda lejos ya, «cuando iba al instituto». Lo suyo es «internet y la educación con jóvenes», se confiesa. Es monitor de tiempo libre, ha sido un duro activista contra la Ley Sinde y ha creado páginas como barrapunto.com, noticiasdejerez.net (donde los lectores de Jerez deciden qué noticias son interesantes) y musicalibre.info. Se define como arquitecto de software, y analista y asesor web.

Ayer, un enlace de internet que vinculaba su nombre con la Red de Blogs Socialistas empezó a cundir por internet como presunta prueba de que el PSOE estaba detrás de toda la revolución. Bastaba con pinchar en dicho enlace para ver que la conexión era casual y que la relación era inexistente. El propio Manuel emitió un comunicado en barrapunto.com: «Me acusan de socialista», refiere en su nota, e invita a visitar su sitio web personal (manje.net) para que la gente vea que «de socialista nada».

Manuel muestra su enfado con el empeño de muchos, y de los medios de comunicación, en buscar líderes e ideologías políticas tras el movimiento popular.

«Mientras sigan buscando quién está detrás de lo que está pasando, sin entender que la manifestación se prepara por ciudadanos que estamos ya cansados de mentiras, de corrupción, de proteger a los culpables de la crisis (bancos); mientras nieguen la realidad, sus conclusiones serán siempre erróneas», señala. «Por muchas ganas que puedan tener algunos, no hay líderes con los que negociar en estos movimientos que emergen en la Red», añade.

«La manifestación fue posible a que muchas personas y muchas organizaciones difundieron la convocatoria», explica desde Jerez. «No hay ninguna dirección política ni ninguna cabeza visible», insiste. Y asegura: «Las acampadas no responden a ningún plan u hoja de ruta». ¿Se esperaban tamaña respuesta? «Estamos desbordados. No pensamos que llegaría donde está llegando».

JUAN A. HERRERO BRASAS

19/05/2011

La democracia real

Un incipiente movimiento de protesta popular podría terminar galvanizando ese difuso pero intenso descontento que se palpa en nuestra sociedad con el mal funcionamiento de nuestro sistema democrático. Sabemos que nuestra democracia es mejorable, y mucho. Una democracia más participativa y popular es posible.

Para empezar, es imperativo reformar el sistema electoral. Las elecciones deben ser nominales, no por siglas de partidos. En la actualidad, en España la vida parlamentaria -el corazón y alma de la democracia- es una mera comedia política. Nadie va al Congreso a convencer ni a dejarse convencer de nada. Las decisiones son tomadas de antemano a puerta cerrada. Los amargos debates que tienen allí lugar son meros ejercicios teatrales.

El ideal fundamental de la democracia es que el pueblo elige a sus representantes. Y esa elección debe ser nominal. Debemos poder votar por individuos a los que después poder pedir responsabilidades. Lo de «escriba a su congresista» aquí es puro chiste. ¿Quién de ustedes sabe qué diputado le representa en el Congreso? Seguro que ninguno. Yo personalmente no tengo ni idea. A esto lo llaman democracia, pero no lo es.

Debemos tener la posibilidad de votar a personas concretas con nombre y apellidos, de modo que las que salgan elegidas sean responsables directas ante los ciudadanos, no ante los jefes de un partido, que después decidirán si les incluyen o no en la listas de las siguientes elecciones. Y, al igual que ocurre en otros países, esos representantes deberán tener oficinas de campo en las circunscripciones por las que hayan salido elegidos, de modo que el contacto con el ciudadano sea lo más directo e inmediato posible. Esos representantes se podrán encuadrar ideológicamente en uno u otro partido, pero su responsabilidad directa será siempre para con el ciudadano, no para con el partido. En la actualidad, nuestras opciones de voto se limitan a un puñado de siglas de partidos. A eso lo llaman democracia, pero no lo es.

En segundo lugar, se deben ampliar al máximo los canales de participación ciudadana facilitando las iniciativas populares. Otras reformas deben incluir la simplificación drástica de tantos trámites burocráticos innecesarios que abruman y oprimen al ciudadano.

Finalmente e igualmente importante, se debe acabar con el Estado policial en que, conscientes de ello unas veces y otras no, de hecho vivimos. Un país en que todo establecimiento hotelero está obligado a transmitir a diario los nombres y datos de sus huéspedes a la central de la Guardia Civil, un Estado en que un ciudadano no puede salir a la calle sin llevar consigo un documento oficial de identidad, como si de perros con chapa se tratara, es un país donde el ciudadano está en todo momento bajo control estatal. Se nos incita a pensar que en todos los demás países ocurre como en España y que, por tanto, no hay otro modelo posible. Pero eso es radicalmente falso.

Las revueltas populares que están transformando el mundo árabe pueden tener su proyección en Europa también. Y no olvidemos tampoco el eco de aquel otro mayo, el del 68, aquel revulsivo social y político de magnitudes históricas. No sabemos si este mayo de 2011 desembocará en una revuelta popular de esa magnitud ¡Ojalá que así sea!

Juan A. Herrero Brasas es profesor de Ética y Política Pública en la Universidad de California.

1 comentario:

  1. Todo esto, es lo que ha dado de si el tema de la concentración en la puerta del sol. Como se ve, hay opiniones variopintas, cada uno, que escoja la suya.

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