Rosa Díez
Los medios de comunicación coincidían el pasado viernes veintiocho en un optimista encabezado: había pacto social entre sindicatos, empresarios y Gobierno. El desarrollo de la noticia nos hacía partícipes del hecho de que este gran acuerdo era la piedra básica para enfrentar la salida de la crisis, para ahuyentar el pesimismo de los mercados respecto del futuro de nuestro país, para garantizar de forma definitiva el cobro de la pensión a todo el que se encuentre en expectativa e incluso a aquellos que ni siquiera han empezado a cotizar.
A eso de las nueve y media de la mañana de ese mismo viernes, cuando aún no habíamos digerido en su totalidad la buena nueva, cuando la alegre foto en colores de un país en marcha aún no había sustituido del todo a la imagen en blanco y negro que se había instalado en nuestra cabeza, llegó la encuesta de la EPA. Y nos colocó el pie de foto.
La Encuesta de Población Activa nos dijo que en el último trimestre del año pasado se habían destruido en España 138.600 empleos, más que todo el empleo temporal creado en el tercer trimestre. O sea que cada día de ese cuarto trimestre del año 2010 en el que entró en vigor esa Reforma del Mercado de Trabajo que nos iba a resolver todos los problemas y que fue tan saludada por los mercados se destruyeron en España 1540 puestos de trabajo.
La Encuesta nos dijo más: que en el cuarto trimestre se sumaron a los ya existentes 121.900 parados nuevos, mil trescientos cincuenta y cuatro cada día. Y que gracias a ese comportamiento en España se había superado la cifra sicológica del veinte por ciento de parados, llegando actualmente a cifras no conocidas desde el año 1997, cuatro millones seiscientos noventa y seis mil seiscientos, lo que supone el 20,33%.
La Encuesta nos dijo también que del total de hogares españoles (17.252.700), el número de aquellos en el que no hay ninguna persona activa aumenta en 18.100 y llega a 4.292.800, a los que hay que sumar el número de los que, teniendo alguna persona activa, todas están en paro, que aumenta en 35.600, y ya son 1.328.000. En conclusión: que tenemos 5.620.800 hogares en España en los que no trabaja ninguno de sus miembros, lo que representa un tercio del total.
La Encuesta nos dio otro dato monstruoso: la tasa de paro entre jóvenes ha alcanzado el cuarenta y dos con ochenta por ciento. O sea que casi la mitad de los jóvenes de nuestro país está en paro.
Ese es, resumido, el pie de foto. De una foto en la que el Gobierno y los agentes sociales no intentan hacer creer que han enfrentado de forma correcta los problemas más urgentes que tiene nuestro país. No hace falta ser un experto para darse cuenta de que si no se incide sobre los ingresos –si no se garantizan otras fuentes y/o no se incorporan muchas más personas al mercado de trabajo–, de nada servirán los recortes perpetrados en las pensiones. Porque nos han vendido que para garantizar el futuro de nuestras pensiones lo único que hay que hacer es recortarlas: más tiempo trabajando y menos dinero a percibir al final de la vida laboral. Y ese binomio es injusto porque es falso, porque resulta inútil a medio plazo. Porque, como decía, ni siquiera se ha contemplado la posibilidad de cambiar el mecanismo de ingresos, vinculándolo a la situación económica del país. Si los ingresos para garantizar el sistema han de venir sólo de las cotizaciones, ¿cómo va a haber dinero suficiente, por mucho que se rebajen las prestaciones y mucho que se alargue la vida laboral, si no conseguimos incorporar al mercado de trabajo a la mitad de nuestros jóvenes?
Perdidos en los tecnicismos del acuerdo sobre pensiones, que aún no conocemos en su totalidad y menos aún en su letra pequeña, Álvaro Anchuelo me sugiere que lo traduzcamos al lenguaje de los ciudadanos. Vayamos a ello:
¿Qué dice el Acuerdo?
- “Vais a trabajar más años (hasta los 67 o menos si empezáis muy pronto a trabajar, lo cual es hoy muy difícil) y vais a disfrutar menos tiempo de vuestra pensión”.
- “Cuando por fin os toque cobrarla, vais a cobrar menos”:
- La cantidad será menor, al calcularse sobre más años de salario, lo que incluirá los sueldos más bajos del inicio de vuestra carrera.
- Menos gente podrá cobrar el 100% de la pensión, al aumentar el número de años que se exigen para ello.
¿Por qué se adopta este acuerdo con tantas prisas?
.- “Porque no hay dinero para pagarlas”.
Veréis, dice el Gobierno, no hay dinero para pagarlas porque vais a ser muchos a cobrar, que cada día se viven más años y se tienen menos hijos…
Pero, si la demografía no ha cambiado en los últimos meses, cuando se decía que ningún cambio era necesario, ¿por qué estas prisas?
(………………)
Lo que no responde el Gobierno es que a la demografía se unen otras razones que explican nuestro agujero económico:
- Porque los gastos absurdos en fondos locales, cheques bebé, 400 euros, financiación autonómica incontrolada, etc… que han dilapidado nuestro crédito como país y han acabado con la baja deuda pública y desencadenado una crisis de la deuda.
- Porque la mala política económica del gobierno ha provocado un paro masivo y un estancamiento económico que redice el número de cotizantes.
Todo esto, y que nos miran desde fuera, es lo que ha provocado la “urgencia “del cambio.
¿Es inevitable hacer estas cosas y hacerlas así?
No a la primera y no a la segunda.
Se podría ahorrar (todo o parte de lo que así se ahorra) en otros gastos menos traumáticos. En particular, en el despilfarro autonómico (hasta 26 000 millones), fusionando ayuntamientos, haciendo un presupuesto base cero en cada administración, persiguiendo de forma más eficaz el fraude fiscal…
Se podrían haber reformado las pensiones de otra manera: incentivando más el retraso voluntario de la jubilación, combatiendo más las prejubilaciones a los cincuenta y tantos años (a menudo en empresas públicas o subvencionadas con dinero público)…
Pero, será bueno si los sindicatos lo apoyan…
Déjenme que sea yo ahora quien haga las preguntas:
¿Representan los sindicatos a los pensionistas?
¿Acaso todas las medidas económicas que ha impulsado y sacado adelante Zapatero durante los dos primeros años de la crisis – y durante su primera legislatura- y que han contado con el apoyo de UGT y CCOO han sido positivos para el país?
¿No será que han llegado a un acuerdo para evitarse otro fracaso de convocatoria de huelga general?
¿No será que quieren controlar la reforma de la negociación colectiva, que les importa mucho más para su supervivencia que el futuro de los pensionistas?
¿No será todo un cambalache?
En las próximas semanas analizaremos en profundidad todas estas cuestiones. Pero lo que es seguro es que la foto de España no es en colores. Y es que nada tendrá solución mientras uno de cada tres jóvenes españoles abandone los estudios sin terminar el ciclo obligatorio, lo que supone el primer peldaño hacia la exclusión. Nada tendrá solución mientras la mitad de nuestros jóvenes estén condenados a la exclusión o a la emigración.
Ya pueden hacerse todas las fotos que quieran en la Moncloa; mientras este sea el pie de foto el drama está servido.
Cuanta razón tienes Rosa, haber si los de siempre lo dicen tan clarito como tu, va a ser que no.
ResponderEliminarMi voto para Rosa Díez.