Alerta Digital
ETA ha dado a conocer, mediante un nuevo comunicado publicado en Gara, su decisión de decretar un alto el fuego “permanente” y de carácter “general”, “verificable internacionalmente”, como “compromiso firme” con un proceso de solución definitivo y con el final de “la confrontación armada”. Pdf: Lea el comunicado íntegro de la banda
Según Gara, en su declaración, redactada en tres idiomas (euskera, español e inglés) y grabada en vídeo en los dos primeros, la organización armada hace alusión a la Declaración de Bruselas y al Acuerdo de Gernika, con los que coincide en la necesidad de ofrecer una solución “justa y democrática” al conflicto. A su juicio, la resolución vendrá de la mano de un proceso democrático que tenga como instrumentos el diálogo y la negociación, y cuyo norte sea la voluntad popular.
Tras anunciar su alto el fuego permanente, ETA insta a actuar con responsabilidad histórica, al tiempo que llama a las autoridades españolas y francesas a que desactiven toda medida represiva y dejen de lado de una vez por todas la negación de Euskal Herria, indica el diario.
Gara añade que la nueva declaración de ETA se produce después de insistentes rumores y especulaciones sobre un inminente comunicado de la organización armada. En su contenido, ETA despeja dudas sobre el alcance y estabilidad del alto el fuego, al calificarlo de “general”, y llega más allá de lo solicitado por la declaración de Bruselas y el Acuerdo de Gernika, pues utiliza la expresión “compromiso firme” en lugar de la de “muestra de voluntad” que se le demandaba respecto al final del camino emprendido.
“QUEREMOS HECHOS, NO PALABRAS”
Representantes de todo el espectro político han valorado el comunicado de la organización terrorista ETA en el que ha declarado un alto el fuego permanente, de “carácter general” y “verificable internacionalmente”.
UNA TREGUA ENTRE MUCHAS
«Eso de las treguas ya se acabó». Esta rotunda frase del vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, pronunciada el 17 de diciembre, avanzaba el grado de confianza que dará el Gobierno a esta nueva declaración de la banda. «Se acabó». «Ya no vale», continuó el hombre fuerte del Ejecutivo socialista. «Lo que espera el Estado es que la violencia acabe definitivamente», sentenció el también ministro del Interior. Y es que desde la década de los 80 son numerosos los amagos que ha llevado a cabo la banda de acabar con la violencia terrorista, todos ellos, hasta ahora, fallidos y durante los que la organización terrorista ha aprovechado para reorganizarse y volver a atacar con más fuerza si cabe. Estos son los alto el fuego proclamados por ETA a lo largo de su historia.
1 de marzo de 1981. La tregua del 23-F
8 de enero de 1989. La negociación de Argel
Todos los presidentes de la democracia ha entablado diálogo de una u otra forma con la organización terrorista. En el caso de Felipe González este se dio en el marco de las conocidas como ‘conversaciones de Argel’. Tras varias propuestas de tregua lanzadas por ETA y que no obtuvieron respuesta por parte del Ejecutivo, finalmente el 8 de enero la organización proclamaría un alto el fuego de 15 días que a continuación ampliaría dos meses más. Durante este tiempo, una delegación socialista encabezada por Rafael Vera y Juan Manuel Eguiagaray retoma los contactos mantenidos anteriormente con ETA en Argel al negociar con Eugenio Etxebeste, ‘Antxon’.
«Hemos venido a comprobar si son ciertas las ofertas para acabar con la violencia», dijo entonces Vera. Pero el pesimismo del Gobierno era evidente, como se deduce de las palabras de Felipe González: «No creo que estuvieran nunca a punto de llegar a un acuerdo. No pensaba que aquello estuviera a punto de resolverse en ese momento. Creía solo que era una oportunidad como otra cualquiera». Las conversaciones se rompen el 4 de abril y tres días después la banda retoma sus acciones armadas. El 12 de abril era asesinado de un disparo en la cabeza el guardia civil José Calvo de la Hoz.
10 de julio de 1992.El duro golpe de Bidart
El 29 de marzo de 1992 ETA sufría uno de los mayores golpes policiales de su historia al caer detenida toda su dirección en una brillante operación policial cuando se reunía en el municipio francés de Bidart. Descabezada, ETA proclama un alto el fuego de dos meses que no obtiene respuesta del Gobierno y que todos los especialistas consideran en realidad como una tregua trampa, destinada a ganar tiempo para que los terroristas puedan reconstruir su organigrama.
El cese de la violencia ni tan si quiera dura los dos meses prometidos. El 17 de agosto un terrorista mataba a tiros a José Manuel Fernández Lozano y Juan Manuel Martínez Gil, dos guardias civiles de paisano que salían de un centro comercial. Pese a los dos asesinatos la organización envió un nuevo comunicado asegurando que mantenía la tregua pactada. Nadie la creyó.
16 de septiembre de 1998. El turno de Aznar
La llegada al Gobierno del Partido Popular de José María Aznar supuso un cambio en la estrategia de la banda, que abandonó su tradicional aislamiento para intentar formar un frente nacionalista común como punta de lanza política de cara a lograr la autodeterminación. Tras la firma del Pacto de Lizarra, ETA anunciaba el 16 de septiembre un alto al fuego incondicional e indefinido. Representantes de la organización y del Gobierno solo llegaron a mantener una única reunión en Zurich de la que no salió acuerdo alguno. Finalmente, tras 440 días de paz, ETA anunciaba que retomaba la acción armada y responsabilizaba de ello a Partido Popular y PNV. «ETA se equivoca de nuevo cuando desoye el clamor unánime de la sociedad en favor de la paz y de la convivencia pacífica», declaró el por entonces presidente Aznar. El teniente coronel Pedro Antonio Blanco García fallecía el 21 de enero de 2000 tras la explosión de un coche-bomba. Llegaba a su fin un periodo de más de un año sin víctimas mortales por la violencia etarra.
18 de febrero de 2004. Cese en Cataluña
Una reunión secreta celebrada en Perpiñán entre el líder de ERC, Josep Lluis Carod Rovira, e integrantes de la banda tiene como consecuencia un alto al fuego de ETA limitado a territorio catalán. La reunión levanta una tormenta política que concluye con el cese de Carod Rovira como ‘conseller in cap’ de la Generalitat, una exigencia del entonces jefe de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, al presidente catalán, Pascual Maragall. Según el comunicado enviado por la organización a la televisión pública vasca, esta decisión viene motivada por el «deseo de unir los lazos entre el pueblo vasco y el catalán, en base a los principios de respeto, no injerencia y solidaridad». El vídeo de ese comunicado en el que dos encapuchados leían el mensaje finaliza con vivas a Jon Félix Erezuma y Joan Carles Monteagudo, dos de los culpables del atentado contra el cuartel de la Guardia Civil de Vic en 1991, que se cobró la vida de diez personas, cuatro de ellas niños. ETA no ha vuelto a atentar en Cataluña desde entonces.
24 de marzo de 2006. La bomba de la T-4
Como ya intentara con González y Aznar, ETA, muy debilitada tanto militarmente por las acción de las Fuerzas de Seguridad como políticamente como consecuencia de la Ley de Partidos, declara «un alto el fuego permanente». «La superación del conflicto, aquí y ahora, es posible. Ese es el deseo y la voluntad de ETA», aseguraba en su comunicado del 23 de marzo de 2006. La decisión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de abrir un proceso de diálogo dividió el país en dos bandos. Los partidarios de la negociación y sus detractores, estos últimos representados por la firme oposición del Partido Popular.
El robo de más de 300 pistolas en Francia mientras se mantenía abierto el diálogo avivó la polémica en torno a los que denunciaban una nueva tregua trampa de ETA. La organización no volvería matar hasta el 30 de diciembre de ese año cuando una potente bomba echa abajo el aparcamiento de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas acabando con la vida de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio. 24 horas antes Rodríguez Zapatero declaraba respecto a ETA: «Estamos mejor que hace un año, pero dentro de un año estaremos mejor».
MÁS DE CINCUENTA AÑOS DE ASESINATOS TERRORISTAS
La dramática historia de sangre y muerte de la organización comienza en 1960. La primera víctima es Begoña Urroz Ibarrola, una niña de tan solo 22 meses de edad. Una bomba colocada en una taquilla de la estación de San Sebastián acabó con su vida. ETA jamás ha reivindicado esta acción y ni si quiera la Policía franquista se lo atribuyó en un principio, aunque documentación incautada en 1992 durante la detención de la cúpula en Bidart reconoce el atentado como propio de la banda.
Ese mismo año ETA volvía a actuar, esta vez en una acción premeditada denominada ‘operación Sagarra’ (manzana en euskera). El objetivo fue Melitón Manzanas, policía de la Brigada Político-Social en Guipúzcoa y conocido por sus métodos represivos. Manzanas fallecía a la puerta de su casa de Irún el 2 de agosto tras recibir siete balazos de manos de tres terroristas. En los años posteriores ETA desarrollaría su estructura. Así, pasó de ser una agrupación con apenas unos fusiles y pistolas anticuadas a una estructura organizada con armamento moderno y amplio conocimiento de explosivos. Este desarrollo le permitió iniciar una escalada de violencia que comenzaría a padecerse a partir de 1973. Este año contabilizó seis asesinatos, frene al único del anterior.
Entre las víctimas figura Luis Carrero Blanco, presidente del Gobierno y a la sazón sucesor pórximo de un Francisco Franco ya muy deteriorado de salud. El 20 de diciembre 100 kilogramos de goma-2 colocados bajo la calzada a través de un túnel explotaban al paso del vehículo oficial de Carrero Blanco, que siempre seguía la misma ruta y contaba con escasas medidas de seguridad. La explosión fue de tal magnitud que el coche del presidente del Gobierno voló hasta caer en una azotea. Este atentado dio alas a una banda terrorista que en los próximos años se lanzaría a una escalada de violencia que dejó centenares de muertos.
La Transición
Los dos últimos años de franquismo, 1974 y 1975, dejarían ya 34 muertos. El 13 de septiembre de 1974, un artefacto explotaba en la madrileña cafetería Rolando con el siniestro balnace de doce personas muertas – de las cuales once eran civiles–y 80 heridos. Era el primer atentado masivo e indiscriminado de la banda terrorista. La magnitud de la matanza tuvo sus repercusiones incluso dentro de la propia ETA, que vivió una fuerte disensión interna entre los partidarios de limitar la violencia y los que abogaban por llevarla hasta las últimas consecuencias. Fueron estos últimos los que ganaron el pulso interno. Así, los momentos más duros de una ETA ya desprovista de cualquier tipo de humanidad vendrían durante la Transición y la década de los 80.
En 1976 es asesinado junto a cuatro policías el presidente de la Diputación de Guipúzcoa, Juan María de Araluce. Un año después, fallecería tiroteado otro presidente de Diputación, esta vez el de Vizcaya, Augusto Guillermo Unceta. El balance de víctimas se multiplica a partir de 1978, un año en el que los terroristas siegan 65 vidas. Son los peores años del terrorismo etarra. En 1979 mueren por su causa 86 personas. Un año después la cifra sigue aumentando hasta los 93.
La consolidación de la democracia y el abandono de la lucha por parte de los ‘poli-milis’ permite rebajar la capacidad de acción etarra. Para contrarrestarla la banda recurre durante la década de los 80 a atentados indiscriminados por medio de la colocación de bombas. En esta lista negra se contabilizan los cometidos en la Plaza de la República Dominicana de Madrid al paso de un autobús de la Guardia Civil (12 muertos), contra el Hipercor de Barcelona (21 muertos) o los ataques a las casas cuartel de Zaragoza y Vic (11 y 10 muertos respectivamente, una gran mayoría de ellos niños hijos de los agentes).
A principios de los 80 y comienzo de los 90 la presión policial y una renovada colaboración francesa fueron minando la capacidad de la banda. Aun así nunca renunció a matar, como hiciera con Miguel Ángel Blanco, secuestrado y asesinado 48 horas después a sangre fría el 13 de julio de 1997.
Desde finales de los 90 y comienzo de la década del 2000, las acciones de ETA han ido disminuyendo en intensidad dada su debilidad estructural debida a los continuos golpes policiales a los que ha sido sometida. Su renovada estrategia ha sido a partir de entonces la de atacar a los cargos electos, convirtiendo en objetivos a todos los concejales socialistas y populares de los ayuntamientos vascos.
El último atentado mortal de ETA se produjo el 16 de marzo de este año con el asesinato del gendarme francés Jean-Serge Nérin.
Más de la engañufa de estos asesinos, ya estamos acostumbrados a que nos mientan como hace el gobierno.
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