lunes, 10 de enero de 2011

ETA no acudió a la cita


A FONDO CASIMIRO GARCÍA-ABADILLO /El Mundo

Zapatero embustero

Las Fuerzas de Seguridad daban por casi seguro el sábado que habría un comunicado de ETA anunciando una tregua permanente y verificable. Los hombres más importantes de la lucha antiterrorista han estado en sus puestos durante todo el fin de semana. El vicepresidente y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, fue informado horas antes de la manifestación celebrada en Bilbao por la izquierda abertzale de que existía una «probabilidad muy alta» de que ETA emitiera un mensaje a lo largo de ese día o el domingo. Sin embargo, esa expectativa, estuvo envuelta en una prudente cautela. Los hombres que siguen de cerca los movimientos de la banda advirtieron de las tensiones muy fuertes que se siguen produciendo en su interior ¿Hasta dónde está ETA dispuesta a llegar? ¿Aceptará su sector duro las pretensiones de Josu Ternera, jefe histórico y enlace con la dirección de la ilegalizada Batasuna, de un abandono de las armas sin condiciones?

El pulso se mantiene. De hecho, la marcha de Bilbao fue una prueba de que Batasuna no quiere incomodarse con ETA. No hubo ningún gesto de presión hacia la banda y tan sólo se atacó al «Estado español» por mantener a los «presos políticos» alejados de Euskadi.

La tesis era no molestar a los irreductibles de ETA, que no interpretaran la marcha como una presión también hacia ellos.

Es decir, que la cosa está menos madura de lo que creían Rufi Etxeberría y Rafael Díez Usabiaga hace unas semanas.

En ese entorno se trata ahora de rebajar las expectativas. Afirman que nunca hubo el compromiso de una fecha y que se trató simplemente de especulaciones. En lo sustancial, mantienen que nada ha cambiado, que el proceso sigue su curso.

Pero existe la sensación de decepción. Porque, si el silencio de ETA es una mala noticia para la sociedad vasca, más aún lo es para la llamada izquierda abertzale.

Arnaldo Otegi y su gente saben que mientras ETA no deje definitivamente las armas, será imposible que su nuevo partido pueda presentarse a las elecciones municipales del mes de mayo.

A no ser que decidieran, como les piden los partidos democráticos, que dejen al margen a ETA y, en lugar de realizar una condena genérica a la violencia, rompan su cordón umbilical con los terroristas. O, lo que es lo mismo, hagan una revisión de su historia y acepten las mismas reglas de juego que el resto de los partidos.

Pero eso, hoy por hoy, es aún más difícil que esperar de ETA un comunicado de autodisolución.

Batasuna cree que para ser legal le será suficiente con presentar unos estatutos formales, como si fuera el Partido Regionalista de Cantabria. Eso es imposible. O debería serlo.

Ha costado muchos años de investigación policial y de procesos judiciales demostrar que Batasuna es una parte de ETA. No se trata sólo de que hayan compartido los mismos fines políticos. No. Las dos organizaciones han utilizado las mismas vías de financiación (las herriko tabernas); Batasuna ha dado apoyo logístico y organizativo a ETA y, finalmente, los terroristas han impuesto, con el método de la pistola sobre la mesa, la dirección que les ha convenido más al frente de su brazo político.

No podemos caer en el adanismo que pretenden los líderes de la izquierda abertzale: la condena genérica a la violencia no borra su historia. Para que su reintegración al juego democrático sea creíble, tienen que condenar explícitamente a ETA.

Llevamos tantos años sufriendo la violencia irracional de ETA, han sido tantas las esperanzas defraudadas, tantas las humillaciones y el dolor que la posibilidad de que la paz se instaure para siempre en el País Vasco sólo provoca escepticismo en la mayoría de los ciudadanos. Aun así, estamos más cerca que nunca del fin de ETA.

Una historia que dura ya 50 años, que ha costado 800 muertos y decenas de miles de heridos, que ha supuesto la salida del País Vasco de más de 100.000 personas, que ha sangrado a cientos de empresarios, que ha llevado el miedo a millones de hogares, desde Rentería a Sevilla, desde Barcelona a Santa Pola.

El esperado comunicado de ETA, insisten tanto fuentes del Gobierno como del entorno abertzale, se producirá más temprano que tarde (este mes de enero, aseguran). Por ello, es necesario hacer balance. A los primeros que hay que agradecer que la pesadilla esté a punto de terminar es a los miembros de las Fuerzas de Seguridad, de las Fuerzas Armadas, a los jueces y fiscales, a los concejales, a los periodistas y a otras víctimas que han caído en esta absurda y cruel guerra sucia contra la democracia.

Las víctimas del terrorismo son el altísimo precio que la democracia ha tenido que pagar en su lucha contra la barbarie.

Ésta no ha sido una pugna entre el independentismo y el Estado centralista; no ha sido una pelea por el establecimiento de un Estado bolchevique en Euskal Herria. No. Ha sido un choque frontal entre la democracia y el totalitarismo.

Deberíamos estar orgullosos de que la España del postfranquismo, sometida a tan dura prueba, la haya superado manteniendo las garantías esenciales del estado de Derecho.

Claro que existieron los GAL y que algunos políticos quisieron acabar con ETA utilizando sus mismos métodos. Pero el Estado que ellos decían representar los sentó en el banquillo y los condenó por sus delitos. El proceso por el secuestro de Segundo Marey hizo más en la lucha contra el terrorismo que la desarticulación del colectivo Artapalo, la dirección más sanguinaria de la historia de ETA.

No es casual que este comienzo del fin haya estado a punto de coincidir en el tiempo con una condena a agentes de la Guardia Civil por torturas a los asesinos de la T-4. El funcionamiento del estado de Derecho ha sido el mejor argumento contra las falacias de ETA. Incluso para los que están dispuestos a votar a Batasuna.

La paz que anhelamos ha sido fruto del esfuerzo y la profesionalidad de la Guardia Civil, la Policía, el CNI y ahora también la Ertzaintza. Si los terroristas están dispuestos a abandonar las armas es porque han perdido toda esperanza de triunfo, porque han sido derrotados.

Políticamente ese es el mejor fruto de la colaboración del PSOE y el PP.

En estos momentos decisivos hay que insistir en que la firmeza es la mejor baza contra el terror.


casimiro.g.abadillo@elmundo.es


NAIARA ORTIZ / Bilbao

Analizan si hubo enaltecimiento

Algunos colectivos acusan al Gobierno vasco de tibieza por no evitar la marcha

La Audiencia Nacional permitió la manifestación a favor del acercamiento de los presos de ETA al País Vasco y la Ertzaintza no abrirá ninguna diligencia, pero las asociaciones de víctimas siguen pensando que fue un acto ilegal de principio a fin.

Un día después de su celebración, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y Dignidad y Justicia ya analizan todo lo acaecido en las calles de Bilbao para ver si hubo enaltecimiento del terrorismo y llevar a cabo, en su caso, las pertinentes medidas legales.

«Fue un claro acto a favor de ETA. Una manifestación de apoyo a los presos es en sí un acto de enaltecimiento. Es el aliento de comienzo de año para ETA», afirmó ayer el presidente de Dignidad y Justicia, Daniel Portero, en declaraciones a este periódico.

«Me parece una vergüenza nacional tener que ver lo que vimos el sábado en un país democrático como el nuestro. Fue un chantaje a este Gobierno porque dejaron claro que sin amnistía no va a haber paz. ETA no tiene intención de dejar las armas», consideró la presidenta de la AVT, Ángeles Pedraza.

En lo que todas las asociaciones coinciden es en que la marcha nunca tendría que haberse celebrado, ya fuese por vía administrativa o por lo penal. «Lo más negativo ha sido que el Gobierno vasco ha tratado de vehicular esta manifestación a través de los partidos. Si lo apoyan partidos políticos que no tienen que ver con el Movimiento pro Amnistía, entonces sí la permitimos. Los informes, tanto de la Ertzaintza como de la Policía Nacional, han sido muy flojos. Me resulta indignante que se haya bajado la guardia con esta gentuza. No entiendo el afán para que usen las vías políticas si se sabe que están dentro del entramado terrorista», opinó Portero.

«De nada sirve que Patxi López haya conseguido que las víctimas vayamos a las aulas a contar nuestras vivencias para educar a los niños en la no violencia, si luego consienten manifestaciones como las del sábado y ven a sus ídolos del fútbol apoyándolas», lamentó Pedraza.

«No sé cómo se ha permitido porque todos sabemos que todos los que estaban en esa manifestación tienen un pensamiento totalitario, no de apoyo a las víctimas, sino a los asesinos. Tenemos que poner todos los medios que da el Estado de Derecho para impedir este tipo de manifestaciones. La lectura que se puede sacar es que si alguno tenía la esperanza de que iba a servir para dar un paso más, se ha visto muy claro que siguen estando en el mismo lugar», aseguró Mari Mar Blanco, presidenta de la Fundación Miguel Ángel Blanco.

El portavoz del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) en el País Vasco, Rubén Múgica, se mostró también contundente y consideró que «el apoyo a un criminal no tiene nada que ver con la libertad de expresión, ni de pensamiento, ni de acción. Es solo eso, el apoyo a un criminal».

Arenas llama a «no dejarse engañar»

El vicesecretario de Política Autonómica del PP, Javier Arenas, afirmó ayer que «no nos podemos dejar engañar ni por los terroristas de ETA, ni por los amigos de los terroristas de ETA» que, como subrayó, «tienen un objetivo muy claro, presentarse a las próximas elecciones municipales». Por su parte, el portavoz del PSE-PSOE, José Antonio Pastor, aseguró que la marcha del sábado fue «una nueva oportunidad perdida» para pedir el fin de la banda. Pastor criticó que fue una manifestación «fruto de otra época y de otro momento».

1 comentario:

  1. Bueno, parece ser que no es lo que se esperaba de esta manifa, y eso que se le han dado todas facilidades desde todos los estamentos.
    Pero cabría algo nuevo que esperar de estos ciervos???, pues yo creo que no.

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