jueves, 6 de enero de 2011

El partido de Cascos ganaría hoy las elecciones en Asturias


OAQUÍN MANSO / Madrid / El Mundo

A un 67% de los votantes del PP le ha parecido mal su exclusión como candidato y a un 15%, bien
Aumenta su ventaja en 10 diputados en Valencia y 8 en Madrid / En Murcia, roza el 62% de los votos

encuesta sigma dos (v) El partido liderado por Cascos lograría entre 17 y 19 escaños; el PSOE, entre 13 y 15; el PP, 10 e IU, 3
Un 65,4% de los electores del PP cree que se presentará en mayo y un 24,5% que no lo hará

Zapatero embustero

Un resultado como el que refleja la encuesta -incluso aunque fuese la mitad de contundente- abriría una crisis política en el PP nacional y legitimaría las voces que reclaman más democracia interna en el partido y más transparencia en el proceso de designación de los candidatos. Esto es: pondría en una situación muy delicada el liderazgo de Mariano Rajoy a menos de un año para las generales.

El tirón de Cascos entre el electorado del PP en Asturias y su capacidad para captar con fuerza el voto transversal quedan todavía más claros si los datos se ponen en relación con la encuesta paralela en la que se recoge la intención de voto en la hipótesis de que el ex secretario general decida no presentarse a las elecciones: entonces Isabel Pérez-Espinosa sería presidenta del Principado, porque el PP crecería hasta la mayoría absoluta en el Parlamento de Oviedo por primera vez en democracia (y holgada además, ya que ocuparía entre 23 y 24 escaños de una Cámara de 45, con el 46,8% de los votos), y el PSOE bajaría desde los 21 diputados actuales a su peor resultado histórico (una horquilla de entre 18 y 19, con el 37,2%).

Es decir, que la opción de Cascos le comería 24 puntos de intención de voto al PP (se quedaría en un 22,5% si el ex secretario general se presenta), pero también 10 al PSOE (bajaría hasta el 27,3%), que saldría descalabrado de una operación que presenta como de división del voto de la derecha. Sólo Izquierda Unida y su candidato Jesús Iglesias saldrían incólumes: con Cascos o sin Cascos, tendría tres diputados (los mismos que tiene ahora, porque en 2007 obtuvo cuatro en coalición con los nacionalistas del Bloque por Asturias, pero el único parlamentario de éstos decidió adscribirse al Grupo Mixto mediada la legislatura).

Los datos ponen de relieve que tampoco al PSOE le beneficia el regreso de Cascos a la política por el atractivo del ex vicepresidente entre buena parte de su electorado -en un contexto de manifiesta pulsión de cambio- y la debilidad del candidato socialista, Javier Fernández, que sustituye al presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, cuya gestión valora como mala o muy mala un 33,5%.

Dicho de otra forma: si el ex secretario general hubiese sido el candidato del PP, su impacto podría haber sido muy superior -también en los ayuntamientos- al que produjo el desembarco de Manuel Fraga en Galicia en 1989.

Así, si Cascos decide dar el paso, las fuerzas de centro-derecha sumarían casi el 60% de los votos y una mayoría mayestática (hasta 29 diputados) en el Parlamento de una comunidad que la izquierda considera parte importante de su corazón y de su historia. Para gobernar, se daría la situación paradójica de que necesitaría el apoyo de los 10 diputados de sus antiguos compañeros de partido, lo que abocaría a una negociación política apasionante que no afectaría sólo a las instituciones.

Sólo la cuarta parte de los encuestados cree que Cascos retirará a tiempo su órdago y evitará poner en marcha su proyecto político «para recuperar el orgullo de ser asturianos» y «construir una nueva Asturias», como él mismo dice. El 56,6% de sus «compatriotas» piensa que sí se presentará, porcentaje que crece hasta el 65,4% cuando se pregunta a quienes votaron al PP en 2007.

Los datos del sondeo están influidos muy probablemente por la fuerza de la discusión pública encendida (inflamada, más bien) por Cascos en la víspera del trabajo de campo, cuya intensidad se irá modulando a medida que avancen los días.

El propio ex vicepresidente admitió ayer que sigue «a verlas venir», porque no se le escapa la dificultad de obtener un buen resultado electoral sin aparato a cinco meses de las elecciones y de formar en poco tiempo un equipo solvente que resista a las maquinarias del PP y del PSOE en cuanto se pongan en marcha.

Pero lo que sin duda pone de relieve la encuesta es el enfado entre el electorado asturiano en general -y, sobre todo, entre el del PP- hacia la decisión de Rajoy de excluir a Cascos y hacia cómo se produjo.

El Comité Electoral del PP eligió el día antes de Nochevieja a Pérez-Espinosa para encabezar la lista después de una larga disputa entre la cúpula de la formación regional -liderada por el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo- y una parte muy notable de la militancia, con mayoría de cargos públicos y orgánicos, que reunió más de 7.000 firmas de afiliados en apoyo de Cascos y reclamó, sin éxito, que el debate interno se canalizase a través de los órganos regulares del partido, que dejaron de convocarse en abril. La candidata fue propuesta en un almuerzo informal de dirigentes en septiembre.

El ex vicepresidente, que en público nunca se postuló abiertamente para encabezar la lista, pidió el 21 de junio a Ana Mato que la celebración un congreso abierto al voto de toda la militancia decidiese el candidato y nunca rebajó esa exigencia -inasumible para Génova por lo que representa- ni aceptó llegar a un acuerdo con la dirección regional, para la que sus partidarios pedían «motosierra». Ahí arrancó una batalla jalonada de insultos que todavía no ha acabado. De seguir así, las urnas sustituirán a las primarias.

1 comentario:

  1. Pues parece, que el general secretario tiene aceptación según la encuesta. Ya veremos haber que ocurre.

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