ANA M. ORTIZ / JAVIER CHICOTE / El Mundo
Se ha adelantado a la hora prevista, por lo que a las 12 del mediodía (5 de enero, víspera de Reyes) ya lleva varios minutos en EL MUNDO, participando en un encuentro digital con los lectores. Es el primer chat de su vida, síntoma de lo que han cambiado las fórmulas de la entrevista desde aquel enero de 2004 en que, al rebufo de Aznar, anunció que él también dejaba la política. Sigue llevando bordada su marca («FA-C», Francisco Álvarez-Cascos), en azul, en el bolsillo izquierdo de la camisa; lo flanquea una fotografía enmarcada del Titanic antes del hundimiento, y se ha sentado de modo que el compañero que lo asiste en el chat pueda cantarle las preguntas al oído derecho porque la audición por el lado izquierdo le falla.
El 1 de octubre pasado cumplió 63 años y precisamente en los apelativos a su edad -«sexagenario»- y a otros calificativos lanzados por algunos de sus compañeros del PP asturiano -«galáctico», «terrorista callejero»- está oficialmente el inicio de sus divergencias con Mariano Rajoy, unas fisuras que han acabado en fractura y deserción histórica. Sólo la retina del recepcionista que estaba de guardia a las 11 de la mañana del 1 del 1 de 2011 guarda la estampa. Tan cabalístico instante eligió Álvarez-Cascos para acercarse a la verja de la sede del PP (Génova, 13, Madrid, cerrada en Año Nuevo) y entregar, a través de las rejas, el sobre con el que ponía fin a 34 años de militancia: «Dejo aquí esta carta para el presidente nacional. Feliz año».
Dos días antes, Rajoy había señalado a Isabel Pérez-Espinosa como candidata a las autonómicas asturianas (22 de mayo próximo) en detrimento de Álvarez-Cascos, quien también quería ser la cabeza del cartel del PP y quien venía reclamando a Rajoy dos cosas. Una: que el elegido saliera de un congreso entre los militantes regionales. Dos: que Rajoy tomara medidas contra los que lo habían llamado «sexagenario» y demás, todos partidarios de Isabel Pérez-Espinosa.
«Cuando el 30 de diciembre recibo a través de los medios de comunicación la decisión del partido, para mí suponía no el nombre de un candidato, sino el respaldo de la dirección a la propuesta de los promotores de la candidatura que como campaña se habían dedicado a insultarme...», dice Cascos a Crónica acerca de qué le empujó a entregar una carta que ya tenía esbozada desde principios de diciembre.
Durante su estancia en la sede del periódico, se le acerca el sociólogo Carlos Malo de Molina y le adelanta lo bien parado que sale en la encuesta que la empresa que preside, Sigma Dos, acaba de realizar. Los datos, que se publican el día siguiente, son realmente apabullantes a su favor. Según el sondeo, Cascos, como don Pelayo, con quien se le ha comparado esta semana, podría conquistar él solo Asturias y sacarle los colores a su antiguo partido. Un 36,5% de los encuestados aseguraba que lo votaría si se presentara por una formación independiente, con lo que Cascos conseguiría entre 17 y 19 escaños frente a los 13-15 del PSOE y los 10 del PP. El escenario sería bien distinto sin su nombre en las papeletas electorales. Entonces el PP barrería con entre 23 y 24 escaños, frente a los 18-19 de PSOE. «Déjate, déjate de tanto dato a favor, que se calienta a la afición y luego no se consigue la Copa de Europa», dice Cascos a Malo de Molina.
«no tengo horizonte»
De su inmediato futuro político, de si concurrirá o no a las elecciones y qué siglas lo arroparían de hacerlo, sólo dice que para él también es una incertidumbre: «No tengo horizonte porque no he hecho ningún proyecto. En estos meses me he dejado arrastrar al rebufo de mucha gente que me pedía que aceptara la posibilidad de volver».
Pese a su insistencia en asegurar que no tiene planes, no ha escapado el detalle de que cambió su empadronamiento de Madrid a la casa de Luarca que heredó con sus hermanos de su padre (hay que estar censado en suelo asturiano para concurrir a las elecciones) justo el día que el PP anunciaba que no contaba con él. «Como decía mi abuelo Fernando, los Álvarez-Cascos siempre hemos tenido una especial atracción hacia nuestro terruño y, aunque hayamos ido a los sitios más alejados, siempre hemos querido volver», es todo cuanto dice sobre el nuevo domicilio.
Pero según ha podido saber Crónica, esta misma semana se está gestando una formación que, bajo el nombre de Partido Demócrata de Asturias o Centro Demócrata de Asturias, le vendría como anillo al dedo a Cascos. Éste, como dice Rosa María Domínguez de Posada, alcaldesa del PP de la localidad asturiana Peñamellera Alta, estaría valorando si «la marea» que ha apoyado su candidatura hasta ahora «pasa a la acción o si la reacción se queda en burbujas de champán». Domínguez de Posada, una de las fundadoras de la plataforma Pedimos la Palabra, donde se han agrupado los más de 7.000 militantes (el PP tiene 21.660 en Asturias) que querían a Cascos como candidato, seguirá los pasos de éste y pedirá su baja del PP al acabar su mandato. El viernes, lo hizo Pablo González, concejal en Gijón. Los casquistas que han presentado su renuncia a Rajoy son ya más de 40.
-¿Qué tal vas, Fran?-, pregunta la galerista María Porto, esposa de Álvarez-Cascos, quien lo acompaña en su visita a EL MUNDO.
-Algunas preguntas están hechas desde Génova-, bromea él por lo incisivos que son los lectores del encuentro digital.
Porto parece haberse convertido en la escudera de la resurrección política de Cascos. Lo acompaña en todos sus actos públicos y es de las foreras más activas en el grupo de facebook creado para apoyar su candidatura -Por la vuelta de Álvarez Cascos a la política-, donde anima con un «valientes» a los militantes casquistas o desliza un cómplice «pico y pala». El eslogan lo acuñó Esperanza Aguirre pero los casquistas lo han hecho suyo hasta el punto de que ya se les llama picopaleadores. «¡Olé!», vitorea Porto cuando Cascos responde a Gallardón, quien le pide que rectifique.
«Ella siempre me ha apoyado en todo lo que he hecho y yo he procurado apoyarla en todo lo que ha hecho. Y creo que, en estos años, si alguien sigue nuestras trayectorias profesionales, y en este caso nuestra implicación en temas políticos, verá que la sintonía es plena», dice Cascos sobre su tercera esposa tras dos matrimonios anteriores fallidos. El primero, con Elisa Fernández Escandón, con quien tiene cuatro hijos ya mayores, y el segundo con Gema Ruiz, madre de sus dos hijos pequeños, de 11 y nueve años.
Hay quien ha insinuado que Cascos vuelve al ruedo político buscando un refugio económico después de que la crisis haya hecho mella en las empresas que montó tras su retirada de la política. «Eso es una gracieta de mal gusto», dice él, «en la situación en la que estamos, todos nos hemos visto afectados, pero intentar relacionar eso...».
Según los cálculos de Crónica, basados en los registros Mercantil y de la Propiedad, los bienes de la pareja, sólo en empresas e inmuebles, se aproximan a los ocho millones de euros. A Álvarez Cascos, hoy al frente de nueve empresas, la fortuna le sonrió desde los inicios de su aventura empresarial junto a María Porto, pero últimamente sus empresas acumulan números rojos.
del éxito a las pérdidas
Aqualium Spain, dirigida por Porto y con Cascos como asesor externo, ganó más de 300.000 euros en su primer ejercicio fiscal, 2004. La empresa, dedicada a la organización de exposiciones, trabaja para ayuntamientos, cajas de ahorros y otras instituciones de distinto signo político, pero mayoritariamente ligadas al PP. Tras una potente eclosión, el catálogo de muestras organizadas por Aqualium fue disminuyendo, lo que se ha traducido en unas pérdidas de 90.000 euros en el último balance fiscal presentado, el de 2009.
Las acciones de Aqualium pertenecen a Unalia Spain S.L., la firma que capitanea el pequeño y enrevesado holding del matrimonio Cascos-Porto. Cada uno es dueño del 50% de la empresa, según datos del Registro Mercantil. Unalia posee el 100% de Tecnas, dedicada a la elaboración de estudios de ingeniería, urbanismo y arquitectura. Tecnas, la empresa familiar que Cascos dejó inactiva en 1983 para dedicarse a la política y que retomó en 2006, es la única sociedad de la pareja que declaró beneficios en el último ejercicio fiscal (2009): 29.343 euros. Tecnas participa a su vez en otras cuatro empresas: Cinqualium (dedicada a las inversiones inmobiliarias, declaró 20.157 euros de pérdidas en 2009), Servicios Integrales de Procesos Informáticos (28.000 euros en el mismo ejercicio) y Spineq Europe y Mediasport Europe, dedicadas al asesoramiento de constructoras españolas en el extranjero y a la organización de eventos deportivos, respectivamente. Ninguna ha presentado cuentas. La pareja tiene otra firma dedicada al comercio de arte, Vauvenargues, creada en 2008, que tampoco ha presentado resultados. Además, ese año Cascos fichó como presidente de la filial española de Sofftek, multinacional mexicana especializada en nuevas tecnologías.
Un holding que el ex vicepresidente del Gobierno tendría que cerrar de acceder a un cargo incompatible con su actividad profesional. Si es elegido diputado autonómico cobrará 4.000 euros al mes; 68.000 al año si es presidente.
Llama la atención que Cascos no posea ninguna vivienda a su nombre. Los registros de la propiedad sólo recogen un garaje en Gijón que compró en 1985 con su primera mujer. Por el contrario, el patrimonio inmobiliario de María Porto se disparó al poco de conocerse su idilio con el ex ministro de Fomento. En julio de 2004, la galerista adquirió dos apartamentos en Estepona de 160 metros cuadrados cada uno, más 12 de terraza, cuatro plazas de garaje y dos trasteros. El conjunto está enclavado en la lujosa urbanización donde ha veraneado Aznar. Un año después Porto escrituró la joya de su patrimonio, el domicilio conyugal, un piso de 347 metros en una de las zonas más exclusivas de Madrid. Una vivienda que la pareja tendría que abandonar si él, a lo don Pelayo, emprende su Reconquista.
Ya viene la marea, falta haría un D. Pelayo, pero no precisamente en Asturias, si no en toda España, para evitar la marea de morubes y otras especies que nos amenazan.
ResponderEliminarQue tenga suerte el general secretario.