BELÉN PARRA / Barcelona/El Mundo
El partido presidido por Alicia Sánchez-Camacho en Cataluña consiguió un total de 18 escaños, el mejor resultado en la historia de la formación tras aquellos lejanos 17 diputados que consiguiera Alejo Vidal-Quadras en las autonómicas de 1995 y que, hasta la fecha, conformaban el techo del PP catalán. Se cumplió, por tanto, la predicción de la propia candidata popular, que, en el acto central de campaña y al poco de que Mariano Rajoy reclamara el voto de los 600.000 catalanes que habían confiado en ellos en las generales de 2009, apuntó sin remilgos que sería la artífice de un hito «histórico» para la formación que preside. Y así ha sido.
Como no podía ser de otra manera, Sánchez-Camacho compareció anoche exultante y emocionada. Había respondido con creces al reto lanzado desde su propio partido y había conseguido movilizar no sólo a su electorado más fiel, sino también a todo aquel crítico con el tripartito pero que no comulga con las tesis nacionalistas. Ese cambio «moderado» al frente de la Generalitat que tanto ha promulgado la líder del PP a lo largo de toda la campaña electoral finalmente caló entre los electores. De hecho, Sánchez-Camacho advirtió de que «el cambio en España comienza hoy [por ayer] con este cambio histórico en Cataluña», argumento que aprovechó también para agradecer a Rajoy su apoyo y su continua presencia en la campaña electoral. Concretamente, acompañó a su candidata en siete actos en los 15 días.
«Crecemos en todas las provincias de Cataluña y crecemos más de lo que podíamos haber imaginado», expresó sin euforia la candidata del PP catalán, anoche arropada por su número dos, Jordi Cornet; el diputado popular en el Congreso Jorge Moragas, y el líder municipal Alberto Fernández Díaz. La satisfacción se veía en sus caras.
La candidata se comprometió a «cumplir» su programa electoral y a dar una «respuesta real» a las preocupaciones de la gente, con la crisis a la cabeza. Porque ésa ha sido una de las bazas defendidas por el PP, así como un modelo de educación «trilingüe», políticas de seguridad «más contundentes» y una inmigración «legal y ordenada».
Sánchez-Camacho tiene ante sí ahora una valiosa llave para la gobernabilidad estable de Cataluña, puesto que CiU necesitará de aliados, se verá si puntuales o no, para liderar el Govern. A buen seguro que el PP no se lo pondrá fácil, de querer contar con su apoyo, tal y como se ha encargado de recordar hasta la saciedad la candidata popular, que peleará porque muchas de sus promesas electorales prosperen. «No les defraudaré», apostilló anoche a todos los que le confiaron su voto.
Pues enhorabuena.
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