domingo, 19 de septiembre de 2010
Los guardias civiles piden que dimitan Zapatero y Rubalcaba
FERNANDO LÁZARO / Madrid
Miles de agentes reivindicaron igualdad laboral con la Policía pero no pidieron la desmilitarización / No dejaron hablar a Toxo y Méndez
Fueron miles, sin duda. Los convocantes cifraron en 20.000 el número de asistentes que rodearon la Dirección General de la Guardia Civil. Y lo hicieron sin complejos. Los agentes se sentían crecidos por la sentencia que les había concedido el derecho a manifestarse por la mejora de sus condiciones profesionales, y clamaron por la dimisión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y de su ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba.
La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y la Unión de Oficiales (UO) lograron sortear los múltiples obstáculos colocados por Interior para tratar de evitar la protesta, primero, y que no fuera un éxito mediático, después. Desde todos los puntos de España, agentes del Instituto Armado, en su día libre, acompañados por sus parejas e hijos, tomaron las calles que circundan la sede central de su Institución.Sigue en página 4
«Zapatero, dimisión», «Rubalcaba, caudillo», «Zapatero, embustero», «Rubalcaba dimisión» fueron las frases más coreadas.
Y es que consideran que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid es una rotunda desautorización al ministro Rubalcaba, que los jueces han puesto de manifiesto «que no quería guardias civiles con derechos, que no quería guardias civiles que pudieran hablar. Quiere guardias civiles con mordaza y que siempre estén dispuestos al taconazo y al 'a sus órdenes'», afirmaba un agente que ha sido expedientado ya en varias ocasiones por denunciar públicamente las duras condiciones en que algunos guardias civiles tiene que vivir.
Cuando el grueso de la manifestación -calificada como «histórica» por todas las asociaciones representativas que participaron en el evento- llegó a la calle Reina Victoria, de forma espontánea, comenzó a corear: «Rubalcaba el que no vote». Y la calle temblaba. Y es que ésta es la primera vez que los guardias toman las calles. La anterior protesta celebrada en Madrid no tuvo recorrido, fue una gran concentración de agentes en la Plaza Mayor de Madrid. Ayer, anduvieron y tomaron las calles que rodean las instalaciones desde donde se dirige el futuro de su Institución. Y los que mandan escucharon y vieron. Siguieron todos los movimientos al minuto. Dos helicópteros policiales facilitaron las imágenes necesarias.
Gorra y gafas de sol fue la indumentaria habitual de los guardias ayer. «No es demasiado recomendable que se nos vea la cara», comentaban algunos de los asistentes. Y es que todos son conscientes del paso que han dado y de que el Ministerio de Rubalcaba está dispuesto a hacer frente a este posicionamiento de las asociaciones con toda su artillería.
Porque desde el Ministerio se ha lanzado el mensaje de que las asociaciones de guardias, en el fondo, están haciendo una apuesta total por la desmilitarización de la Guardia Civil. Y lo de ayer, a su entender, era el órdago. Sin embargo, durante la jornada la palabra más pronunciada por los guardias fue dignidad. «¿Por qué un guardia civil no puede trabajar las mismas horas que un policía?», clamaba ayer el expedientado secretario general de AUGC, Alberto Moya. Y es que los guardias, ayer, no apostaban por la desmilitarización del Instituto Armado. El presidente -también expedientado- de la Unión de Oficiales, Francisco García Ruiz, insistió en que los intentos de Rubalcaba para que calara el mensaje de que se buscaba acabar con el carácter militar habían quedado en un nuevo intento frustrado, y le acusó de haber mentido.
Las intervenciones se abrieron con la lectura de una carta enviada por José Antonio Ortega Lara, secuestrado por ETA durante más de 500 días, en la que no sólo agradecía a los agentes su liberación, sino que defendía sus propuestas.
Representantes de sindicatos de la Policía Nacional, de la Ertzaintza y de los Mossos tomaron la palabra para defender las peticiones de los guardias. También intervinieron el líder de Izquierda Unida, Cayo Lara, y el presidente del Movimiento contra la Intolerencia, Esteban Ibarra, entre otros.
Todos reclamaron al ministro que retirara los expedientes disciplinarios abiertos contra los organizadores. Alguno fue más lejos: «Que se los meta donde le quepan». Porque, entre traca y traca de petardo, los representantes de los agentes dejaron clara una cosa: «Los guardias ya no tenemos miedo», tal y como aseguró Moya. «El miedo se ha acabado hoy y empieza una nueva etapa en la Guardia Civil».
También hubo sobre el escenario varias voces que denunciaron, sin decirlo expresamente (para evitar sanciones), oscuras maniobras de Interior para evitar que la manifestación tuviera éxito y, sobre todo, eco mediático.
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Enhorabuena a los copis de la Guardia Civil, haber si se adelanta algo, aunque el gobierno no está por la labor.
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